Comedias: El Remedio en la Desdicha: El Mejor Alcalde, El Rey by Lope de Vega - HTML preview

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Que

envidia

tengamos

dellos.

JUANA.

¿Ya

nos

vienes

a

matar?

SANCHO.

¿Dónde

está

señor?

JUANA.

Yo

creo

Que

es

ido

a

hablar

con

Elvira.

SANCHO.

Pues

¿déjala

hablar

don

Tello?

JUANA.

Allá

por

una

ventana

De

una

torre,

dijo

Celio.

SANCHO.

¿En

torre

está

todavía?

PELAYO.

No

importa,

que

vendrá

presto

Quien

le

haga...

SANCHO.

Advierte,

Pelayo...

PELAYO.

Olvidéme

de

los

dedos.

JUANA.

Nuño

viene.

Sale

NUÑO.

SANCHO.

¡Señor

mío!

NUÑO.

Hijo,

¿cómo

vienes?

SANCHO.

Vengo

Más

contento

a

tu

servicio.

NUÑO.

¿De

qué

vienes

más

contento?

SANCHO.

Traigo

un

gran

pesquisidor.

PELAYO.

Un

pesquisidor

traemos

Que

tiene...

SANCHO.

Advierte,

Pelayo...

PELAYO.

Olvidéme

de

los

dedos.

NUÑO.

¿Viene

gran

gente

con

él?

SANCHO.

Dos

hombres.

NUÑO.

Pues

yo

te

ruego,

Hijo,

que

no

intentes

nada,

Que

será

vano

tu

intento;

Que

un

poderoso

en

su

tierra,

Con

armas,

gente

y

dinero,

O

ha

de

torcer

la

justicia,

O

alguna

noche,

durmiendo,

Matarnos

en

nuestra

casa.

PELAYO.

¿Matar?

¡Oh,

qué

bueno

es

eso!

¿Nunca

habéis

jugado

al

triunfo?

Haced

cuenta

que

don

Tello

Ha

metido

la

malilla;

Pues

la

espadilla

traemos.[170]

SANCHO.

Pelayo,

¿tenéis

juicio?

PELAYO.

Olvidéme

de

los

dedos.

SANCHO.

Lo

que

habéis

de

hacer,

señor,

Es

prevenir

aposento,

Porque

es

hombre

muy

honrado.

PELAYO.

Y

tan

honrado,

que

puedo

Decir...

SANCHO.

¡Vive

Dios,

villano!

PELAYO.

Olvidéme

de

los

dedos.

Que

no

habraré

más

palabra.

NUÑO.

Hijo,

descansa;

que

pienso

Que

te

ha

de

costar

la

vida

Tu

amoroso

pensamiento.

SANCHO.

Antes

voy

a

ver

la

torre

Donde

mi

Elvira

se

ha

puesto;

Que,

como

el

sol

deja

sombra,

Podrá

ser

que

de

su

cuerpo

Haya

quedado

en

la

reja;

Y

si,

como

el

sol

traspuesto,

No

la

ha

dejado,

yo

Que

podrá

formarla

luego

Mi

propia

imaginación.

Vanse.

NUÑO.

¡Qué

estraño

amor!

JUANA.

Yo

no

creo

Que

se

haya

visto

en

el

mundo.

NUÑO.

Ven

acá,

Pelayo.

PELAYO.

Tengo

Qué

decir

a

la

cocina.

NUÑO.

Ven

acá,

pues.

PELAYO.

Luego

vuelvo.

NUÑO.

Ven

acá.

PELAYO.

¿Qué

es

lo

que

quiere?

NUÑO.

¿Quién

es

este

caballero

Pesquisidor

que

trae

Sancho?

PELAYO.

El

pecador

que

traemos

Es

un...

¡Dios

me

tenga

en

buenas!

Es

un

hombre

de

buen

seso,

Descolorido,

encendido;

Alto,

pequeño

de

cuerpo;

La

boca,

por

donde

come;

Barbirrubio

y

barbinegro;

Y

si

no

lo

miré

mal,

Es

médico

o

quiere

serlo,

Porque,

en

mandando

que

sangren,

Aunque

sea

del

pescuezo...

NUÑO.

¿Hay

bestia

como

éste,

Juana?

Sale

BRITO.

BRITO.

Señor

Nuño,

corre

presto,

Porque

a

la

puerta

de

casa

Se

apean

tres

caballeros

De

tres

hermosos

caballos,

Con

lindos

vestidos

nuevos,

Botas,

espuelas

y

plumas.

NUÑO.

¡Válgame

Dios,

si

son

ellos!

Mas

¡pesquisidor

con

plumas!

PELAYO.

Señor,

vendrán

más

ligeros;

Porque

la

recta

justicia,

Cuando

no

atiende

a

cohechos,

Tan

presto

al

concejo

vuelve,

Como

sale

del

concejo.

