Las Mariposas Vuelan Libres: Un Acercamiento Innovador y Radical a la Evolución Espiritual by Stephen Davis - HTML preview

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CAPÍTULO 2

REUNIRSE

 

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Los Humanos-Adultos nuevos que han llegado al final de la sala de cine muestran generalmente algunos rasgos comunes de personalidad.

Primeramente, empiezan a comprender que hay posibilidades que eran inconcebibles para ellos como Humanos-Niños. Incluso su libertad de andar por donde quieran es una sensación nueva a la que lleva cierto tiempo acostumbrarse. Alzarse y alejarse de sus asientos les ha dado nuevas esperanzas y energías. No necesariamente comprenden qué pasa, pero les incita a averiguar, a ejercitar esa libertad y explorar sus posibilidades.

En segundo lugar, es posible que surjan cierta rabia y animadversión hacia aquellos que les pusieron y les mantuvieron allí durante todo el tiempo que han estado en sus asientos como Humanos-Niños. No importa que los grilletes nunca tuvieran cerraduras, es posible que aún se sientan víctimas de fuerzas exteriores, ya que es demasiado pronto para que un Humano-Adulto nuevo se responsabilice plenamente de su condición como Humano-Niño.

Lo siguiente puede ser un desafío, una resolución de no volver nunca más a su asiento. Podrían si quisieran, nunca es demasiado tarde, pero, como el prisionero en la Caverna de Platón, a un Humano-Adulto nuevo le parece inimaginable considerar el volver voluntariamente a sus grilletes, encadenarse a su asiento y volver otra vez a no ver nada más que las películas que se ponen ante ellos.

—Que me maten si vuelvo allí.

Aunque al final algunos sí que vuelven.

Y en cuarto lugar, han tomado la decisión de cambiar las cosas. Lo que decidan cambiar, en sí mismos o en lo que se halla “ahí fuera”, depende de un montón de factores, pero la actitud derrotista del “no puedo cambiar las cosas” de los Humanos-Niños se convierte en la acuciante obsesión del “debo cambiar las cosas” de los Humanos-Adultos. Las películas que constituían su vida siguen mostrándose a su alrededor, esas películas en 3D que los envuelven, que los sumergen, que vienen a ellos desde todos los ángulos. Ellos siguen viendo esas películas como la única “realidad” que existe, como las sombras en el muro de la Caverna. También tienen prácticamente las mismas reacciones emocionales que siempre han tenido ante las películas, lo que refuerza su necesidad de reescribir los guiones.

Como un Humano-Adulto nuevo, es muy posible que tú hayas experimentado al menos uno o dos de esos sentimientos, o todos ellos.

Un ejemplo aceptable de ello fue el Movimiento Hippie. La película de la guerra de Vietnam que se proyectaba en la pantalla del cine fue el catalizador que llevó a un montón de Humanos-Niños a alzarse y gritar “¡no!”. Según andaban a la parte trasera de la sala (a eso lo llamaban “salirse del sistema”), descubrieron enseguida que había otras posibilidades de vivir y empezaron a experimentar con su libertad recién encontrada. Había indignación contra la guerra y contra la gente que controlaba y hacía las películas. Existía el desafío de no querer formar parte ya de esa película, como existía la decisión de hacer que las cosas cambiaran. “We Can Make It Better, We Can Change the World Now, We Can Save the Children, We Can Make It Happen,” (“Nosotros podemos hacerlo mejor, podemos cambiar el mundo, podemos salvar a los niños, podemos hacerlo posible”.), cantaba el grupo Chicago en 1972.1

Por lo que puedo decir, la Guerra de Vietnam/Movimiento Hippie de finales de los 60 y principios de los 70 proporcionó más incentivos para los Humanos-Adultos que cualquier otro acontecimieno en la historia reciente. Miles de jóvenes se alzaron de sus asientos y comenzaron a caminar hacia fuera. El Movimiento murió bastante rápidamente, pero muchos se alzaron jurando que no volverían jamás a sus asientos y dejaron un gran legado en la parte trasera de la sala de cine.

El Movimiento Hippie es también un buen ejemplo de otro rasgo común de los Humanos-Adultos nuevos: el ansia de ser parte de un grupo. En muchos casos, más que un ansia es una necesidad. Después de todo, uno había pasado toda su vida rodeado de otros Humanos-Niños y se consolaba al ser parte del grupo. Ante toda la novedad y extrañeza de la parte de atrás del cine, ahora uno busca desahogo y apoyo como Humano-Adulto, uno busca a otros que quieran cambiar las mismas cosas, uno mira alrededor en busca de un grupo nuevo al que unirse.

