En muchas de las explicaciones que me das, hablas del libre albedrío como algo que es muy importante respetar.
Así es
¿Pero qué es el libre albedrío exactamente?
Es la capacidad que posee el espíritu para decidir por sí mismo lo que quiere hacer.
¿Y por qué es tan importante respetar el libre albedrío?
Porque es una ley espiritual fundamental en la cual se sustenta el progreso evolutivo del espíritu
¿Y en qué consiste la ley del libre albedrío?
Es una ley espiritual que dice que el espíritu posee la libertad de elegir por sí mismo su propio destino.
¿Y por qué dices que el progreso evolutivo del espíritu se sustenta en el libre albedrío?
Porque la progresión espiritual sólo es real cuando es elegida e internalizada por libre voluntad, es decir por elección libre del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición.
¿Por qué es así?
Porque si el progreso fuera forzoso, una vez desapareciera la forma de coacción o imposición el espíritu volvería a ser conforme es en realidad y no conforme las circunstancias le han obligado a ser.
Pues si es una ley espiritual ¿por qué no se cumple esta ley en la Tierra? Sí se cumple, ya que las leyes espirituales están escritas en la esencia de cada espíritu. Hay una fuerza que impulsa al espíritu a buscar siempre la felicidad, y a través de esa búsqueda el espíritu evoluciona. Igual que no es posible ser feliz sin amor, no hay espíritu que pueda llegar a ser verdaderamente feliz espiritualmente sin ser libre, porque está en su esencia el serlo. Si Dios hubiera querido que los espíritus no fueran libres, hubiera programado en su naturaleza el ser felices siendo esclavos. Pero ya que ocurre totalmente lo contrario, es decir, que el espíritu es desgraciado en la esclavitud, sea esta del tipo que sea, habremos de concluir el espíritu ha sido creado para ser libre, y así es en la Tierra como en el resto del Universo.
Ya, pero la realidad demuestra que la mayoría de gente de nuestro planeta no actúa con libertad, sino que o se obliga a sí misma, o es obligada a hacer un montón de cosas que no quiere.
Efectivamente. Así ocurre en vuestro mundo. Se producen constantes vulneraciones de esta ley debido a la escasa evolución de la mayoría de sus habitantes, que todavía no conocen o no quieren respetarla, ya que para respetar el libre albedrío deberían renunciar al egoísmo. De ahí que uno de los objetivos del aprendizaje espiritual sea aprender a respetar el libre albedrío de los demás, pero también a exigir que se respete el libre albedrío propio.
¿Quieres decir que en otros mundos más avanzados es respetada y conocida la ley del libre albedrío por parte de sus habitantes?
Así es, porque es una ley espiritual universal. Y sus mundos son mucho más felices que el vuestro precisamente porque ponen mucho énfasis en respetar el libre albedrío, así como el resto de leyes espirituales.
Pues podrían venir a enseñarnos cual es el secreto de su felicidad... Precisamente porque los espíritus avanzados conocen, respetan y siguen la ley del libre albedrío, tienen mucho cuidado de no vulnerarla, sobre todo en lo que se refiere a la interferencia en los mundos habitados por espíritus menos avanzados. Aunque no haya intención de perjudicar, un exceso de interferencia puede crear dependencia de los espíritus o civilizaciones menos avanzadas respecto a las más avanzadas, y esto provocaría un estancamiento evolutivo en el planeta receptor. Por ello, la ayuda que se da, tanto del plano espiritual, como de los mundos físicos espiritualmente avanzados, a los mundos menos avanzados, es siempre muy sutil, y jamás en contra de la voluntad del propio ser o seres que la necesitan, porque entonces se estaría coaccionado su libre albedrío. Está condicionada a que cada ser en cuestión manifieste su voluntad de evolucionar y recibir ayuda.
No me acaba de quedar claro en qué consiste el problema ¿Podrías poner un ejemplo para que lo entienda?
