Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca by Alvar Nuñez Cabeza de Baca - HTML preview

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CAP. X. De la Refriega, que nos dieron los Indios.

Venida la mañana, vinieron à nosotros muchas Canoas de Indios,pidiendonos los dos Compañeros, que en la Barca havian quedado porrehenes. El Governador dixo, que se los daria, con que traxesen los dosChristianos, que havian llevado. Con esta Gente venian cinco, ò seisSeñores, i nos paresciò ser la Gente mas bien dispuesta, i de masautoridad, i concierto, que hasta alli haviamos visto, aunque no tangrandes como los otros, de quien havemos contado. Traìan los cabellossueltos, i mui largos, i cubiertos con Mantas de Martas, de la suerte delas que atràs haviamos tomado, i algunas de ellas hechas por mui estrañamanera, porque en ellas havia vnos laços de labores de vnas Pielesleonadas, que parescian mui bien. Rogabannos, que nos fuesemos conellos, i que nos darian los Christianos, i Agua, i otras muchas cosas: icontino acudian sobre nosotros muchas Canoas, procurando de tomar laboca de aquella entrada: i asi por esto, como porque la Tierra era muipeligrosa para estàr en ella, nos salimos à la Mar, donde estuvimoshasta medio dia con ellos. Y como no nos quisiesen dàr los Christianos,i por este respeto nosotros no les diesemos los Indios, començaronnos àtirar piedras con Hondas, i Varas, con muestras de flecharnos, aunque entodos ellos no vimos sino tres, o quatro Arcos.