NUÑO.

¿Quién

le

ha

enseñado

a

la

bestia

Esas

malicias?

PELAYO.

¿No

vengo

De

la

corte?

¿Qué

se

espanta?

Vanse

BRITO

y

JUANA,

y

salen

el

REY

y

los

caballeros

de

camino

y

SANCHO.

SANCHO.

Puesto

que

os

vi

desde

lejos,

Os

conocí.

REY.

Cuenta,

Sancho,

Que

aquí

no

han

de

conocernos.

NUÑO.

Seáis,

señor,

bien

venido.

REY.

¿Quién

sois?

SANCHO.

Es

Nuño,

mi

suegro.

REY.

Estéis

en

buen

hora,

Nuño.

NUÑO.

Mil

veces

los

pies

os

beso.

REY.

Avisad

los

labradores

Que

no

digan

a

don

Tello

Que

viene

pesquisidor.

NUÑO.

Cerrados

pienso

tenerlos

Para

que

ninguno

salga.

Pero

señor,

tengo

miedo

Que

traigáis

dos

hombres

solos;

Que

no

hay

en

todo

este

reino

Más

poderoso

señor,

Más

rico

ni

más

soberbio.

REY.

Nuño,

la

vara

del

rey

Hace

el

oficio

del

trueno,

Que

avisa

que

viene

el

rayo;

Solo,

como

veis,

pretendo

Hacer

por

el

rey

justicia.

NUÑO.

En

vuestra

presencia

veo

Tan

magnánimo

valor,

Que,

siendo

agraviado,

tiemblo.

REY.

La

información

quiero

hacer.

NUÑO.

Descansad,

señor,

primero;

Que

tiempo

os

sobra

de

hacella.

REY.

Nunca

a

me

sobra

tiempo.

¿Llegastes

bueno,

Pelayo?

PELAYO.

Sí,

señor,

llegué

muy

bueno.

Sepa

Vuesa

Señoría...

REY.

¿Qué

os

dije?

PELAYO.

Póngome

el

freno.

¿Viene

bueno

su

merced?

REY.

Gracias

a

Dios,

bueno

vengo.

PELAYO.

A

fe

que

he

de

presentalle,[171]

Si

salimos

con

el

pleito,

Un

puerco

de

su

tamaño.

SANCHO.

¡Calla,

bestia!

PELAYO.

Pues

¿qué?

¿Un

puerco

Como

yo,

que

soy

chiquito?

REY.

Llamad

esa

gente

presto.

Sale

BRITO,

FILENO,

JUANA

y

LEONOR.

BRITO.

¿Qué

es,

señor,

lo

que

mandáis?

NUÑO.

Si

de

los

valles

y

cerros

Han

de

venir

los

zagales,

Esperaréis

mucho

tiempo.

REY.

Estos

bastan

que

hay

aquí.

¿Quién

sois

vos?

BRITO.

Yo,

señor,

bueno,

So

Brito,

un

zagal

del

campo.[172]

PELAYO.

De

casado

le

cogieron

El

principio,

y

ya

es

cabrito.[173]

REY.

¿Qué

sabéis

vos

de

don

Tello

Y

del

suceso

de

Elvira?

BRITO.

La

noche

del

casamiento

La

llevaron

unos

hombres

Que

aquestas

puertas

rompieron.

REY.

Y

vos,

¿quién

sois?

JUANA.

Señor,

Juana,

Su

criada,

que

sirviendo

Estaba

a

Elvira,

a

quien

ya

Sin

honra

y

sin

vida

veo.

REY.

Y

¿quién

es

aquel

buen

hombre?

PELAYO.

Señor,

Fileno

el

gaitero;

Toca

de

noche

a

las

brujas

Que

andan

por

esos

barbechos,

Y

una

noche

le

llevaron,

De

donde

trujo

el

asiento

Como

ruedas

de

salmón.

REY.

Diga

lo

que

sabe

desto.

FILENO.

Señor,

yo

vine

a

tañer,

Y

vi

que

mandó

don

Tello

Que

no

entrara

el

señor

cura.

El

matrimonio

deshecho,

Se

llevó

a

su

casa

a

Elvira,

Donde

su

padre

y

sus

deudos

La

han

visto.

REY.

¿Y

vos,

labradora?

PELAYO.

Esta

es

Antona

de

Cueto,

Hija

de

Pero

Miguel

De

Cueto,

de

quien

fué

agüelo

Nuño

de

Cueto,

y

su

tío

Martín

Cueto,

morganero

Del

lugar,

gente

muy

nobre;

Tuvo

dos

tías

que

fueron

Brujas,

pero

ha

muchos

años,

Y

tuvo

un

sobrino

tuerto,

El

primero

que

sembró

Nabos

en

Galicia.

REY.

Bueno

Está

aquesto

por

ahora.

Caballeros,