De acuerdo. Imagina que un habitante de un mundo avanzado llega la Tierra y vosotros, reconociendo su mayor evolución, decidís darle el gobierno del planeta para que arregle todos sus problemas. En base a su conocimiento de las leyes espirituales y conforme ocurre en su planeta de origen, donde el respeto a otros seres inferiores de la evolución les ha llevado a seguir una dieta vegetariana y a no dañar ningún animal, decide promover unas leyes de protección a los animales que prohíben, entre otras cosas, la caza, la tauromaquia y el consumo de carne. ¿Estaría dispuesta la humanidad de la Tierra a realizar tales renuncias?
Pues no sé. Supongo que habría gente a favor y gente en contra.
En el actual estado de la humanidad, y siendo muy generosos, más del 80% estaría en contra de estas medidas. Y se levantarían protestas y revueltas tremendamente violentas por todo el planeta para impedir el cumplimiento de esa nueva ley. Bajo este dilema ¿qué debería hacer el mandatario? ¿Renunciar a sus propias convicciones para complacer al pueblo, o por el contrario imponer las leyes a pesar de la oposición de la mayoría? Si toma la primera decisión estaría vulnerando su propio libre albedrío, al tener que hacer cosas que van en contra de propia voluntad. Si elige la segunda estaría vulnerando el libre albedrío del pueblo, al imponerles una ley que va en contra de su voluntad.
Entonces se trata de un dilema sin solución posible.
Sí la hay. Y es la que se da, que no hay gente evolucionada gobernando vuestro mundo. Si los seres avanzados no asumen posiciones de gobierno material en mundos como el vuestro es sencillamente porque mayoritariamente vosotros no queréis que ellos estén al mando, ni queréis aceptar los cambios que ellos proponen. Y ellos tampoco desean imponer su voluntad sobre la vuestra, porque saben que no sirve de nada obligar. Ya se han dado en la historia de vuestro planeta numerosos casos de gente más o menos honesta que llegaron a desempeñar altos cargos de poder e intentaron cambiar las cosas para bien. ¿Y qué pasó? Pues que duraron muy poco. Los que estaban alrededor los eliminaron. Por eso los espíritus elevados solo aconsejan, predican con el ejemplo sin imponer y luego cada cual decide qué es lo que afiniza consigo mismo.
¿Cuáles serían los resultados prácticos de la aplicación de la ley del libre albedrío en la Tierra si al igual que ocurre en otros mundos más avanzados, decidiera seguirla?
La desaparición de cualquier forma de esclavitud, de coacción, de opresión, de manipulación, de daño de unos seres humanos hacia otros.
Un ser avanzado jamás violaría el derecho a la vida de otros seres. Por lo tanto desaparecerían las guerras, la pena de muerte, el asesinato y el aborto porque con esas prácticas se está vulnerando al derecho a la vida de otros seres.
Desaparecería cualquier forma de maltrato o abuso sexual contra niños y adultos. Por lo tanto desaparecería la pederastia, las violaciones, la prostitución, y cualquier otra forma de practica sexual en la que se fuerza o coacciona la voluntad de otros seres humanos, especialmente cuando se trata de los seres más débiles e indefensos. Desparecería cualquier fórmula que coacciona la libre expresión del pensamiento y del sentimiento. No existiría por tanto, la censura, la manipulación, el engaño, la represión, el secuestro.
Desaparecería cualquier religión filosofía o doctrina egoísta, que justifica la opresión, la agresión, el control y/o la violencia contra otros seres humanos por diferencias raciales, religiosas, culturales, económicas, políticas o de cualquier otra índole. Por tanto desaparecería el racismo, el totalitarismo, el fascismo, el fanatismo religioso, el militarismo, el imperialismo o el capitalismo porque son ideologías que basan el bienestar de unos cuantos en el sufrimiento de otros seres humanos. Cualquiera que sea la forma de esclavitud, sea ésta material o mental, que se intente imponer al ser espiritual fracasará, porque el espíritu se revelará internamente contra aquello que le esclaviza, y tarde o temprano luchará con todas sus fuerzas para liberarse. Esta es la razón por la que cualquier doctrina religión, ideología, sistema político o económico que no respete la ley del libre albedrío del espíritu será inestable y efímera, mientras que las basadas en las leyes espirituales son estables y duraderas
Desaparecería cualquier forma de esclavitud, maltrato físico o psicológico, dentro y fuera de los lazos familiares, ni de los padres contra los hijos, ni de los hijos contra los padres, ni de marido contra mujer ni de mujer contra marido, ni de jefes contra empleados, ni de fuertes contra débiles.
