LA NAO SANTA MARÍA
MEMORIA
DE LA
COMISIÓN ARQUELÓGICA EJECUTIVA
1892
DIBUJOS DE R. MONLEÓN
LA NAO SANTA MARÍA
CAPITANA DE CRISTÓBAL COLÓN
EN EL DESCUBRIMIENTO DE LAS INDIAS
OCCIDENTALES
RECONSTITUÍDA
POR INICIATIVA DEL MINISTERIO DE MARINA
Y LEY VOTADA EN CORTES
EN EL ARSENAL DE LA CARRACA
PARA SOLEMNIDAD DEL CENTENARIO CUARTO DEL SUCESO
ÍNDICE
Interrogatorio formulado por el Excmo. Sr. D.
Casimiro Bona, Inspector general de Ingenieros de la Armada, antes de proceder à los cálculos de la Nao
«Santa María»
Respuesta dada por los Sres. Fernández Duro y Monleón.
Cuadro de las dimensiones principales de la nao «Santa María»
Nombre genérico de la embarcación
Primera navegación de la nao «Santa María»
Buques que concurrieron á la fiesta naval del 3 de agosto de 1892
Armamento de las carabelas de Colón
Tripulación de la nao «Santa María» y de las carabelas
«Pinta» y «Niña»
Instrumentos de que se sirvió Colón en sus viajes
La vida en las carabelas de Colón
Banderas
Camas
Fogón
Beques
Luces
Bombas
Trajes
Índice
COLOCACIÓN DE LAS LAMINAS
Excmo. Sr. D. José María de Beránger, Ministro de
La Nao Santa María en 1892 por la aleta de babor.
La Nao Santa María en 1892 de través.
Fiesta naval celebrada fuera de la barra de Sáltes el 3
Planos.
EXCMO. SR. D. JOSÉ M. DE BERÁNGER MINISTRO DE
MARINA EN AGOSTO DE 1892
Las Carabelas DE COLÓN
Tantos, tan variados y tan erróneos á veces han sido los conceptos enla mayoría de los que se han ocupado de CristóbalColón y de su famosodescubrimiento,respecto á las naos y carabelas en el siglo XV usadas,que más bien queilustrar han extraviado la opinión, no ya solamenteentre la masa indocta sino entre gentes que pasa por instruídas,produciendo confusión inextricable. Algunos modernos escritores hanprocurado, sin embargo, indicar camino racional á las ideas y llegar pormedio de la inducción y la deducción de documentos auténticos, á unostipos de embarcaciones por lo menos verosímiles, porque no parecen taleslas que los antiguos fantasistas describieron.
Figura en primer término entre estos autores, el Capitán de navío deAcadémico de la Historia D. Cesáreo Fernández Duro, que ya por los años1875 y 76 hizo estudio especial del asunto publicándolo en el MuseoEspañol de Antigüedades y en las Disquisiciones náuticas. Siguióle elinteligente restaurador del Museo naval D. Rafael Monleón, tratándoloen su curiosísima obra de Arquitectura naval (todavía inédita), ydibujando, con planos aclaratorios, tipos de aquella edad, así comotambién de las anteriores y las sucesivas; pero estos trabajos nolograron notoriedad, por su índole poco simpática á la generalidad delos lectores.
Al aproximarse el centenario cuarto de la invención del Nuevo Mundo, conla idea sin contradicción aceptada, de solemnizar tan grandeacontecimiento, despertóse la curiosidad ansiando conocer de una maneracierta, no tan sólo el génesis de la idea y las circunstancias de surealización, sino los pormenores todos; las figuras que intervinieron,sus caracteres, costumbres, recursos y medios, á tiempo que finaba laruda edad media iniciándose la moderna con los altares de unrenacimiento en todas las manifestaciones de las artes. Ofreciósenaturalmente a la inteligencia entre tantos incentivos de investigación,el de los bajeles con que quedó rota la barrera temerosa del Océano,vehículos en que el insigne almirante y la gente española llevaban laCruz civilizadora y habían de traer el conocimiento de un Hemisferio yaligado al viejo; vehículos por muchos considerados malas barcasdesprovistas de cubierta; por no pocos estimados como Fustas incapaces casi de navegar, y por los más y más entendidos, embarcacionespequeñas y toscas de estrafalaria forma, lanzadas á merced de las olascon insuficientes medios de propulsión y de gobierno.
