D. BASILIO VILLARINO, PILOTO DE LA REAL ARMADA
Primera Edicion. 1837.
DISCURSO PRELIMINAR AL RECONOCIMIENTO DEL COLORADO.
Al cabo de dos siglos y medio de dominacion se resolvió la Corte deMadrid á colonizar nuestras inmensas costas del sud: sus miras sedirijieron primeramente á las bahias de San José y de San Julian,concentrándose por último en el Rio Negro, que se consideró mas ápropósito para recibir una poblacion. Los aprestos se hicieron enMontevideo, y el virey Vertiz, que gobernaba estas provincias, acordócon un carpintero
los auxilios que debian darse á D. Juan de laPiedra, nombrado Comisario y Superintendente de los nuevosestablecimientos patagónicos.
La expedicion zarpó el 15 de Diciembre de 1778, con cuatro buques, yen tan mal estado, que el mayor de ellos hacia 40 pulgadas de agua porhora al salir del puerto; asi es que emplearon cinco dias paradesembocar al Océano. Con tan infáustos auspicios se emprendió lagrande obra de la colonizacion de Patagónia!
Ni se variaron despues. Antes de llegar á la Bahia sin Fondo, dondedebia recalar la expedicion, estalló la discordia entre elSuperintendente y D. Francisco de Viedma, que desde entonces aspirabaá suplantarle: en una correspondencia secreta que este último manteniacon el Virey, le indujo á desaprobar el primer establecimiento que,segun las instrucciones, Piedra habia fundado en la península de SanJosé; y con igual injusticia se residenció á Villarino que habiavuelto á Buenos Aires á dar cuenta de sus reconocimientos. Se le acusóde infidencia, sin mas fundamento que el haber sabido que el esclavode un platero, ocupado en sacar en limpio los borradores del piloto,los habia mostrado á D. José Custodio Sâ y Farias, brigadierportugues, que solicitaba entrar al servicio de España.
Sin embargo, el viage que en 1779 Villarino emprendió al Colorado fuéclasificado de descubrimiento, porque realmente nadie hasta entonceshabia visitado aquel rio: su situacion retirada, en el fondo de unabahia toda sembrada de bancos y escollos, lo habia sustraido de lasobservaciones de los navegantes, que, despues de haber reconocido elCabo San Antonio, se apartaban de la costa para no empeñarseinutilmente en una penosa travesía.
Parece que el Superintendente Viedma no quedó satisfecho con estereconocimiento, puesto que obligó Villarino á volver otras tres vecesal Colorado: la primera en 1780, la segunda en 1781, y la última en1785.
El diario que publicamos corresponde al segundo de estos nuevosviages, y lo hemos preferido por ser el mas completo, sin que sean dedesdeñarse algunos apuntes contenidos en los inéditos.
"Este rio (
el Colorado
) dice el autor en uno de ellos[1], tendrá lacuarta parte del caudal del Rio Negro, ó menos. Yo lo pasé á caballo,y adonde era mas hondo me llegó el agua al basto del lomillo. En sudesague no se vé reventazon; pero pienso sea de poco fondo, por lo muydesplayado, y por los muchos bajos que se descubren en la bajamar. Lapleamar es una hora mas tarde que en la boca del Rio Negro. Los bajosdichos estan sembrados, por la parte de adentro, de las islas queforman, lo que pareció puerto á los de la chalupa."
"El rio tendrá de ancho 60 á 70 varas. Su agua es algo gruesa, y muyinferior á la del Rio Negro: esto procede de un arroyo de agua saladaque, según me dijo un indio, le entra muy arriba de su desagüe[2].
Laslagunas que hay en sus márgenes son saladas, y lo mismo las que sehallan en el espacio comprendido entre estos dos rios, cuya distancia,prudencialmente calculada, es de 24 leguas: esto es, del Colorado alprimer pozo, 8 leguas; del primero al segundo, 10; y del segundo alFuerte del Carmen, 6."
En otro documento contemporaneo, que existe inédito en podernuestro[3], hallamos los siguientes detalles sobre el Colorado: es elSuperintendente Viedma el que habla—
DIA 17 DE JULIO DE 1781.—"A las 8 de la mañana emprendí mi marcha al reconocimiento acordado con el indio lenguaraz Matias. Fueron conmigo el ingeniero extraordinario D. José Perez Brito, D. Pedro Fermin Indart, el P. Sanchez, con tres dragones, incluso el cabo Bores, y tres soldados de infanteria.
