Viaje al Río de la Plata y Paraguay by Ulrich Schmidel - HTML preview

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No contento Abreu con esta maldad, tumultuó la provincia, ciudad ypresidio de la Asumpcion, y trataba de enviar gente contra nosotros queibamos acercándonos con nuestro general.

Pero Abreu no quiso abrirle laspuertas, ni entregarle la ciudad, ni reconocerle por superior.

Viendo el general tan declarada rebelion, sitió la ciudad con todas susfuerzas, cercándola toda, y advirtiéndole que iba de veras: los soldadosde la plaza cada dia se venian á nuestro campo, pidiendo perdon algeneral; con lo cual conoció Diego de Abreu que no podia fiarse de sugente, y temiendo que de noche le cogiésemos, ó que la ciudad seentregase por tratos[51] (lo cual sucederia), con acuerdo de cincuentade sus íntimos compañeros y amigos, la desamparó, y se entregó algeneral. Al instante que salió de ella, pidiéronle todos perdon, queconcedió francamente.

Abreu, con los 50 cristianos que le seguian, se desvió 30

leguas de laplaza, donde no podíamos hacerle daño, y él nos lo hacia desde cualquierparte. Duró dos años esta guerra, sin vivir seguro el general ni Abreu,porque este andaba con los suyos, vagando como salteadores de caminos,no omitiendo ocasion de maltratarnos. Viendo el general la falta desosiego, determinó concordarse con Abreu, proponiendo casar sus doshijas con Alonso Riquelme y Francisco de Vergara, parientes de Abreu, elcual aceptó el partido. Y ejecutados los casamientos con varios pactos,cesaron las inquietudes.

En este tiempo, dia de Santiago de 1552, recibí, por mano de[54] CristovalRieser, corredor de los fucares en Sevilla, una carta de SebastianNidhart, que me escribia en nombre de mi hermano Tomas Schmidel,encargándome que procurase volver á mi patria.

CAPITULO LI.

Pide licencia el autor, y bajando por el rio Paraguay, sube por el Paraná.

Llevé luego la carta al general, y le pedí licencia para el viage.

Alprincipio la reusaba; y habiéndole referido mis largos trabajos ymolestos servicios, y la fidelidad continua con que los habia ejecutadoen el servicio del Rey, y que en todo este tiempo considerase cuantospeligros y miserias haba sufrido, y cuantas veces puse la vida por elmismo general, sin haberle dejado jamas, me dió licencia con muchohonor, y cartas para el Rey: en que, despues de dar cuenta de todas lasprovincias del Rio de la Plata, ponderaba lo que yo habia servido enellas. Habiendo llegado á Sevilla, entregué yo mismo estas cartas alRey, y le hice relacion de todas estas regiones, y sus circunstancias,lo mas fielmente que pude.

Prevenido para mi viage, me despedí del general y de mis compañeros:tomé veinte indios Cários, para que me llevasen mi ropa y otras cosas,que de muchas mas habria necesidad en tan largo camino. Ocho dias antesde partir, vino uno del Brasil, diciendo habia llegado navio de Lisboa,que era de Juan Helsen, mercader de Lisboa, y Erasmo Schetzen, corredorde Amberes: y por no perder esta ocasion, partí de la Asumpcion con misveinte indios, en dos canoas, por el Rio de la Plata, el dia de SanEstevan, á 26 de Diciembre de 1552: y al cabo de 46 leguas, llegamos alpueblo Suberic Sabaye,[52] en el cual se nos juntaron otros cuatroespañoles, con dos portugueses que se iban sin licencia del general.

Anduvimos 15 leguas, y llegamos al pueblo de Gaberetho; despues fuimosá 16 leguas á otro, llamado Barotio, desde el cual, en nueve dias, nospusimos en Berede, pueblo que dista del antecedente 54 leguas.Estuvimos dos dias en él, tomando bastimentos, y reconociendo lascanoas, porque habiamos de subir por el rio Paraná,[55] 100 leguas; ydespuesto todo, fuimos á Gingie, pueblo en que estuvimos cuatro dias,y que antes obedecia á los Cários, y era hasta donde se estendia elimperio del rey.