Por todas partes se significó la conveniencia de aclarar preferentementeeste punto escudriñando cuál fuera el porte y condición de aquellasnaves, más que la de Jasón famosa, por la empresa magna. En Alemania, enItalia, en Portugal, en América, buscaron la resolución del problemaeruditos marinos y avezados arqueólogos[1]; aquí la proseguían losmencionados señores Fernández Duro y Monleón, descubriendo el primeronuevos y curiosos documentos ocultos en los archivos; interpretando elsegundo con el lápiz las fórmulas dudosas, y sometiendo á públicadecisión los resultados en la Revista general de Marina[2].
Así las cosas, pensó el Gobierno de S. M. que á España, por susgloriosas tradiciones y por la incomparable hazaña con su banderarealizada, más que á otra nación correspondía satisfacer el deseo detodas, contribuyendo el Ministerio de Marina á la solemne fiestauniversal del Centenario con la reconstitución de una nao del siglo XV,que tan fiel y exactamente cuanto quepa, remede á la inolvidable SantaMaría, capitana del atrevido navegante é insigne descubridor del NuevoMundo; ejemplar tangible de la arquitectura náutica de su tiempo ymuestra de los elementos que al espíritu de nuestros pasados sirvieronpara explorar y dar á conocer la figura juntamente con las dimensionesdel orbe.
Creó al efecto el referido Ministerio, de orden de S. M., una Juntapresidida por el General de ingenieros de la Armada D.
Casimiro Bona ycompuesta del Capitán de navío D. Cesáreo Fernández Duro, del artista D.Rafael Monleón, anteriormente mencionados, actuando como secretario elCapitán de fragata D.
Emilio Ruiz del Árbol, que lo era de la Secretaríamilitar del mismo Ministerio, y por garantía de acierto en cuestionesajenas al tecnicismo, pidió á la Academia de la Historia el concurso dedos de sus miembros en el estudio, siendo designados los Sres. D.Aureliano Fernández-Guerra y D. Juan de Dios de la Rada y Delgado.
Á esta Junta presentó el Sr. Monleón como ponente, los planos, modelos ymemoria[3] que por preliminares había formado y que en principio seaceptaron sin perjuicio de discutir las cuestiones obscuras ó difíciles,de las cuales el Sr. General presidente formuló interrogatorio. Ensucesivas sesiones se fueron determinando las dimensiones principalesdel vaso y su relación íntima, con arreglo á las prácticas yproporciones de que existe noticia escrita; el porte ó tonelaje, elcarácter de las líneas determinantes, el repartimiento interior, hastael mueblaje que debería llevar, y tomando á su cargo el Sr. Bona loscálculos de estabilidad, con los demás de construcción, arboladura ysuperficie de velamen, por escrupulosidad hubo de repetirlos y rehacerlos reformados supliendo con su inteligencia y por tanteos trabajosos lafalta de datos seguros.
El Sr. Ministro de Marina acogió benévolamente la memoria razonada yplanos de la Junta, dándose por satisfecho de sus trabajos; ordenóseparadamente los de formación de presupuesto de obras en el concepto defacilitar los arsenales del Estado el material que no tuviera aplicacióndirecta á los buques de moderna construcción y de que la Junta directivadel Centenario facilitaría los fondos indispensables para el pago deotros accesorios y pertrechos que no hubiera en almacén. Formulando elplan completo en proyecto de ley, obtuvo aprobación de los cuerposcolegisladores.
El plazo apremiaba porque iba consumiéndose en estos trámites el mes deAbril y aunque para lo esencial bastaran las investigaciones hechas porla referida y ya disuelta Junta, muchos puntos difíciles de llevar á lapráctica se ofrecían, necesitándose á la vez dirección facultativa,inspección artística y consulta arqueológica que coadyuvaran á la obramaterial de reconstitución.
Á este efecto fué creada en Real orden que expidió el dicho Ministro deMarina, Excelentísimo Sr. D. José María de Beránger el 21 del mismo mes,una Comisión ejecutiva, encomendándola la realización del proyecto, enunión de un ingeniero naval, con atribuciones bastantes para aclarar yresolver desde luego cuantas dudas ó dificultades ocurrieran, así comotambién para invertir la cantidad entregada por la Junta directiva delCentenario con la justificación reglamentaria.