Matias venia de vaqueano, y por habernos dicho que el rio estaba muy lejos, llevamos para cada uno dos caballos de muda.
"Nuestra marcha fué en todo el camino á galope. A las 11-1/2 del dia llegamos al parage donde se aparta el camino que sale para el Sauce: habrá de distancia de la isla[4] este sitio, unas once leguas, poco mas ó menos. Todo el terreno es fertilísimo, muy abundante de pastos, particularmente de trebol, que se cria tan lozano, que en partes tiene mas de media vara de alto. La leña es escasa, aunque en dicho sitio hay una loma con algunos chañares, que es endonde Matias dice que puede hacerse el fuerte: en lo interior del terreno se advierte tal cual islote de ellos.
"El rio tiene poca arboleda de sauces, y de ínfima calidad, inutil enteramente para edificios, y solamente buena para quemar: con estos, y los chañares se puede por algunos años abastecer de leña á una poblacion. Estos árboles cubren por trechos las márgenes del rio; espesos en unos, claros en otros, y á veces ninguno, de modo que suelen pasarse cuatro ó seis cuadras, y hasta media legua sin encontrar un sauce.
"El camino que sale desde las orillas del Colorado con direccion al Sauce, sigue hasta Buenos Aires, segun me informó Matias, y á las ocho leguas está el manantial, ó pozo que cita el peon Juan José Gonzalez en su relacion: de este parage á las Salinas, de que se hace mencion en mis instrucciones, habrá como un dia de camino: dichas Salinas, dice el mismo indio y otros que he examinado, son abundantísimas, y de sal excelente.
"Todo el terreno que se descubre desde la citada loma, es arenoso y estéril, tanto por el norte como por el este; y el indio Matias me aseguró que cuanto mas arriba, tanto mas desnudo era el terreno, habiendo solo alguna arboleda mas en las orillas del rio.
"Que en lo interior no hay indios, pues á excepción de los que estan en las sierras del Casuhatí[5], Tandil, Vulcan, en Salinas, y los que pertenecen á las tolderias de Calpilquís[6], y Guchuláp[7]; todos los demas tienen su domicilio permanente en las inmediaciones del Rio Negro, de donde salen como enjambres para abastecerse de yeguas y caballos. Son varias tribus, á saber: los Chulilaquihets[8], los del cacique Quiliner, y otras, cuyos nombres no he podido entender. Me hablaron tambien de un cacique poderoso llamado
Sanquel
[9], que se aguardaba dentro de pocas lunas en los toldos del cacique Negro.
"Cuando estas indiadas se ponen en camino para las fronteras de Buenos Aires, tienen que pasar precisamente por un parage del Rio Negro, al que llaman Chuelechet
, pues ningun otro es transitable. Desde este sitio salen dos caminos, el uno para el Colorado, el otro para las Salinas, que quedan á dos dias de marcha, y en donde hay agua en abundancia. Desde este punto sigue el camino por el Sauce y las sierras, y algunos trozos de indios lo transitan sin pararse en el Colorado.
"Que el Cacique Negro, despues de haberse casado con una Araucana, y de haber muerto á algunos indios emparentados con los del cacique Usel[10], se ha separado de él, y se ha establecido cerca de las tolderias de Chulilaquin.
"Para reconocer la otra banda del Colorado intenté vadearle, á cuyo objeto le hice tantear por un indiecito que se hallaba á cerca de media legua, pastoreando unos caballos de las tolderias de Usel. Pero, viendo que poco le faltaba para nadar con su caballo, no me determiné á pasarle, considerando que no era precisa esta diligencia, pues se veia que aquellos terrenos eran iguales á estos: y el cabo Bores me dijo, que los habia transitado cuando vino con su partida al alcance de los desertores, y que le parecieron mas fértiles.
"Por aquel lado hay dos pequeñas salinas: vimos á una de ellas; á la otra no, por estar mas distante; y segun me informó el indio Matias, tienen sal solo en el verano. La fertilidad de estos terrenos, por lo que he andado, se extiende á cerca de cuatro leguas de ancho en ambos márgenes, las que unidas suman ocho, y creo que es el efecto de las inundaciones del rio en tiempo de las grandes avenidas, que los indios dicen ser periódicas en los veranos, y que cubren dos y hasta tres leguas por cada lado. La planicie del terreno favorece estos riegos naturales, que serán con el tiempo un manantial de riqueza para los que vengan á explotarlo.
