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La ac�vidad sexual de un abducido resulta fuertemente condicionada por las experiencias que, a nivel subconsciente, él sufre contra su voluntad. La hembra sufre un verdadero estupro tecnológico.
A lo largo de su vida resulta secuestrada muchas veces y es enfrentada a la idea de haber sido fecundada por una especie de máquina alienígena, con la intervención de pequeños alienígenas (los llamados Grises, que hacen “el trabajo sucio” por cuenta de los otros). Luego de algunos meses la mujer, siempre en el ambiente alienígena, parirá, ayudada por una máquina, una criatura alienígena. Los �pos de alienígenas paridos son por lo menos cuatro y hay que subrayar que, aún luego de salir de la hipnosis, la hembra nutre, por el pequeño parido, un vínculo sea de protección que de posesión:
“Era mio y me lo han quitado…”
Aún cuando el ser parido tuviera diez ojos y catorce colas, eso no tendría importancia, porque el irrefrenable ins�nto materno no se fija en la forma, sino que evoca atávicamente la importancia de la esencia.
La mujer vivirá una vida durante la cual creerá de haber sido privada de una maternidad que le correspondía por derecho y estará siempre en la búsqueda de un hijo que, quién sabe dónde, ella ha de todas maneras parido. Además se creará, en su psiquis femenina, una mala relación con el acto sexual procreador, que a menudo ella rechazará inconscientemente para evitar la desilusión del parto no logrado y para oponerse, siempre inconscientemente, al aspecto violento y contra su voluntad del estupro alienígena sufrido.
Para el varón, en vez, el trauma ligado a la sexualidad comienza alrededor de los catorce o quince años, cuando los alienígenas prac�can
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sobre él una extracción de esperma, y con�núa cuando el abducido es puesto en la situación eró�ca en la cual él no se puede mover, pero puede tener una erección. Una extraña criatura de aspecto femenino prác�camente lo viola. Esto, para muchos abducidos, representa la primera verdadera relación sexual con una fémina. Sabemos cuán es delicado este momento para el varón; el hecho de saber que él se encuentra con tener que afrontar una situación de �po exogámico en la cual está bloqueado en los movimientos y forzado en la voluntad, por lo tanto incapaz de manejar la situación, puede producir en él un stress violento, con subsiguiente rechazo a la ac�vidad heterosexual por el resto de su vida. El varón, todas las veces que se acostará con una mujer, se sen�rá violado, aún solamente por la mirada y su vida conyugal no será de las más simples.
La fémina alienígena descripta, bajo hipnosis, por los abducidos que con ella han tenido que ver �ene las caracterís�cas de una oriental; pues bien, los varones “violados” por este �po de fémina, estereo�picamente hablando, preferirán luego, las orientales, con las cuales tendrían el deseo de aparearse sexualmente, pero que en el hecho prác�co resultan casi impotentes. Los abducidos guiados hacia una recuperación de la sexualidad, durante el camino mental que lo llevará a entender la verdadera naturaleza de la violencia sufrida, notarán también, que en el escroto, �enen una extraña cicatriz hecha con tres pun�tos oscuros puestos en triángulo, que ellos, o mejor dicho su inconsciente, relacionarán inmediatamente con una par�cular vivencia alienígena.
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