Colección de Viajes y Expediciones a los Campos de Buenos Aires y a las Costas de Patagonia by Various Authors - HTML preview

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1780.

JOSE FRANCISCO DE AMIGORENA.

XIII.

Informe de D. Basilio Villarino, Piloto de la Real Armada, sobre lospuertos de la costa Patagónica

.

=OFICIO DEL SUPER-INTENDENTE=.

Como ninguno de cuantos sugetos hay en este establecimiento hantrabajado como Vd., en los reconocimientos de la costa del mar, puertos,rios y terrenos, ni tienen tan general inteligencia en estas materias,me informará Vd. si por la dificultad que se experimenta en lanavegacion de este rio, y la barra de su boca, que no permite paso paramas embarcaciones que pequeñas, está imposibilitada y defendida pornaturaleza la comunicacion que puede temerse de los enemigos de lacorona: teniendo presente en este informe los puertos de San José y SanAntonio, como todo aquello que Vd. advierta y pueda conducir sobre losfrutos que ofrecen estos terrenos, aguas, indios, y demas que hay encuanto á reconocido, y noticias que ha adquirido.

Dios guarde á Vd. muchos años. Fuerte del Carmen, Rio Negro, 19 de Abrilde 1782.

=FRANCISCO DE VIEDMA=.

Señor D. Basilio Villarino.

=Respuesta=

.

Muy Señor mio:—En cumplimiento de la órden de Vd., en que me manda enprimer lugar, le informe si por la dificultad que se experimenta en lanavegacion de este rio y la barra de su boca, que no permite paso paramas embarcacion que pequeña, está imposibilitada y defendida pornaturaleza la comunicacion que puede temerse de los enemigos de lacorona, teniendo presente los puertos de San José y San Antonio; debodecir á Vd., que no solo no está defendida é imposibilitada pornaturaleza la expresada comunicacion de los enemigos de la corona, sinoque la naturaleza misma tiene franqueada y facilitada la entrada por labarra de este rio, con cuantas embarcaciones, municiones y pertrechosquiera conducir á él cualquiera enemigo: probaremos esta verdad á fin deno dejar lugar á la duda. Es evidente que la naturaleza formó el pueblode San José, tan limpio él y su entrada, que cualquier escuadra sinpráctico alguno, puede entrar y fondearse dentro con toda seguridad; yen todo esto está la facilidad y franqueza con que la naturaleza tieneproporcionada la entrada de la barra de este rio: porque ¿qué dificultadpuede haber en que venga una escuadra enemiga al puerto de San José, ycon ella un número suficiente de embarcaciones del porte de las con quenavegamos este rio, y desde dicho puerto, vengan estas con lostransportes y pertrechos necesarios, y entren por la barra como nosotrosdiariamente lo estarnas haciendo? Cierto que ninguna, y mas cuando esuna navegacion con tiempo hecho tan corta, que se puede hacer de 12 ó 14horas, y no solo con embarcaciones de porte de las que en el dianavegamos, sino con chalupas como las que en el dia entran sirviendo eneste rio para conducir paja: como se les ponga cubierta, se puedebarquear desde el puerto de San José á este rio, y al contrario. Y parainteligencia de esta corta navegacion y seguridad del puerto de SanJosé, tengan el plano por mí levantado de esta costa y dicho puerto á lavista, por si hubiere alguno que quisiera contradecir este informe.

En las embarcaciones que están entrando y saliendo en este rio, ynavegan desde él á Buenos Aires, no tengo yo la menor dificultad ennavegar con ellas á Europa y á cualquiera parte del globo, pues sonsuficientes para ello. Del mismo modo, embarcaciones de igual portepueden venir de cualquiera parte del globo al puerto de San José,conducidas por los enemigos: y viniendo estas acompañadas de algunosnavios, que traigan lo necesario para lo que quieran intentar al puertode San José, de allí con muchísima facilidad pueden venir á este rio conlas embarcaciones menores, dejando los navios asegurados en dichopuerto; y aun en las mismas lanchas de los navios, previniéndolesfalcas, pueden venir al Rio Negro.