"Estos parages abundan de perdices, palomas, avutardas, patos, lievres, venados, etc."
Ningun provecho sacó la Corte de Madrid de estos reconocimientos: laapatia era su estado habitual, y solo cuando recelaba un rompimientocon alguna potencia europea, se despertaba de su letargo para ordenarque se explorasen las costas del sud, no con el objeto de poblarlas,sino para desalojar á los extrangeros. En el gobierno del Virey Melo,los cuidados de la lucha en que España se hallaba empeñada con laRepública Francesa, hicieron registrar dos veces la Bahia de Todos losSantos, la Anegada, y la boca del Rio Colorado, donde se sospechabaque se ocultasen subditos de aquella nacion. Una de estas expedicionessalió del Rio Negro en el verano de 1794, á las órdenes del capitan defragata D. Juan Gutierrez de la Concha, que, despues de haberacompañado al ilustre y desgraciado Malespina, se detuvo en Montevideopara hacer un mas prolijo reconocimiento de los puertos de la costapatagónica: la otra fué encomendada á D. José de la Peña, el piloto elmas experto en la hidrografia de aquel litoral. El diario de Concha seha sustraido hasta ahora á nuestras indagaciones, y recelamos que elfin desastroso[11] de este oficial, haya ocasionado la pérdida de suspapeles: el diario de Peña nada adelanta á lo que sabemos del RioColorado, habiéndose ocupado mas especialmente de reconocer las bahiasadyacentes.
En 1822 todos estos parages fueron explorados, de órden del gobierno,por el Coronel Cramer, en cuyo informe hallamos las siguientesnoticias del Colorado. "De la Bahia de Todos los Santos pasé á la dela Union. Las canales que conducen de una á otra tienen poco fondo, ysolo las chalupas pueden atravesarlas: reconocí al pasar la Isla Largay la de Borda; pero una y otra ofrecen muy pocos recursos.
"La Bahia de la Union, ademas de prometer las mismas ventajas que lade Todos los Santos para la pesca, tiene tambien mejores fondeaderos:la canal para entrar es bastante ancha, con cinco brazas de agua enbajamar.
"El rio Colorado desemboca en esta bahia por dos canales: la unachica, y la otra grande. A la pleamar las chalupas pueden pasar por laprimera; la segunda tiene tres brazas de agua casi en toda laextension, de modo que los buques pueden fondear en este brazo con lamayor seguridad.
"Creo que en toda la costa no hay un punto que ofrezca las ventajas deesta bahia: porque, á mas de ser bastante abrigada, á pesar de sugrande extension, es tambien el único paso para llegar al Colorado,por ser las bocas de afuera de esto rio casi siempre impracticables,aun para las embarcaciones pequeñas.
"Entré en el Colorado por la canal chica: este rio se divide en unaporcion de brazos, que forman otras tantas islas, pero todasanegadizas y pantanosas. La corriente baja con mucha fuerza, y traetanta arena que las canales se obstruyen. Al salir de este rio paraseguir la costa hacia el norte, hallamos tan poca agua que varamos conuna canoa chica. Como á nueve leguas del Colorado encontre la Bahia deBrightman, etc."
Desde entonces no se oyó hablar mas del Colorado, hasta la campaña de1833, en que el Sr. General Rosas, cuyo cuartel general ocupaba lasmárgenes de este rio, ordenó que se emprendiese su reconocimiento.Mientras la goleta San Martin penetraba por la boca del rio, dosbotes, que se construian en las inmediaciones del campamento, debianseguir los movimientos de la division Ramos, para elevarse hasta dondeles era posible hacerlo. La San Martin muy cargada, y calando nuevecuartas, pasó por la barra, y el 27 de Julio fondeó á dos cuadras delcampamento, que, segun las observaciones del astrónomo del ejército,se hallaba en los 39° 37' 58" 5"' de latitud, y á los 64° 53' 55" 30"'de longitud, al oeste del meridiano de Paris.
La boca del Colorado, que Villarino colocó en los 39° 57,' y elcapitan Morell[12] en los 39° 49', segun el capitan Bathurst, yace enlos 39° 55'. Sus demás observaciones se hallan en el parte queinsertamos á continuacion de este discurso.