Estando en esta contienda, el viento refrescò, i ellos se bolvieron, inos dexaron: i asi navegamos aquel dia, hasta hora de Visperas, que miBarca, que iba delante, descubriò vna Punta, que la Tierra hacia, i delotro cabo se via vn Rio mui grande: i en vna Isleta que hacia la Punta,hice Yo surgir, por esperar las otras Barcas. El Governador no quisollegar, antes se metiò por vna Baìa mui cerca de alli, en que haviamuchas Isletas, i alli nos juntamos, i desde la Mar tomamos Agua dulce,porque el Rio entraba en la Mar de avenida: i por tostar algun Maìz delo que traìamos, porque ià havia dos dias que lo comiamos crudo,saltamos en aquella Isla, mas como no hallamos Leña, acordamos de ir alRio, que estaba detràs de la Punta, vna Legua de alli: i iendo, eratanta la corriente, que no nos dexaba en ninguna manera llegar, antesnos apartaba de la Tierra; i nosotros, trabajando, i porfiando portomarla. El Norte, que venia de la Tierra, començò à crescer tanto, quenos metiò en la Mar, sin que nosotros pudiesemos hacer otra cosa: i àmedia Legua que fuimos metidos en ella, sondamos, i hallamos, que contreinta braças no podimos tomar hondo, i no podiamos entender, si lacorriente era causa que no lo pudiesemos tomar; i asi navegamos dosdias, todavia trabajando por tomar Tierra: i al cabo de ellos, vn pocoantes que el Sol saliese, vimos muchos humeros por la Costa: itrabajando por llegar allà, nos hallamos en tres braças de Agua, i porser de noche, no osamos tomar Tierra; porque como haviamos visto tantoshumeros, creìamos que se nos podria recrescer algun peligro, sinnosotros poder vèr, por la mucha obscuridad, lo que haviamos de hacer: ipor esto determinamos de esperar à la mañana, i como amanesciò, cadaBarca se hallò por sì perdida de las otras: Yo me hallè en treintabraças; i siguiendo mi viage, à hora de Visperas vì dos Barcas, i comofui à ellas, vì que la primera à que lleguè, era la del Governador, elqual me pregunto, què me parescia que debiamos hacer? Yo le dixe, quedebia recobrar aquella Barca, que iba delante, i que en ninguna manerala dexase, i que juntas todas tres Barcas, siguiesemos nuestro camino,donde Dios nos quisiese llevar. El me respondiò, que aquello no se podiahacer, porque la Barca iba mui metida en la Mar, i èl queria tomar laTierra, i que si la queria Yo seguir, que hiciese que los de mi Barcatomasen los Remos, i trabajasen, porque con fuerça de braços se havia detomar la Tierra: i esto le aconsejaba vn Capitan, que consigo llevaba,que se llamaba Pantoja, diciendole, que si aquel dia no tomaba laTierra, que en otros seis no la tomaria, i en este tiempo era necesariomorir de hambre. Yo vista su voluntad, tomè mi Remo, i lo mismo hicierontodos los que en mi Barca estaban para ello, i bogamos hasta casi puestoel Sol: mas como el Governador llevaba la mas sana, i recia Gente, queentre toda havia, en ninguna manera lo podimos seguir, ni tener conella. Yo, como vì esto, pedile, que para poderle seguir, me diese vncabo de su Barca: i èl me respondiò, que no harian ellos poco, si solosaquella noche pudiesen llegar à Tierra. Yo le dixe, que pues via la pocaposibilidad, que en nosotros havia para poder seguirle, i hacer lo quehavia mandado, que me dixese, què era lo que mandaba que Yo hiciese? Elme respondiò, que ià no era tiempo de mandar vnos à otros, que cada vnohiciese lo que mejor le pareciese que era para salvar la vida, que èlansi lo entendia de hacer; i diciendo esto, se alargò con su Barca: icomo no le pude seguir, arribè sobre la otra Barca, que iba metida en laMar, la qual me esperò; i llegado à ella hallè, que era la que llevabanlos Capitanes Peñalosa, i Tellez: i ansi navegamos quatro dias encompañia, comiendo por tasa cada dia medio puño de Maìz crudo. A cabo deestos quatro dias nos tomò vna Tormenta, que hiço perder la otra Barca:i por gran misericordia, que Dios tuvo de nosotros, no nos hundimos deltodo, segun el tiempo hacia; i con ser Invierno, i el frio mui grande, itantos dias, que padesciamos hambre, con los golpes, que de la Marhaviamos rescibido, otro dia la Gente començò mucho à desmaiar: de talmanera, que quando el Sol se puso, todos los que en mi Barca venianestaban caìdos en ella, vnos sobre otros, tan cerca de la muerte, quepocos havia que tuviesen sentido, i entre todos ellos, à esta hora, nohavia cinco Hombres en pie; i quando vino la noche, no quedamos sino elMaestre, i Yo, que pudiesemos marear la Barca; i à dos horas de lanoche, el Maestre me dixo, que Yo tuviese cargo de ella, porque èlestaba tal, que creìa aquella noche morir: i asi Yo tomè el leme, ipasada media noche, Yo lleguè, por vèr si era muerto el Maestre: i èl merespondiò, que èl antes estaba mejor, i que èl governaria hasta el dia.Yo cierto aquella hora, de mui mejor voluntad tomara la muerte, que novèr tanta Gente delante de mi de tal manera. Y despues que el Maestretomò cargo de la Barca, Yo reposè vn poco mui sin reposo; ni havia cosamas lexos de mi entonces, que el sueño. Y acerca del Alva, pareciòme queoìa el tumbo de la Mar, porque como la Costa era baxa, sonaba mucho, icon este sobresalto, llamè al Maestre, el qual me respondiò, que creìaque eramos cerca de Tierra, i tentamos, i hallamonos en siete braças, iparesciòle, que nos debiamos tener à la Mar, hasta que amanesciese; Yasi Yo tomè vn Remo, i boguè de la vanda de la Tierra, que nos hallamosvna Legua de ella, i dimos la popa à la Mar; i cerca de Tierra nos tomòvna ola; que echò la Barca fuera del Agua vn juego de herradura: i conel gran golpe que diò, casi toda la Gente que en ella estaba comomuerta, tornò en sì, i como se vieron cerca de la Tierra, se començaronà descolgar, i con manos, i pies andando: i como salieron à Tierra àvnos barrancos, hecimos lumbre, i tostamos del Maìz que traìamos, ihallamos Agua de la que havia llovido, i con el calor del fuego la Gentetornò en sì, i començaron algo à esforçarse. El dia que aqui llegamosera sexto del Mes de Noviembre.

CAP. XI. De lo que acaesciò à Lope de Oviedo con vnos Indios.

