Domesticar la Incertidumbre en América Latina: Mercado Laboral, Política Social y Familias by Juliana Martinez Franzoni - HTML preview

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3

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37

o

riesgos

de

Proyecto

DR

Familiarización

manejo

en

Desempeño

Dimen- siones

Cua

Fuente:

138

Domesticar la incertidumbre en América Latina En tercer lugar nos acercamos a la tensión entre el trabajo no remunerado y el trabajo remunerado. Para ello consideramos la proporción de mujeres jefas y de mujeres que estando en el momento de mayor actividad reproductiva (entre 15 y 3 años), a la vez están insertas en el mercado laboral. Lo complementamos con la proporción de hogares que tienen servicio doméstico, en tanto permite desfamiliarizar, mercantilizando el trabajo doméstico y los cuidados.

Finalmente quisimos tener en cuenta la tensión por un lado, entre mercantilizar a sus integrantes, y por otro lado, brindarles trabajo no remunerado. Para ello consideramos la población en edades de mayor demanda de cuidados (menores de 12 años y mayores de 65) y la razón de dependencia de esa población con respecto a la que en principio tendría menos demandas de cuidados y mayores capacidades para proveer cuidados (en el caso de las mujeres) y/o cuidados e ingresos (en el caso de hombres y mujeres).

En términos del desempeño del régimen en cuanto a la creación de condiciones para la producción del bienestar, consideramos para ello seis subdimensiones: vida larga y saludable (indicadores como mortalidad infantil y esperanza de vida); desarrollo de capital humano (indicadores como esperanza de vida escolar); consumo (medido a través de la satisfacción de necesidades básicas); seguridad ciudadana (indicadores de violencia); respuesta a mecanismos no institucionales de manejo de los riesgos (indicadores de proporción y atención de personas presas); y satisfacción con las instituciones (especialmente el mercado y la democracia). Con estas subdimensiones quisimos trascender los más tradicionales (como esperanza de vida o mortalidad infantil), con otros menos usuales en estudios del bienestar, como la satisfacción con las instituciones que en definitiva son medios para el manejo de los riegos (como la democracia o el mercado)10.

10

Un procesamiento alternativo que sin embargo arrojó igual resultado es construir conglomerados excluyendo los indicadores de Segunda parte • Hallazgos

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La principal debilidad de los indicadores está en el acercamiento a la división sexual del trabajo, en particular en las familias, y a la presencia del trabajo no remunerado que incluso las trasciende e involucra a las comunidades. Esto último es clave en América Latina, dado que las redes comunitarias tienen un papel tanto en contraprestaciones a los recursos públicos como en otros tipos de asignación autorizada de los recursos que buscan compensar la ausencia del Estado, por ejemplo a través del uso de las remesas para fines colectivos. En directa relación, hay también vacíos relativos a la asignación autorizada no estatal de los recursos. Por ejemplo, no es posible determinar el peso relativo de la cooperación internacional en el financiamiento de los servicios de salud o de educación. Así, la asignación autorizada de los recursos, desde la local a la internacional, por “debajo” o por “arriba” del Estado, queda invisibilizada, porque por lo pronto, carecemos de indicadores que permitan medirla.

3. Análisis estadístico

Primero elegimos un método de clasificación para ingresar las variables al modelo. En su análisis de conglomerados de países según el perfil de inversión pública existente, Nita Rudra (2005) utilizó el método de conglomerados jerárquicos que parte de cada caso u observación, y va agrupando casos disímiles progresivamente en dos, tres, cuatro o más grupos. Es un método inductivo, distinto al otro que parte de agrupamientos definidos o conocidos, lo cual no es el caso.

Luego seleccionamos el método que permite asignar los casos a grupos, para lo cual empleamos la vincu-lación o enlace entre grupos11. El método llamado de desempeño para posteriormente determinar el desempeño de cada conglomerado.

11

Ensayamos además el método de Ward basado en varianzas, con resultados similares. Para cada conglomerado se calculan 140

Domesticar la incertidumbre en América Latina

“enlace sencillo” se basa en la distancia mínima o la regla del vecino más próximo. Los primeros dos objetos conglomerados son aquellos que tienen la menor distancia entre sí. La siguiente distancia más corta se identifica, ya sea que el tercer objeto se agrupe con los dos primeros o que se forme un nuevo conglomerado de dos objetos. En cada etapa, la distancia entre dos conglomerados es la distancia entre sus dos puntos más próximos.

Para identificar los conglomerados usamos un criterio conservador, es decir, requerimos que las distancias entre países al interior de cada conglomerado fueran las mínimas. Por eso, y a partir de los hallazgos que expliqué en el capítulo 3, nos detuvimos en cuatro conglomerados.