Desaparecería cualquier practica, afición o diversión basada en generar sufrimiento y destrucción a otros seres vivos, sobre todo a aquellos evolutivamente más cercanos, como los mamíferos superiores que no obedecen a motivos de estricta supervivencia: como la tauromaquia, la caza, la pesca y la ganadería en los países desarrollados.
Pero para poder seguir una ley es preciso conocerla ¿no? ¿Cómo es posible enseñar algo a gente que no tiene interés en aprender sin obligarles de alguna forma? ¿No habría que hacer como se hace con el niño rebelde que no quiere ir a la escuela, al cual se le obliga de alguna forma para que vaya y aprenda? Como he dicho, si acabamos de decir que cumplir la ley del libre albedrío es respetar la voluntad del espíritu decidir libremente, por muy espiritual que sea, la misma naturaleza de la ley impide imponerla, pues al hacerlo estaríamos vulnerando la misma ley. En otras palabras, el fin no justifica los medios, y menos si en los medios estamos incumpliendo el fin que perseguimos. Obligar no es la forma, y como ya he dicho, lo que se obtiene por la imposición o la coacción se pierde cuando desaparece la fuerza coartadora. El espíritu volvería a ser conforme es en realidad y no conforme las circunstancias le han obligado a ser. Precisamente, la reencarnación y el olvido de las vidas anteriores están pensados para que el espíritu experimente el libre albedrío y evolucione por propios méritos, sin ningún tipo de coacción. Ya hemos hablado ampliamente de ello anteriormente, de que es el propio espíritu es el que elige libremente si quiere o no avanzar, y el tipo de pruebas a las que quiere enfrentarse para avanzar. Y respecto al ejemplo que pones del niño y la escuela, las corrientes educativas más avanzadas espiritualmente, que también llegado vuestro mundo, intentan no coaccionar al niño, sino que buscan estimular sus propias capacidades, haciendo atractivo y no tedioso el aprendizaje, que es la mejor manera de que el niño aprenda, no por obligación sino por devoción.
Entonces ¿cuál es forma correcta de que la gente conozca las leyes espirituales? La única forma es predicar con el ejemplo, y es lo que han hecho los espíritus avanzados en encarnados la Tierra. Estoy hablando de Jesús, Buda, Krishna, Zoroastro, Antulio y otros avatares o seres avanzados, que encarnaron en la Tierra para enseñar la ley del amor, la del libre albedrío y las otras leyes espirituales. Hicieron de su vida un ejemplo de aplicación personal y de vida en armonía con las leyes espirituales sin obligar a nadie a hacer lo mismo.
Pues la ley del libre albedrío no les ha quedado muy clara a los supuestos seguidores de Jesús, ya que han acabado imponiendo a los demás sus creencias por la fuerza, mediante el uso de la violencia, la coacción y el miedo. Me refiero a la Iglesia Católica, con la Inquisición y las Cruzadas.
Entonces son los seguidores los que no están a la altura del mensaje que dicen llevar. Pero esto no es culpa de Jesús o los avatares, sino del egoísmo y la falta de evolución imperante en vuestro mundo, que ha llevado a cierta gente a apropiarse de unas ideas que eran verdaderas y deformarlas para controlar y manipular a los demás. Las religiones o creencias que imponen u obligan no conseguirán que el espíritu evolucione, ni se pueden considerar verdaderas ni en armonía con Dios y la espiritualidad superior, ya que nadie que vulnere la ley del libre albedrío se puede considerar como intermediario de Dios o que cumple los designios de Dios, y desparecerán irremediablemente de la Tierra con el tiempo. Pero hablaremos este tema específicamente en otra ocasión, ya que es bastante importante.