Desque la Gente huvo comido, mandè à Lope de Oviedo, que tenia masfuerça, i estaba mas recio que todos, se llegase à vnos Arboles, quecerca de alli estaban, i subido en vno de ellos, descubriese la Tierraen que estabamos, i procurase de haver alguna noticia de ella. El lohiço asi, i entendiò que estabamos en Isla, i viò que la Tierra estabacabada, à la manera que suele estàr Tierra donde anda Ganado, iparesciòle por esto, que debia ser Tierra de Christianos, i ansi nos lodixo. Yo le mandè, que la tornase à mirar mui mas particularmente, iviese si en ella havia algunos Caminos, que fuesen seguidos, i esto sinalargarse mucho, por el peligro que podia haver. El fue, i topando convna vereda, se fue por ella adelante, hasta espacio de media Legua, ihallò vnas Choças de unos Indios, que estaban solas, porque los Indioseran idos al Campo, i tomò vna Olla de ellos, i vn Perrillo pequeño, ivnas pocas de Liças, i asi se bolviò à nosotros; i paresciendonos que setardaba, embiè otros dos Christianos, para que le buscasen, i viesen quèle havia suscedido, i ellos le toparon cerca de alli, i vieron, que tresIndios, con Arcos, i Flechas, venian tras de èl, llamandole, i èlasimismo llamaba à ellos por señas: i asi llegò donde estabamos, i losIndios se quedaron vn poco atràs, asentados en la misma Ribera; i dendeà media hora acudieron otros cien Indios Flecheros, que agora ellosfuesen grandes, ò no, nuestro miedo les hacia parescer Gigantes, ipararon cerca de nosotros, donde los tres primeros estaban. Entrenosotros escusado era pensar que havria quien se defendiese, porquedificilmente se hallaron seis, que del suelo se pudiesen levantar. ElVeedor, i Yo salimos à ellos; i llamamosles, i ellos se llegaron ànosotros: i lo mejor que podimos, procuramos de asegurarlos, iasegurarnos, i dimosles Cuentas, i Cascaveles, i cada vno de ellos mediò vna Flecha, que es señal de amistad: i por señas nos dixeron, que àla mañana bolverian, i nos traerian de comer, porque entonces no lotenian.

CAP. XII. Como los Indios nos truxeron de comer.

Otro dia, saliendo el Sol, que era la hora que los Indios nos haviandicho, vinieron à nosotros, como lo havian prometido, i nos traxeronmucho Pescado, i de vnas Raìces, que ellos comen, i son como Nueces,algunas maiores, ò menores, la maior parte de ellas se sacan debaxo delAgua, i con mucho trabajo.