Compusiéronla, el Capitánde navío D. Cesáreo Fernández Duro, Presidente, el Teniente de navío de1.ª clase y oficial de Secretaría del Ministerio D. Francisco Cardona,el restaurador del Museo naval D. Rafael Monleón y el Contador de navíoD.
Francisco Gómez Súnico, Secretario, y designóse al ingeniero jefe de2.ª clase D. Leopoldo Puente para dirigir la construcción.
La quilla de la nao Santa María se asentó en grada del Arsenal de
laCarraca
el
23
de
Abril.
Salvados los tropiezos que eran de presumir, por el Sr.
Cardona, quedesde el comienzo de las obras representaba en el departamento de Cádizá la Comisión ejecutiva con suma discreción, apoyado en la buenavoluntad de las autoridades superiores, impulsó los trabajos con rapidezy acierto. El Sr.
Puente
identificándose
con
la
idea,
comprendiendoperfectamente la índole de la fábrica especial que se aparta de losestilos modernos, con elevado criterio ha sabido armonizar lasexigencias profesionales con la necesidad de dar á la construcción elcarácter de las de tiempos remotos, poniendo al servicio de lasprácticas añejas los adelantos novísimos de la ciencia. Tal ha sido suactividad; tales el entusiasmo y buen ánimo de los maestros y obreros ásus órdenes en los diferentes talleres del Arsenal, que el 26 de Junio,á los sesenta y tres días de funcionar las hachas, el casco de la nueva Santa María se deslizaba sobre las anguilas de la grada hundiendo lapopa en las saladas ondas y flotando gallardamente, saludada por laconcurrencia, con un calado medio de 1 metro 47
que era justamente elcalculado.
Faltaba arborlarla y aparejarla; atender exterior é interiormente aldecorado, armarla con la artillería; concluir el detalle, para lo quesimultáneamente se afanaban los operarios en los obradores; allálabrando tablas, acá barnizando muebles, aparte cosiendo velas, pintandoescudos, acicalando lanzas, con inusitada amalgama de picapedreros quehacían balas de mármol, de herreros forjando el fanal de popa, insigniaantigua de almirante; de imagineros sacando del roble ojivas, deajustadores puliendo y graduando astrolabio y ballestilla, y á todoacudían los señores repetidos, Puente, Cardona y Monleón, mientras nollegó el momento satisfactorio de ver á la nave airosa embanderada en labahía de Cádiz, presta para ir á Palos y dar la vela en el momento decumplirse el aniversario centésimo cuarto en que la verdadera SantaMaría lo hizo.
Es la nueva construcción, según va dicho, reproducción en cuanto cabedespués de cuatro siglos de intervalo, de la nao que gobernaba CristóbalColón en el primer viaje á las ignotas tierras de Occidente, situadas enel camino de Catay y Cipango, que él buscaba. Las diferencias que en lamoderna puedan observarse; las variantes que por necesidad se hanintroducido sin afectar voluntariamente al carácter esencialarqueológico se explican: primero, por las prácticas en la obra de mano,por el empleo de los instrumentos del trabajo, por los procedimientos dela industria, tan distintos ahora á los de la Edad Media, y en segundotérmino, porque la rapidez de los trabajos, forzándola lo apremiante delplazo en que se han ejecutado, no han consentido la inspección minuciosani el cuidado en menudencias de que no se tiene noticia segura.
Mide la nueva Santa María[4] de eslora 22,60 metros; de manga 7,80; depuntal en la maestra 4,10; en la toldilla 8,20; en el castillo 4,90.
Pesa 127,57 toneladas.
