Viejos Verdes en el Paraíso by Jacobo Schifter - HTML preview

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Aunque  muchas mujeres en Estados Unidos y en otros pa’ses se hacen trabajadoras del sexo en raz—n de su adicci—n a las drogas, esto no es el caso en Costa Rica. Aunque existen serios problemas de adicci—n, el consumo de drogas es m‡s bien resultado de la prostituci—n que su causa.

 

Y si las trabajadoras sexuales pobres son de clase media en Costa Rica, las que laboran para la industria sexual tur’stica son de clase media alta para arriba. En un hotel como Mamei, el acto sexual est‡ entre $90 y $100, una cifra que le tomar’a un mes hacer a un conserje, o quince d’as a una empleada de Burger King.  Las damas m‡s atractivas, entre la venta de licor en un night club y el sexo, hacen de promedio de $1.000 a $2.000 por noche, un sueldo casi comparable al mensual de un diputado. Las mujeres m‡s lindas, que incluye hasta  presentadoras de televisi—n, cobran de $5.000 a $7.000 la noche, un salario que no lo hace en un mes ni siquiera el presidente de la Repœblica, o un gerente de una sucursal de banco. Y los precios solo suben, cosa que al 99% de los ticos no le sucede. Mexpat, por ejemplo, se queja que Òm‡s y m‡s chicas est‡n cobrando los $100 por el acto sexual y muchas ahora no bajan de $300 y $200 por unas pocas horasÓ. La raz—n, segœn Žl, es producto de la ley de la oferta y de la demanda ÒM‡s y m‡s turistas gringos pagan estos precios, lo que agrava la situaci—nÓ. Con la excepci—n de la gasolina en el 2005, pocas industrias muestran una alza tan enorme. Un americano, ante esta inflaci—n de precios, recomienda buscar las prostitutas de la calle que cobran $50, pero Žl no lo aconseja porque no suelen proveer un buen servicioÓ.[107] Obviamente, $100 por el acto sexual es barato si lo comparamos con lo que cobran las prostitutas en Estados Unidos, que es  $300.  Pero para la econom’a local, casi nadie hace 50.000 colones la hora.

Es una realidad que los altos ingresos de las prostitutas les ha permitido ÒaccesoÓ a los lugares m‡s finos de la capital. Si visitamos las tiendas m‡s caras de Multiplaza Escazœ y miramos las compras de los vestidos, encontramos que los adquieren tanto las prostitutas como las mujeres m‡s ricas. Los hoteles de cinco estrellas en el Pac’fico las  invitan porque les llevan m‡s clientes con dinero que una mujer burguesa de San JosŽ. Lo mismo sucede con los restaurantes y los lugares de entretenimiento. Las trabajadoras del sexo son las principales consumidoras de camarones, de langosta y de champ‡n. Son las que menos reparos tienen con los precios. Un camarero nos lo confirma: ÒAqu’ viene mucha gente de plata a comer, pero solo son las mujeres ricas las que se quejan de los precios. Las putas ni siquiera se fijan. Y las que mejores propinas dan, son ellas. Ayer vino a cenar la se–ora esposa de uno de los bancos privados y me dej— 1.000 colones de propina. La puta que usted mira sentada en esa mesa, me dio $50Ó.

Y si conversamos con cirujanos pl‡sticos, aprenderemos que las prostitutas son las clientes que m‡s operaciones se hacen y  las que mejor pagan por ellas.

Tanto ha invadido la prostituci—n el mundo social costarricense que lo que hacen ahora las amas de casa para verse m‡s atractivas, entre aumento de senos, liposucci—n y cirug’a de nariz y pl‡stica, es una muestra de fusi—n: cada d’a, la diferencia entre prostituta y ama de casa, se reduce. La primera debe hacerse m‡s atractiva e ingeniosa en el dormitorio y la segunda, como veremos, m‡s ama de casa y compa–era en el prost’bulo.