Despues de haber llegado al puerto de San José al principio de laexpedicion, y despues de haberse abandonado la entrada de este por elcapitan graduado D. Pedro Garcia, y el primer piloto de la real armadaD. Manuel Bruñel, se me mandó á mí á dicha comision con el bergantin quehoy tengo á mi cargo.

Salí del puerto de San José, y conseguí suentrada; y despues de mi regreso á dicho puerto, dispuso Vd.

venir áeste rio con el expresado bergantin de mi cargo, y la zumaca San Antoniola Olivera, y hemos entrado en él con la facilidad y felicidad sabida.Pues ¿porqué no podrán egecutar esto mismo los enemigos de la corona?¿No son hombres como nosotros, Y nada menos peritos en la navegacion? ¿Yúltimamente no estamos entrando y saliendo diariamente en el rio? ¿No leconsta á Vd. que yo he entrado y salido de noche y de dia con vientoscontrarios, y aun ahora entré con vientos enteramente opuestos á laentrada, como lo pueden certificar los tres capitanes, D. José Ignaciode Merlos, D. Nicolas Garcia y D. Pedro Garcia, sin que el viento ni lanaturaleza me lo hayan estorbado? Pues ¿porqué esta ha de defender laentrada en este rio á los enemigos de la corona, y á nosotros se nos hade demostrar tan propicia, que ni la barra, ni los vientos contrarios,ni las noches, dejan de franqueárnosla? ¡Y es posible que caigamos ental error!

Me parece que dejo suficientemente probado, que la naturaleza tieneauxiliado con el puerto de San José la entrada de este rio á todoscuantos quieran venir á él, y que no está defendida por ella: antes biensoy de sentir, y se evidencia de las razones expuestas (omitiendo otrasmuchas por no abultar este informe) que el arte debe intervenir paradefenderla por medio de la fortificacion.

Asimismo dejo á parte el puerto de San Antonio, pues con el de San Josétienen bastante auxilio los enemigos de la corona para venir á este rio,y para egecutar desde él todas las operaciones á que los conduzcan susideas. Para cuya inteligencia tocaré aquí algo sobre los males que senos podrian originar en caso de que los enemigos llegasen á fijarse enel puerto de San José, Rio Negro ó Colorado.

En el puerto de San José puede muy bien permanecer considerable tiempocualquiera escuadra llevando víveres, respecto de que tiene agua dichopuerto, aunque retirada muy cerca de cuatro leguas de la playa; puessolo en la media circunferencia de una salina tiene mas de 30manantiales de agua corriente: en cuyo supuesto, llevando carretas yanimales para conducirla, ya puede permanecer: pero mas fácil enembarcaciones menores se puede conducir de este rio á dicho puerto.Fijados que fuesen en este rio y puerto de San José los enemigos, yaestaban en proporcion de invadir á Buenos Aires, Córdoba, Mendoza,Valdivia, Valparaiso y otros muchos pueblos; pues aunados con los indiosque habitan estos vastos paises, seria dificultosísimo hacerlosretroceder.

La guardia que Vd. ha proyectado en el Choelechel, debe Vd. tenerpresente que, ademas de ser útil para contener los indios, lo masimportante de ella, y por donde en mi juicio se hace absolutamentenecesaria, es porque sirve para tener los indios retirados de lasorillas del mar, que en ellas nos pueden ser tan perjudiciales en casode ser invadida esta costa por los enemigos de la corona, con quienes sepodrian unir por su propio interes: y convendria mucho tener siempre losindios retirados de los puertos, para en caso de que sucediese lo quellevo dicho, no tuviesen la facilidad de hallarse con ellos, ni aun quelos indios tuviesen ni pudiesen adquirir tal noticia.