"El rio Colorado, segun se colige del diario del Ejército[13], corre sobre arena, y tiene de ciento á docientas varas de ancho. Solo dá paso en el invierno, pues en verano está siempre lleno y muy profundo: los indios lo pasan en balsas de sauce. Sus costas son poco barrancosas, y pobladas en lo general de árboles de sauce colorado y blanco. Cuando está crecido en verano inunda una parte de los grandes llanos que se abren en sus márgenes. Los pastos de estos son de los mejores engordes, y en los altos son fuertes y excelentes para el pastoreo."
El nombre que lleva este rio, uno de los mas caudalosos de las pampas,es la traduccion literal de Coli-leufu
que le dan los indios. Enalgunos mapas publicados en Inglaterra y en Francia se le dá tambienel título de
Primer Desaguadero
, y el de
Segundo
al Rio Negro quele sigue inmediatamente al sud: esta denominacion, cuyo origenignoramos, es exacta, porque efectivamente por estos dos rios
desaguan
al mar los infinitos raudales que bajan de la Cordillera, ylos que se forman en las pampas, en una extension comprendida entrelas costas del Oceano y las cumbres de los Andes, por el espacio decerca de 12 grados de latitud. Pero nada mas incorrecto que el cursode ambos rios, segun los representan los modernos geógrafos: ni esestraño que los desconozcan, siendo tan escasas las nociones que setienen generalmente de la topografia interior de este pais. Es desentir que en la última campaña al desierto, la division Ramos nohubiese continuado sus marchas en la direccion que seguia, pararesolver practicamente el problema del origen del Colorado. Si fuesenciertas las noticias transmitidas por un observador moderno[14],deberiamos buscar sus fuentes en la misma Cordillera, entre los 36 y37
grados de latitud, y seguir su curso por las inmediaciones de Muinlin
[15], y al sur de Payen[16]: en lo que no cabe duda es, queningun rio de la provincia de Mendoza desagua en el Colorado, al menosde un modo aparente. El Desaguadero, que fluye de las lagunas deHuanacache, el Tunuyan[17], el Diamante, despues de haber derramadosus aguas en las cienagas que encuentran, se pierden en una granlaguna que se forma á las faldas de Limeñ-Mahuida[18]; y es probableque esta inmensa acumulacion de aguas pase por meatos subterraneos áaumentar el caudal del Colorado, que es el único rio que corre poraquellas inmediaciones: lo que nos induce á creerlo son los grandestremedales que cubren sus orillas, y que suponen una infiltracioncopiosa y perenne.
Falkner, cuya
Descripcion de Patagonia
contiene noticiasimportantes, habla de un modo muy inexacto del Colorado: talvez es laparte mas defectuosa de su obra. Imbuido como estaba de que este rio"recibia cerca de San Juan y de Mendoza las aguas del Tunuyan, paraperderse despues en las lagunas de Huanacache;" sostuvo este error conla especie de un buque español que naufragó en la Bahia Anegada[19], ycuya tripulacion llegó por el Colorado hasta la segunda de estasciudades: de donde inferia que no quedaba la menor duda sobre el cursode este rio, tal cual él lo habia descrito: (
the course of this rivertherefore is established past all doubt[20]
). Citamos sus mismaspalabras para hacer sentir la necesidad de leer con desconfianza loque se ha divulgado hasta ahora sobre la topografia de estasprovincias. La que puede perfeccionarla es la obra de los Sres.Fitz-Roy y King[21], recien anunciada en Inglaterra, sobre la CostaPatagónica y el Estrecho de Magallanes, por ser el producto de muchosaños de diligentes é ilustradas investigaciones. Sentimos no haberpodido tomar conocimiento de los planos que sus autores enviaron áBuenos Aires, y que nos hubieran ayudado á completar estas noticias.
Las costas del Colorado, tan yermas en el dia, abrigaban en otrostiempos tribus numerosas. Los
"Diuihets" y los "Chechehets,"[22] áquienes los españoles llamaban Pampas
: los "Puelches" y los"Tehuelches," mas conocidos con el nombre de Serranos
ó
Patagones
,poblaban estas vastas soledades[23], de donde se lanzaban como fierassobre nuestros establecimientos rurales. Cuando se emprendió porprimera vez el reconocimiento del Colorado, el gefe de mas séquito deestas parcialidades era el famoso Chanel, ó
Cacique Negro
, que fuépor muchos años el terror de nuestra provincia: Villarino estrechórelaciones íntimas con él, sin sospechar que debia ser su verdugo.Reservamos los detalles de esta tragedia para nuestro discursopreliminar á la navegacion del Rio Negro.