Un cirujano pl‡stico lo dice de esta manera: ÒLas que vinieron primero a hacerse las operaciones de seno son las prostitutas. A ellas les ha ido muy bien con las operaciones. Luego, las amas de casa ricas, preocupadas porque sus maridos no las encuentran atractivas, siguieron su ejemplo. Aunque ellas digan lo contrario, quiz‡s en la pr‡ctica, no les ha ido tambiŽn. Una cosa es mirar por vez primera una mujer con voluptuosos senos y otra es ver a una esposa que se conoce por a–os, hacerlo lentamente desde pelotas amorfas. Los maridos miran las heridas y los moretones que dejan las operaciones, se asustan y corren donde las trabajadoras del sexo, que quiz‡s est‡n igual de operadas, pero ellos no se dieron cuentaÓ.

 

Aœn las mujeres que trabajan en los saunas, ganan bien. MP-6, un turista sexual, les calcula un ingreso de $1.600 al mes. CapoD2 hace por nosotros los siguientes c‡lculos:

             

Las chicas trabajan 6 d’as por semana y debido a su menstruaci—n,  tres semanas al mes. Si pueden trabajar 2 d’as durante su ciclo,  tenemos que trabajan 20 d’as al mes. Siendo conservadores, digamos que cada d’a tienen 3 relaciones sexuales. Cada una de ellas, en los lugares m‡s baratos, cobra unos  $22. De esto, la casa se deja la mitad. Sin embargo, la mujer gana tambiŽn unos $5 de propina al d’a.  Esto nos da aproximadamente $27 por sesi—n, por tres d’as, por 20 d’as, lo que nos da unos $1,600 al mes. Esto no est‡ nada mal para Costa Rica. [108]

 

Esta cifra que  oscila en 700.000 colones en el 2005 es la misma de un profesor universitario, catedr‡tico y con 30 a–os de antigŸedad. Claro que el trabajo no es del todo f‡cil, como nos dice CapoD2.

10 RAZONES QUE EXPLICAN POR QUƒ SE QUEMA UNO HACIENDO ESTE  TRABAJO

1-      Hay que tomar entre 6 y 10 duchas al d’a, una antes y otra despuŽs de cada acto sexual

2-      Se tiene que maquillar de 4 a 5 veces al  d’a

3-      Clientes piden que los acompa–en a 2 ba–os de vapor o saunas al d’a

4-      ÁTiene que dar 3 masajes por d’a!

5-      Hay que seducir a tres hombres, sonre’rles, gan‡rselos y ser muy amable en el cuarto de espera

6-      Tiene que estar caliente tambiŽn para su novio y tener gran sexo, despuŽs de haber estado con gringos todo el d’a.

7-      Mostrarse feliz y excitada al dar sexo oral todo el d’a a gringos gordos, borrachos y con resaca.

8-      Besar a gringos gordos, borrachos y con resaca.

9-      Tener sexo llena de entusiasmo con gringos gordos, borrachos y con resaca.

Tal vez, $1,600 no es tan buen salario despuŽs de todo ![109]

Las trabajadoras del sexo est‡n en el negocio por el dinero. Los ingresos que tienen las pone en las posiciones m‡s altas de la jerarqu’a econ—mica tica. El mayor problema es sus patrones de gasto. El primer gran rubro se lo lleva mantener a otros. De las 10.000 a 20.000 mujeres que laboran en el turismo sexual, la gran mayor’a tiene dependientes. Si sumamos hijos, maridos, novios, parientes, madres y padres, hermanos y hermanos, hasta sobrinos y primos, cada trabajadora del sexo tiene una obligaci—n. M‡s si sus hijos viven en el extranjero y est‡n siendo cuidados por personas bajo contrato. Podr’amos calcular que quiz‡s entre 50.000 y 100.000 personas comen en Costa Rica de la prostituci—n de estas mujeres.

Mar’a, por ejemplo, nos cuenta que ella mantiene a sus dos hijos y adem‡s, le da dinero a su madre y a sus tres hermanos, sin incluir lo que le da a su novio. Lupe tiene cuatro hermanos y un padre enfermo. Margarita costea los estudios de dos hermanas en universidades privadas.

