Pero al que extienda mas allá sus miradas, yconsidere que los entendimientos de los jóvenesno son únicamente tablas donde se hayan de tiraralgunas líneas que permanezcan allí inalterablespara siempre, sino campos que se han de fecundarcon preciosa semilla, á este le incumben tareas maselevadas y mas difíciles. Conciliar la claridad conla profundidad, hermanar la sencillez con la combinacion,conducir por camino llano y amaestraral propio tiempo en andar por senderos escabrosos,mostrando las angostas y enmarañadas veredaspor donde pasaron los primeros inventores, inspirarvivo entusiasmo, despertar en el talento laconciencia de las propias fuerzas, sin dañarle contemeraria presuncion, hé aquí las atribuciones delprofesor que considera la enseñanza elemental nocomo fruto, sino como semilla.
§ II.
Genios ignorados de los demas, y de sí mismos.
¡Cuán pocos son los profesores dotados de estapreciosa habilidad! Y ¿cómo es posible que los[Pg 157]haya en el lastimoso abandono en que yace esteramo? ¿Quién cuida de aficionar á la enseñanza álos hombres de capacidad elevada? ¿Quién procurafijarlos en esta ocupacion, si se deciden alguna vezá emprenderla? Las cátedras son miradas á lo mascomo un hincapié para subir mas arriba, con lasarduas tareas que ellas imponen, se unen mil ymil de un órden diferente; y se desempeña corriendoy á manera de distraccion lo que deberiaobsorber al hombre entero.
Así, cuando entre los jóvenes se encuentraalguno en cuya frente chispea la llama del genio,nadie la advierte, nadie se la avisa, nadie se lohace sentir: y encajonado entre los buenos talentos,prosigue su carrera sin que se le haya hechoexperimentar el alcance de sus fuerzas.
Porque espreciso saber que estas fuerzas no siempre las conoceel mismo que las posee, aun cuando sean conrespecto á lo mismo que le ocupa. Podrá muy biensuceder que el fuego del genio permanezca todala vida entre cenizas, por no haber habido unamano que las sacudiera.
¿No vemos á cada pasoque una lijereza extraordinaria, una singular flexibilidadde ciertos miembros, una gran fuerza musculary otras calidades corporales, estan ocultashasta que un ensayo casual viene á revelárselas alque las posee? Si Hércules no manejara mas queun bastoncito, nunca creyera ser capaz de blandirla pesada clava.[Pg 158]
§ III.
Medios para descubrir los talentos ocultos, y apreciarlosen su valor.
Un profesor de matemáticas que explique á susalumnos la teoría de las secciones cónicas les daráuna idea clara y exacta de dichas curvas, presentándoleslas ecuaciones que expresan su naturaleza,y deduciendo las propiedades que de esta se originan.Hasta aquí el discípulo aprende bien los elementos,pero no se ejercita en el desarrollo de susfuerzas intelectuales; nada se le ofrece que puedahacerle sentir el talento de invencion, si es que enrealidad le posea. Pero si el profesor le hace notarque aquella ecuacion fundamental, al parecer demera convencion, no es probable que se le hayaestablecido sin motivo, desde luego el jóven sehalla mal seguro sobre la basa que reputaba sólida,y busca el medio de darle algun apoyo. Si elalumno no acierta en el principio generador dedichas curvas, se le puede hacer notar el nombreque llevan, y recordarle que la seccion paralelaá la base del cono es un círculo. Entónces naturalmenteel alumno corta el cono con planos en diferentesposiciones, y á la primera ojeada advierteque si la seccion es cerrada, y no paralela á la base,resultan curvas cuya figura se parece á la que seha llamado elipse. Ya imagina la seccion mas cercanaal paralelismo, ya mas distante, y siemprenota que la figura es una elipse, con la única diferenciade su mayor aplanacion por los lados,ó bien de la mayor diferencia de los ejes. ¿Será[Pg 159]posible expresar por una ecuacion la naturaleza deesta curva? ¿Hay algunos datos conocidos? ¿Tienenalguna relacion con las propiedades del cono, y dela seccion paralela? ¿La mayor ó menor inclinaciondel plano cambia la naturaleza de la seccion? Dandoal plano otras posiciones, de suerte que no salgacerrada la seccion, ¿qué curvas resultan? ¿Hayalguna semejanza entre ellas, y las parábolas éhipérboles? Estas y otras cuestiones se ofrecen aldiscípulo dotado de capacidad; y si es de muy felicesdisposiciones, veréisle al instante tirar líneasdentro del cono, compararlas unas con otras, concebirtriángulos, calcular sus relaciones, y tantearmil caminos para llegar á la ecuacion deseada. Entóncesno aprende simplemente las primeras nocionesde la teoría; se ha convertido ya en inventor;su talento encuentra pábulo en que cebarse;y cuando aislado en los procedimientos de primeraenseñanza contaba muchos iguales en la inteligenciade la doctrina explicada, ahora echaréis dever que deja á sus compañeros muy atras, queellos no han dado un paso, miéntras él, ó ha obtenidoel resultado que se buscaba, ó adelantadoen el verdadero camino. Entónces da á conocersus fuerzas, y las conoce él mismo; entónces sepalpa que su capacidad es superior á la rutina, yque quizas andando el tiempo podrá ensanchar eldominio de la ciencia.