Dejo otras ventajas que nos proporcionaria la ocupacion de aquel puerto:como son, el tener mucho avanzado para la comunicacion de Mendoza; (quede allí la considero cerca) lo que se adelantaria para la descubierta deeste rio y camino de Valdivia, que podria descubrirse, pues noconsidero, desde el Choelechel á aquel presidio, mas de 100 leguas dedistancia en línea recta, poco mas ó menos. Ténganse para estainteligencia á la vista las cartas geográficas, y las ventajosas tierrasque tiene este rio, segun contestan todos los indios, en las que haymaderas muy altas y muy derechas, y montes de manzanas, que lanaturaleza ha producido, cuyas señales parece que indican ser un terrenofértil. Pero si no vemos, si no andamos, sino descubrimos, siempreestaremos metidos en nuestra ignorancia, y talvez algun tiempo nosenseñarán los extrangeros nuestras propias tierras, y lo que nosotrosdebiamos saber: pues no puedo ver que un ingles como Falkner nos estáenseñando, y dándonos noticias individuales de los rincones de nuestracasa, que nosotros ignoramos.

Suspendo hacer la descripcion del Choelechel, por cuanto con bastantedifusion lo tengo manifestado á Vd.

antecedentemente. Tampoco quierohablar de las numerosas indiadas que precisamente los obliga á transitarpor este paso, y los estragos que causan á Buenos Aires, porque de todoello tiene Vd. muy largas noticias y conocimiento. Voy solo á hacermecargo de cuanto pudiere impedir á los enemigos de la corona la ocupacionde este sitio: pues impidiéndoles por medio del fuerte ó guardia que Vd.tiene proyectado, el tránsito á las costas del mar, no pueden auxiliarsede los enemigos de la corona, y en esto es á donde me parece que se debeponer el mayor empeño, porque el doméstico es el peor.

Dicen muchos (yo lo he oido diferentes veces), ¿de qué nos puede servirla costa patagónica? ¿Qué hemos de sacar de ella?—Y esto por sugetosque talvez no saben otra cosa que disfrutar sueldos, sin que puedanformar la mas mínima idea de lo que es la costa patagónica, ni aunentender el plano mas sencillo.

Temerario arrojo, ¡que hombres de talescircunstancias quieran penetrar los arcanos del Soberano! Pero para queme canso, si vá cerca de tres siglos que se formó la colonia de BuenosAires, y todavia no se sabe si hay ó nó Cabo de San Antonio, estandocomo suele decirse detras de la puerta, y está causando una malanavegacion su incertidumbre; siendo cierto que en la longitud en que lascostas lo figuran, no hay tal cabo; pues yo lo he pasado diversas vecespor encima, sin que le haya visto, y de seguro en la longitud deMontevideo, ó navegando desde dicho puerto al S, no se halla tierraalguna; y últimamente, si no hubiera sido por el empeño tan fuerte queVd. ha tenido en que se descubra por tierra el camino por tierra paraBuenos Aires, ¿no se estaria en el concepto de que este tránsito eraimposible, como en realidad se creia? Pues habiéndome yo ofrecido áhacer esta descubierta, y á conducir ganados para este establecimiento,en una Junta que se hizo, se me pusieron una multitud de dificultades, yentre ellas era la una que estaba el camino lleno de tantostembladerales que era imposible el transitarle. Y sin embargo de habermeesforzado de tal suerte, que no quedaba que dudar que eran apócrifastodas aquellas dificultades y noticias, nos hemos quedado como alprincipio hasta ahora, que ha conseguido la eficacia de Vd.

patentizarel desengaño.