Otro rubro que consume mucha de esta plata es la ropa, cosmŽticos, joyas, peinados y ejercicios. Las trabajadoras del sexo deben verse sexy y esto cuesta caro. A los americanos les gusta la buena ropa, el buen perfume, los zapatos y los art’culos de mano finos.  Los cientos de boutiques en Costa Rica, obviamente, son los que se benefician de esta demanda, incluyendo sus empleados y familiares. TambiŽn los gimnasios en que las trabajadoras del sexo son el grupo que m‡s paga por las clases de entrenamiento personal.

El transporte les cuesta caro. Deben no ser vistas salir Òvestidas para matarÓ de sus barrios y para ello necesitan taxistas que las lleven y las traigan discretamente. De ah’ que los taxistas y sus familias tambiŽn tienen ingresos importantes de la prostituci—n.

La cirug’a pl‡stica, arreglo y blanqueamiento de dientes, enfermedades venŽreas y otras, se lleva tambiŽn una buena tajada. De esto lubrican las cl’nicas privadas y sus empleados.

Las drogas, el juego y lavar dinero (como veremos m‡s adelante) consumen las ganancias. Las mujeres que trabajan en night clubs terminan adictas al crack y al alcohol, lo que las hace gastar fortunas cuando no tienen clientes que se las compren. De esto se benefician los vendedores de drogas del pa’s y los miles de bares de San JosŽ.

Finalmente, las mujeres son de lo m‡s asiduas a las iglesias y tambiŽn contribuyen a ellas.  La Iglesia Cat—lica y las protestantes reciben tambiŽn dinero de la prostituci—n.

Si uno toma esto en cuenta y que el per’odo de atractivo sexual dura apenas 7 a–os (de los 18 a los 25 a–os de edad), la realidad es que la trabajadora del sexo promedio vive como clase media o clase media baja y que si no ahorra, puede terminar en la calle. Muchas ponen sus propios negocios y logran esquivar estos problemas; otras sucumben ante la rapidez y la temporalidad de la profesi—n.

En cuanto a otras caracter’sticas de las trabajadoras, Žstas son de origen distinto en lo lingŸ’stico, Žtnico, clase, religi—n y generaci—n de sus clientes. En primer lugar, como observamos en los cuadros 4 y 7, las mujeres son j—venes. El 53% tiene menos de 24 a–os de edad y solo un tercio, tiene m‡s de 35 a–os. En cuanto a religi—n, la mayor’a, el 66%, se define como cat—lica. En cuestiones Žtnicas, las mujeres suelen ser blancas o mestizas claras. El 57% de ellas est‡ soltera y solo el 22% vive con un hombre. Su lengua es el espa–ol.

CUADRO 4

COSTA RICA: VARIABLES SOCIODEMOGRAFICAS

TRABAJADORAS DEL SEXO

CARACTERISTICAS

1997

ESTUDIO

2000

ESTUDIO

(N)

(300)

(400)

Total

100.0

100.0

EDAD

Menos de  20

20 Ð 24

25 Ð 29

30 Ð 34

35 Ð 39

40 y m‡s

12.3

21.3

2.3

16.7

13.7

15.7

7.3

24.0

22.0

16.5

13.5

17.0

Educaci—n

Primaria inconclusa o menos

Primara completa

Secundaria incompleta

Secundaria completa

Estudios universitarios

32.1

24.1

36.1

5.4

2.3

23.5

26.3

39.3

7.5

3.5

% sabe leer

92.0

92.0

% sabe escribir

88.7

91.5

Estado Civil

Soltera

Juntada

Casada

Otras

54.0

26.0

2.3

17.7

57.3

21.8

3.8

17.1

Nœmero de ni–os

0

1

2

3

4

5 Ð 6

7 y m‡s

11.4

22.1

24.1

20.1

9.0

9.7

3.7

6.8

25.5

26.0

6.8

12.8

8.8

3.5

Promedio1

2.5