#PEDRO DE ANGELIS#.
Buenos Aires, 12 de Marzo de 1839.
Comandancia de Marina de la Division Izquierda.
Rio Colorado, á 31 del mes de Mayo de 1833. 24 de la Libertad, y 18 dela Independencia.
Al Sr. Comandante en Gefe de la Goleta de guerra San Martin.
El Sr. General en Gefe de esta division me ha ordenado comunicar á V.los conocimientos que he tomado del puerto de este rio en elreconocimiento que de él he practicado ultimamente en la comision queá este objeto me confirió dicho Señor.
Llegado á la latitud de 39° 55' S se tendrá la boca del rio al S. 67°30' O. En dicha latitud, á la distancia de dos á tres millas de laboca, se encuentra la profundidad de cuatro brazas, y se observan unosmédanos, ó cerrillos de arena al N. 78° 45' O, marcados con letra B enel plano que acompaño[24]; y un arbol solo el mas notable, letra D, enla misma direccion de la entrada de la boca, que es S. 67° 30' O.
El canal de la boca se distingue por la corriente colorada que se notaen medio de aguas quebradas encima de los bancos. Al entrar en la bocatendrá una y media braza sin el flujo, y con este una braza mas: y,habiendo entrado como media milla para adentro, se encuentran dosbrazos sin aquel, y tres con él; donde se fondeará cerca del arenalgrande de la mano derecha, señal dos anclas, demorando entonces al N.45° O
los medanos primeramente observados en B, y el arbol de que seha hecho referencia D, al rumbo S 67° 30'
O.; demorando tambien unospequeños médanos, letra C, al S 40° O.
Aunque de este fondeadero para arriba las corrientes son bien rápidas,en la hora del flujo se pueden avanzar unas dos millas mas,inclinándose siempre á la costa de la derecha, hasta enfrentar laprimera isla E de la izquierda, endonde se encuentran sobre la costatres palos clavados F, y en el mas alto una tablita atravesada, en queestá grabado FEDERACION, y los vestigios de mi campamento en los dias20 y 21 del presente.
Al tomar la boca es preciso prevenirse para no dejarse abatir por lacorriente, que es violenta hácia el norte.
Las profundidades que hereferido, se han hallado sondando en el reflujo, ó bajamar. Los rumbosexpresados son con relacion al norte magnético….
GUILLERMO BATHURST.
DIARIO DE VILLARINO.
Diario de la navegacion que vá á hacer D. Basilio Villarino, segundopiloto de la Real Armada, con las dos embarcaciones de su mando, elbergantin
Nuestra Señora de Cármen y Animas, _y la chalupa _SanFrancisco de Asis, desde el Rio Negro, á reconocer la costa, la bahiade Todos los Santos, Islas del Buen Suceso y demas adyacentes, buscarel desague del Rio Colorado, y penetrar su entrada, de órden delComisario Superintente de estos establecimientos, el Sr. D. Franciscode Viedma.
DIA 12 DE ABRIL DE 1781.
A las ocho y media de la mañana tiré la última pieza de leva, y mehice á la vela del establecimiento con las expresadas embarcaciones, yviento N bonancible. A las cuatro y media de la tarde llegué á la bocadel Rio Negro, remolcando el bergantin con el bote y la chalupa, porestar calma; en cuyo parage dí fondo, á esperar tiempo á propósitopara emprender mi navegacion, el que no pude conseguir hasta el 4 deMayo, en cuyo intérvalo de tiempo tuve lugar de registrar la barra,(el que no habia tenido antes) como á satisfaccion la registré en losdias que el tiempo lo permitia; y no sin muchísima utilidad, puesdescubrí por la parte del N
una canal, mejor que la que hasta ahorapractican los navegantes á este rio por la parte del S.