A la tarde bolvieron, i nos traxeron masPescado, i de las mismas Raìces, i hicieron venir sus Mugeres, i Hijos,para que nos viesen; i ansi se bolvieron ricos de Cascaveles, i Cuentas,que les dimos, i otros dias nos tornaron à visitar, con lo mismo queestotras veces. Como nosotros viamos, que estabamos proveìdos dePescado, i de Raìces, i de Agua, i de las otras cosas que pedimos,acordamos de tornarnos à embarcar, i seguir nuestro camino, idesenterramos la Barca de la Arena, en que estaba metida, i fuemenester, que nos desnudasemos todos, i pasasemos gran trabajo paraecharla al Agua, porque nosotros estabamos tales, que otras cosas muimas livianas bastaban para ponernos en èl; i asi embarcados, à dos tirosde Ballesta dentro en la Mar, nos diò tal golpe de Agua, que nos mojò àtodos: i como ibamos desnudos, i el frio que hacia era mui grande,soltamos los Remos de las manos: i à otro golpe que la Mar nos diò,trastornò la Barca: el Veedor, i otros dos se asieron de ella paraescaparse, mas suscediò mui al revès, que la Barca los tomò debaxo, i seahogaron. Como la Costa es mui braba, el Mar de vn tumbo echò à todoslos otros embueltos en las olas, i medio ahogados en la Costa de lamisma Isla, sin que faltasen mas de los tres, que la Barca havia tomadodebaxo. Los que quedamos escapados, desnudos como nascimos, i perdidotodo lo que traìamos: i aunque todo valia poco, para entonces valiamucho. Y como entonces era por Noviembre, i el frio mui grande, inosotros tales, que con poca dificultad nos podian contar los huesos,estabamos hechos propria figura de la Muerte. De mì sè decir, que desdeel mes de Maio pasado, Yo no havia comido otra cosa sino Maìz tostado, ialgunas veces me vì en necesidad de comerlo crudo; porque aunque semataron los Caballos, entretanto que las Barcas se hacian, Yo nunca pudecomer de ellos, i no fueron diez veces las que comì pescado. Esto digo,por escusar raçones, porque pueda cada vno vèr, què tales estariamos. Ysobre todo lo dicho, havia sobrevenido viento Norte, de suerte, que masestabamos cerca de la muerte, que de la vida: plugo à Nuestro Señor, quebuscando los tiçones del fuego, que alli haviamos hecho, hallamos lumbrecon que hicimos grandes fuegos: i ansi estuvimos pidiendo à NuestroSeñor misericordia, i perdon de nuestros pecados, derramando muchaslagrimas, haviendo cada vno lastima, no solo de sì, mas de todos losotros, que en el mismo estado vian. Y à hora de puesto el Sol, losIndios, creiendo que no nos haviamos ido, nos bolvieron à buscar, i àtraernos de comer: mas quando ellos nos vieron ansi en tan diferentehabito del primero, i en manera tan estraña, espantaronse tanto, que sebolvieron atràs. Yo salì à ellos, i llamèlos, i vinieron mui espantados,hicelos entender por señas, como se nos havia hundido vna Barca, i sehavian ahogado tres de nosotros: i alli en su presencia, ellos mismos,vieron dos muertos, i los que quedabamos, ibamos aquel camino. LosIndios de vèr el desastre que nos havia venido, y el desastre en queestabamos, con tanta desventura, i miseria se sentaron entre nosotros: icon el gran dolor, i lastima que ovieron de vernos en tanta fortuna,començaron todos à llorar recio, i tan de verdad, que lexos de alli sepodia oìr, i esto les durò mas de media hora: i cierto, vèr que estosHombres, tan sin raçon, i tan crudos, à manera de Brutos, se doliantanto de nosotros, hiço que en mì, i en otros de la compañia cresciesemas la pasion, i la consideracion de nuestra desdicha. Sosegado ià estellanto, Yo preguntè à los Christianos, i dixe, que si à ellos parescia,rogaria à aquellos Indios, que nos llevasen à sus Casas: i algunos deellos, que havian estado en la Nueva-España, respondieron, que no sedebia hablar en ello, porque si à sus Casas nos llevaban, nossacrificarian à sus Idolos: mas visto que otro remedio no havia, i quepor qualquier otro camino estaba mas cerca, i mas cierta la muerte, nocurè de lo que decian, antes roguè à los Indios, que nos llevasen à susCasas, i ellos mostraron que havian gran placer de ello, i queesperasemos vn poco, que ellos harian lo que queriamos; i luego treintade ellos se cargaron de leña, i se fueron à sus Casas, que estaban lexosde alli, i quedamos con los otros hasta cerca de la noche, que nostomaron; i llevandonos asidos, i con mucha priesa, fuimos à sus Casas, ipor el gran frio que hacia; i temiendo que en el camino alguno nomuriese, ò desmaiase, proveieron, que oviese quatro, ò cinco fuegos muigrandes, puestos à trechos, i en cada vno de ellos nos escalentaban: idesque vian que haviamos tomado alguna fuerça, i calor, nos llevabanhasta el otro, tan apriesa, que casi los pies no nos dexaban poner en elsuelo: i de esta manera fuimos hasta sus Casas, donde hallamos quetenian hecha vna Casa para nosotros, i muchos fuegos en ella: i desde àvn hora que haviamos llegado, començaron à bailar, i hacer grande fiesta(que durò toda la noche) aunque para nosotros no havia placer, siesta,ni sueño, esperando quando nos havian de sacrificar, i la mañana nostornaron á dàr Pescado, i Raìces, i hacer tan buen tratamiento, que nosaseguramos algo, i perdimos algo el miedo del sacrificio.

CAP. XIII. Como supimos de otros Christianos.

