Taller Para Prevención del Sida Para Hombres Latinos by Jacobo Schifter - HTML preview

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Anexo 2

Sesión 3

Ejercicio para pedir lo que no quiere y para decir no

Quizás una de las cosas más difíciles en una relación íntima es pedir directamente lo que no desea, y rehusar hacer algo por el otro. La mayoría de los hombres les cuesta saber pedir lo que quieren, y de ahí que lo hagan muchas veces de manera hostil. Es un gran riesgo pedir lo que uno quiere en una relación íntima porque se corre el riesgo de ser rechazado, y eso duele. Pero aún a pesar del riesgo, la mejor manera de obtener lo que se desea es preguntando directamente. Nadie nos puede leer los pensamientos para saber nuestras necesidades y para ayudarnos cuando lo necesitamos.

Cuando la otra persona desea algo que a usted no le gusta hacer, tiene dos caminos a seguir: o lo que a regañadientes y se resisten en secreto o aprende a decir que no. Si hace cosas que no quieren muchas veces desarrol a en resentimiento y tarde o temprano, explota de manera violenta.

Cuando conocemos a otras personas, a veces tratamos de complacerla haciendo cosas que en realidad no nos gustan. No convencemos de que vale la pena el esfuerzo de satisfacerla o que más adelante, cuando nos conozcamos mejor, podremos dejar de hacerlas. Sin embargo, en vez de retener a la persona, lo que hacemos es acumular resentimientos hacia es individuo y sentirnos mal por no poner límites.

En el campo del Sida, lo más peligroso de esta conducta es no usar el condón para complacer al otro, o porque ese otro nos presione para no hacerlo con excusas como que ya nos queremos, que él o el a no son infiel y otras.

Nos han enseñado, por el otro lado, que pedir muchas cosas es falta de delicadeza o de orgul o. Si queremos cariño, por ejemplo, esperamos que sea la otra persona la que adivine este deseo. Si esa persona no nos lee la mente, nos enojamos. Los adolescentes tenemos problemas también en decir que no, ya que usualmente tratamos de que nos quieren por medio de hacernos útiles y serviciales. En muchas ocasiones, entre nosotros mismos, nos avergüenza expresar nuestros deseos. A veces no queremos tener relaciones sexuales y se nos hace un problema decirlo; en otras, desearíamos hacer otras cosas en la cama y no nos atrevemos a proponerlas.

Desde pequeños se nos ha enseñado que es de mala educación rehusar hacer un favor. Al niño que le dice no a una orden, se le castiga durante mente. Se le inculca la idea de que a los mayores se les respeta, haciendo lo que el os quieren. En el caso de los privados de libertad, muchos han sido abusados en sus hogares por familiares o conocidos y esta invasión de la privacidad, acentúa la conducta de no saber o no poder poner límites.

También tenemos problemas en decir que no porque pensamos que si lo hacemos, nos dejarán de querer.

Existe una idea muy generalizada que la gente que dice no es porque es egoísta y mala y que los buenos son aquel os que están dispuestos a acceder a cualquier solicitud.

1. Escriba una lista con las cuatro razones principales por las que atienen problema en pedir lo que quieren. En una hoja aparte, que escriban otras cuatro razones por las que le es difícil decir que no.

Traiga esta hoja la semana entrante.

2. Una vez concluida esta tarea, pida a un amigo que se siente frente a usted. Solicítele que le diga la palabra

"sí" y respóndale, usando la misma entonación, con un "no". Vayan variado la entonación de sus voces desde suave al principio, normal luego, hasta alta después. Una vez concluido este ejercicio, pregúnteles cómo se sintieron con cada una de sus respuestas "no" para cada una de las tres entonaciones.

Traiga esta hoja la próxima semana.

3. Haga ahora una lista de las personas con las que usted más se relaciona y escriba a la par de su nombre cómo se siente diciéndoles "no" Empezando con aquel as que se le hace más fácil decirles, no empiece a rehusarles algunas solicitudes que le molestan. No busque excusas para no hacer las cosas, o invente formas para no decir "no" directamente. No mienta ni evite a la persona. Cuando diga que no, no diga que no puede hacerlo, sino que no diga que no puede hacerlo, sino que quiere hacerlo. Hay una diferencia entre las dos. "No puedo", da a entender que por alguna razón no lo puede hacer, pero que sí quiere hacerlo. Esto no es un verdadero no porque invita a que la otra persona empiece a preguntarle el por qué y a presionarlo.

Escriba en una hoja cómo se sintió diciéndoles que no, cómo lo dijo y cómo lo puede mejorar. Recuerde que el objetivo no es decir no a todo, sino hacer saber a los demás lo que usted quiere o no quiere hacer. Esta hoja la debe traer la semana entrante.

4. Finalmente, pida que un voluntario coja una sil a vacía y póngala enfrente de él. Pídale que se imagine que su novia o persona más querida está ahí sentada. Empiece, en voz alta, a solicitar las siguientes solicitudes para que usted note cómo se siente pidiendo por el as. ¿Existen áreas en que se le hace más fácil pedir las cosas?