Economizando en cuanto sea posible la nomenclatura profesional, puededecirse que es el casco corto, ancho y muy alto, comparado con los queactualmente navegan. Es muy lleno de fondos, con escasas salidas deagua, las curvas convexas y completamente plano por debajo. Lasextremidades tienen considerable lanzamiento, siendo bastante henchidascon el fin de desplazar mucho y soportar el enorme peso de los castillos; en los costados hay algún pantoque; la borda es alterosa.Anchas cintas y cintones corren de popa á proa ligando los miembrosy otros refuerzos exteriores llamados bulárcamas los consolidan ensentido vertical. La proa es llena y redondeada; la popa completamenteplana y de escudo, como antes se decía, con ancha abertura nombrada lemera por encima del yugo principal, por donde entra la caña deltimón. Otras dos aberturas circulares más reducidas, correspondientes álas de la proa ( escobenes), sirven para dar paso á las armarras de codera. El timón, de pala ancha, por ser poca la salida de aguas delbarco según va dicho, y muy reforzado en todas sus partes, funciona conla caña horizontal desde la batería, debajo de la tolda.
No tiene la Santa María más que una cubierta; entre ésta y la bodegava una serie de baos al aire, sobre los que en caso necesario á lacomodidad ó á la carga se sientan tablones formando falso sollado. Áproa está formado el pañol de pertrechos; á popa la despensa. En lacubierta dan acceso á la bodega dos grandes escotillas y dos escotillones á los pañoles.
Por encima de la cubierta, desde el centrodel barco á popa, corre otra llamada tolda con escotilla y escala decomunicación entre ambas. Sobre la tolda se levanta la chupeta ó chopa, alojamiento del comandante, y su cubierta se nombra toldilla.
Debajo de la tolda queda la cubierta bastante desahogada y en su espacioresguardado de la intemperie se acomodaban para dormir los oficiales ymarineros, aunque éstos aprovechaban el abrigo del castillo de proa, queavanza mucho, pareciendo como suspendido sobre el mar.
Constituyen el aparejo propulsor tres árboles, mástiles ó palosverticales, mayor, trinquete y mesana, con velas redondas ó decruz en los dos primeros, á saber: papahigo ó treo con dos bonetas y gavia en el mayor; trinquete solo en el de su nombre.
El de popatiene mesana latina, y además, en el bauprés, otro palo inclinadosobre la proa, se orienta la cebadera. Todas estas velas estánguarnecidas á la manera con que antiguamente se manejaban, lo mismo quelos mástiles y entenas ó vergas.
Entre los primeros se asegura el mayor con ocho obenques por banda,dos coronas y brandales y dos estais, mayor y de galope.
Eltrinquete no necesita más de dos aparejos de estrellera por banda y el estai, lo mismo que el mesana, así que no tienen mesa de guarnicióncomo el mayor, ni bigotas, ni acolladores[5], por ser éste el mástilde desempeño y de gobierno los otros.
En las vergas se ha copiado asimismo el guarnimento; drizas dobles; amantillos cuadruplicados, con motones; brazolotes y brazas, troza y racamento. Las velas no tienen rizos; se aumenta lasuperficie del papahigo con fajas nombradas bonetas que se cosen ála relinga inferior por medio de bazadas, pasándolas por los ollaos ú ojetes abiertos en una y otra lona y señalados de diez endiez con una letra para no dudar en la correspondencia, siendo estasletras tradiciones A. M. G. P. que quieren decir piadosamente Ave MaríaGratia Plena[6].
La mesana se maneja con ostas en la pena, borriquetes en el car y caza escota que sale fuera de la popa; la cebadera corre á lolargo del botalón y se orienta como las velas cuadras con brazas y escotas.
Sería ocioso explicar el laboreo de los cabos que fácilmenteconcebirán los marinos; conviene sí consignar que el aparejo de LaSanta María está inventariado por el mismo Colón al escribir en su Diario[7]: «tornó a ventar muy amoroso e yo llevaba todas mis velas dela nao, mayor con dos bonetas, trinquete y vela de gavia y cebadera, yel batel por popa».
La nao nueva dispone, como aquélla, de dos embarcaciones: la primera el batel, lancha grande, que rara vez se metía á bordo por tener deeslora la longitud que medía la afrizada del castillo y la fuga de latolda, es decir, unos quince codos, con siete bancos para remos pareles.Calculábase que podía cargar su nao en cincuenta barcadas. La segundaembarcación ó chalupa, lancha mejor que bote, de popa ancha y llana,con cinco bancos para remos pareles, se metía dentro de la nao al salirde puerto[8].
