Los dos cuerpos resignados
a compartirme, se conforman
tan solo, con mi voz y mis versos.
Hay una entrega total entre tres seres
que se aman, en el mismo lecho,
y comparten el mismo amor.
Si, solo un poeta tiene este privilegio,
en un lado la dulce Ariadne, compañera de mi vida,
y al otro lado, la regalona gatita Pupa.
Pupa, fue una gata muy regalona que hacia las veces de mi secretaria acostándose sobres mis poemas. Cuando leía en voz alta mi poesía levantaba la cabeza. Yo le pregun taba si le gustaba el poema. Cuando le gustaba se quedaba y si no le gustaba se iba. Extrañamente los poemas aprobados por Pupa siempre han sido aplaudidos y hasta ganadores de premio. Desafortunadamente Pupa se fue a vivir con Dios.