Un profesor de derecho natural explicará cumplidamentelos derechos y deberes de la patria potestad,y las obligaciones de los hijos con respectoá los padres, aduciendo las definiciones y razonesque en tales casos se acostumbran. Hasta aquí llegan[Pg 160]los elementos; pero nada se encuentra paradesenvolver el genio filosófico de un alumno privilegiado,ni que pueda hacerle sobresalir entre elcomun de sus compañeros, dotados de una capacidadregular. El hábil profesor desea tomar la medidade los talentos que hay en la cátedra, y eltiempo que le sobra despues de la explicacion leemplea en hacer un experimento.
—¿Sobre estos deberes le parece á V. si nosdicen algo los sentimientos del corazon? Lasluces de la filosofía ¿estan de acuerdo con las inspiracionesde la naturaleza? A esta pregunta responderánhasta los medianos, observando que lospadres naturalmente quieren á los hijos, y estos álos padres, y que así estan enlazados nuestros deberescon nuestros afectos, instigándonos estos alcumplimiento de aquellos. Hasta aquí no hay diferenciaentre los alumnos que se llaman de buentalento. Pero prosigue el profesor analizando lamateria y pregunta.
—¿Qué le parece á V. de los hijos que se portanmal con los padres, y no corresponden conla debida gratitud al amor que estos les prodigaron?
—Que faltan á un deber sagrado y desoyen lavoz de la naturaleza.
—Pero ¿cómo es que vemos tan á menudo álos hijos no cumplir como deben con sus padres,miéntras estos si en algo faltan, suele ser por sobreabundanciade amor y ternura?
—En esto hacen muy mal los hijos, dirá el uno.
—Los hombres se olvidan fácilmente de losbeneficios recibidos, dirá el otro; quien alegará[Pg 161]que los hijos á medida que adelantan en edad sehallan distraidos por mil atenciones diferentes;quien recordará que los nuevos afectos engendradosen sus ánimos á causa de la familia de quese hacen cabezas, disminuyen el que deben á suspadres: y cada cual andará señalando razonesmas ó ménos adaptadas, mas ó ménos sólidas,pero ninguna que satisfaga del todo. Si entrevuestros alumnos se encuentra alguno que haya deadquirir con el tiempo esclarecida nombradía, dirigidlela misma pregunta, á ver si acierta á deciralgo que la desentrañe y la ilustre.
—Es demasiado cierto, os responderá, que loshijos faltan con mucha frecuencia á sus deberespara con sus padres; pero, si no me engaño, la razonde esto se halla en la misma naturaleza de lascosas. Cuanto mas necesario es para la conservaciony buen órden de los seres el cumplimiento deun deber, el Criador ha procurado asegurar masdicho cumplimiento. El mundo se conserva, masó ménos bien, á pesar del mal comportamientode los hijos; pero el dia que los padres se portasenmal, y olvidasen el cuidar de sus hijos, el linajehumano caminaria á su ruina.