Afortunadamente, la parte de atrás del cine está llena de grupos de Humanos-Adultos que han encontrado otros de mentalidad pareja y que se han reunido para una causa común. Es posible que al principio uno esté dando vueltas por un rato, permaneciendo en las afueras de varias agrupaciones, escuchando, considerando si uno está de acuerdo con lo que dice el líder, buscando el que mejor le va a uno. Pero muy pronto uno se une a alguno de esos grupos. Uno tiene que hacerlo. Uno se siente demasiado solitario y necesita camaradería, necesita tener a otra gente alrededor que le haga saber que no está loco por haber abandonado el asiento, necesita amigos nuevos que ayuden a cambiar las cosas.

 

* * *

 

El año que seguí en la facultad tras leer El río de mi vida, pasé mi tiempo jugando al golf y al bridge, y acudiendo a fiestas. Dicho con otras palabras, me pasé el año vagabundeando por la trasera del cine intentando escaparme de las películas de alguna manera.

Poco después de cumplir veinte años me uní a mi primer grupo y participé en la creación de una locura musical que llegó a ser conocida como Up With People (Viva la Gente)2. La idea era cambiar el mundo a través de la música y de una ideología denominada Moral Re-armament3 (Rearme Moral).

El Rearme Moral se basaba en un cierto nivel de responsabilidad propia. Se creía que las películas (el mundo, la vida, la realidad) podrían cambiar si todo el mundo se adhería al código moral estricto de amor absoluto, pureza absoluta, honradez absoluta y entrega absoluta a los demás. Era nuestro deber el vivir de esa manera, y después salir por ahí y conseguir que todos los demás vivieran también así. Decidimos presentar nuestra causa por medio de un musical altamente profesional y entretenido. Formulábamos nuestra moralidad en canciones pegadizas con letras ingeniosas, tales como “Freedom Isn’t Free” (“La Libertad no es gratis”) y “What Color Is God’s Skin?” (“¿De qué color es la piel de Dios?”)4

Durante casi dos años lo di todo, 24 horas al día, 7 días a la semana, 52 semanas al año. Me lo pasé estupendamente, hice cosas extraordinarias, vi lugares y tuve experiencias maravillosas. Aún conservo muchos amigos de aquella época. Algunas de las letras y músicas que creó el grupo Viva la Gente eran muy poderosas. Es muy probable que “Coming home” (“De vuelta a casa”), “Where the Roads Come Together” (“Donde se unen los caminos”) y “Moon Rider” (“Jinete de la Luna”)5 me emocionen siempre hasta las lágrimas por la alegría y el agradecimiento que siento por esa época de mi vida y ese grupo.

Era tan divertido que yo era capaz de pasar por alto las patentes contradicciones y errores del pensamiento grupal.6 Por ejemplo, en 1966, incluso bajo la luz del “amor absoluto,” entre los cientos que participaban directamente en el programa yo era el único que estaba contra la guerra. Pero, como aquellos días era inevitable, me reclutaron y se me ofreció un tour de un año con todos los gastos pagados por el bello centro de Vietnam como sanitario del Ejército en 1969, lo que significa que me perdí el festival de Woodstock, como me perdí también toda la atmósfera de las drogas. De hecho me pasé de uniforme la mayor parte del Movimiento Hippie, que hubiera sido un grupo muy interesante al que unirme si hubiera podido.

Considerando mi oposición a la guerra, yo tenía tres opciones cuando fui reclutado. Una, huir del país a Canadá o a Suecia, permaneciendo como Humano-Adulto y uniéndome al grupo de los demás jóvenes que hacían lo mismo; pero me temía que así no podría volver jamás a los E.E.U.U., un país que amaba y del que no quería tener que salir para siempre.

Mi segunda opción era ir a la cárcel como opositor a la guerra, de nuevo permaneciendo como Humano-Adulto y uniéndome al grupo de los demás jóvenes que también escogían la cárcel antes que ser soldados. Pero tenía miedo que en este caso yo perdería el apoyo de mi novia y de mi madre y de otros amigos que, simplemente, no podían o no querían comprenderme. Esta opción también planteaba muchas preguntas importantes sobre cómo podría afectar a mi futuro ese tiempo en la cárcel.

Así que al final, basándome en mis miedos, abandoné voluntariamente ser un Humano-Adulto, dejé el grupo Viva la Gente, volví a mi asiento en el cine, me convertí en Humano-Niño otra vez, y me pasé los tres años siguientes inmerso en una película de guerra. En el mismo momento en que me licenciaron salté de mi asiento otra vez y me eché a correr hacia la trasera del cine.