Luego de identificar los conglomerados, determinamos cuáles variables fueron estadísticamente significativas (al 5%12) para conformar los conglomerados. Las restantes no fueron relevantes para discriminar entre países a partir de los respectivos regímenes de bienestar. Completamos el análisis con la determinación de los valores promedio asumidos por todas las variables estadísticamente significativas. El resto es la interpretación de los resultados.

las medias para todas las variables y luego, para cada objeto, se calcula la distancia euclidiana cuadrada para las medias de los integrantes del grupo.

12

Quiere decir en el 95% de los casos el resultado no puede deberse al azar.

Capítulo

trayectorias históricas

El análisis empírico de los regímenes de bienestar se ha enfocado en los grados de mercantilización, desmercantilización y desfamiliarización alcanzados a nivel nacional. Dado que el momento actual está necesariamente moldeado por trayectorias históricas, este capítulo presenta una muy apretada caracterización histórico-social de los regímenes de bienestar, siempre en función de las principales prácticas de asignación de los recursos.

Ello requiere pasar de una mirada comparativa y general de los 18 países, a un análisis más detallado de algunos pocos casos emblemáticos. Por eso, este capí-

tulo y el siguiente se enfocan en cuatro países pertenecientes a cada uno de los tres regímenes de bienestar identificados en el capítulo previo.

Dentro del régimen estatal-productivista Chile era una elección evidente. Durante el proceso de ajuste de las economías latinoamericanas, las instituciones financieras internacionales lo promovieron como un modelo de buenas prácticas que se debía seguir13.

Dentro del régimen estatal-proteccionista, el más heterogéneo de los regímenes de bienestar, la elección fue Costa Rica, país además, insuficientemente 13

Es decir una experiencia a imitar, “una suerte de arquetipo que, por sus virtudes y perfección, se indica como camino a seguir”.

Este uso de modelos ha sido “una práctica típica… especialmente por parte de los organismos internacionales… Dicha práctica no tiene fines descriptivos sino normativos y prescriptivos, es decir, políticos”. (Lo Vuolo y Goldberg, 2006:15).

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Domesticar la incertidumbre en América Latina considerado en los estudios comparativos más allá de América Central.

Si bien Chile y Costa Rica frecuentemente se comparan debido a su alto grado de desarrollo humano, también se señalan sus marcadas diferencias en cuanto a ritmos y rasgos de las reformas: aceleradas y más ortodoxas en Chile; graduales y heterodoxas en Costa Rica; liberal en Chile y con “tonos socialdemócratas” en Costa Rica (Filgueira, 2007:21).

Entre los once países con un régimen informal familiarista, distribuidos a lo largo de la toda la región, hemos seleccionado a Ecuador y a Nicaragua, uno andino y otro centroamericano respectivamente, emblemáticos de distintos grados de familiarismo dentro del mismo régimen. Ecuador es uno de los países latinoamericanos con mayor proporción de población indígena, luego de Bolivia, Guatemala y Perú (Yashar, 2005). A diferencia de estos y otros países que actualmente tienen un régimen familiarista, Ecuador tiene un pasado que registra una relativa incorporación de demandas sociales, dramáticamente interrumpida por la crisis económica de fines de los noventa. Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina. Se destaca por haber vivido una revolución que, durante los ochenta, promovió desde el gobierno, cambios radicales en las prácticas de asignación de los recursos.

Como lo muestra el cuadro .1 los cuatro países presentan marcadas diferencias en tres indicadores de resultado que caracterizan las condiciones sociales: la mortalidad infantil, la pobreza y la desigualdad. Chile y Costa Rica tienen un desempeño similar en cuanto a los dos primeros; no así en cuanto a la desigualdad que es mucho más alta en Chile que en Costa Rica. Ecuador y Nicaragua tienen similares niveles de pobreza aunque la mortalidad infantil y la desigualdad, es aún más alta en Nicaragua que en Ecuador. Dos indicadores adicionales nos permiten relacionar el desempeño social con el entorno económico y político: la satisfacción con la democracia y con la economía de mercado. Tanto con Segunda parte • Hallazgos

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una como con la otra, la satisfacción de la población es considerablemente más alta en Chile y Costa Rica que en Ecuador y Nicaragua. En cuanto a la democracia, las diferencias entre Chile y Costa Rica son leves, a favor de Costa Rica. La satisfacción con la economía de mercado, sin embargo, es superior en Chile (37,9%) que en Costa Rica (29,5%).

CuaDRo .1

Desempeño de cuatro países pertenecientes a cada régimen de bienestar

indicador

Chile

Costa

Rica

ecuador

nicaragua

Tasa de mortali-

dad menores de

9,0

10,0

27,0

38,0

5 años (2003)

Población bajo

línea de pobreza

21,7

20,3

63,5

69,9

nac. (%) (1999)

Desigualdad de

ingresos (Gini)

0,56

0,7

0,52

0,58

(1999)

Satisfacción con la

2,0

7,

13,8

20,

democracia (200)

Población

satisfecha con

37,9

29,5

11,1

16,3

economía de

mercado (200)

Fuente: UNICEF (2003), CEPAL (1999) y Latinobarómetro (200).