Así es de notar quelos hijos, ni aun los mejores, no profesan á suspadres un afecto tan vivo y ardiente como los padresá los hijos. El Criador podia sin duda comunicará los hijos un amor tan apasionado y tiernocomo lo es el de los padres, pero esto no era necesario,y por lo mismo no lo ha hecho. Y es denotar que las madres, que han menester mayorgrado de este amor y ternura, lo tienen llevadohasta los limites del frenesí, habiéndolas pertrechado[Pg 162]el Criador contra el cansancio que pudieranproducirles los primeros cuidados de la infancia.Resulta pues que la falta del cumplimiento de losdeberes en los hijos, no procede precisamente deque estos sean peores, pues ellos si llegan á serpadres, se portan como lo hicieron los suyos;sino de que el amor filial es de suyo ménos intensoque el paternal, ejerce mucho ménos ascendientey predominio sobre el corazon, y por lo mismose amortigua con mas facilidad; es ménos fuertepara superar obstáculos, y ejerce menor influenciasobre la totalidad de nuestras acciones.
En las primeras respuestas encontrabais discípulosaprovechados, en esta descubrís al jóvenfilósofo que empieza á descollar, como entre raquíticosarbustos se levanta la tierna encina, queandando los años se hará notar en el bosque porsu corpulento tronco y soberbia copa.
§ IX.
Necesidad de los estudios elementales.
No se crea por lo dicho, que juzgue convenienteemancipar á la juventud de la enseñanza de loselementos; muy al contrario, opino que quienha de aprender una ciencia, por grandes que seanlas fuerzas de que se sienta dotado, es preciso sesujete á esta mortificacion que es como el noviciadode las letras. De esto procuran muchos eximirseapelando á artículos de diccionario que contienelo bastante para hablar de todo sin entender denada; pero la razon y la experiencia manifiestan[Pg 163]que semejante método no puede servir sino á formarlo que llamamos eruditos á la violeta.
En efecto: hay en toda ciencia y profesion unconjunto de nociones primordiales, voces y locucionesque le son propias, las cuales no se aprendenbien sino estudiando una obra elemental: desuerte que cuando no mediaran otras consideraciones,la presente bastaria á demostrar los inconvenientesde tomar otro camino. Estas nocionesprimordiales, y esas voces y locuciones, debenser miradas con algun respeto por quien entra denuevo en la carrera, pues ha de suponer que noen vano han trabajado hasta aquí los que á ella sededicaron. Si el recien venido tiene desconfianzade sus predecesores, si espera poder reformar laciencia ó profesion, y hasta variarla radicalmente,al ménos ha de reflexionar, que es prudente enterarsede lo que han dicho los otros, que es temerarioel empeño de crearlo todo por sí solo, y esexponerse á perder mucho tiempo, el no quererseaprovechar en nada de las fatigas ajenas. El maquinistamas extraordinario empieza quizas á dedicarseá su profesion en la tienda de un modestoartesano; y por grandes esperanzas que puedanfundarse en sus brillantes disposiciones, no dejapor esto de aprender los nombres y el manejo delos instrumentos y enseres del trabajo. Con eltiempo hará en ellos muchas variaciones, los tendráde otra materia mas adaptada, cambiará suforma y tal vez su nombre; mas por ahora espreciso que los tome tales como los encuentra,que se ejercite con ellos, hasta que la reflexion yla experiencia le hayan mostrado los inconvenientes[Pg 164]de que adolecen y las mejoras de que son susceptibles.