1. Quisiera pedirte préstamo mil colones

2. ¿Me ayudarías a limpiar la casa hoy?

3. ¿Me gustaría estar solo hoy?

4. Quiero tener relaciones sexuales contigo

5. Me gustaría pedirte prestado 12.000 colones

6. ¿Puedes abrazarme? ¿Me siento atemorizado?

7. ¿Puedes dormir juntito conmigo esta noche?

8. Me gustaría dormir solo esta noche

9. Quiero salir contigo el sábado en la noche

10. Me gustaría hablar suavemente

11. ¿Me das un beso?

12. Quisiera saber por qué estás enojado conmigo

13. No quiero ir a los bares hoy en la noche

14. ¿Podríamos quedarnos solos hoy tú y yo?

15. Hoy no tengo ganas de tener relaciones sexuales

16. ¿Podríamos hacer otra cosa en la cama que no sea lo mismo?

17. No te dejaré penetrarte a menos que uses el preservativo.

Vuelve a la lista y califícalas del 1 al 5 en una escala que va desde muy fácil (1) hasta muy difícil (5) Piense en una explicación del por qué algunas son difíciles de pedir.

Traiga también estas observaciones la semana entrante.

Sesión 3

Apéndice 2

Ejercicio de la cólera

Cierre los ojos. Póngale atención únicamente a su respiración. Inhale y exhale, inhale y exhale. No piense en otra cosa que no sea su respiración. Si algún pensamiento se le viene a la cabeza, no luche contra él, reconózcalo, y déjelo pasar como una nube en un cielo azul.

Ahora en este estado de relajación, vamos a recordarnos la última vez que sentimos mucha cólera, mucho enojo. Pudo haber sido hace algún tiempo o hace poco. Pudo ser que alguien a varias personas nos dijeron algo que no nos gustó, o nos hicieron algo que nos molestó.

Pensemos en cualquier situación que nos haya molestado mucho. Tratemos de volver a sentir cómo nos sentimos en esa situación o en ese momento.

Pausa

Ahora ya con esa situación en nuestra mente, vamos a responder algunas preguntas:

¿Cómo sabe usted que estaba con cólera o muy enojado?

¿Cuáles son las señales que su cuerpo le dio para hacerlo saber que estaba enojado?

Pensemos en todo nuestro cuerpo, parte por parte.

Fijémonos cuáles son las señales del enojo:

¿Le duele la cabeza?

¿Fija sus ojos?, ¿o quita usted la mirada?

¿Le aprieta su quijada?

¿Le sudaba la frente?, ¿la arruga?

¿Tensa la boca?, ¿aprieta los dientes?

¿Se le pone rígido el cuel o?

¿Le palpita más rápido el corazón?

¿Siente un peso en el estómago? o ¿le duele o siente calambres?

¿Se le tensan los músculos de la espalda o de los brazos?

¿Aprieta las manos?, ¿le sudan? ¿Las tensa?

¿Se le ponen rígidos los pies?

Piense en estas y otras señales que le hacen saber que usted está muy pero muy enojado.

Pausa

Ahora vamos a preguntarle si usted tiene esa cólera con usted. Fíjese si está todavía dentro de usted. ¿Siente todavía cólera por eso que le dijeron o le hicieron? Ahora, vamos a preguntarle qué hizo usted con la persona o personas que le dijeron o hicieron eso que le molestó:

¿Expresó usted directamente la cólera y les dijo que lo que había hecho o dicho le molestaba o hería?

O prefirió evitar expresarla directamente y lo hizo de manera indirecta como por ejemplo:

- No volvió a ver a la persona o a las personas.

- Se desquitó con otro que no tenía nada que ver con el asunto

- Esperó para desquitarse en otra situación.

- Se fue e hizo algo que la otra persona o personas les molestaría

- Prefirió ir a tomarse unos tragos o hacer algo que le olvidara la situación

- Se olvidó del asunto y no le dio importancia.

Si usted escogió estas y otras maneras indirectas, piense en cada una de el as por un momento.

Pausa

Ahora siempre en nuestra imaginación, vamos a volver a la situación que nos provocó la cólera y expresaremos directamente y claramente a la persona o a las personas que nos la provocaron, que no nos gustó lo que hicieron o dijeron y que nos sentimos heridos por ello y que no queremos que nos lo vuelvan a hacer o decir.

Dígaselo claramente y directamente.

Pausa

Veamos ahora si la cólera está todavía con nosotros. Fíjese en cada una de las señales de su cuerpo para ver si aún le queda algo de esa cólera.

Pausa

Si esto es así, imagínese que toda la cólera que le queda se envuelve en un globo azul frente a su cuerpo.

Ahora, deje que el globo se eleve hacia el cielo y se pierda en el universo, l evándose todo lo que le quedaba de su cólera.

Pausa

Lentamente, empecemos a tomar conciencia de que regresaremos a la sesión de grupo. Empiece muy lentamente a sentir de nuevo su cuerpo, a mover suavemente sus manos y sus pies. Démonos unos segundos para estar listos para abrir los ojos. Cuando esté ya listo para abrirlos, se sentirá relajado y contento. Abra los ojos.