Este mismo dia Yo vi à vn Indio de aquellos vn Rescate, i conoscì que noera de los que nosotros les haviamos dado: i preguntando donde le havianhavido, ellos por señas me respondieron, que se lo havian dado otrosHombres como nosotros, que estaban atràs. Yo viendo esto, embiè dosChristianos, i dos Indios, que les mostrasen aquella Gente, i mui cercade alli toparon con ellos, que tambien venian à buscarnos, porque losIndios que allà quedaban, los havian dicha de nosotros, i estos eran losCapitanes Andrès Dorantes, y Alonso del Castillo, con toda la Gente desu Barca. Y llegados à nosotros, se espantaron mucho de vernos de lamanera que estabamos, i rescibieron mui gran pena por no tener quedarnos, que ninguna otra cosa traìan, sino la que tenian vestida. Yestuvieron alli con nosotros, i nos contaron, como à cinco de aquelmismo Mes, su Barca havia dado al travès legua, i media de alli, i elloshavian escapado, sin perderse ninguna cosa: i todos juntos acordamos deadobar su Barca, i irnos en ella los que tuviesen fuerça, i disposicionpara ello; los otros quedarse alli hasta que convaleciesen, para irse,como pudiesen, por luengo de Costa, i que esperasen alli, hasta que Dioslos llevase con nosotros à Tierra de Christianos; i como lo pensamos,asi nos pusimos en ello; i antes que echasemos la Barca al Agua, Tavera,vn Caballero de nuestra Compañia, muriò; i la Barca que nosotrospensabamos llevar, hiço su fin, i no se pudo sostener à si misma, queluego fue hundida; i como quedamos del arte que he dicho, i los masdesnudos, i el tiempo tan recio para caminar, i pasar Rios, i Ancones ànado, ni tener bastimento alguno, ni manera para llevarlo, determinamosde hacer lo que la necesidad pedia, que era invernar alli; i acordamostambien, que quatro Hombres, que mas recios estaban, fuesen à Panuco,creiendo que estabamos cerca de alli; i que si Dios Nuestro Señor fueseservido de llevarnos allà, diesen aviso de como quedabamos en aquellaIsla, i de nuestra necesidad, i trabajo. Estos eran mui grandesnadadores, i al vno llamaban Alvaro Fernandez, Portuguès, Carpintero, iMarinero: el segundo se llamaba Mendez; i al tercero Figueroa, que eranatural de Toledo: el quarto, Astudillo, natural de Çafra, llevabanconsigo vn Indio, que era de la Isla.

CAP. XIV. Como se partieron los quatro Christianos.

Partidos estos quatro Christianos, dende à pocos dias suscediò taltiempo de frios, i tempestades, que los Indios no podian arrancar lasRaìces: i de los Cañales en que pescaban ià no havia provecho ninguno; icomo las Casas eran tan desabrigadas, començòse à morir la Gente; icinco Christianos, que estaban en rancho en la Costa, llegaron à talestremo, que se comieron los vnos à los otros, hasta que quedò vno solo,que por ser solo no huvo quien lo comiese. Los nombres de ellos sonestos: Sierra, Diego Lopez, Corral, Palacios, Gonçalo Ruiz. De este casose alteraron tanto los Indios, i hovo entre ellos tan gran escandalo,que sin duda, si al principio ellos lo vieran, los matàran, i todos nosvieramos en grande trabajo. Finalmente, en mui poco tiempo, de ochentaHombres, que de ambas partes alli llegamos, quedaron vivos solos quince:i despues de muertos estos; diò à los Indios de la Tierra vna enfermedadde estomago, de que muriò la mitad de la Gente de ellos: i creieron, quenosotros eramos los que los matabamos; i teniendolo por mui cierto,concertaron entre sì de matar à los que haviamos quedado. Yà que lovenian à poner en efecto, vn Indio, que à mi me tenia, les dixo, que nocreiesen, que nosotros eramos los que los matabamos, porque si nosotrostal poder tuvieramos, escusàramos que no murieran tantos de nosotros,como ellos vian que havian muerto, sin que les pudieramos poner remedio,i que ià no quedabamos sino mui pocos, i que ninguno hacia daño, niperjuicio, que lo mejor era, que nos dexasen. Y quiso Nuestro Señor, quelos otros siguieron este consejo, i pareicer, i ansi se estorvò suproposito. A esta Isla pusimos por nombre, Isla de Malhado. La Gente quealli hallamos son grandes, i bien dispuestos: no tienen otras Armas sinoFlechas, i Arcos, en que son por estremo diestros. Tienen los Hombres lavna Teta horadada de vna parte à otra, i algunos ai que las tienenambas; i por el agujero que hacen, traen vna Caña atravesada, tan larga,como dos palmos i medio, i tan gruesa, como dos dedos: traen tambienhoradado el Labio de abaxo, i puesto en èl vn pedaço de la Caña, delgadacomo medio dedo. Las Mugeres son para mucho trabajo. La habitacion queen esta Isla hacen, es desde Octubre, hasta en fin de Hebrero. El sumantenimiento es las Raìces que he dicho, sacadas debaxo el Agua porNoviembre, i Diciembre. Tienen Cañales, i no tienen mas Peces de paraeste tiempo: de aì adelante comen las Raìces. En fin de Hebrero vàn àotras partes à buscar con que mantenerse, porque entonces las Raìcescomiençan à nascer, i no son buenas. Es la Gente del Mundo, que mas amanà sus Hijos, i mejor tratamiento les hacen: i quando acaesce que àalguno se le muere el Hijo, lloranle los Padres, i los Parientes, i todoel Pueblo, i el llanto dura vn Año cumplido, que cada dia por la mañana,antes que amanezca, comiençan primero à llorar los Padres, i tras estotodo el Pueblo: i esto mismo hacen al medio dia, i quando amanesce: ipasado un Año que los han llorado, hacenle las Honras del muerto, ilavanse, i limpianse del tizne que traen. A todos los Defuntos lloran deesta manera, salvo à los viejos, de quien no hacen caso, porque dicen,que ià han pasado su tiempo, i de ellos ningun provecho ai, antes ocupanla Tierra, i quitan el mantenimiento à los niños. Tienen por costumbrede enterrar los Muertos, sino son los que entre ellos son Fisicos, que àestos quemanlos; i mientras el fuego arde, todos estàn bailando, ihaciendo mui gran fiesta, i hacen polvos los huesos: i pasado vn Año,quando se hacen sus Honras, todos se jasan en ellas, i à los Parientesdàn aquellos polvos à beber de los huesos en Agua. Cada vna tiene vnaMuger conoscida. Los Fisicos son los Hombres mas libertados; puedentener dos, i tres, i entre estas ai mui gran amistad, i conformidad.Quando viene que alguno casa su Hija, el que la toma por Muger, dende eldia que con ella se casa, todo lo que matare caçando, ò pescando, todolo trae la Muger à la casa de su Padre, sin osar tomar, ni comer algunacosa de ello, i de casa de el Suegro le llevan à èl de comer: i en todoeste tiempo el Suegro, ni la Suegra no entran en su casa, ni èl ha deentrar en casa de los Suegros, ni Cuñados: i si acaso se toparen poralguna parte, se desvian vn tiro de Ballesta el vno del otro; ientretanto que asi vàn apartandose, llevan la cabeça baxa, i los ojos entierra puestos; porque tienen por cosa mala verse, ni hablarse. LasMugeres tienen libertad para comunicar, i conversar con los Suegros, iParientes; i esta costumbre se tiene desde la Isla, hasta mas decinquenta leguas por la Tierra adentro.