Ya pero a pesar esta intervención no veo que cosas hayan mejorado mucho en el mundo
Algo sí. En épocas pasadas se criaban a humanos como si fueran ganado para comerlo y esto ahora os parecería una abominación. El canibalismo está prácticamente extinguido de la Tierra. Hace menos de 200 años todavía existía la esclavitud de forma legal y existía el comercio de esclavos en todo el mundo. Aunque ahora exista la esclavitud en otras formas, por lo menos la esclavitud formal es perseguida y penada por las leyes de todos los países, y se practica de espaldas a la legalidad. Las persecuciones religiosas, aunque todavía existen en algunas partes del mundo, han disminuido en intensidad y en crueldad y existe legislación en muchos países que protege el derecho de libre creencia, impensable en Europa antes de la reforma protestante. La pena de muerte como forma de castigo se ha abolido en muchos países. La redacción y aprobación por un organismo internacional como la ONU de la carta de declaración de los derechos humanos, aunque en la práctica no se esté cumpliendo, es un ejemplo claro de que existen espíritus en vuestro planeta suficientemente avanzados para reconocer que existen derechos fundamentales que no deben ser vulnerados. En ella se especifican perfectamente los derechos que garantizan la ejecución del libre albedrío y exigen el cumplimiento a las naciones de acciones que impidan que se vulnere el libre albedrío de otros seres humanos. Por tanto esta carta puede considerase un desarrollo muy acertado de la ley del libre albedrío. En los diez mandamientos encontramos también algunas pinceladas de respeto al libre albedrío, como los mandamientos no matarás y no robaras. Aunque quede mucho por hacer, todo esto son avances respecto a la situación de épocas pasadas.
Hay mucha gente que argumenta su ateísmo en la máxima: “si hubiera realmente un Dios no permitiría que pasaran estas injusticias en el mundo” ¿Qué opinión tienes al respecto?
Que se trata de una opinión fundada en un conocimiento incompleto de la realidad espiritual, que conduce a interpretar ciertas situaciones dramáticas de la Tierra como parte de una injusticia, porque se tiene la creencia de que la vida del ser empieza con el nacimiento del cuerpo físico. Si consideráramos que la vida del ser humano se iniciara con el nacimiento, llegaríamos a la conclusión inevitable de que el mundo es injusto, y de que si existe un creador se trata de un creador igualmente injusto, pues parece que favorece desde el principio a unas criaturas en detrimento de otras. ¿Acaso no hay seres que desde su nacimiento ya vienen al mundo con una perspectiva de vida llena de desgracias, bien porque nacen con enfermedades de nacimiento, o en extrema pobreza, o en familias que no los quieren, mientras que otros parecen ser los favoritos de la providencia porque son más listos, más bellos, más amorosos, más queridos o más sanos?
