El Criterio by Padre Jaime Luciano Balmes - HTML preview

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podrian

decirnos

los

mas

minuciososhistoriadores.[Pg 207]

§ IV.

Ejemplo sacado de las fisonomías, que aclara lo dicho sobreel modo de adelantar en la filosofía de la historia.

Si el lector se contenta con lo que le dicen losotros, y no trata de examinarlo por sí mismo, lograrátal vez un conocimiento histórico, pero no intuitivo: sabrá lo que son los hombres y las cosas,pero no lo verá: dará razon de la cosa, pero noserá capaz de pintarla. Una comparacion aclararámi pensamiento. Supongamos que se me habla deun sugeto importante que no puedo tratar ni ver,y curioso yo de saber algo de su figura y modales,pregunto á los que le conocen personalmente. Medirán, por ejemplo, que es de estatura mas quemediana, de espaciosa y despejada frente, cabellonegro y caido con cierto desórden, ojos grandes,mirada viva y penetrante, color pálido, faccionesanimadas y expresivas; que en sus labios asomacon frecuencia la sonrisa de la amabilidad, y quede vez en cuando anuncia algo de maligno; que supalabra es mesurada y grave, pero que con elcalor de la conversacion se hace rápida, incisivay hasta fogosa; y así me irán ofreciendo un conjuntofísico y moral para darme la idea mas aproximadaposible; si supongo que estas y otras noticiasson exactas, que se me ha descrito con todafidelidad el original, tengo una idea de lo que esla persona que llamaba mi curiosidad, y podré darcuenta de ella á quien como yo estuviese deseosode conocerla. Pero ¿es esto bastante para formarun concepto cabal de la misma, para que se me[Pg 208]presente á la imaginacion tal como es en sí?

Ciertamenteque no. ¿Quereis una prueba? Suponedque el que ha oido la relacion es un retratista demucho mérito; ¿será capaz de retratar á la personadescrita? Que lo intente, y concluida la obra,preséntese de improviso el original, es bien seguroque no se le conocerá por la copia.

Todos habremos experimentado por nosotrosmismos esta verdad: cien y cien veces habremosoido explicar la fisonomía de una persona; á nuestromodo nos hemos formado en la imaginacionuna figura en la cual hemos procurado reunir lascualidades oidas; pues bien, cuando se presentala persona, encontramos tanta diferencia que noses preciso retocar mucho el trabajo, si no destruirletotalmente. Y es que hay cosas de que esimposible formarse idea clara y exacta sin tenerlasdelante; y las hay en gran número, y sumamentedelicadas, imperceptibles por separado y cuyo conjuntoforma lo que llamamos la fisonomía. ¿Cómoexplicaréis la diferencia de dos personas muy semejantes?No de otra manera que viéndolas: separecen en todo, no sabriais decir en qué discrepan;pero hay alguna cosa que no las deja confundir:á la primera ojeada lo percibís, sin atinar lo que es.

Hé aquí todo mi pensamiento. En las obras críticasse nos ofrecen extensas y tal vez exactas descripcionesdel estado del entendimiento en tal ócual época; y á pesar de todo no la conocemosaun: si se nos presentasen trozos de escritores detiempos diferentes, no acertaríamos á clasificarloscual conviene; nos fatigaríamos en recordar lascualidades de unos y otros, pero esto no nos evitaria[Pg 209]el caer en equivocaciones groseras, en disparatadosanacronismos. Con mucho ménos trabajosaliéramos airosos del empeño si hubiésemosleido los autores de que se trata: quizas no disertaríamoscon tanto aparato de erudicion y crítica;pero juzgaríamos con harto mas acierto. «El girodel pensamiento, diríamos, el estilo, el lenguajerevelan un escritor de tal época; este trozo esapócrifo, aquí se descubre la mano de tal otrotiempo;» y así andaríamos clasificando sin temorde equivocarnos, por mas que no pudiésemoshacernos comprender bien de aquellos que comonosotros, no conociesen de vista á aquellos personajes.Si entónces se nos dijera: «y tal cualidad,¿cómo es que no se encuentra aquí? ¿porqué talotra se halla en mayor grado? porqué?...» Imposibleserá, replicaríamos quizas nosotros, satisfacertodos los escrúpulos de V.; lo que puedo asegurares, que los personajes que figuran aquí lostengo bien conocidos; y que no puedo equivocarmesobre los rasgos de su fisonomía, porque loshe visto muchas veces.»

