Manual Para Prevencion Sida en Cárceles by Jacobo Schifter - HTML preview

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Marihuana

Sí 19 86 7 86 14 15 93 7

No 3 14 15 86 14 7 71 29

Coca, ácido

Sí 13 59 7 86 14* 15 73 27**

No 9 41 15 47 53 7 29 71

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*La prueba de Chi-cuadrado da diferencia significativa a un nivel de significancia del 10%

**La prueba de Chi-cuadrado da diferencia significativa a un nivel de significancia del 5%.

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EL CONTROVERSIAL METODO SIMONTON PARA PREVENIR EL CANCER Y LUCHAR CONTRA ESTA ENFERMEDAD

¿La sentencia de muerte?

Cuando en el año 1984, el ser más querido recibió el diagnóstico de que el tumor caceroso, operando cuatro años y medio antes, había metastizado, o sea, había invadido otro órgano, mi reacción, similar a la mayoría de personas que se enteran de que alguien que quieren tiene un tumor inoperable fue de total desesperación. "Mi madre me dije

estaba condenada a muerte por esta maldita enfermedad"

Después del golpe emocional inicial, experimenté una serie de sentimientos que contribuyeron a reafirmar mi temor original. A pesar de las visitas a los centros médicos nacionales y los norteamericanos, el mal parecía incontenible e implacable. Ni los médicos ni las máquinas prometían algo mejor que una prolongación limitada de la vida, " Esto no se

puede curar", me dijo el especialista norteamericano.

La tecnología actual es tan poderosa que cuesta pensar que su influencia es un cáncer avanzado sea tan reducida.

Durante nuestras consultas al exterior, me encontré con máquinas gigantescas que hacían y emitían toda clase de sonidos; que buscaban señales de la enfermedad por todo el cuerpo, y que quemaban o radiaban aquellos tejidos afectados.

Sin embargo, ninguna de ellas prometía una curación y su fracaso hacía que percibiera el cáncer como un enemigo cada vez más poderosa, traicionero y letal. "Entre más grandes las máquinas, me confesó una paciente que esperaba

su turno para la radiación, más miedo me da él cáncer y más vulnerable me siento. Parece mentira que una

máquina tan grande como la de cobalto no pueda más que frenar, por un rato, el avance del tumor".

Otra de las cosas que contribuyó a esta percepción fatalista fue la minusvalía de la personalidad del paciente con cáncer. Después del diagnóstico, mi familia se convirtió en un tumor más. Nuestros parientes y amigos empezaron sutilmente a relacionarse con nosotros desde la perspectiva de la enfermedad y de su estado, como si toda la realidad de la persona se contuviera en ella.

Los tratamientos en los hospitales se dirigían al paciente como cuerpo, limitándose a inyectar la quimioterapia o a radiar los tejidos.

A pesar de los grandes esfuerzos del personal médico por ayudar y controlar la enfermedad, muchos de ellos no tenían mucha esperanza de su efectividad y de una u otra manera, así lo comunicaban.

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Las personas transmiten ciertos mensajes no verbales y en Costa Rica vivimos engañados cuando creemos que sólo lo que se dice verbalmente se comunica.

Una enfermedad de un hospital de país lo corroboró un día cuando discutíamos acerca de los temores de los pacientes y de los doctores a hablar francamente del cáncer. "He conocido muchos pacientes a quienes los parientess y los

médicos los tienen engañados y no les dicen que tienen cáncer. Pero en realidad, la mayoría de las veces, son los

familiares los que están en la luna.

Los pacientes saben lo que tienen pero callan para no asustar a sus conyúges o hijos". "Los pobres deben sentirse solos y apabullados con esta actitud"

Este pacto no oficial de silencio me hizo ver que en el subconsciente de la mayoría de la población y del personal médico está grabada la idea de que el cáncer inoperable o metastizado es invencible.

"Nosotros radiamos en un lugar y tarde o temprado relató un radiólogo el mal aparece en otro lado".

La culpa no es de los médicos. Los oncólogos están demasiado ocupados en la lucha física contra el cáncer y no pueden atender los temores y las dudas de sus pacientes más afectados. La especialización médica del siglo XX ha hecho que cada médico se preocupe por una parte distinta del cuerpo o de la enfermedad, lo que compartimentaliza al individuo y lo hace perder de vista la integración de lo físico con lo mental.

En medio de esta confusión, gracias a una psicóloga de California, nos enteramos de que Carl Simonton, oncólogo radiólogo, director del Centro Asesor y de Investigación sobre el Cáncer, en Forth Worth, Texas, tendría un "panel" en la ciudad de los Angelesm sobre su controversial método psicológico de la lucha contra la enfermedad y, sin saber mucho sobre él y su tratamiento, nos inscribimos de inmediato.

Por considerar que lo que allí aprendí puede servir de ayuda para los pacientes con cáncer u otras enfermedades en Costa Rica, para que sus familiares y amigos cercanos, pra todo aquellos que quieran luchar en contra de esa enfermedad, y para los que se preocupan por conservar su salud, y su dignidad como seres humanos, ante la adversidad. He aquí un resumen de lo que el doctor Carl Simonton y sus colegas discutieron con nostors durante esa semana inolvidable.