Otra costumbre ai, i es, que quando algun Hijo, ò Hermano muere, en lacasa donde muriere, tres meses no buscan de comer, antes se dexan morirde hambre, i los Parientes, i los Vecinos les proveen de lo que han decomer. Y como en el tiempo que aqui estuvimos muriò tanta Gente deellos, en las mas Casas havia mui gran hambre, por guardar tambien sucostumbre, i cerimonia; i los que lo buscaban, por mucho que trabajaban,por ser el tiempo tan recio, no podian hacer sino mui poco; i por estacausa los Indios que à mi me tenian, se salieron de la Isla, i en vnasCanoas se pasaron à Tierra-firme à vnas Baìas, adonde tenian muchosHostiones, i tres meses del Año no comen otra cosa, i beben mui malaAgua. Tienen gran falta de Leña, i de Mosquitos mui grande abundancia.Sus Casas son edificadas de Esteras, sobre muchas Cascaras de Hostiones,i sobre ellos duermen encueros, i no los tienen sino es acaso; i asiestuvimos hasta en fin de Abril, que fuimos à la Costa de la Mar, à docomimos Moras de Çarças todo el Mes, en el qual no cesan de hacer susAreitos, i fiestas.

CAP. XV. De lo que nos acaesciò en Isla la de Malhado.

En aquella Isla, que he contado, nos quisieron hacer Fisicos, sinexaminarnos, ni pedirnos los Titulos, porque ellos curan lasenfermedades soplando al enfermo, i con aquel soplo, i las manos, echande èl la enfermedad, i mandaron nos que hiciesemos lo mismo, isirviesemos en algo: nosotros nos reìamos de ello, diciendo, que eraburla, i que no sabiamos curar, i por esto nos quitaban la comida, hastaque hiciesemos lo que nos decian. Y viendo nuestra porfia, vn Indio medixo à mì, que Yo no sabia lo que decia en decir, que no aprovecharianada aquello que èl sabia, ca las Piedras, i otras cosas que se crianpor los Campos, tienen virtud; i que èl con vna Piedra caliente,traiendola por el estomago, sanaba, i quitaba el dolor, i que nosotrosque eramos hombres, cierto era que teniamos maior virtud, i poder.