Acostado en mi litera en Vietnam, tomé la decisión de no volver a Viva la Gente cuando saliera del ejército, y en su lugar decidí que me eligieran presidente de los Estados Unidos. Me figuraba que, como presidente, verdaderamente podía realizar algunos cambios, de manera que me uní a un grupo político y empecé mi carrera cuando salí elegido al Senado del estado de Arizona a la edad de veintiocho años. Sin embargo un solo mandato como senador fue todo lo que necesité para darme cuenta de que este grupo no sólo no tenía oportunidad de cambiar nada, sino que el gobierno, tal como se lleva a cabo hoy, es en primer lugar la causa de la mayor parte de los problemas y lo que más cambios necesita.

De todas formas me presenté a la reelección, sin saber qué otra cosa hacer, pero me aseguré de que perdería por medio de algunas decisiones premeditadas que no darían otro resultado que ése; como abandonar mi afiliación a cualquier partido mayoritario y presentarme como independiente, no hacer campaña, y llevarme a una mujer que no era mi esposa al Gran Cañón a la vista de todo el mundo.

A pesar de todo, estuve a punto de ganar. La noche de las elecciones, ya muy tarde, cuando se veía claro que perdería, mis amigos empezaron a desfilar de la habitación del hotel en la que estábamos mirando los resultados expresándome sus condolencias e incluso llorando por mi derrota. Me esforcé mucho en parecer decepcionado, pero por dentro me sentía aliviado y no podía estar más contento.

Entonces me di cuenta de que había algo erróneo en mi a lo que probablemente debería enfrentarme antes de continuar el intento de cambiar el mundo. Acababa de echar por tierra una brillante carrera política como el nuevo “delfín” del Partido Republicano de Arizona, y sin embargo estaba completamente entusiasmado con el resultado. Eso me parecía totalmente ilógico e inexplicable.

De modo que empecé a buscar una explicación y exploré la trasera del cine para encontrar un grupo que pudiera ayudarme a comprender. Acabé uniéndome a uno de los grupos más radicales y controvertidos que pude hallar, la Iglesia de la Cienciología. No me costó mucho llegar a la cima, como un OT6 y Comodoro del Personal de Ayuda de L. Ron Hubbard. Hablaré de esta experiencia en un contexto diferente un poco más adelante. Por ahora todo lo que quiero decir es que mi período en esa Iglesia duró menos de dos años.

 

* * *

 

Eso de ir de un grupo a otro y permanecer en ellos sólo un tiempo limitado puede ser muy común entre los Humanos-Adultos. En los últimos cuarenta años, desde el Movimiento Hippie y el gran flujo de nuevos Humanos-Adultos que resultó de él, han surgido cada vez más grupos con una gran variedad de estrategias y técnicas para cambiar las cosas, de tal manera que cuando por alguna razón un grupo acaba por ser insatisfactorio, siempre hay otro esperándole a uno. Hoy, la trasera del cine está rebosante de ellos. Quiero echar un vistazo más profundo a alguno de esos grupos y sus características.

Podemos decir en general que la diferencia básica entre un Humano-Niño y un Humano-Adulto es la exigencia de cambio, aparejada con la propia decisión de actuar por parte del Humano-Adulto. Los Humanos-Niños pueden quejarse de las películas y sus dilemas, pero nunca hacen nada respecto a ello y, en lugar de actuar, se quedan paralizados de miedo.

Por consiguiente, para que un grupo perdure un tiempo en la trasera del cine debe proveer y satisfacer la necesidad del Humano-Adulto de ser parte de un grupo y de su obsesión por cambiar las cosas. De modo que todos ellos prometen a sus seguidores ciertas cosas específicas:

 

1. Proclaman que pueden enseñar a los Humanos-Adultos a cambiar el contenido de las películas que se ven (cómo cambiar la vida, la realidad); o bien

2. Proclaman que pueden enseñar a los Humanos-Adultos a cambiar sus reacciones emotivas a las películas que ven, incluso si no pueden cambiar las películas mismas; y

3. Proclaman que sus seguidores serán más felices, más prósperos, más amorosos, más pacíficos, más sabios, más poderosos, más de todo lo que es “bueno”, si siguen las instrucciones del grupo.

 

Es imposible hablar de cada uno de los grupos individuales (hay demasiados), pero merece la pena echar un vistazo a unos pocos de las categorías generales de entre las que se puede elegir.