CAPÍTULO XXI.

RELIGION.

§ I.

Insensato discurrir de los indiferentes en materias de religion.

Impropio fuera de este lugar, un tratado de religion,pero no lo serán algunas reflexiones para[Pg 210]dirigir el pensamiento en esta importantísima materia.De ellas resultará que los indiferentes ó incrédulosson pésimos pensadores.

La vida es breve, la muerte cierta: de aquí ápocos años el hombre que disfruta de la salud masrobusta y lozana, habrá descendido al sepulcro,y sabrá por experiencia lo que hay de verdad enlo que dice la religion sobre los destinos de la otravida. Si no creo, mi incredulidad, mis dudas,mis invectivas, mis sátiras, mi indiferencia, miorgullo insensato, no destruyen la realidad de loshechos: si existe otro mundo donde se reservanpremios al bueno, y castigos al malo, no dejaráciertamente de existir porque á mí me plazca elnegarlo; y ademas esta caprichosa negativa nomejorará el destino que segun las leyes eternasme haya de caber. Cuando suene la última hora,será preciso morir, y encontrarme con la nada ócon la eternidad. Este negocio es exclusivamentemio, tan mio, como si yo existiera solo en elmundo: nadie morirá por mí; nadie se pondráen mi lugar en la otra vida, privándome del bien,ó librándome del mal. Estas consideraciones memuestran con toda evidencia, la alta importanciade la religion; la necesidad que tengo de saber loque hay de verdad en ella; y que si digo, «sea loque fuere de la religion, no quiero pensar en ella,»hablo como el mas insensato de los hombres.

Un viajero encuentra en su camino un rio caudaloso;le es preciso atravesarle, ignora si hay algunpeligro en este ó aquel vado, y está oyendoque muchos que se hallan como él á la orilla, ponderanla profundidad del agua en determinados[Pg 211]lugares, y la imposibilidad de salvarse el temerarioque á tantearlos se atreviese. El insensato dice:«¿qué me importan á mí esas cuestiones?» y searroja al rio sin mirar por dónde. Hé aquí al indiferenteen materias de religion.

§ II.

El indiferente y el género humano.

La humanidad entera se ha ocupado y se estáocupando de la religion; los legisladores la hanmirado como el objeto de la mas alta importancia;los sabios la han tomado por materia de sus masprofundas meditaciones; los monumentos, los códigos,los escritos de las épocas que nos han precedido,nos muestran de bulto este hecho, que laexperiencia cuida de confirmar; se ha discurrido ydisputado inmensamente sobre la religion; las bibliotecasestan atestadas de obras relativas á ella;y hasta en nuestros dias la prensa va dando otrasá luz en número muy crecido: cuando pues vieneel indiferente y dice: «todo esto no merece lapena de ser examinado; yo juzgo sin oir, estossabios son todos unos mentecatos, estos legisladoresunos necios, la humanidad entera es una miserableilusa, todos pierden lastimosamente el tiempoen cuestiones que nada importan;» ¿no es dignode que esa humanidad, y esos sabios, y esos legisladores,se levanten contra él, arrojen sobre sufrente el borron que él les ha echado, y le digan ásu vez: «¿quién eres tú que así nos insultas, queasí desprecias los sentimientos mas íntimos del corazon,y todas las tradiciones de la humanidad?[Pg 212]¿que así declaras frívolo lo que en toda la redondezde la tierra se reputa grave é importante?¿quién eres tú? ¿Has descubierto por ventura elsecreto de no morir? miserable monton de polvo,¿olvidas que bien pronto te dispersará el viento?Débil criatura, ¿cuentas acaso con medios paracambiar tu destino en esa region que desconoces;la dicha ó la desdicha ¿son para tí indiferentes?Si existe ese juez, de quien no quieres ocuparte,¿esperas que se dará por satisfecho, si al llamarteá juicio le respondes: «¿y á mí qué me importabanvuestros mandatos, ni vuestra misma existencia?»Antes de desatar tu lengua con tan insensatosdiscursos, date una mirada á tí mismo; piensaen esa débil organizacion que el mas leve accidentees capaz de trastornar, y que brevísimo tiempo hade bastar á consumir; y entónces siéntate sobreuna tumba, recógete y medita.