Puede aplicarse á todas las ciencias el consejoque se da á los que quieren aprender la historia:ántes de comenzar su estudio, es necesario leer uncompendio. A este propósito son notables las palabrasde Bossuet en la dedicatoria que precede á su Discurso sobre la historia universal. Asienta la necesidadde estudiar la historia en compendio, paraevitar confusion y ahorrar fatiga, y luego añade:«Esta manera de exponer la historia universal lacompararemos á la descripcion de los mapas geográficos:la historia universal es el mapa generalcomparado con las historias particulares de cadapais y de cada pueblo. En los mapas particularesveis menudamente lo que es un reino, ó una provinciaen si misma; en los universales aprendeisá fijar estas partes del mundo en su todo; en unapalabra, veis la parte que ocupa Paris ó la isla deFrancia en el reino, la que el reino ocupa en laEuropa, y la que la Europa ocupa en el universo.»Pues bien: la oportuna y luminosa comparacionentre el Mapa mundi y los particulares, se aplica átodos los ramos de conocimientos. En todos hayun conjunto de que es preciso hacerse cargo, paracomprender mejor las partes, y no andar confusoy perdido en la manera de ordenarlas. Aun lasideas que se adquieren por este método, son casisiempre incompletas, á menudo inexactas, y algunasveces falsas; pero todos estos inconvenientesaun no pesan tanto como los que resultan deacometer á tientas, sin antecedentes ni guia, elestudio de una ciencia.[Pg 165]
Las obras elementales, se nos dirá, no son masque un esqueleto; es verdad, pero tal como es,ahorra muchísimo trabajo; hallándole formadoya, os será mas fácil corregir sus defectos, cubrirlede nervios, músculos y carne; darle calor,movimiento y vida.
Entre los que han estudiado por principios unaciencia, y los que, por decirlo así, han cogido susnociones al vuelo, en enciclopedias y diccionarios,hay siempre una diferencia que no se escapa á unojo ejercitado. Los primeros se distinguen por laprecision de ideas y propiedad de lenguaje; losotros se lucen tal vez con abundantes y selectasnoticias, pero á la mejor ocasion dan un solemnetropiezo que manifiesta su ignorante superficialidad[17].
CAPÍTULO XVIII.
LA INVENCION.
§ I.
Lo que debe hacer quien carezca del talento de invencion.
Creo haber dicho lo suficiente con respecto álos métodos de enseñar y aprender; paso á tratardel método de invencion.
Conocidos los elementos de una ciencia, y llegadoel hombre á edad y posicion en que puedededicarse á estudios de mayor extension y profundidad,está en el caso de seguir senderos ménos[Pg 166]trillados, y acometer empresas mas osadas. Si lanaturaleza no le ha dotado del talento de invencion,preciso le será contentarse por toda su vidacon el método elemental, bien que tomado en mayorescala. Necesita guias, y este servicio le prestaránlas obras magistrales.
Mas no se crea quedeba entenderse condenado á ciego servilismo, yno haya de atreverse á discordar nunca de la autoridadde sus maestros; en la milicia científica y literaria,no es tan severa la disciplina que no sealícito al soldado dirigir algunas observaciones á sujefe.
§ II.
La autoridad científica.
Los hombres capaces de alzar y llevar adelanteuna bandera, son muy pocos; y mejor es alistarseen las filas de un general acreditado, que no andará manera de miserable guerrillero, afectando laimportancia de insigne caudillo.
Diciendo esto, no es mi ánimo predicar la autoridaden materias puramente científicas y literarias;en todo el decurso de la obra he dado bastante áentender que no adolezco de tal achaque; solo mepropongo indicar una necesidad de nuestro entendimiento,que siendo por lo comun muy flaco, hamenester un apoyo. La hiedra entrelazándose conun árbol, se levanta á grande altura; si creciesesin arrimo, yaceria tendida por el suelo pisoteadapor todos los transeuntes. Ademas, que no porhaber hecho esta observacion, se ha de cambiarel órden regular de las cosas: pues con ella mas[Pg 167]bien he consignado un hecho que ofrecido un consejo.Sí un hecho, porque á pesar de tanto comose blasona de independencia, es mas claro que laluz del medio dia que esta independencia no existe,que gran parte de la humanidad anda guiada poralgunos caudillos, y que estos á su talante la llevanpor el camino de la verdad ó del error.