CAPITULO LII.

El autor camina por tierra, dejando el rio Paraná, y lo que le sucedió en Tupí.

Dejamos las canoas y el Paraná para ir por tierra en la provincia de lanacion de Tupís,[53] donde empieza la jurisdiccion del rey de Portugal:el camino dura seis meses enteros, y hay en él muchos desiertos, montesy valles que pasar, tan llenos de fieras, que de miedo no podíamosdormir seguramente.

Los indios de esta nacion se comen á sus enemigos. Siempre tienenguerra, que es su mayor deleite: cuando vencen, llevan al pueblo losvencidos, con tanto acompañamiento como si fuera boda. Si quieren matará alguno hacen grandes fiestas; y en tanto que duran, le dan todo cuantopide y apetece, y mugeres con que se divierta, hasta la hora en que lehan de matar.

Pasan los dias y las noches en banquetes y comidas, borrachos como lasmanadas de puercos de Epicuro, mas torpemente de lo que se puede decir.Son muy soberbios y altivos; hacen vino de maiz, con que se emborrachan:es poco diferente su lengua de la de los Cários.

Llegamos á otro lugar, llamado Careiseba, habitado tambien de losTupís. Estos tienen guerra con los cristianos: los primeros son susamigos.

El domingo de Ramos partimos á otro pueblo que estaba á 4

leguas, y enel camino nos avisaron que nos guardásemos de los de[56] Careiseba; yaunque no teniamos necesidad de bastimento, y con el que habia podíamospasar adelante, no quisieron dos de nuestros compañeros, y se fueron alpueblo contra nuestro consejo: donde apenas entraron, fueron muertos ycomidos de los indios. Acercáronse despues á nosotros 50 vestidos decristianos, y á treinta pasos nos hablaron. Guardan los indios estacostumbre, que quedandose algo lejos del contrario, si habla con él nose presume que piensa cosa buena. Viendo estas malas señales, tomamoslas armas lo mejor que pudimos, y les preguntamos

¿donde

estabannuestros

compañeros?—

Respondieron que estaban en su pueblo, y que nosrogaban fuesemos

á

él:

pero

conociendo

su

engaño,

lo

escusamos.Dierónnos una rociada de flechas, y se volvieron en breve á su pueblo,de donde salieron 6,000 contra nosotros.

Hallábamonos sin mas defensaque un bosque al lado, cuatro arcabuces y 20 indios Cários, que traia yode la Asumpcion; y con tan poca fuerza nos mantuvimos cuatro dias contraellos.

Disparábannos muchas flechas, y considerando era vana laresistencia, á la cuarta noche nos emboscamos sin comida y con muchosindios que nos perseguian. Sucediónos lo que dice el refran:— lamultitud de los perros es la muerte de las liebres.

Ocho dias continuos anduvimos vagando por los bosques: de suerte que,aunque he peregrinado tanto en toda mi vida, nunca he tenido camino masáspero, molesto y desazonado.

Manteniámonos con miel y raices, y no nosdeteniamos á cazar algunas fieras, porque los indios no nos alcansasen.

En fin llegamos á la nacion Biesaie, donde estuvimos cuatro dias, ynos proveimos de lo que habiamos menester, sin atrevernos á llegar alpueblo, por ser tan pocos.

En esta nacion está el rio Urquá, en que vimos culebras, llamadas enespañol Schebe Eyba Tuescha,[54] de diez pasos de largo y cuatro palmode ancho. Hacen estas serpientes mucho daño, porque si se baña un hombreen aquel rio, ó quiere pasarle nadando algun animal, la serpienteenvuelve en la cola al hombre ó al animal, y le mete debajo del agua yse lo come: por esto siempre andan con la cabeza fuera del agua, mirandosi pasa algun hombre ó animal que poder llevarse.