Enfin, nos vimos en tanta necesidad, que lo hovimos de hacer, sin temerque nadie nos llevase por ello la pena. La manera que ellos tienen encurarse es esta: que en viendose enfermos, llaman vn Medico, i despuesde curado, no solo le dàn todo lo que poseen, mas entre sus parientesbuscan cosas para darle.

Lo que el Medico hace, es dalle vnas fajasadonde tiene el dolor, i chupanles al derredor de ellas. Dàn cauteriosde fuego, que es cosa entre ellos tenida por mui provechosa, i Yo lo heexperimentado, i me suscediò bien de ello; i despues de esto, soplanaquel lugar que les duele, i con esto creen ellos, que se les quita elmal. La manera con que nosotros curamos, era santiguandolos, isoplarlos, i reçar vn Pater noster

, i vn

Ave Maria

, i rogar lo mejorque podiamos à Dios Nuestro Señor, que les diese salud, i espirase enellos, que nos hiciesen algun buen tratamiento. Quiso Dios NuestroSeñor, i su misericordia, que todos quellos por quien suplicamos, luegoque los santiguamos, decian à los otros, que estaban sanos, i buenos; ipor este respecto nos hacian buen tratamiento, i dexaban ellos de comerpor darnoslo à nosotros, i nos daban Cueros, i otras cosillas. Fue tanestremada la hambre que alli se pasò, que muchas veces estuve tres diassin comer ninguna cosa, i ellos tambien lo estaban, i paresciame sercosa imposible durar la vida, aunque en otras maiores hambres, inecesidades me vi despues, como adelante dirè. Los Indios que tenian àAlonso del Castillo, i Andrès Dorantes, i à los demàs que havian quedadovivos, como eran de otra Lengua, i de otra Parentela, se pasaron à otraparte de la Tierra-firme à comer Hostiones, i alli estuvieron hasta elprimero dia del Mes de Abril, i luego bolvieron à la Isla, que estaba dealli hasta dos leguas, por lo mas ancho del Agua, i la Isla tiene medialegua de travès, i cinco en largo.

Toda la Gente de esta Tierra anda desnuda, solas las Mugeres traen desus cuerpos algo cubierto con vna Lana que en los Arboles se cria. LasMoças se cubren con vnos Cueros de Venados. Es Gente mui partida de loque tienen vnos con otros. No ai entre ellos Señor. Todos los que son devn Linage andan juntos.

Habitan en ella dos maneras de Lenguas, à losvnos llaman de Capoques, i à los otros de Han: tienen por costumbre,quando se conoscen, i de tiempo à tiempo se vèn, primero que se hablen,estàr media hora llorando; i acabado esto, aquel que es visitado, selevanta primero, i dà al otro todo quanto posee, i el otro lo rescibe: ide aì à vn poco se và con ello, i aun algunas veces, despues derescebido, se vàn sin que hablen palabra. Otras estrañas costumbrestienen, mas Yo he contado las mas principales, i mas señaladas por pasaradelante, i contar lo que mas nos suscedio.

CAP. XVI. Como se partieron los Christianos de la Isla de Malhado.