Pero si consideramos que esta vida no es más que un breve episodio de la vida de cada ser, y que este episodio es la justa continuación y consecuencia de una serie de episodios anteriores cuyo argumento se enlaza perfectamente con las circunstancias que el espíritu se encuentra en la actual vida, comenzaremos a comprender aquello que antes nos parecía incomprensible, y por ello injusto. Absolutamente todos los espíritus parten del mismo punto. Todos los seres espirituales son creados iguales, como un principio vital espiritual ignorante e inconsciente, pero con la potencialidad de evolucionar constante e indefinidamente hasta alcanzar las mayores cotas de amor y sabiduría, a través de la experiencia de la suma de incontables encarnaciones. Las únicas diferencias de partida entre unos y otros estriban en el momento en el que fueron creados, es decir, en la edad del espíritu, ya que el proceso de creación de vida espiritual no termina nunca. Mientras unos iniciaron esa andadura hace miles de millones de años, antes que vuestra galaxia fuera apenas una nebulosa en formación, y cuentan a sus espaldas incontables encarnaciones en el mundo físico, otros apenas acaban de empezar su proceso evolutivo, es decir, son espíritus jóvenes. Dependiendo de sus acciones y sus decisiones, su camino evolutivo será recto o tortuoso, lento o rápido ¿Acaso no habéis observado que hay personas que desde su más tierna infancia demuestran una gran madurez impropia de su edad, con una gran capacidad para amar y comprender, mientras que otros, siendo ya adultos o ancianos de cuerpo, son todavía inmaduros en su comportamiento, hasta el punto que parecen tener menos edad de la que físicamente aparentan? Las diferencias que observáis entre unos espíritus y otros respecto a su capacidad espiritual, aparentemente innata, se deben a la mayor o menor edad del espíritu, y del mayor o menor aprovechamiento que hicieron de las encarnaciones para su progresión espiritual. Las diferencias que observáis en las circunstancias de su vida, que parecen fruto de la fatalidad, corresponden por tanto a las consecuencias o decisiones que estos mismos espíritus han tomado en vidas anteriores y en el periodo de vida en el que no están encarnados.
¿Y de que manera los actos de la vida actual tienen que ver con aquellos vividos en el pasado?Existe una ley universal, la cual podríamos llamar Ley de la Justicia Espiritual, Ley de Causa-Efecto, o Ley de Acción y Reacción Espiritual que dice, más o menos, que el espíritu recibe exactamente lo mismo que da. En realidad equivale a decir que lo que hacemos a los demás nos lo hacemos en realidad a nosotros mismos. La consecuencia de ello es que cada espíritu ha de hacer frente a las circunstancias que él mismo ha creado, de manera que muchas de las circunstancias adversas a las que se enfrenta el espíritu en una vida son consecuencia o efecto de una causa que él mismo creó en una encarnación anterior.
¿Por qué es una ley universal?
Porque el espíritu no puede ser feliz ni puede avanzar en su evolución espiritual sin haberse enfrentado y resuelto aquellas circunstancias, aquellos actos que realizó contra las leyes universales y contra los demás seres de la creación.
Si por la ley del libre albedrío el espíritu es libre para elegir el camino que quiera, de tomar las decisiones que crea conveniente, por la ley de justicia espiritual ha de saber que cada acción que realiza tiene sus consecuencias y que finalmente, tarde o temprano éstas acabarán afectándole a él. Dicho de otro modo: “La siembra es libre, la cosecha es obligatoria”. Es decir si algo nos pareció correcto como emisores, también nos deberá parecer justo como receptores y viceversa, y si no nos gusta recibir lo mismo que hicimos es que había algo en lo que hicimos que no era demasiado bueno, porque lo que no es bueno para nosotros, tampoco es bueno para los demás. Habéis oído que muchos grandes profetas, incluido el propio Jesús dijeron: “No hagas a los demás lo que no quisieras que hiciesen contigo” y “haz a los demás lo que quisieras que hiciesen contigo.” Conociendo la ley de acción y reacción habría que añadir a estas máximas una coletilla: “No hagas a los demás lo que no quisieras que hiciesen contigo, porque al final te lo haces a ti mismo” y “haz a los demás lo que quisieras que hiciesen contigo, porque en realidad te lo haces a ti mismo”. En esta máxima, “lo que haces a los demás también te lo haces a ti mismo” se encierra el principio de justicia espiritual.
¿Por qué la llamas ley de acción y reacción espiritual?