En primer lugar están los “activistas”. Estos son los grupos cuya intención es cambiar las películas haciendo en efecto algo: activistas de los animales, activistas del medio ambiente, activistas políticos, sociales, por la paz, por los derechos humanos, por los derechos de los consumidores, de las mujeres, de los negros, Salvad las Ballenas, Salvad al Planeta, Salvad a los Niños, etcétera. Por ejemplo, sólo en los Estados Unidos ha habido más de ochenta grupos antinucleares trabajando en los últimos cincuenta años.7

Hay también una categoría a la que llamo “de estados alterados de consciencia”. En este grupo puedes encontrar meditación, hipnoterapia, técnicas de respiración, yoga, oración, programas de 12 pasos, toda clase de drogas tanto legales como ilegales, biofeedback, control del estrés, terapia de la risa, sexo tántrico y muchos más. El objetivo de todos esos grupos es cambiar la forma en que se ven las películas (la realidad, la vida) por medio de cambios en la consciencia, o, en algunos casos, de escapar completamente de las películas por medio de una inconsciencia mayor.

La tercera categoría más importante es la New Age, que incluye un buen montón de yoguis, chamanes, swamis y gurús, junto con meditación, Abraham, El Secreto, la “Ley de Atracción”, “El Curso en Milagros, HeartMath, terapia con delfines, terapia con luz y color, Reiki, Técnica de Liberación Emocional, Equilibrio del Campo Electromagnético (EMF), terapia del campo magnético, Terapia del Campo del Pensamiento, Psich-K, canalizadores, enseñanzas de los Nativos Americanos, y la lista sigue infinitamente, al parecer. Estos grupos intentan proporcionar alguna clase de control sobre la vida ofreciendo técnicas, ceremonias y rituales concebidos para producir una realidad alternativa, si se usan correctamente, o para cambiar la percepción de la realidad.

Y luego están los “Buscadores de la Dicha Eterna,” a los que también se les puede llamar “El Acceso centrado en el Corazón”, charlataneando meditación, pensamiento positivo, compasión, salvación, amor, felicidad, abundancia, prosperidad, bondad, belleza, concienciación, tranquilidad interior, paz en la Tierra y buena voluntad hacia los hombres. La idea básica de estos grupos es que “la negatividad es un mal programa informático”,8 que puede eliminarse por medio de “un poderoso viaje del corazón, en el que llegamos a comprender el papel que jugamos cada uno en la creación de la vida (y el mundo) en la que deseamos vivir, el viaje que está perfectamente concebido para ayudarnos a vivir en felicidad, plenitud y dicha”.9

(Te habrás dado cuenta de que la “meditación” aparece en cada uno de los tres últimos grupos. Es la técnica favorita de muchos Humanos-Adultos -antigua, pero muy popular hoy día- y se ofrece como parte de los planes de numerosos grupos diferentes que tienen objetivos diferentes, como una especie de “curalotodo”)

 

* * *

 

Para ser completamente claro tengo que mencionar también algunos grupos que no vas a encontrar en la trasera del cine. Por ejemplo, no encontrarás grupos que representan a las religiones más importantes del mundo: Cristianismo, Islamismo, Hinduismo, Budismo y Judaísmo (que, en total, abarcan unas tres cuartas partes de la población mundial). Estas religiones son más bien parte de las películas que se exhiben en la pantalla. Mientras que estas religiones hablan de boquilla de mayor felicidad en el “aquí y ahora”, su mensaje definitivo y subyacente es que sus seguidores no deben esperar ninguna mejora en sus vidas (ningún cambio verdadero en su realidad) mientras estén vivos, sino que deben concentrarse en adherirse a varias reglas y normas de creencias y comportamientos con la esperanza de ser recompensados después, generalmente tras su muerte. Esa clase de mensaje es perfecta para los Humanos-Niños que están sentados pegados a sus asientos, pero no son aceptables en absoluto para los Humanos-Adultos que quieren cambios ¡AHORA!

Eso no quiere decir que no haya Humanos-Adultos involucrados en esas religiones mayores. Hay algunos. A menudo son generosos, amables, considerados y bienintencionados, y han elegido volver a la zona de los asientos del cine para asistir a los Humanos-Niños.

Lo que uno encuentra más a menudo en la trasera del cine son grupos escindidos de esas religiones: agrupaciones mucho menores de Humanos-Adultos que proclaman haber encontrado nuevas formas de aminorar el dolor y el sufrimiento en el momento, mientras se aferran a los principios básicos de su fe, como los Budistas Zen, los Baha’i, los Advaita Vedanta y los Científicos Cristianos, por nombrar sólo algunos. Hay también una lista muy larga10 de otros grupos escindidos, comúnmente llamados “sectas” (dependiendo de quién hable), que atraen a los Humanos-Adultos que han abandonado la religión convencional, pero que necesitan aún de alguna clase de sistema de moralidad organizada. Caen dentro de esta categoría la Cienciología y el Rearme Moral, que yo elegí en el pasado.