Este es un hecho de todos los paises y de todoslos siglos; hecho indestructible porque está fundadoen la misma naturaleza del hombre. El débilsiente la superioridad del fuerte, y se humilla en supresencia; el genio no es el patrimonio del linajehumano, es un privilegio á pocos concedido:quien le posee ejerce sobre los demas un ascendienteirresistible. Se ha observado con muchaverdad que las masas tienen una tendencia al despotismo;esto dimana de que sienten su incapacidadpara dirigirse, y naturalmente buscan un jefe:la que se experimenta en la guerra y la política,se nota tambien en las ciencias. La generalidad delos que las profesan son tambien masas, son verdaderovulgo que entregado á si mismo no sabriaqué hacerse; por lo mismo se arremolina á manerade grupos populares en torno de los que le hablanalgo mejor de lo que él sabe, y manifiestan conocimientosque él no posee. El entusiasmo penetratambien en la plebe sabia, y lo mismo que la otraen sus asonadas, aplaude y grita: «muy bien,muy bien!... tú lo entiendes mejor que nosotros;tú serás nuestro jefe....»[Pg 168]
§ III.
Modificaciones que ha sufrido en nuestra época la autoridadcientífica.
A medida que se han generalizado los conocimientoscon el inmenso desarrollo de la prensa,se ha podido creer que el indicado fenómeno habiadesaparecido; pero no es así; lo que ha hecho,ha sido modificarse. Cuando los caudillos eranpocos, cuando el mando estaba entre pocas escuelas,andaban los entendimientos á manera deejércitos disciplinados, siendo tan patente la dependenciaque no era posible equivocarse. Ahorasucede de otra manera: los caudillos y las escuelasson en mayor número; la disciplina se ha relajado:pasan los soldados de uno á otro campo;estos se adelantan un poco, aquellos se quedanrezagados; algunos se separan y se empeñan enescaramuzas sin instrucciones ni órdenes de susjefes; diríase que los grandes ejércitos han dejadode existir y que cada cual marcha por su lado:pero no os hagais ilusiones, los ejércitos existená pesar de ese desórden, todos saben bien á cuálpertenecen; si desertan del uno se unirán al otro;y cuando se vean en aprieto, todos se replegaránen la direccion donde saben que está el cuerpoprincipal para cubrir su retirada.
Y si entrar quisiésemos en minuciosas cuentas,hallaríamos que no es tan exacto que los caudillosde ahora sean en mucho mayor número que losde tiempos anteriores. Formando un cuadro declasificaciones científicas y literarias encontraría[Pg 169]mosfácilmente que en cada género son muy pocoslos que llevan la bandera, y que sobre suspasos se precipita la multitud ahora como siempre.
El teatro y la novela ¿no tienen un pequeñonúmero de notabilidades, cuyas obras se imitanhasta el fastidio? La política, la filosofía, la historia,¿no cuentan tambien unos pocos adalides,cuyos nombres se pronuncian sin cesar, y cuyasopiniones y lenguaje se adoptan sin discernimiento?La independiente Alemania, ¿no tiene sus escuelasfilosóficas, tan marcadas y caracterizadas comoserlo pudieron las de santo Tomas, Escoto y Suarez?¿Qué son en Francia la turba de los filósofosuniversitarios, sino humildes discípulos de Cousin?¿y qué ha sido Cousin á su vez sino un vicario deHegel, y de Schelling? y su filosofía, que tambienforceja por introducirse entre nosotros, ¿no comienzacon tono magistral, exigiendo respeto ydeferencia, á manera de ministerio sagrado que sedirige á la conversion de las gentes sencillas? Lamayor parte de los que profesan la filosofía de lahistoria, ¿hacen mas que recitar trozos de lasobras de Guizot, ó de otros escritores muy contados?Los que se complacen en declamaciones sobreelevados principios de legislacion, ¿no son confrecuencia plagiarios de Becaria y Filangieri? Losutilitarios ¿nos dicen por ventura otra cosa que loque acaban de leer en Bentham? Los escritoressobre derecho constitucional, ¿no tienen siempreen la boca á Benjamin Constant?
Reconozcamos pues un hecho que tan de bultose presenta, y no nos lisonjeemos de haber destruidolo que es mas fuerte que nosotros, pero[Pg 170]guardémonos de sus malos efectos, en cuanto nossea posible. Si á causa de la debilidad de nuestrasluces, estamos precisados á valernos de las ajenas,no las recibamos tampoco con ignoble sumision,no abdiquemos el derecho de examinar las cosaspor nosotros mismos, no consintamos que nuestroentusiasmo por ningun hombre llegue á tan altopunto, que sin advertirlo le reconozcamos comooráculo infalible. No atribuyamos á la criatura loque es propio del Criador.