Porque en cierta manera se parece a la Tercera Ley de Newton o Ley de acción y reacción de la Física Clásica. Para el que no esté familiarizado con ella, esta ley viene a decir algo así como que siempre que un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, al mismo tiempo recibe sobre él una fuerza de la misma magnitud. Es decir, si dos astronautas están en el espacio, cogidos de la mano y uno de los dos decide empujar al otro, él mismo se verá desplazado con la misma fuerza que ejerció, pero en dirección contraria. Los efectos de la ley de acción y reacción física los conocen bien aquellos que han disparado con una escopeta o arma similar. Conocemos que en el disparo, la escopeta ejerce una fuerza que sobre la bala que la impulsa hacia el exterior con gran velocidad. Pero al mismo tiempo la bala ejerce sobre la escopeta la misma fuerza, pero en sentido contrario. Esta fuerza, debida a la existencia de la ley de acción y reacción, es conocida en argot de las armas como retroceso, y es tan fuerte que si no se está entrenado puede causar lesiones en el punto de apoyo del arma.
Pues a nivel espiritual, de forma análoga a esta ley de acción y reacción física, la ley de acción y reacción espiritual nos dice que todo acto realizado hacia los demás nos será devuelto en la misma medida. Lo cual implica en la práctica, y como ya he dicho, que todo aquello que hacemos los demás en realidad nos lo hacemos a nosotros mismos.
Esta es la base de la justicia espiritual, ya que a cada uno se le enfrenta con sus propias acciones, y queda en uno la decisión de modificar su conducta o no tras experimentar las consecuencias de sus actos.
¿Y de qué manera esas acciones hacia los demás repercuten en la evolución espiritual?
El peso de estas acciones, si están en contra de la ley del amor, es como un lastre que impide al espíritu elevarse hacia cuotas más altas de evolución. Por el contrario, las acciones que sintonizan con la ley del amor actúan como la llama de un quemador de un globo aerostático. Si la llama, al calentar el aire, aumenta el nivel vibratorio de las moléculas de gas disminuyendo así la densidad del aire del interior del globo, permitiéndole la ascensión hacia zonas de la atmósfera menos densas, las acciones a favor de la ley del amor aumentan la vibración del espíritu, permitiéndole así ascender hacia regiones del mundo astral de mayor vibración, es decir, de mayor nivel espiritual.
Pues yo no observo que esta ley se cumpla muy a menudo ¿Acaso no hay asesinos, criminales y genocidas reconocidos que jamás son llevados ante la justicia y mueren plácidamente de viejos?
El hecho de que el efecto asociado a una causa o acción determinada no se dé de forma inmediata puede dar la impresión al encarnado de que no existe justicia, por no ver al criminal responder por sus delitos en la misma encarnación. Es cierto que en una sola vida muchos delitos, sobre todo de aquellos que ostentan posiciones de poder terrenal, quedan impunes. En estos casos se da que los que actuaron en contra de la ley del amor dañando a otros espíritus harán frente en posteriores vidas a las consecuencias de sus actos. Imaginemos un gobernante que fue el causante de guerras y dio la orden para torturar y condenar a muerte a miles de personas. Debido a su poder jamás fue juzgado ni condenado por ningún tribunal de la Tierra. Tened por seguro que aquellas cuentas que no saldó en dicha vida quedan pendientes para las próximas, y el verdugo de antaño puede ser la víctima aparentemente inocente del mañana. Esto es lo que significa la frase “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” porque lo que la justicia terrena deja sin resolver no tengáis duda que la justicia espiritual lo resolverá. Aún así, sabed que la intención de este sistema no es castigar sino enseñar. En cualquier caso todo espíritu que hizo daño queda en deuda consigo mismo y para poder avanzar es necesario primero que se dé cuenta del daño que hizo y segundo que lo repare.
En el extremo opuesto ¿no existen personas que hicieron mucho bien durante su vida y como pago fueron calumniados, torturados y asesinados? También hay que ver la otra cara de la moneda de la Ley de justicia espiritual, ya que aquellos que actuaron conforme a la ley del amor y que recibieron la ingratitud, la incomprensión, el rechazo, la violencia, la tortura o la muerte a cambio del bien que hicieron por parte de sus coetáneos, tengan por seguro que los frutos de sus actos serán recompensados en el mundo espiritual, que es el mundo verdadero y que no está sujeto a las leyes arbitrarias de los hombres. Esto es lo que significan las palabras de Jesús “Bienaventurados los pobres de espíritu (se refiere a los humildes), porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”.