Desde aquí anduvimos en un mes 100 leguas, hasta dar en[57]

Scheverveba,pueblo en que descansamos tres dias; pero tan descaidos y flacos delviage y falta de comida, que nunca teniamos en abundancia sino miel. Yluego empezamos á enfermar, perdidas todas las fuerzas con los largos ypeligrosos viages hechos con gran pobreza y miseria; y lo mas principal,sin comida conveniente á la naturaleza, ni camas en que descanzar,porque las que llevábamos á cuestas, como saben todos, eran de algodon,tegidas como red, de cuatro ó cinco libras de peso; y para dormir lasatabamos á dos árboles, y echándose se descansa en el campo: que es masseguro cuando caminan pocos cristianos en Indias, que en las casas ypueblos de los indios. Desde allí fuimos hasta un pueblo de cristianosque tenia yo por cuevas de ladrones. Era su capitan Juan Reinville, queentonces estaba ausente, sin duda por nuestro bien, en el pueblo de SanVicente, con otros cristianos para cumplir ciertos ajustes que habianhecho. Estos indios, (con los cuales habitan 800 cristianos en dospueblos), están sugetos al rey de Portugal, pero debajo del poder deJuan de Reinville, que era muy obedecido, porque habia estado en Indias40 años de gobernador, hecho guerra, y pacificado la provincia; yjuzgaba que nadie mejor que él merecia el gobierno. Y porque no se ledaba siempre, armaba guerras y juntaba en un dia 5,000 indios de guerra,y el Rey de Portugal no podia juntar 2,000. ¡¡tanta era su autoridad ypoder en estas provincias! Cuando nosotros llegamos, estaba en su casaun hijo suyo, que nos trató con harto agasajo; y con todo, remediamos ásu gente mas que á los indios, y porque nos salió todo bien, estabamosmuy alegres, dando gracias á Dios de habernos sacado sin peligro deaquel pueblo.

CAPITULO LIII.

Llega el autor al cabo de San Vicente; navega á España, y por vientos contrarios aporta segunda vez al puerto del Espíritu Santo.

Desde allí fuimos al pueblecillo de San Vicente, que está á 20

leguasdel antecedente. El dia 13 de Julio de 1553 encontramos en su puerto unanave portuguesa, cargada de azucar del Brasil y[58] algodon, por PedroRosel,[55] factor de Erasmo Schitzen de Amberes, que residia en SanVicente, y la enviaba á Juan Hulsen, morador de Lisboa, de quien tambienera factor.

Recibióme con mucho amor y honra Rosel: solicitó que me recibiesen en lanave, rogando á los marineros que me tratasen como á su recomendado: locual hicieron fielmente.

Once dias mas nos detuvimos en San Vicente, en los cuales nos proveimosde todo lo necesario para la navegacion. Hay desde la Asumpcion á SanVicente en Brasil, 376 leguas, que anduvimos en seis meses.

Salimos de San Vicente, dia de San Juan Bautista, de 1553, y á loscatorce dias de mar, agitados de continuas borrascas y vientoscontrarios, roto el árbol de la nave, ignorando donde estabamos,entramos en el puerto del Espíritu Santo en el Brasil, poblado decristianos, que con sus hijos y mugeres labran azucar.

Hay algodon,grandes y muchos palos del Brasil y otras mercaderias.

En este mar, especialmente entre Sancti Espiritus y San Vicente, y masque en todos, hay grandes ballenas[56] y pescados, tan grandes comoellas, que muchas veces hacen gran daño, porque cuando los marinerospasan en los esquifes de una nave á otra, suelen venir las ballenas comorebaño á pelear entre sí, y vuelcan los navichuelos, pereciendo lagente. Siempre están arrojando agua; y cada vez tanta, como media cubafrancesa, porque meten la cabeza debajo del agua y vuelven á sacarla alinstante, arrojándola, como se ha dicho. El que no hubiese visto estonunca, pensaria que navega un monton de peñascos.