La llanura ó valle, por donde baja este rio en las 60 ó 70 leguas que yoanduve, tiene bellisimos retazos de tierras dispersas, ó separados unosde otros, y son aquellos parages que logran el beneficio del riego, quefrecuentemente les prestan las crecientes del rio. Desde el Chuelechelpara abajo, esto es, siguiendo el rio aguas abajo hasta su desague, sepueden establecer muchas familias, ó hacer muchas chicas poblacionesdispersas ó separadas unas de otras, en la misma conformidad que estánlos buenos terrenos; pero esto tiene el grave inconveniente de la malavecindad de los indios, por cuyo motivo enterado Vd. de estascircunstancias en resulta de los expresados reconocimientos, premeditóVd. el citado proyecto. A cuyos fundamentos debe agregarse la utilidadque resultaria al Estado, ocupando este parage con respecto á losenemigos de la corona.

El puerto de San José no tiene inconveniente alguno para que deje de serpuerto de arribadas, y puedan refrescar las embarcaciones que allíarriben: allí pueden tenerse 2,000 y mas cabezas de ganado vacuno, sepueden tener caballos y ganado lanar sin recelo que los indios lo roben.Habiendo ganado, se le puede conducir agua de las fuentes, y ya tenemoslos principales renglones que le puede faltar á la embarcacion óembarcaciones que allí arribasen. Por medio de cualquiera embarcacion sepueden conducir á aquel puerto de este rio los refrescos de que allí secarezca. Por tierra cuando no haya allí embarcacion se puede traer allíla noticia á caballo, que es viage de dos dias y medio hasta el rio; yhasta este establecimiento se pueden tardar cuando mucho cuatro dias, yde aquí se puede socorrer con lo que necesite, y allí no haya.

El agua de las fuentes del puerto de San José no es tan fina como la deeste rio, que es muy superior á aquella, aunque algo gruesa: es aguapotable y muy sana; esto lo acredita la experiencia, pues al principiode la expedicion, habiendo asaltado el escorbuto á nuestra gente, todoslos que entraban en el hospital no salian sino para la sepultura. Envista de esto se mandaron á lo último todos los enfermos á las fuentes,y sin otra medicina que beber de aquella agua, todos convalecieron yvolvieron sanos: y esto comiendo carne salada, por falta de dietas, ypan de pestilente harina. Luego parece que aquella agua es sumamentesana y el mejor antídoto del escorbuto.

Por todas estas circunstancias, por la facilidad y limpieza de este y suentrada, por ser su fondo de buena tenazon, y por la proporcionadaaltura ó situacion en que se halla, me parece muy propio para que sirvade puerto de arribadas á las embarcaciones que navegan á la mar del sur.

He dejado correr la pluma, movido del fervoroso celo al servicio del Reyy á la nacion; pues no quisiera que ninguna extrangera en ningun tiempotuviese la gloria de enseñarnos lo que nosotros debiamos saber, haciendover al mundo nuestra ignorancia y pereza, cuando esto sucediese.

Asimismo me he dejado arrebatar al acordarme de ver en Buenos Airesaquel raciocinio general sobre si puede ó nó importar al Estado la costapatagónica, haciendo la descripcion de sus terrenos, aguas,temperamentos, frutas que produce y que puede producir, sin que la hayanvisto ni pintada, ni entiendan su pintura: entre los cuales representanun gran papel aquellos que han estado aquí, ó en San José, sin que hayanvisto que terrenos son estos; pues su inaplicacion, pereza, cobardia éineptitud no les ha dado lugar á que se separen talvez cuatrocientospasos de la orilla del agua ó habitacion: y estos tienen en todaasamblea voto decisivo, y como están unidos con su pereza y aborrecen eltrabajo, son los mas empeñados en formar corrillos contra estosestablecimientos. Pero si el fervoroso amor al servicio del Rey y ánuestra nacion y deseo de trabajar, ha sido la causa de excederme,espero de la benignidad de Vd., respecto á que sabe y tieneexperimentado mi procedimiento, modo de pensar y amor al trabajo,separará todo lo superfluo de este informe, ó lo olvidará todo junto,sino tuviere nada útil, á fin de que mi ignorancia se quede en el senodel olvido.

Dios guarde á Vd. muchos años.

A bordo del bergantin

Nuestra Señora del Carmen y Animas

,

Rio Negro, y Abril 24 de 1782.