§ III.

Tránsito del indiferentismo al exámen. Existencia de Dios.

Curado el buen pensador del achaque de indiferentismo,convencido profundamente de que lareligion es el asunto de mas elevada importancia,debiera pasar mas adelante y discurrir de esta manera:¿Es probable que todas las religiones nosean mas que un cúmulo de errores, y que la doctrinaque las rechaza á todas sea verdadera?

Lo primero que las religiones establecen ó suponen,es la existencia de Dios. ¿Existe Dios?¿Existe algun Hacedor del universo? Levanta losojos al firmamento, tiéndelos por la faz de la tierra,[Pg 213]mira lo que tú mismo eres; y viendo por todaspartes grandor y órden, dí, si te atreves: «el acasoes quien ha hecho el mundo; el acaso me ha hechoá mí; el edificio es admirable, pero no hayarquitecto; el mecanismo es asombroso, pero nohay artífice; el órden existe sin ordenador, sin sabiduríapara concebir el plan, sin poder para ejecutarle.»Este raciocinio que tratándose de losmas insignificantes artefactos, seria despreciabley hasta contrario al sentido comun, ¿se podrá aplicaral universo? Lo que es insensato con respectoá lo pequeño,

¿será cuerdo con relacion á logrande?

§ IV.

No es posible que todas las religiones sean verdaderas.

Son muchas y muy varias las religiones que dominanen los diferentes puntos de la tierra;

¿seriaposible que todas fuesen verdaderas? El sí y el no,con respecto á una misma cosa, no puede ser verdaderoá un mismo tiempo. Los judíos dicen queel Mesías no ha venido, los cristianos afirman quesí; los musulmanes respetan á Mahoma como insigneprofeta, los cristianos le miran como solemneimpostor; los católicos sostienen que la Iglesia esinfalible en puntos de dogma y de moral, los protestanteslo niegan; la verdad no puede estar porambas partes, unos ú otros se engañan. Luego esun absurdo el decir que todas las religiones sonverdaderas.

Ademas, toda religion se dice bajada del cielo:la que lo sea, será la verdadera, las restantes noserán otra cosa que ilusion ó impostura.[Pg 214]

§ V.

Es imposible que todas las religiones sean igualmenteagradables á Dios.

¿Es posible que todas las religiones sean igualmenteagradables á Dios, y que se dé igualmentepor satisfecho con todo linaje de cultos? No. A laverdad infinita no puede serle acepto el error, á labondad infinita no puede serle grato el mal: luegoel afirmar que todas las religiones son igualmentebuenas, que con todos los cultos el hombre llenabien sus deberes para con Dios, es blasfemar dela verdad y bondad del Criador.

§ VI.

Es imposible que todas las religiones sean una invencionhumana.

¿No seria lícito pensar que no hay ninguna religionverdadera, que todas son inventadas por elhombre? No. ¿Quién fué el inventor? El origen delas religiones se pierde en la noche de los tiempos:allí donde hay hombres, allí hay sacerdote, altary culto. ¿Quién seria ese inventor, cuyo nombrese habria olvidado, y cuya invencion se habria difundidopor toda la tierra, comunicándose á todaslas generaciones? Si la invencion tuvo lugar entrepueblos cultos, ¿cómo se logró que la adoptasenlos bárbaros y hasta los salvajes? Si nació entrebárbaros, ¿cómo no la rechazaron las nacionescultas? Diréis que fué una necesidad social, y quesu orígen está en la misma cuna de la sociedad.[Pg 215]Pero entónces se puede preguntar, ¿quién conocióesta necesidad, quién discurrió los medios de satisfacerla,quién excogitó un sistema tan á propósitopara enfrenar y regir á los hombres? y una vezhecho el descubrimiento, ¿quién tuvo en su manotodos los entendimientos y todos los corazones,para comunicarles esas ideas y sentimientos quehan hecho de la religion una verdadera necesidad,y, por decirlo así, una segunda naturaleza?