Además empachaban la cubierta, el fogón donde se guisaba con leña;barriles con agua potable, las lombardas, la madera de respeto y lospertrechos necesarios á mano.
Aunque las antiguas naves se amarraban con cuatro anclas pequeñas deocho á doce quintales, habiéndose encontrado enterradas en el arsenal dela Carraca dos, forjadas cuando menos al fin de siglo XVI y de formaigual á las del tiempo de Colón[9], no ha tenido dificultad la Comisiónen utilizarlas, aunque
excedan
en
las
dimensiones
y
peso
proporcional,dejándolas en el estado en que parecieron; es decir, conservando elsello de su antigüedad, si bien poniendo nuevos los cepos de madera quefaltaban; solamente se ha construído de nuevo, con arreglo á los dibujosy reglas de la época, la fornaresa ó ancla de la esperanza.
Como armamento ostenta la capitana dos lombardas de recámara cerrada,en la batería, debajo de la tolda, y seis falconetes en las regalas altas de los castillos. Estas piezas se han construído en los talleresde artillería del arsenal de la Carraca, bajo la dirección del TenienteCoronel D. Manuel Ramos Izquierdo, por el mismo procedimiento empleadoen el siglo XV que en otro lugar de esta memoria se explica, resultandocon tal perfección, que á tener la patina de los años, se confundiráncon las antiguas. Tiran pelotas de piedra de dos libras de peso; estánmontadas en cureñas marinas, cuyos modelos corpóreos, así como los delas lombardas y falconetes hizo el Sr. Monleón siguiendo los datosaludidos.
Bandera que lleva la
Nao.
Para idea de las armas portátiles se han dispuesto en la Cámara y en labatería panoplias compuestas de corazas, capacetes, espadas, lanzas,picas, hachas de armas y de abordaje, adargas, ballestas, bolsas convirotes, obras de balas, frascos de pólvora y espingardas. No hayconstancia del número de cada una, mas sí de que de todas ellas ibanprovistos los tripulantes de las naves de Colón, y no habían de carecerde la garantía que por entonces constituían, los caballeros y escuderosde la expedición. Los trajes están bosquejados en dos acuarelas, obradel Sr. Monleón, que ha tenido á la vista no solamente tipos de pilotos,grumetes y otros hombres de mar, sino también de la gente de armas delas mesnadas y acostamientos con sus bizarros arreos[10].
En punto al decorado de bajel débese también advertir que algunaalteración se ha introducido teniendo en cuenta la ocasión fastuosa enque hace papel La Santa María. Eran los mareantes de su siglo, engeneral, parcos en los accesorios de adorno y pintura. Preservaban lasmaderas de resalte tales como cintas, boceles, bulárcanas, conbarniz de brea ó grasa de ballena; las partes de menos roce embijabancon almazarrón (ocre rojo), negro humo ú otro color natural pocodefinido. Los fondos se ensebaban, reponiendo con frecuencia la capa,para lo cual ponían á monte los vasos; es decir, los varaban encualquiera playa á propósito[11].
La Comisión ejecutiva, no obstante, ha estimado oportuno decorar la popacon adornos de la época, de poco realce, formando doselete donde seresguarda la imagen de la Virgen nuestra Señora, como era costumbreponer en las naves de cierta importancia ó que se construían con findeterminado desde los tiempos de D. Alfonso el sabio[12], y para el engalanado ha preferido á la pavesada sencilla de lienzo rojo yblanco, la de los paveses pintados con las armas y blasones de Castilla,León, Aragón y Sicilia, más propios y usados en los navíos de guerra.Campean también estos blasones en las banderolas de la regala, ademásde la Cruz Verde, enseña la empresa del descubrimiento, en el palotrinquete, dominando á todas, en el tope mayor el estandarte de Castillacuartelado de rojo y blanco con castillos de oro y leones de gules.Ondea aún en la arboladura el escudo de los monarcas católicos cobijadopor el águila del Evangelista San Juan, tal cual se conserva en elmonasterio de San Juan de los Reyes en Toledo, así como en las monedasde oro llamadas excelentes, y en la entena de mesana la gran flámulatradicional de las armadas de Castilla[13].
Expuesto queda que no había en la nao más alojamiento cerrado que la chupeta: de presumir es, dada la elevación del cargo que Colón tenía,que all?