B.L.M. de Vd. su mas atento servidor,

BASILIO VILLARINO.

Señor D. Francisco Viedma.

XIV.

Informe del Virey Vertiz, para que se abandonen los establecimientos dela Costa Patagónica

.

EXMO. SEÑOR:

Muy Señor mio. Segun lo resuelto por S.M. en la real órden que V.E. mecomunicó con fecha de 15 de Julio de 1781, acordé con el Intendente loque podian minorarse los gastos de los establecimientos patagónicos,atendidas las urgencias del real erario por la guerra y sucesos delPerú, reduciéndose á conservar lo poblado, y no intentando por ahoraocupar otros puntos que San Julian y Rio Negro. Esto no obstante, nosalvaria yo el escrúpulo que me queda, si no hiciese presente á V.E. loque me ocurre en cuanto á la utilidad ó perjuicio de dichas poblaciones,á fin de que, instruido el real ánimo, pueda resolverse lo masconveniente.

Sin embargo de la continua observacion que he estado haciendo, por lasnoticias é informes de varios sugetos imparciales que habian examinadoaquellos terrenos, y eran inteligentes en las entradas de los puertos,fondeaderos y demas circunstancias, he estado combinando estas mismasespecies con la correspondencia de los Super-intendentes, y observandosingularmente en el del Rio Negro, las grandes dificultades que se lespresentan, pues las unas confesadas en sus oficios, y las otras en lasresultas, me iban confirmando en el dictámen, de que S.M. expendia unagran parte de su erario, sin fruto ni utilidad conocida á su servicio, ysin seguridad de su dominio en esta parte.

Bien conocí desde los principios, que el poblar la costa patagónica,tenia por objeto acreditar mejor la posesion de ella, y evitar que otrasnaciones se colocasen en algun punto de la misma, por donde pudiesenintroducirse á los reinos del Perú y Chile: pero esto parece difícil,por la calidad de sus terrenos, por falta de buenos puertos, por lasexcesivas mareas, por lo rigoroso del clima y otras causas.

Para asegurarme mas del concepto formado en el asunto, quise recoger losdictámenes de los pilotos y sugetos que navegan á la referida costa,con el ánimo de instruir á V.E. completamente, así del estado de laspoblaciones, como de todo lo demas perteneciente a la utilidad de ellas.Y tratando de la Bahía de San Julian, donde se halla el ComisarioSuper-intendente D. Antonio de Viedma, incluyo los dictámenes números 1,2, 3, 4 y 5, que dan conocimiento de aquel parage, calidad de suterreno, aguas, temperamento, leñas, maderas y puerto: extendiéndose losde los número 3 y 4 á dar noticia de los demas puntos de la costa que sehan reconocido; á que agrego la representacion número 6 del pobladorSantiago Moran, á nombre de los demas de su clase, quedándose aplicadoslos remedios que han sido posibles para sus alivios. Pero como sufrentantas incomodidades, y ven perecer á sus compañeros frecuentemente,aquellos, y los que están aun en esta provincia, se han intimidado hastalo sumo, refiriéndome yo á lo que dichos papeles expresan, porqueconviene puntualmente con los demas informes que omito, por no hacer masdifusa nuestra exposicion.

En cuanto al Rio Negro, Puerto de San José y San Antonio, expresan suscalidades los informes número 1 y 3 citados, como tambien loscomprendidos bajo el 7, 8 y 9, á que agrego el de los colonos de dichoRio Negro, número 10, para dar cabal idea de sus clamores por lascircunstancias del país, que sin duda es el menos malo de la costapatagónica, y en donde á fuerza de muchos gastos se conseguirá lapoblacion, como ya lo tengo insinuado á V.E. Pero vengamos á la utilidadde esto y los demas.