Esta canal hace fácil y poco arriesgada su navegacion á este rio, suentrada y salida casi con todos vientos, sin atender á otra cosa que álas mareas: lo que no sucedia antes, pues era preciso combinar estascon los vientos, y estos debian ser favorables en el único punto de lapleamar, cuya circunstancia eternizaba las embarcaciones, quefondeadas de la parte de adentro iban á entrar, pues noconcurriéndoles en aquel punto de la pleamar viento favorable,permanecian fondeadas afuera. Y aunque á mí nunca esta circunstanciame detuvo, pues casi siempre he entrado con viento contrario, ya se havisto lo muy cerca que alguno ha estado de perderse, por permanecerafuera fondeados: por lo cual convendria, que los navegantes á esteestablecimiento se instruyesen bien en la barra de este rio y suscanales, á fin de asegurar sus vidas y los reales intereses; pues solola falta de practica es la que ocasiona los muchos riesgos ydetenciones que continuamente se experimentan.
Parece que contradice lo que llevo dicho, el haber yo estado desde eldia 12 de Abril hasta el 4 de Mayo fondeado en la boca aguardandotiempo oportuno para mi viage: pero no es así, porque yo salgo á unreconocimiento, de cuyo paraje no se sabe otra cosa que lo muypeligroso que es, que precisamente debo salir á tal hora que puedapasar en el dia los bajos de Punta Rubia; que el viento sea tal que meproporcione de dia esta navegacion, y que lo pueda resistir unaembarcacion menor como es la chalupa que llevo conmigo sin exponerla ázozobrar; y que la mar sea á propósito, para que así mismo la puedaresistir, y otras infinitas circunstancias que me es indispensableatender, como conocen los inteligentes en la navegacion: y únicamenteel asegurar las comisiones que se me han encargado pudieron á vecesdetenerme algunos dias fondeado en la boca, pero no los vientoscontrarios ni aun las noches, pues he entrado y salido por la barra,sin que uno ni otro me sirviese de estorbo aun antes de descubrir estacanal: pero ahora descubierta, es mucho mas fácil esta navegacion, porlo que se hace preciso que se hagan prácticos en ella todos los quenavegan al Rio Negro.
Los vientos que regularmente detienen en la boca de este rio á los quevan á salir de él para Buenos Aires, son del tercer cuadrante, y estosson contrarios hasta salir de la barra por la canal del S: pero ensaliendo de ella, todos son vientos largos para hacer esta navegacion.Por la canal del N son favorables, pues esta corre con la boca del rioENE y OSO; y en esta inteligencia, los que mas detenian lasembarcaciones antes que se descubriese, son ahora los mas favorables.
Del mismo modo, los vientos que tenian las embarcaciones fondeadas áfuera de la barra, tan expuestas á perderse cuando venian á entrar,eran del primer cuadrante y del cuarto: esto es, desde el ENE hasta elNO, los cuales son asimismo favorables por la expresada canal.
Unicamente solo un temporal, ó los vientos del segundo cuadrante,pueden detener los barcos que salen de Rio Negro para Buenos Aires,fondeados en la boca, por ser estos contrarios á esta navegacion ytravesías á la costa; pero la entrada no la pueden estorbar á losinteligentes en las dos canales del S y del N, (á no ser un temporaldesecho, que no pueda aguantar) ninguna especie de vientos, sea dondese fuere.
DIA 4 DE MAYO.
A las siete y media de la mañana metí el bote á bordo, y á las ocho ycuarto me hice á la vela con viento ONO medianamente fresco. A lasocho y media estaba á distancia de 100 varas de la punta del N delrio, y seguí gobernando al ENE, á pasar por la canal del N. A lasnueve estaba en la menor agua, que fué de dos brazas, y demarqué lapunta del N del rio al OSO, distancia de cuatro millas, y seguí ádicho rumbo hasta las nueve y media que goberné al NE, siemprebarajando la costa á distancia de media legua, y lo mas separado deella fué una legua. A las 11 se llamó el viento al S recio, por lo queme fué preciso acortar de vela por esperar la chalupa, y llevarlasiempre á mi costado para socorrerla en caso de que no pudieseaguantar. A la una y tres cuartos entré en los bajos de Punta Rubia,sobre los cuales pensé largase la quilla esta embarcacion; pero, yabarándo, ya saliendo, estuve hasta las dos, que doblé la dicha punta ysalimos á mas agua, y á este tiempo metí en vuelta del ONO, barajandola costa á distancia de un cable. A las cuatro de la tarde me halléentre la Isla de las Gamas y tierra firme, en tres brazas de agua, ydí fondo en este sitio por ser abrigado, á fin de hacer aquí algunosreconocimientos. A las cuatro y media eché el bote al agua, y fuí áreconocer el brazo de mar que entra entre la tierra firme y laPenínsula de los Jabalies, por haberme parecido desde el tope laguna.Habiendo llegado á él, probé el agua salada, y por ser ya de noche mevolvi á bordo: en este intermedio hice tender la red á los marineros,y se pescaron algunos pejereyes y bacalaos.
