Las Mariposas Vuelan Libres: Un Acercamiento Innovador y Radical a la Evolución Espiritual by Stephen Davis - HTML preview

PLEASE NOTE: This is an HTML preview only and some elements such as links or page numbers may be incorrect.
Download the book in PDF, ePub, Kindle for a complete version.

CAPÍTULO 10

EL MODELO DEL JUGADOR

 

Vuelta a la lista de contenidos

Esta es tu primera oportunidad de saber “¿quién no soy yo?”

no eres tu Yo Infinito. Tú no eres quien escoge las frecuencias de onda desde El Campo y crea tus experiencias.

Tú ni siquiera eres infinito. Tu cuerpo, tu mente, tu intelecto y todo lo asociado con ellos son parte de tu universo holográfico. No son reales, y mucho menos, infinitos.

Tu Yo Infinito es el “Yo soy”, y tú eres la parte “yo pienso” de la ecuación.

Si realmente puedes entender esto al principio de tu estado de crisálida, tu metamorfosis será mucho más divertida, fácil y placentera. Sin embargo, ahora mismo tu ego (la personalidad falsa que has ido construyendo con el tiempo) probablemente te está chillando al oído que todo esto es mentira, que cierres el libro inmediatamente y que dejes de escuchar a este lunático, porque tu ego quiere que creas que eres algo que no eres, algo “más”, algo “especial” que es inmortal, de hecho. De esa manera, mientras “tú” no mueras, el ego tampoco lo hará. Pero eso es exactamente lo que se necesita que ocurra en la crisálida: tú y tu ego debéis morir, como la oruga.

Sé bien que todas las religiones y todas las enseñanzas espirituales que conozco de la sala de cine, incluyendo la New Age, predican que tú eres realmente un ser espiritual (tu “alma”) que tiene una experiencia física (en tu cuerpo). Incluso Robert Scheinfeld, que fue mi guía y compañero explorador, dijo que tu Yo Infinito (al que llamaba tu “Yo Expandido”) es “el Sol que tú realmente eres”1 y, si todo el mundo lo dice, ¿por qué no deberías creerlo?

Pues porque no es verdad…

… y acaso dentro de la sala de cine sea el mayor error, el que impide a todos los Humanos-Niños y Humanos-Adultos que se conviertan en mariposas.

Como astronauta en la Luna, ¿dirías que tú eres de veras el Control de la Misión, encargado de ella?

Si fueras el defensa derecho de un equipo de fútbol, ¿dirías que tú eres de veras el centrocampista que distribuye y organiza el juego?

Si fueras el trompetista de una orquesta, ¿dirías que eres de veras el director?

Estoy seguro de que te gustaría pensar que tú eres tu consciencia, que tú eres el “Yo soy”, pero el simple hecho de que te guste creer que tú eres tu consciencia es la evidencia de en qué parte de la ecuación estás realmente.

Al final, todo lo que puede saberse y decirse como verdad es que tu Yo Infinito es el que está en el otro lado de El Campo y crea todas las experiencias holográficas para ti; que tú no eres tu Yo Infinito y que, ciertamente, eso es cuanto tienes que saber.

 

* * *

 

¿Por qué tanto jaleo, cuál es el problema si queremos pensar que somos nuestros Yo Infinito, el que crea nuestras experiencias holográficas?

Si el astronauta en la Luna creyese que él era el Control de la Misión, ¿qué crees que le ocurriría a la misión?

Si el defensa derecho del equipo de fútbol creyese que él era el centrocampista, ¿cuántos partidos crees que ganaría el equipo?

Si el trompetista creyese que él era el director, ¿cómo crees tú que sonaría la orquesta?

Y más importante aún: cada momento que emplees en intentar ser tu Yo Infinito es una distracción del trabajo real para el que fuiste creado. Ahora que ya estás en la crisálida, cuanto antes puedas dejar de intentar ser tu Yo Infinito, tanto más tiempo tendrás para saber quién eres realmente.

Deja que utilice otra analogía para asegurarme de que digo todo esto claramente. Si un Yo Infinito viese el Océano Atlántico y decidiese nadar en él, podría ser que primero quisiese saber la temperatura del agua y entonces decidiera crear un dedo gordo en su pie derecho para comprobarla, antes de zambullirse en ella. La tarea de ese dedo gordo sería tener la experiencia de sumergirse en el agua del Atlántico y enviar sus sentimientos al Yo Infinito a través de la conexión de acople.

Ya ves lo que quiero decir: tú eres ese dedo gordo. Tú no eres el cuerpo completo, ni el cerebro, ni la consciencia. Tú eres el dedo gordo.

Si fuera ese el caso, si tú fueras el dedo gordo, ¿irías por ahí diciéndole a todo el mundo que tú eres en realidad el Yo Infinito? Si comprendieras verdaderamente por qué fuiste creado y cuál es tu papel en relación con tu Yo Infinito, ¿no estarías satisfecho con hacer tu trabajo concreto, con hacerlo bien y con no intentar ser más de lo que eres?

Pero mientras intentes reivindicar constantemente que tú “verdaderamente eres” tu Yo Infinito, ¿te das cuenta de que te conviertes más en una gran molestia que en un dedo gordo?

Tu Yo Infinito ha mostrado tener una paciencia infinita mientras durante toda tu vida intentabas quitarle el trabajo, ignorando y denegando el propósito real de tu existencia mientras tanto. Pero incluso eso no estaba “equivocado” y funcionó perfectamente para tus experiencias mientras estabas en la sala de cine. Sencillamente, no funciona bien en la crisálida.

Algo de esto tiene que ver con el ego, y algo también con el hecho de que todas las religiones y enseñanzas espirituales nos hayan dicho que no somos lo bastante buenos de la manera que somos, que somos más que “sólo” un dedo gordo. Si no nos avergonzara tanto ser quienes somos no necesitaríamos ser o convertirnos en algo “mejor”, o “superior”. Cuando termines este proceso en la crisálida, sabrás quién eres realmente y estarás totalmente satisfecho con eso, sin necesitar nada distinto. Lo llamo “serenidad de ser”.

 

* * *

 

Es posible que no creas que sea algo distinto de ti mismo y de tu propia mente lo que crea todas tus experiencias; que no seas nada “superior”, no alma, ni espíritu, ni nada por el estilo. Quizá mientras estabas en la sala de cine rechazabas todo concepto que sugierese que un “poder superior” trabajaba en tu vida. Negar la existencia de tu Yo Infinito es un error tanto como pensar que tú eres tu Yo Infinito, lo que está en contradicción directa con la Física Cuántica y los estudios sobre el cerebro humano. Podrá haberte servido bien como oruga, pero ya no. Sin embargo, no te echo la culpa ni te juzgo, especialmente puesto que el “poder superior”, de cuya existencia todo el mundo trataba de convencerte, no tenía sentido de la manera en que lo retrataban. Como dijo Philip K. Dick en su novela Valis, “el Creador está loco”.

No hay duda de que algo (lo que llamo el Yo Infinito) está al otro lado de El Campo creándote a ti y a tus experiencias holográficas. Francamente, sólo es tu ego el que quisiera que creyeses algo diferente, que creyeses, en este lado de El Campo, que tienes el poder de crear algo. Tendrás una experiencia directa de esta verdad en la crisálida, si te permites a ti mismo verla.

 

* * *