Es principio indubitable que los puertos de arribadas deben ser segurosy de fácil entrada, donde los navegantes se acojan impelidos de lasborrascas, de necesidad de víveres ó de la incomodidad de la navegacion,para procurarse seguridad, descanso, refresco ó habilitacion del buque;y no pudiéndose encontrar ninguno de estos alivios en los puertos de lacosta patagónica, ya se vé por esta parte que no son de utilidad alguna:consideracion que se extiende á que tampoco lo son para las demasnaciones, fuera de que en puertos de mareas tan variables y excesivas,nadie querrá arrojarse á la arribada, temiendo le fuese mas perjudicialque la borrasca. Esta misma circunstancia, aunque por otro término,concurre en el Rio Negro, pues ademas de ser peligrosísima su entrada,no la permite la barra sino á embarcaciones menores, como bergantines,zumacas ó lanchas que calan muy poca agua, y este es el parage en que seencuentran tierras que cultivar, pero tan corta que es solo la que bañael rio en sus mareas: y aunque no obstante esto pudiera continuarse lapoblacion, sin embargo de las incomodidades y riesgo de los indios, queatrae el haber de hacer las siembras á la parte del sud, como lo explicaD. Basilio Villarino en su informe número 8, no veo utilidad en suaumento, por no ser puerto capaz de embarcaciones mayores, por la faltade comercio con esta provincia: pues por tierra median muchas nacionesde indios infieles en la dilatada pampa, desde aquel rio hasta BuenosAires, y por mar, es preciso esperar la estacion del verano, porque lanavegacion del rio arriba ofrece grandes dificultades en sus corrientesy tornos. De modo que parece imposible que ninguna nacion intente estaempresa, aun cuando dicho rio se extienda è introduzca en lajurisdiccion de Mendoza, lo que aun no se ha podido averiguar en losreconocimientos, y se está actualmente haciendo el último esfuerzo paraaclararlo.

Para corroborar el concepto de este establecimiento, me ha parecidotambien incluir á V.E. un oficio del Comisario Super-intendente, D.Francisco de Viedma, bajo el número 11, porque en él se reconoce que,despues de establecido tanto tiempo en el Rio Negro, donde se haconsumido ingente caudal, intentaba la poblacion principal en elColorado, figurando en la Bahía de Todos Santos, y la Anegada, dondedesagua dicho rio, todas las utilidades que pueden desearse: pero, aundado el caso de que sean parages seguros, se necesita otro fuerte,poblacion, grandes gastos por consiguiente, y mucha tropa para contenerla indiada que allí concurre, que inquietaria continuamente lospobladores, robaria el ganado, é impediria siempre la comunicacion conBuenos Aires.

El Rio Colorado está reconocido hasta 25 leguas por su orilla, y se havisto que carece de leña, pues solo hay unos pequeños sauces muytorcidos: la mas inmediata se halla á 10 leguas de la márgen del rio.

Suterreno puede llamarse infecundo, porque, segun las señales y lasnoticias de los indios, las grandes mareas lo inundan; y aunque parecefrondoso, lo causan estas inundaciones que dejan pantanosintransitables, á lo menos en las cuatro primeras leguas de su boca. Esrio que se vadea por muchas partes y no permite la entrada de otrasembarcaciones que pequeños bergantines, varando infinitas veces: así seve en el diario número 12, y en el plano que D. Basilio Villarino hizocuando fué al descubrimiento de dicho rio. La Bahía de Todos Santos y laAnegada son enteramente inútiles, pues ademas de ser su terreno de muymala calidad, no tiene agua sino en unas pequeñas lagunitas que seforman de las lluvias: por esto el citado Villarino se vió en laprecision, cuando salió del Colorado, de dejar seis pipas ó cuarterolasllenas de agua cerca de la costa, por si se le ofrecia volver porsemejantes parages. Contribuye tambien para su inutilidad el no habersehasta ahora reconocido canal para llegar á dichas bahías, mas que poruna infinidad de bajos y la costa, la que se supone ser buena. Viniendode mar afuera no está reconocida, y se supone con fundamento que losbajos se extienden mas de tres leguas de la costa por la reventazon quese vé, lo que hará siempre á dichas bahías inútiles para los finespropuestos.