DIA 5.
Amaneció con el viento ONO: duró sin que permitiese hacer diligenciaalguna, ni salir de á bordo.
DIA 6.
Salí de mañana á reconocer la tierra, y mandé la chalupa á quereconociese una isla que está á la parte del N: todo el dia estuve entierra y reconocí los dos arroyos, que llevan los nombres de ArroyoHondo y Arroyo Chico
: en el primero hallé cuatro brazas de agua enpleamar, cuyo fondo sigue una milla, arroyo arriba, y es excelentepara estar fondeadas dentro de él embarcaciones, pues no puede habertemporales que las incomoden: el segundo es menos hondable, masangosto y de menos caudal. La tierra es arenisca y sin leña, pero nofalta pasto: su calidad es mejor que la del Rio Negro, exceptuando lallanura de este á donde lo bañan las corrientes; hallé rastro frescode caballos silvestres, como de 70 animales, y abunda de perdices,leones, jabalies y liebres. Se tendió la red y se pescaron pejereyes,sollas y bacalao, pero poco. Al anochecer volví á bordo.
DIA 7.
Al amanecer bajé á tierra á reconocer el campo, á fin de hallar aguadulce, observando la latitud, y la hora de la pleamar: anduve toda lamañana sin que pudiese descubrir agua. Al mediodia observé el sol á lalengua en 40° 32', y la pleamar á la una y tres cuartos de la tarde, ysiendo en el Rio Negro en este dia, á las once, tres quintos, se sigueque hay dos cuartos nueve minutos de diferencia de un puerto á otro.Al anochecer me retiré á bordo, y se mataron hoy 17 jabalies, á cuyotiempo llegó la chalupa de registrar la isla, en la que no halló otracosa digna de notar que muchas gamas; estando esta circundada de marpor todas partes, y siendo la distancia mas breve á tierra firme decinco millas, de las cuales trajeron diez muertas.
DIA 8.
A las ocho y tres cuartos de la mañana me hice á la vela en vuelta delONO, con el viento SO fresco. A las nueve y media viré por avante convuelta del SSO, por haber dado encima de un bajo: las nueve y treintay dos minutos viré por causa de otro: á las nueve y cincuenta minutosvolví á virar por el mismo motivo, hallándome casi en cima de otro: álas diez volví á virar por lo mismo: las once viré en vuelta de SE,por hallar solo una braza de agua: á las once volví á virar á buscarmas agua; y á las doce dí fondo en 7 brazas, y observé el sol en 40º25' de latitud, y por descargar el viento por el SO duro, me mantuvedado fondo el resto del dia.
DIA 9.
Amaneció claro, el viento por el O fresco. A las nueve y media me hiceá la vela: las diez y cuarto viré en vuelta OSO por haber hallado pocofondo: á las diez 1/4 viré en vuelta del N, por la misma razon: lasonce 1/4 volví á virar por causa de un bajo, y á las doce y cuarto dífondo por hallarme cercado de infinitos bajos, en 5 brazas de agualama, habiendo arreciado tanto el viento, que se hallaron á riesgo deperderse las embarcaciones. Al anochecer abonanzó algo el viento.
DIA 10.
Esta mañana me hice á la vela, continuando mi navegacion yreconocimientos. A las nueve y tres cuartos varé en un desplayadogrande, que hace entre tierra firme y los muchos bajos que estánsembrados por todo este saco. A las doce y media pude sacar laembarcacion, y volví á hacerme á la vela: las dos y cuarto de la tardevolví á varar, y tan de firme que no fué posible poder sacar elbergantin.
DIA 11.
Seguí siempre con la faena de sacar el bergantin, (que seríaprolijidad referir aquí los trabajos y maniobras que se hicieron enesto), el que pude poner en flote á las tres y media de la tarde, ácuyo tiempo me hice á la vela en vuelta del ENE 5º E. A las cuatro dífondo en 2 brazas de agua, cerca de la Isla de Vaqueriza.Inmediatamente bajé á ella, y la atravesé hasta la parte opuesta quetiene media legua de ancho, y me parece que con tiempos fuertes seanega toda. En ella no he v