[59]

CAPITULO LIV.

Sale el autor del puerto del Espíritu Santo y llega á la Tercera y los Azores: navega á España, y de allí á Flandes. Toma la tierra otra vez por tempestad.

Cuatro meses estuvimos en el mar, despues que salimos del EspírituSanto, en navegacion continua, sin haber visto tierra hasta la isla dela Tercera, en la cual estuvimos dos dias, y nos proveimos de pan,carne, agua y otras cosas frescas y necesarias.

Obedece al rey dePortugal.

En catorce dias de navegacion llegamos á Lisboa, á 3 de Setiembre de1552, y habiendo estado en ella otros catorce dias, y muerto dos de losindios que yo llevaba, pasé á Sevilla, que dista 42 leguas de Lisboa, yllegué en seis dias. Despues por mar navegué á San Lucar en dos dias:allí estuve una noche, y por tierra fuí en un dia al puerto de SantaMaría, y en otro dia pasé á Cádiz, por tierra. Hallé en la bahia 25 urcas grandes holandesas, de vuelta á su provincia: una mayor y mashermosa, nueva y que solo

habia

navegado

una

vez

á

España

desde

Amberes.Aconsejábanme los mercaderes que me embarcase en ella, y ajusté conEnrique Schertzen, su patron, mi viage: para el que me previne aquellatarde, quedando de acuerdo con él que me avisase la hora de partir. Metíen la nave lo que llevaba, vino, pan y otras cosas semejantes, y algunospapagayos que traia de las Indias.

Aquella noche bebió el patron mas que debiera, y por mi bien se olvidóde mí, y me dejó en la posada: dos horas antes de amanecer, mandó alpiloto que se hiciese á la vela. Viendo muy de mañana donde estaba lanave, y que se habia apartado una legua de tierra, me fué preciso echarel ojo á otra, y tratar con otro patron, á quien dí lo mismo que alprimero.

Salidas del puerto estas veinticuatro náos, tuvimos feliz viento tresdias: despues se levantó una tempestad tan horrible, que no pudimosproseguir el viage. Esperamos ocho dias mejor tiempo, pero mientras masnos deteniamos, arreciaban mas las tormentas, de manera que nopudiéndonos mantener en el mar, nos volvimos por el mismo camino alpuerto: y Enrique Schertzen, (que era el navio en que habia puesto miropa y me habia dejado olvidado), venia el último. A una legua de Cádiz,y por la noche tenebrosa, puso farol el capitan de la armada, para[60] quelos demas pilotos la viesen y siguiesen. Llegamos á Cádiz, y ancoradaslas naves, quitamos el farol, y se hizo en tierra, con buen consejo, unaluminaria junto á un molino, á un tiro de bala de Cádiz. Pero fué degrandisimo daño á Enrique Schertzen, el cual pensó era farol, y dirigiósu náo derecho al fuego, y dió con gran ímpetu en los peñascos queestaban debajo del agua: de suerte que se hizo mil pedazos, y se hundiócon toda la gente y mercaderias, muriendo en un cuarto de hora 22personas, quedando solo vivo el capitan y el piloto, que salieron asidosal árbol mayor: hundiéndose tambien seis cestas de oro y plata que sehabian de entregar al Emperador, y mucha mercaderia; causando estenaufragio estrema pobreza á muchos. Dí gracias á Dios Omnipotente, quepor su clemencia no permitió que yo me embarcase en aquella náo.

CAPITULO LV.

El autor navega otra vez de Cádiz á Amberes.

El dia de San Andres, dos despues de esta desgracia, nos hicimos á lavela á Amberes: padecimos tan gran tempestad, que juraban los marinerosque habia veinte años, ó que en todo el tiempo que navegaban, no habianvisto tormentas mas crueles, ni tan horribles torbellinos.