§ IV.
El talento de invencion. Carrera del ingenio.
Si el entendimiento es tal que pueda conducirseá sí mismo, si al examinar las obras de los grandesescritores, se siente con fuerza para imitarlos, yse encuentra entre ellos, no como pigmeo entregigantes, sino como entre sus iguales, entóncesel método de invencion le conviene de una maneraparticular, entónces no debe limitarse á saber loslibros, es preciso que conozca las cosas; no ha decontentarse con seguir el camino trillado, sino queha de buscar veredas que le lleven mejor, masrecto, y si es posible á puntos mas elevados. Noadmita idea sin analizar, ni proposicion sin discutir,ni raciocinio sin examinar, ni regla sin comprobar;fórmese una ciencia propia, que le pertenezcacomo su sangre, que no sea una simple recitacionde lo que ha leido, sino el fruto de lo queha observado y pensado.
¿Qué reglas deberá tener presentes? Las que sehan señalado mas arriba para todo pensador. El[Pg 171]entrar en pormenores seria inútil y tal vez imposible;que el empeño de trazar al genio una marchafija, es no ménos temerario que el de sujetarlas expresiones de animada fisonomía al mezquinocírculo de compasados gestos. Cuando le veis abalanzarsebrioso á su gigantesca carrera, no le dirijaispalabras insulsas, ni consejos estériles, nireglas que no ha de observar; decidle tan solo:«Imágen de la divinidad, marcha á cumplir losdestinos que te ha señalado el Criador; no te olvidesde tu principio y de tu fin; tú levantas el vueloy no sabes adónde vas: alza los ojos al cielo, ypregúntaselo á tu Hacedor. Él te mostrará su voluntad;cúmplela fielmente; que en cumplirla estancifrados tu grandor y tu gloria[18].»
CAPÍTULO XIX.
EL ENTENDIMIENTO, EL CORAZON Y LA IMAGINACION.
§ I.
Discrecion en el uso de las facultades del alma. La reina Dido.Alejandro.
He dicho (Cap. XII) que para conocer la verdaden ciertas materias, era necesario desplegar á unmismo tiempo diferentes facultades del alma, yentre ellas he contado el sentimiento. Ahora añadiréque si bien esto es preciso cuando se trata deaquellas verdades, cuya naturaleza consiste en relacionescon dicho sentimiento, como todo lo belloó tierno, ó melancólico ó sublime; no lo es cuando[Pg 172]la verdad pertenece á un órden distinto que nadatiene que ver con nuestra facultad de sentir.
Si quiero apreciar todo el mérito de Virgilio enel episodio de Dido, es menester que no raciocinecon sequedad, sino que imagine y sienta; pero sime propongo juzgar bajo el aspecto moral la conductade la reina de Cartago, es preciso que medespoje de todo sentimiento, y que deje encomendadoá la fria razon el fallar conforme á loseternos principios de la virtud.