Lo mismo ocurre en la política. En los Estados Unidos, los partidos mayoritarios como el Republicano y el Demócrata están en las películas que ves. Pero en la trasera del cine encontrarás a los Libertarios, el Partido de los Verdes, el Partido Constitucional, el Tea Party, el Partido Independiente de América y otros, que permiten a un Humano-Adulto la oportunidad de unirse a un grupo político como su método de intentar cambiar las cosas, contra todo pronóstico. Saben muy bien que están en contra de un sistema bipartidista muy afianzado, cuyo objetivo real es no cambiar nada (por eso son los preferidos de los Humanos-Niños, que los mantienen con sus votos).

La Medicina convencional forma parte también de las películas en 3D, ya que su enfoque principal está en suprimir farmacológicamente los síntomas, en vez de cambiar las causas de la enfermedad. Sin embargo, en la trasera del cine encontrarás más de un centenar de grupos de terapia alternativa, como la Acupuntura, la técnica de Alexander, AK, aromaterapia, Ayurveda, remedios de las flores de Bach, trabajo corporal, medicina china, quiropraxis, terapia craneosacra, curación por cristales, y eso son sólo los primeros de la lista.11

La heterosexualidad, el matrimonio y la familia tradicional también son parte de las películas, y ésas no han cambiado en toda la historia humana. Pero en la trasera hay grupos que practican la homosexualidad, el intercambio de parejas, la poligamia, la poliandria, el amor libre, el BDSM (sado-masoquismo), el voyeurismo, el exhibicionismo y el celibato, por ejemplo.

Fundamentalmente, si enciendes la televisión cualquier día de la semana y miras las series que ponen, verás qué es lo que hay en las películas que mantiene entretenidos y apaciguados a los Humanos-Niños: religiones convencionales, políticas convencionales, medicina convencional y sexualidad convencional. Lo que no verás en las series son los grupos disponibles a los Humanos-Adultos en la trasera del cine, con la excepción de algunas referencias fugaces en alguna película en tono de parodia para asegurarse de que los Humanos-Niños no crean en ninguno de los rumores prometedores que podrían colarse en la sala.

No quiero insinuar que tú no puedas ser un Humano-Adulto si eres un monógamo de derechas que aún acude a la iglesia y que va a que los médicos le vean. La religión convencional, la política convencional, la medicina convencional y la sexualidad convencional son las cuatro piedras angulares de las películas (la vida, la realidad) en las que todos los Humanos-Niños y los Humanos-Adultos están sumergidos en cada momento de cada día, sin que importe si están sentados o levantados en la sala de cine. Lo “convencional” es todo lo que han conocido jamás y, como no se lo han cuestionado nunca, les es difícil salir de ello. Esto es especialmente cierto para los nuevos Humanos-Adultos que necesitan pertenecer a un grupo y aún no han encontrado los sustitutos que les satisfagan en la trasera de la sala.

Lo que digo es que esto irá cambiando con el tiempo. Según se van sintiendo más cómodos los Humanos-Adultos en sus nuevos entornos y encuentran grupos nuevos a los que unirse, la religión convencional, la política convencional y la medicina convencional serán reemplazadas por los grupos de la trasera de la sala, mientras la sexualidad convencional luchará por su vida.

 

* * *

 

Obviamente, hay muchísimos más grupos que los que he mencionado a los que pueden unirse los Humanos-Adultos; literalmente, cientos de ellos, probablemente más de mil ahora. Algunos de ellos tampoco caben en ninguna de las categorías principales que he mencionado. Por ejemplo, según la lista de Wikipedia12 hay más de dos docenas de “religiones OVNI” que se pueden encontrar en la trasera del cine. Esto no tenía la intención de ser una lista completa de grupos o categorías, más bien intentaba dar una idea somera del tipo de oportunidades disponibles al Humano-Adulto nuevo. Yo no conozco ningún Humano-Adulto nuevo que no se haya unido a al menos uno de esos grupos poco después de dejar su asiento.

Tras la Cienciología me uní a un grupo de Quiropraxis, que de una manera muy clara declara que su objetivo es cambiar el mundo corrigiendo las subluxaciones vertebrales, persona a persona. Me mantuve conectado a ese grupo más de veinte años.

Lo mejor es que uno puede unirse a la vez a más de un grupo, si sendos grupos lo permiten. Mientras era miem