Amar es Vencer by Madame P. Caro - HTML preview

PLEASE NOTE: This is an HTML preview only and some elements such as links or page numbers may be incorrect.
Download the book in PDF, ePub, Kindle for a complete version.

A las dos.

No llegará al día.

La marca del dedo fatal se ha impreso en sus facciones, siniestramentemodeladas.

La vida se apaga.

Ya no es permitida la duda.

Me he aproximado a Elena y me la he llevado a cierta distancia.

—Elena, está muy malo.

No comprendió al pronto y me preguntó si se había perdido toda laesperanza.

—¡Ay! sí... No verá el día que va a venir...

Elena vaciló como herida del rayo y tuve que sostenerla un momento...Después se irguió, sin lágrimas, y me dijo angustiada:

—Si muere antes del día, no se cumplirá su deseo supremo...

Usted lo haoído; quiere morir en la fe cristiana...

—Lo he oído.

—En nombre del Cielo, Máximo, corra usted a la iglesia más próxima...

Yo moví la cabeza.

—Apenas le quedan unos momentos de vida... Sea usted valerosa... Dioslo tendrá en cuenta...

Pero, de pronto, tuve una inspiración:

—Elena, usted misma puede realizar la obra de salvación. El tiempoapremia...

—¡No me atrevo!...

La infeliz temblaba, quebrantada por la emoción, y yo la conduje al ladodel moribundo.

—¡Padre! ¡Padre querido! Dime otra vez que quieres ser cristiano...

Al oír aquella voz, Lacante abrió los ojos, la miró largamente, como sivolviera de una región lejana y quisiera penetrarse del sentido de laspalabras.

Después, sus labios rígidos pronunciaron con lentitud:

—Sí, quiero.

Elena se volvió hacia mí.

—Ya lo ha oído usted... ¡Hágalo usted cristiano, Máximo!

Yo contesté con toda sinceridad:

—No soy digno.

Le presenté agua en un vaso y ella lo cogió con mano firme.

Alzó losojos al Cielo en una muda invitación, y vertió unas gotas en aquellafrente bañada de sudor, pronunciando las palabras litúrgicas:

«Yo te bautizo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

No soy místico, pero te lo juro, sentí en aquel momento pasar por misvenas el calofrío de lo divino, y me pareció que se abría el Cielo porencima de aquella estancia de agonía.

Las campanas de Nochebuena estaban tocando a la misa del alba.

Lacante está en letargo. Te estoy escribiendo a su lado. Su respiraciónfatigosa se acorta de minuto en minuto.