¿Y por qué tiene que haber una demora entre la acción y la reacción, es decir, entre el acto y sus consecuencias sobre el que lo comete? ¿No sería más justo que acción y reacción fueran consecutivos?
La reacción se activa en el momento en que se realiza la acción, aunque no se haga efectiva inmediatamente. Si la acción está a favor de las leyes espirituales, recibiremos una “bonificación espiritual”, mientras que si está en contra diremos que se ha contraído una “deuda espiritual”. La “recogida de la cosecha” se demorará hasta que el espíritu concluya la etapa en la que se pone a prueba, o sea cuando finalice la encarnación, igual que cuando se realiza un examen no se conoce la nota hasta finalizar completamente el examen, ni se espera a continuar el siguiente ejercicio a que el profesor corrija el ejercicio recién terminado. Cuando se trata de un acto a favor de las leyes espirituales en algún momento recibiremos del mundo espiritual la compensación pertinente, aunque no será inmediata, sino que, como en un trabajo por encargo, se recibe la recompensa una vez se concluye el trabajo, y no mientras se está realizando. Esta “recompensa espiritual” se traducirá finalmente en un ascenso del espíritu hacia esferas de mayor evolución, donde habitan espíritus más amorosos, una vez concluida la encarnación. En el caso de una deuda espiritual, la reparación se demorará hasta que el espíritu decida por propia voluntad subsanar voluntariamente el daño que hizo, lo cual implica necesariamente que el espíritu haya tomado conciencia de su propia actuación. Por la ley del libre albedrío no se puede obligarle a hacerlo. Será el espíritu el que decidirá cuando llega el momento de enfrentarse a esas circunstancias. Pero si quiere avanzar espiritualmente, ineludiblemente, tarde o temprano, deberá enfrentarse a ellas y reparar el daño que hizo. Mientras esto no ocurra no se enfrentará a ciertas pruebas, pero el peso de los actos contra la ley del amor realizados, una vez concluida la encarnación le retendrá en los niveles inferiores del mundo astral, en los que habitan los espíritus de semejante condición a la suya y que debido a su falta de armonía con las leyes del amor se dedican a hacerse daño los unos a los otros, resultado de esto que la vida en esos niveles es bastante desgracia y llena de sufrimientos para sus habitantes.
¿Y cómo se consigue que el espíritu tome conciencia del daño que realizó en los demás?
En algún momento después de la desencarnación el espíritu se enfrenta al repaso exhaustivo de los acontecimientos moralmente más relevantes de la última vida. Durante ese repaso de la vida, para cada situación vivida, el espíritu no percibe ya sólo lo que él sintió en ese momento, sino que también simultáneamente percibe los sentimientos y las emociones de los otros seres que recibieron las consecuencias de sus actos, percibiendo el bienestar o malestar de éstos como si fuera propio.
¿Cuál es el exactamente el objetivo de este repaso?
Que el espíritu tome conciencia de la relevancia de las decisiones que tomó en vida respecto a las leyes espirituales y respecto a las consecuencias de sus actos en los demás. De si actuó con amor o si actuó por egoísmo, con el objetivo de que le sirva para evolucionar. Y para que conozca cuáles son las asignaturas que afrontaba en esa encarnación que ha superado y las que todavía le quedan por superar, ya que las pruebas de las próximas encarnaciones dependen en gran medida de la actuación que se haya tenido en las encarnaciones anteriores.
¿Parece ser como un juicio final?
Más o menos, pero sin ninguna intención de humillar o castigar al espíritu, sino que se efectúa para que tome conciencia de sus actos respecto a las leyes espirituales y respecto a los demás seres de la creación
¿Cómo puede ser consciente el espíritu de si fue injusto o no su comportamiento si no lo fue durante la vida física?
Porque recibe la ayuda de los espíritus superiores, que le aportan la claridad espiritual que por su propia evolución todavía no posee.