Manual Para Prevencion Sida en Cárceles by Jacobo Schifter - HTML preview

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Epilogo

Mientras escribía la parte final de este ensayo sobre el Método Simonton mi madre, quien fue por la que me puse en contacto con estos especialistas, se agravó y falleció dos días antes de la publicación del primer artículo de esta trilogía. Mis colegas de Rumbo Centroamericano, con muy buenas intenciones, me consultaron si queria cambiar algo de los artículos. Mi respuesta fue negativa.

El Método Simonton como mis lectores estarán conscientes no es ni un seguro contra la muerte ni una garantía de vida eterna. Es más bien una filosofía de vivir. Sus técnicas son una ayuda para los pacientes de cáncer y sus familiares que sienten, generalmente, que han perdido el control de sus cuerpos y de su estado de ánimo.

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El tratamiento de Carl Simonton le sirvió a mi madre para llevar con dignidad su enfermedad. Las meditaciones, la música, y la fe, contribuyeron a que durante muchas ocasiones, los dolores y las angustias desaparecieron.

El Método me cambió a mí la vida. En vez de utilizar el tiempo para castigarme con los miedos de que perdería irremediablemente al ser más querido, aprendí a meditar, a cantar, a jugar, a hacer ejercicios y a llorar con ella. Fue una ayuda, aún a pesar del cáncer, para disfrutar de la vida y de mi madre.

Cuando ella agonizaba, mi familia participó directamente en el proceso. Nos habíamos preparado para experimentar la muerte con dignidad, con fe, con amor y con una unión absoluta con nuestra progenitora. Mi madre murió tranquila, sin dolor y sin temor. Su música preferida se tocó en la habitación.

Muchos pacientes de los Simonton mueren y otros se recuperan.

En la primera parte se presentaron las estadísticas que indicaban que el tratamiento no impedía, en todos los casos, el avance del tumor. No obstante, un porcentaje de los pacientes sobrevive y sana. La diferencia depende de muchos factores.

Los pacientes con cáncer tienen muchos problemas para hacer las modificaciones de carácter y de actividades que los Simonton recomiendan. Algunos de ellos simplemente no pueden cambiar de la noche a la mañana. Otros no cuenten con todo el apoyo institucional y médico para hacerlo.

Este es el meollo del problema del cáncer en Costa Rica. Las instituciones públicas y privadas, el personal médico, paramédico y administrativo, y el público en general no tienen la preparación para mantener, en muchos casos, ka actitud psiquica óptima para líder con los enfermos de cáncer. Le han contentado con hacerse indiferentes o a negar la existencia y complejidad del mal.

Mi experiencia con los hospitales y las clínicas; los departamentos de oncología, los procesos burocráticos de la Caja Costarricense del Seguro Social y otros antes que de una u otra manera atiendan a los pacientes con cáncer y sus familia, fue muy agridulce.

Algunas veces encontré comprensión por parte de las personas que atendían los trámites para quienes como yo, pedíamos citas, examenes o indagaciones para un ser querido.

Otras veces me encontré con gente malhumorada, hostil, insensible y desagradable que nos hicieron las cosas imposibles y que con el uso de su poder, nos lastimaron e hirieron.

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El paciente de cáncer y su familia tiene el derecho de que por el carácter de la enfermedad las personas y las instituciones que los atienden tenga el entrenamiento adecuado en lo psicológico para amable y comprensiva con ellos.

Esta actitud no debe depender de la suerte sino de una preparación masiva de este personal en todos los aspectos que los Simonton han enfatizado.

Estas críticas tienen como único objetivo ayudar a que todos tomemos conciencia de la forma en que estamos prestando o no lo hacemos, atención a la parte emocional de fenómeno del cáncer.

Mi madre quería que las cosas mejoraran para las personas que sufren de esta enfermedad y luchó por ello. La Fundación Nacional de Solidaridad contra el cáncer de mama (FUNDESO) fue su legado. Por parte, ésta es mi pequeña contribución a su labor en la lucha en contra del cáncer.

Jacobo Schifter.

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