Despues que Dorantes, i Castillo bolvieron à la Isla, recogieron consigotodos los Christianos, que estaban algo esparcidos, i hallaronse portodos catorce. Yo, como he dicho, estaba en la otra parte enTierra-firme, donde mis Indios me havian llevado, i donde me havia dadotan gran enfermedad, que ià que alguna otra cosa me diera esperança devida, aquella bastaba para del todo quitarmela. Y como los Christianosesto supieron, dieron à vn Indio la Manta de Martas, que del Caciquehaviamos tomado, como arriba diximos, porque los pasase donde Yo estabapara verme; i asi, vinieron doce, porque los dos quedaron tan flacos,que no se atrevieron à traerlos consigo: los nombres de los que entoncesvinieron, son: Alonso del Castillo, Andrès Dorantes, i Diego Dorantes,Valdivieso, Estrada, Tostado, Chaves, Gutierrez, Asturiano Clerigo,Diego de Huelva, Estevanico el Negro, Benitez: i como fueron venidos àTierra-firme, hallaron otro, que era de los nuestros, que se llamabaFrancisco de Leon; i todos trece por luengo de Costa. Y luego que fueronpasados los Indios, que me tenian, me avisaron de ello, i como quedabanen la Isla Hieronimo de Alaniz, i Lope de Oviedo. Mi enfermedad estorvòque no les pude seguir, ni los vì. Yo huve de quedar con estos mismosIndios de la Isla mas de vn Año, i por el mucho trabajo que me daban, imal tratamiento que me hacian, determinè de huir de ellos, i irme à losque moran en los Montes, i Tierra-firme, que se llaman los de Charruco,porque Yo no podia sufrir la vida, que con estos otros tenia; porqueentre otros trabajos muchos, havia de sacar las Raìces para comer debaxodel Agua, i entre las Cañas, donde estaban metidas en la Tierra; i deesto traìa Yo los dedos tan gastados, que vna Paja que me tocase, mehacia sangre de ellos, i las Cañas me rompian por muchas partes, porquemuchas de ellas estaban quebradas, i havia de entrar por medio de ellas,con la Ropa que he dicho que traìa. Y por esto Yo puse en obra depasarme à los otros, i con ellos me suscediò algo mejor: i porque Yo mehice Mercader, procurè de vsar el Oficio lo mejor que supe; i por estoellos me daban de comer, i me hacian buen tratamiento, i rogabanme, queme fuese de vnas partes à otras, por cosas que ellos havian menester;porque por raçon de la Guerra, que contino traen, la Tierra no se anda,ni se contrata tanto. E ià con mis Tratos, i Mercaderias entraba laTierra adentro todo lo que queria, i por luengo de Costa me alargabaquarenta, ò cinquenta leguas. Lo principal de mi trato, era pedaços deCaracoles de la Mar, i Coraçones de ellos, i Conchas, con que elloscortan vna fruta, que es como Frisoles, con que se curan, i hacen susBailes, i Fiestas; i esta es la cosa de maior prescio que entre ellosai, i Cuentas de la Mar, i otras cosas. Asi esto era lo que io llevabala Tierra adentro; i en cambio, i trueco de ello traìa Cueros, i Almagracon que ellos se vntan, i tiñen las Caras, i Cabellos; Pedernales parapuntas de Flechas, Engrudo, i Cañas duras para hacerlas, i vnas Borlas,que se hacen de Pelos de Venados, que las tiñen, i paran coloradas: ieste Oficio me estaba à mi bien, porque andando en èl tenia libertadpara ir donde queria, i no era obligado à cosa alguna, i no era Esclavo,i donde quiera que iba me hacian buen tratamiento, i me daban de comerpor respeto de mis Mercaderias; i lo mas principal, porque andando enello, Yo buscaba por donde me havia de ir adelante, i entre ellos eramui conoscido: holgaban mucho quando me vian, i les traìa lo que havianmenester; i los que no me conoscian, me procuraban, i deseaban vèr pormi fama. Los trabajos que en esto pasè, serìa largo contarlos, asi depeligros, i hambres, como de tempestades, i frios, que muchos de ellosme tomaron en el Campo. i solo, donde por gran misericordia de DiosNuestro Señor escapè; i por esta causa Yo no trataba el Oficio enInvierno, por ser tiempo, que ellos mismos en sus Choças, i Ranchosmetidos, no podian valerse, ni ampararse. Fueron casi seis Años eltiempo que Yo estuve en esta Tierra solo entre ellos, i desnudo, comotodos andaban. La raçon por què tanto me detuve, fue por llevar conmigovn Christiano, que estaba en la Isla, llamado Lope de Oviedo. El otroCompañero de Alaniz, que con èl havia quedado, quando Alonso delCastillo, i Andrès Dorantes, con todos los otros, se fueron, muriòluego; i por sacarlo de alli, Yo pasaba à la Isla cada Año, i le rogaba,que nos fuesemos à la mejor maña que pudiesemos en busca de Christianos,i cada Año me detenia, diciendo, que el otro siguiente nos iriamos. Enfin, al cabo lo saquè, i le pasè el Ancon, i quatro Rios, que ai por laCosta, porque èl no sabia nadar, i ansi fuimos con algunos Indiosadelante, hasta que llegamos à vn Ancon, que tiene vna legua de travès,i es por todas partes hondo: i por lo que de èl nos paresciò, i vimos,es, el que llaman del Espiritu Santo, i de la otra parte dèl vimos vnosIndios, que vinieron à vèr los nuestros, i nos dixeron, como masadelante havia tres Ho