Ya V.E. está enterado de las calidades de los demas puertos que se hanreconocido en toda la costa: mas no obstante conviene hacer memoria deaquellos en que se ha detenido mas tiempo la inspeccion de loscomisionados y de otros sugetos. El Puerto Deseado es muy angosto en elespacio de media legua, la velocidad de la corriente en el flujo yreflujo es de siete á ocho millas por hora, y una gran parte del fondoestá sembrada de bancos y piedras: sus campañas están cubiertas dearena, de modo que no se encuentra en ellas un arbusto: no hay en todoaquel terreno, manantial de agua dulce, ni los pozos ó cazimbas que sehan abierto en la playa, pueden dar la cantidad suficiente para el gastodiario de las embarcaciones, y para llenar la vasijeria de la bodega. Laentrada y salida del puerto es sumamente peligrosa, y muy pocas vecespuede conseguirse la primera sin fondear antes sobre la costa, en cuyoscasos los vientos de travesía (que por desgracia son frecuentes en estasmares) ponen á las embarcaciones en riesgo de un naufragio.

En un puerto de esta naturaleza no puede subsistir mucho tiempo unacolonia, á menos que esta fuese socorrida desde el Rio de la Plata contodos aquellos víveres que se juzgan de primera necesidad: pero aun eneste caso, no podria servir de escala á las embarcaciones españolas quenavegan á la mar del sud, por las razones que quedan expuestas. Losingleses, ú otros cualesquiera enemigos de la España que naveguen áestas costas, solo podrán hallar en el Puerto Deseado un asilo contralos temporales que se experimentan por el invierno á lo largo de lasonda de la costa patagónica, pero, de ningun modo formar desde allíexpedicion alguna contra los establecimientos que tenemos en la AméricaMeridional; porque en el caso de que intentaren venir hácia el norte, yentrar en las provincias del Rio de la Plata, se verian precisados áatravesar unos vastísimos desiertos, en los cuales pereceriainfaliblemente la mayor parte de ellos: y si intentasen penetrar hastala costa del sud, no podrian conseguirlo sin pasar por la cresta de losAndes, que se dirigen ò proyectan de norte á sud á lo largo de estaAmérica hasta la orilla septentrional del estrecho de Magallanes: ysiendo esta empresa tan difícil y peligrosa que casi raya en loimposible, parece que nada debemos temer por esta parte de nuestrosenemigos.

Finalmente, no podemos prometernos que en este Puerto Deseado seestablezca algun ramo de comercio, porque tiendo aquel terreno arido yseco por naturaleza, no puede haber comercio, ni aquella especie deindustria, con la cual se mantiene un gran número de artistas en lospaises civilizados.

Debe concluirse, pues, que cualquier establecimiento que se forme enPuerto Deseado, es muy gravoso al erario del Rey, y enteramente inútilpara las miras políticas del Gobierno.

La Bahía de San Julian no ofrece ventajas para nuestra navegacion ycomercio: tiene la única circunstancia de ser abrigada y de buentenedero, todo lo demas es muy malo; en primer lugar es puerto de barra,y para la entrada y salida se necesita esperar la marea, y que entonceshaya un viento fresco favorable: la rapidéz de su corriente puederegularse de cinco millas por hora: la barra queda con solos dos pies deagua en la vaciante, y en la creciente tiene hasta 36, de lo que resultaque entre el flujo y reflujo no puede haber un momento de reposo, cuyacircunstancia es poco favorable para las entradas y salidas. Ademas deesto, hay el gran riesgo de acercarse á la costa, ó dar fondo sobre ellapara esperar á que cresca el agua, pues entretanto puede soplar elviento de travesía, y naufragar cualquiera embarcacion.