Al leer á Quinto Curcio, admiro al héroe macedon,y me complazco en verle cuando se arrojaimpávido al traves del Gránico, vence en Arbela,persigue y anonada á Darío, y señorea el oriente.En todo esto hay grandeza, hay rasgos que nofueran debidamente apreciados, si se cerrara elcorazon á todo sentimiento. La sublime narraciondel sagrado Texto (1. Mach. Cap. 1) no será estimadaen su justo valor, por quien no haga mas queanalizar con frialdad. «Y sucedió que despues queAlejandro Macedon, hijo de Filipo, que fué el primeroque reinó en Grecia, salido de la tierra deCethim, derrotó á Dario rey de los Persas y de losMedos, dió muchas batallas, y conquistó las fortalezasde todos, y mató á los reyes de la tierra.Y pasó hasta los confines del mundo, y se apoderóde los despojos de numerosas gentes, y la tierracalló en su presencia....» Cuando uno llega á estaexpresion, el libro se cae de las manos, y elasombro se apodera del alma. En presencia de unhombre la tierra calló..... Sintiendo con viveza lafuerza de esta imágen, se forma la mayor idea queformarse pueda del héroe conquistador. Si para[Pg 173]conocer esta verdad, abstraigo y discurro y cavilo,y ahogo mis sentimientos, nada comprenderé; espreciso que me olvide de toda filosofía, que nosea mas que hombre, y que dejando la fantasía enlibertad, y el corazon abierto, mire al hijo de Filipo,saliendo de la tierra de Cethim, marchandocon pasos de gigante hasta la extremidad del orbe,y contemple á la tierra, que amedrentada calla.Pero si me propongo examinar la justicia y la utilidadde aquellas conquistas, entónces será precisocortar el vuelo á la imaginacion, amortiguar lossentimientos de admiracion y entusiasmo; serápreciso olvidar al jóven monarca rodeado de susfalanges, y descollando entre sus guerreros como elJúpiter de la fábula entre el cortejo de los dioses;será necesario no pensar mas que en los eternosprincipios de la razon, y en los intereses de lahumanidad. Si al hacer este exámen dejo campearla fantasía y dilatarse el corazon, erraré; porquela radiante auréola que orla las sienes del conquistador,me deslumbrará, me quitará la osadía decondenarle, me inclinará á la indulgencia portanto genio y heroismo; y se lo perdonaré todo,cuando vea que en la cumbre de su gloria, á laedad de 33 años, se postra en un lecho y conoce quese muere. Et post hæc decidit in lectum, et cognovitquia moreretur. (Machab. lib. 1. cap. 1.)
§ II.
Influencia del corazon sobre la cabeza. Causas y efectos.
A cada paso se observa la mucha influencia quesobre nuestra conducta tienen las pasiones; y el[Pg 174]insistir en probar esto, seria demostrar una verdaddemasiado conocida. Pero no se ha reparado tantoen los efectos de las pasiones sobre el entendimiento,aun con respecto á verdades que nada tienenque ver con nuestras acciones. Quizas sea esteuno de los puntos mas importantes del arte depensar, y por lo mismo lo expondré con algun detenimiento.
Si nuestra alma estuviese únicamente dotada deinteligencia, si pudiese contemplar los objetos sinser afectada por ellos, sucederia que en no alterándosedichos objetos, los veríamos siempre deuna misma manera. Si el ojo es el mismo, la distanciala misma, el punto de vista el mismo, lacantidad y direccion de la luz las mismas, la impresionque recibamos no podrá ménos de ser siemprela misma. Pero cambiada una cualquiera de estascondiciones, cambiará la impresion; el objeto serámas ó ménos grande, los colores mas ó ménos vivosó quizas del todo diferentes; su figura sufriráconsiderables modificaciones, ó tal vez se convertiráen otra nada semejante. La luna conservasiempre su misma figura, y no obstante nos presentade continuo variedad de fases; una roca informey desigual se nos ofrece á lo léjos como una cúpulaque corona un soberbio edificio; y el monumentoque mirado de cerca es una maravilla delarte, se divisa á larga distancia como una peñairregular, desgajada, caida á la aventura en lasfaldas del monte.
Lo propio sucede con el entendimiento: los objetosson á veces los mismos, y no obstante seofrecen muy diferentes, no solo á distintas perso[Pg 175]nas,sino á una misma; sin que para esta mudanzasea necesario mucho tiempo. Quizas un instante deintervalo es suficiente para cambiar la escena; noshallamos ya en otra parte; se ha corrido un velo,y todo ha variado; todo ha tomado otras formasy colores; diriase que los objetos han sido tocadoscon la varita de un mago.
¿Y cuál es la causa? es que el corazon se hapuesto en juego, es que nosotros nos hemos mudado,y nos parece que se han mudado los objetos.Así al darse á la vela la embarcacion que noslleva, el puerto y las costas huyen á toda prisa;cuando en realidad nada se ha movido sino lanave.
Y nótese que esta mudanza no se realiza tansolo cuando el ánimo se conmueve profundamente,y puede decirse que las pasiones estan levantadas;en medio de una calma aparente sufrimos á menudoesta alteracion en la manera de ver, alteraciontanto mas peligrosa, cuanto ménos se hacensentir las causas que la producen. Se han divididoen ciertas clases las pasiones de