Llegamos á Wight, puerto de Inglaterra, sin árboles, timones, ni otracosa que pudiese servirnos en la navegacion; de modo que si hubieradurado la jornada pocos dias mas, ninguna de las 24

naves se hubierasalvado. Pero Dios nos libró de este peligro casi evidente; pues cercadel mismo lugar, el primer dia del año de 1554, naufragaron ocho navios,sumergiéndose miserablemente toda la gente, sin salvarse persona alguna,y las mercaderias y otras cosas preciosas: sucedió este calamitosonaufragio, entre Francia

é

Inglaterra.

Detuvímonos

cuatro

dias

en

Wight,componiendo nuestras naves. Lo mejor que pudimos, nos hicimos á la velapara el Brabante, y llegamos á Armuyden, ciudad de Zelanda, donde haygran multitud de embarcaciones: dista esta ciudad de Wight 47 leguas.Desde allí navegamos 24

leguas hasta Amberes, donde llegamos salvos y libres, á 25 de Enero de 1554.[61]

EPILOGO.

Así, despues de veinte años, por singular providencia de DiosOmnipotente, llegué al lugar de donde habia salido: pero en tantos,cuantos peligros de la vida y cuerpo sufrí y probé, cuantas hambres,cuantas miserias, cuidados, trabajos y angustias, en andar por lasprovincias de los indios, bastantemente podrán entenderse de estadeclaracion histórica. Pero doy á Dios Eterno y Omnipotente cuantasgracias puedo concebir en el ánimo, porque me volvió salvo á loslugares, de donde salí veinte años antes. Sea la gloria al mismo y lahonra, por los siglos de los siglos. Amen.

INDICE DE LA MATERIAS CONTENIDAS EN EL

VIAGE DE ULDERICO SCHMIDEL AL RIO DE LA

PLATA.

Los nombres en letra bastardilla son los que, por haber sido adulterados por el autor, han quedado ininteligibles.

o

A

 Abejas chicas y sin aguijon—52.

 Acaraiba. Pueblo de los Cários, á 20 leguas de

Froemidiere—40.

 Acaré, indios. Su trage, comida, y motivo de su nombre—

31.

o Su provincia—30.

o Dan guias á Hernando de Rivera— ibid.

 Agaces, indios, obstinados guerreros en mar y tierra, sus trazas y adornos—38.

o Vencidos por Oyolas con pérdida de cinco

españoles—35.

o Muertos los de un pueblo por los Cários, los demas son perdonados— ibid.

o Enviado á España Cabeza de Vaca, se rebelan—38.

 Agua. Falta en los Peyonas, siendo la tierra fertilísima—45.

o Los Sivisicosis tienen guerra con los vecinos sobre ella—46.

o La que arrojan la ballenas—58.

 Agustin del Campo, vá á Lima con Nuflo de Chaves—50.

 Alemanes y Flamencos. Se embarcan 80 con D. Pedro de Mendoza—3.

 Algarrobas—19. Hacen vino de ellas los indios—15.

 Algodon. En el pueblo del Espíritu Santo del Brasil—58.

o Hilan y tegen las indias—43.

 Alonso de Cabrera. Llega á Buenos Aires con socorro, vá á los Timbús, y despacha aviso á España de acuerdo de

Oyolas—24.

o Surge en Santa Catalina con una caravela y 200

españoles, y á los dos meses vá Buenos Aires— ibid.

o Líbrase de una tormenta por el conocimiento de su piloto, y llega á Buenos Aires 30 dias antes que los que venian con él—26.

o Prende con otros á Cabeza de Vaca—37.

 Alonso Riquelme, se casa con la hija de Irala, y por qué?—

53.

 Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, tesorero de la armada que llevó Panfilo de Narvaez

o á la Florida—36.

o Adelantado del Rio de la Plata, llega á Santa Catalina con qué gente, y qué año? —26.

o Envia á buscar bastimento dos caravelas, y se pierden, salvándose la gente, y tarda ocho metes en ir á la

Asumpcion, por tierra—26.

o Toma posesion, y ajustado con Irala, se previene para descubrir, y envia gente delante—27.

o Hace proceso al cacique Aracaré, y le manda ahorcar, con acuerdo de los oficiales reales, y otros—27.

o Envia á Irala con 2,000 Cários contra Tabaré—28.

o Y su buen suceso le hace embarcar, y llega al monte de San Fernando; huyen de él los Payaguás, y llega á los Sococies—29.

o Infórmase de otros indios, y no hallándolos en 18 dias, se vuelve á los Reyes— ibid.

o Envia á Francisco de Rivera con 10 españoles á

reconocer,

o é intenta volver á su descubrimiento, y lo impiden las aguas— ibid.

o Envia á Hernando de Rivera á los Xarayes—30.

o Y vuelto, le prende, y se alborota su gente—35.

o Obligándole á que se dé por satisfecho, habiendo

faltado á su órden— ibid.

o Resuelve el viage por sí, y no quieren seguirle los soldados—36.

o Prohibe á los españoles lleven los indios que tenian, y se hace odioso, por este y otros motivos inicuos— ibid.

o Enferma en los Reyes—37.

o Envia á matar á los Sococies á la isla, y aprueba su destruccion— ibid.

o Vuelve á la Asumpcion, y á enfermar; y por qué no salió de casa en 15 dias?— ibid.

o Préndenle los oficiales reales para enviarle á España—

ibid.

o Repugnan los leales, y no hacen caso de ellos los rebeldes—38.

o Trátale el autor inicuamente—37.

o Lo que hizo en poco tiempo, deslucido por la envidia y el odio—29.

o Es enviado á España: revueltas entre los soldados, y rebelion de los Cários—37.

o Absuelto por el Consejo, se estraña no se castigaren los testigos falsos— ibid.

 Amazonas. Halla noticia Hernando de Rivera de ellas, y se parte á buscarlas, y como viven y se conservan, y tesoros de su tierra—32.

 Amberes. Sale de ella el autor—3.

o Y vuelve despues de 20 años—61.

 Anmuyden, ciudad de Zelanda. Tiene muchos bageles—60.

 Anades, en los Mapais—43.

 Antas, animales como asnos, y su piel y cuero—19.

 Antonio Grovenoro. Vá á descubrir indios de órden de Cabeza de Vaca, y halla maiz en los Samococis, y entra la tierra adentro, y llega á los Cambales—27.

 Aracaré, cacique. Hermano de Tabaré—28.

o Procesado por Cabeza de Vaca, le hace ahorcar—27.

o Y se levanta la tierra para vengarle— ibid.

 Antonio de Mendoza. Queda de gobernador en Corpus Christi—22.

o Y con qué órden— ibid.

o Engáñale un indio, y pierde 50 españoles—23.

o Sítianle los indios, y cayendo en una trampa de ellos, es muerto, y su gente se vá á Buenos Aires— ibid.

 Armada de D. Pedro de Mendoza. Sale de San Lucar el dia 1.º de

o Setiembre de 1534—3.

o Vuélvese á juntar en Canarias—4.

o Llega á Rio Janeiro—5.

o Y al Rio de la Plata—6.

 Arroz, en la isla de Santa Catalina—22.

o En los Carcokies—49.

 Asumpcion, ciudad. Cuanto dista de la isla de Santa Catalina—26.

o Y del Perú—50.

o Sus vecinos se dividen en facciones: preso Cabeza de vaca, se rebelan los indios—36.

o Sitiada por Irala, se entrega, huyendo Abreu—53.

 Asumpcion, pueblo. Llamóse así Lambaré por Oyolas—17.

o Deja en él 100 hombres para entrar en los Payaguás, y con qué órden—18.

Attune, llaman los Tupís á las niguas—50.

 Aves. Tantas en una isla despoblada, que las mataban á palos los soldados—5.

o Muchas en los Mapais—43.

 Avestruces en los Cários—12.