Las demas circunstancias de este puerto le hacen absolutamentedespreciable, pues concuerdan los informes en que no hay arbustos paraleña, ni árboles para hacer madera en todas aquellas inmediaciones.Concuerdan tambien en que el agua es salobre, y en que la única de quepudiera hacerse uso, está á dos leguas de la poblacion; y concuerdan porúltimo, en que las semillas de las legumbres de Europa no nacen ó nocrecen, y que el trigo y cebada fructifica muy poco: lo cual no debeextrañare, porque el excesivo frio que se experimenta en esta parte dela costa, el desarreglo de las estaciones, lo salitroso y arenisco delterreno, su aridez y desolacion, (sobre que concuerdan todos losinformes) anuncian que serán infructuosos los trabajos de los colonos;que estos nunca podrian subsistir con los frutos del país, y que lasembarcaciones españolas que naveguen á la mar del sud, nunca hallarán enSan Julian cosa alguna de las que puedan necesitar para su viage; que eslo mismo que decir que el puerto es inútil, y que sus pobladoresperecerían si no fuesen socorridos de estas provincias.

Lo últimamente reconocido, mas al sud de San Julian en el Rio de Santa Cruz, segun lo demuestra el plano levantado por el pilotin José de la Peña, se puede hacer formal juicio de su inutilidad por todos términos.

Este es en substancia el concepto que tengo formado de losestablecimientos de la costa patagónica, en los cuales lleva S.M.gastados hasta el mes de Mayo del año pasado de 1782, 1,024,051 pesos y3 reares, segun las relaciones que me ha pasado el Intendente parainstruir este informe: y por mucho que se minoren los gastos, segun seestá practicando, será siempre considerable suma la que se emplee, puesno puede esperarse que el establecimiento de San Julian dé parasostenerse, ni que el del Rio Negro pueda darlo en el todo en este año,ni aun en el venidero.

A vista de esto, parecia como preciso el abandonar el establecimiento dela Bahía de San Julian, dejando en él una columna ó pilastra quecontuviese las reales armas, y una inscripcion que acreditase lapertenencia de aquel terreno, el cual fuese reconocido todos los años,al mismo tiempo que lo es Puerto Egmond en las Islas Falkland, pudiendoentonces egecutarse tambien al Deseado. Que subsistiese elestablecimiento de Rio Negro por lo mucho que se ha gastado en él, yporque puede de allí conducirse sal: pero reducido al Fuerte, y á lacortísima poblacion que buenamente se pudiese mantener á su abrigo;porque mas distante es imposible conseguir que resida pacificamente:debiendo asegurar á V.E. que aun en el Rio Negro, las cortas siembrasque se han hecho, y ganado que se ha adquirido, ha sido á fuerza dedinero empleado en aguardiente y bujerías con que á los indios se les haido agradando; y con todo ha habido robos de caballadas: siendo precisoque cesen cuanto antes estos gastos, que son de mucho gravámen alerario.

Tambien deberá abandonarse el puerto en la Bahía de San José, dejando lamisma señal, pues los gravísimos costos que tiene la saca y conduccionde la sal, sobre su desabrigo y aridez del terreno, hacen inútiles losque se impenden en sostenerlos, y pudiera ser reconocido anualmentedesde el Rio Negro. En tal caso puede este tenerse al cuidado de unGobernador ó Comandante, con menor sueldo que el que hoy goza elComisario Super-intendente, y podrá encontrarse aquí sugeto á propósitoy benemérito para el encargo. Todo lo expuesto me ha parecido de miobligacion representar á V.E., para que, instruido S.M., se digneresolver lo que estime mas conveniente.

Dios guarde á V.E. muchos años.

Montevideo, 22 de Febrero de 1783.

EXMO. SEÑOR:

B.L.M. de V.E. su mas atento seguro servidor:

JUAN JOSE DE VERTIZ.

Exmo. Señor D. José de Galvea.

INDICE DE LOS VIAGES Y EXPEDICIONES A LOS CAMPOS DE BUENOS-AIRES, Y ALA COST

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