Si bien no es posible establecer una relación causal entre las condiciones sociales y la satisfacción con los arreglos políticos y económicos, sí podemos observar un alto grado de asociación que fortalece la tesis inicial planteada en este trabajo: la importancia de comprender mejor la transición social, no sólo en su alta interrelación con la democracia y la transformación económica.

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Domesticar la incertidumbre en América Latina

¿Cómo relacionar las prácticas de asignación de recursos pasadas y presentes? Tres son los conceptos que ofrecen claves para comprender las prácticas actuales de asignación de los recursos: herencia, coyuntura crítica y legados históricos (Collier y Collier, 1991). La herencia alude al período de modernización económica y al establecimiento de la política social que tuvo lugar en el siglo pasado, entre las décadas de los veinte y cuarenta, según haya sido su tiempo: temprana (como en Chile o Ecuador), tardía (como en Nicaragua) o rápida (como en Costa Rica). Muchos de los rasgos actuales de la relación entre mercados laborales, políticas públicas y ámbito doméstico, surgen en ese momento de la mano de procesos de urbanización, diferenciación institucional y desarrollo de los sistemas políticos, a los que dio lugar la modernización económica.

La coyuntura crítica se refiere a un período histó-

rico definido, en el que tienen lugar cambios significativos y que a su vez, producen un conjunto de legados (Collier y Collier, 2002). “Las coyunturas críticas aumentan la probabilidad de que los países quieran seguir caminos particulares de desarrollo… tienen ese efecto porque se dirigen a la formación de instituciones que tienden hacia la permanencia y eso no se puede transformar fácilmente”. (Mahoney, 2001: 11). En términos del bienestar, la más reciente coyuntura crítica tuvo lugar en los ochenta, con diferencias en el inicio y en el final. Estas sociedades vivieron picos de conflicto, tanto distributivos –vinculados al manejo de los riesgos en el marco del ajuste de las economías– como en las reglas del juego político que permitieran abordar dichos conflictos. Así la transición económica y la transición política estuvieron entonces, como siguen estando aún hoy, altamente interrelacionadas y pro-vocando profundas transformaciones sociales, a cuya mejor comprensión busca contribuir este estudio.

Finalmente, el legado histórico alude a la secuencia de eventos, relaciones y dinámicas de cambio que se concretizan como producto de una coyuntura crítica (Collier y Collier, 1991). Otra manera de referirse a estos Segunda parte • Hallazgos

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legados es como “fin de una época” en tanto “cierre de un período caracterizado por el agotamiento de actores, relaciones e ideologías que imprimieron a la historia particular de una sociedad una dirección y un sentido”

(Torres-Rivas, 1998:95). Cuando se produce el “fin de una época” se está ante el fin de un legado y frente al inicio de una nueva coyuntura crítica.

Como gran telón de fondo de este análisis, enfocado en la dinámica de la distribución de los recursos, en los cuatro países seleccionados, destaca la consolidación de un nuevo modelo de acumulación. Con particularidades, este nuevo modelo refleja el pasaje de la sustitución de importaciones alcanzada en distintos grados y con variado éxito, hacia la promoción de las exportaciones, la liberalización de las economías y la atracción de la inversión extranjera. Este tránsito ha tenido lugar con distintos ritmos: muy rápido en Chile, algo más gradual en Costa Rica y radical e inestable en Ecuador y Nicaragua. Paralelamente, excepto en Costa Rica, donde no se produjo interrupción democrática durante el perío-do de crisis, los nuevos procesos de acumulación han provocado también, cambios políticos. Las transiciones democráticas han conllevado la aparición de nuevos actores sociales que canalizan demandas de mejores condiciones de vida y ejercen presión sobre el sistema político. Estas demandas, directa e indirectamente están relacionadas con las transformaciones económicas y polí-

ticas del período. También son evidentes las transformaciones sociales, así lo testifican los profundos cambios en la organización de las familias y en sus relaciones con los mercados laborales y con las políticas públicas.

A continuación se caracterizan cada uno de los cuatro países seleccionados, desde el punto de vista de las principales continuidades y transformaciones que han tenido lugar en las prácticas de asignación de los recursos. Se trata de discernir herencias, coyunturas críticas y legados históricos en cada uno de los países.

Estas, primero, proveen claves para interpretar los mundos del bienestar que coexisten hoy en cada país 146

Domesticar la incertidumbre en América Latina (capítulo 5). Segundo, constituyen el telón de fondo de los legados, y por tanto, conocer las herencias ayuda a discernir los límites y posibilidades de transformar los regímenes del bienestar actuales (capítulo 6).

A continuación se presenta una radiografía histó-

rica de los cuatro países seleccionados. Si bien, este capítulo difícilmente haga justicia a la complejidad de las respectivas realidades, sí brindará un acercamiento radiográfico a las principales continuidades y rupturas que han tenido lugar en torno a las prácticas de asignación de los recursos.