Vemos á cada paso que los descubrimientos masútiles, mas provechosos, mas necesarios, permanecenlimitados á esta ó aquella nacion, sin extenderseá las otras durante mucho tiempo, y nopropagándose sino con suma lentitud á las mas inmediatasó relacionadas; ¿cómo es que no hayasucedido lo mismo en lo tocante á la religion?¿cómo es que de la invencion maravillosa hayantenido conocimiento todos los pueblos de la tierra,sea cual fuere su pais, lengua, costumbres, barbarieó civilizacion, grosería ó cultura?

Aquí no hay medio: ó la religion procede deuna revelacion primitiva, ó de una inspiracion dela naturaleza; en uno y otro caso hallamos su orígendivino; si hay revelacion, Dios ha hablado alhombre, si no la hay, Dios ha escrito la religionen el fondo de nuestra alma. Es indudable que lareligion no puede ser invencion humana, y que ápesar de lo desfigurada y adulterada que la vemosen diferentes tiempos y paises, se descubre en elfondo del corazon humano un sentimiento descendidode lo alto: al traves de las monstruosidadesque nos presenta la historia, columbramos la huellade una revelacion primitiva.[Pg 216]

§ VII.

La revelacion es posible.

¿Es posible que Dios haya revelado algunas cosasal hombre? Sí. El que nos ha dado la palabra noestará privado de ella; si nosotros poseemos unmedio de comunicarnos recíprocamente nuestrospensamientos y afectos, Dios todopoderoso é infinitamentesabio, no carecerá seguramente de mediospara trasmitirnos lo que fuere de su agrado.Ha criado la inteligencia, ¿y no podria ilustrarla?

§ VIII.

Solucion de una dificultad contra la revelacion.

Pero Dios, objetará el incrédulo, es demasiadogrande para humillarse á conversar con su criatura;mas entónces tambien deberíamos decir, queDios es demasiado grande para haberse ocupadoen criarnos. Criándonos nos sacó de la nada, revelándonosalguna verdad perfecciona su obra; ¿ycuándo se ha visto que un artífice desmereciesepor mejorar su artefacto? Todos los conocimientosque tenemos nos vienen de Dios, porque él es quiennos ha dado la facultad de conocer, y él es quien,ó ha grabado en nuestro entendimiento las ideas,ó ha hecho que pudiéramos adquirirlas por mediosque todavía se nos ocultan. Si Dios nos ha comunicadoun cierto órden de ideas, sin que nada hayaperdido de su grandor, es un absurdo el decir quese rebajaria si nos trasmitiese otros conocimientospor conducto distinto del de la naturaleza.

Luego[Pg 217]la revelacion es posible; luego quien dudare deesta posibilidad, ha de dudar al mismo tiempo dela omnipotencia, hasta de la existencia de Dios.

§ IX.

Consecuencias de los párrafos anteriores.

Importa muchísimo el encontrar la verdad enmaterias de religion (§ 1 y 2); todas las religionesno pueden ser verdaderas (§ 4); si hubiese una reveladapor Dios, aquella seria la verdadera (§ 4);la religion no ha podido ser invencion humana (§ 6).La revelacion es posible (§ 7); lo que falta puesaveriguar es, si esta revelacion existe y dónde sehalla.

§ X.

Existencia de la revelacion.

¿Existe la revelacion? Por el pronto salta á losojos un hecho que da motivo á pensar que sí.

Todoslos pueblos de la tierra hablan de una revelacion;y la humanidad no se concierta para tramaruna impostura. Esto prueba una tradicion primitiva,cuya noticia ha pasado de padres á hijos, yque si bien ofuscada y adulterada, no ha podidoborrarse de la memoria de los hombres.

Se objetará que la imaginacion ha convertidoen voces el ruido del viento, y en apariciones misteriosaslos fenómenos de la naturaleza; y así eldébil mortal se ha creido rodeado de seres desconocidosque le dirigian la palabra, y le descubrianlos arcanos de otros mundos. No puede negarse[Pg 218]que la objecion es especiosa; sin embargo noserá difícil manifestar, que es del todo insubsistentey fútil.

Es cierto que cuando el hombre tiene idea de laexistencia de seres desconocidos, y está convencidode que estos se ponen en relacion con él, fácilmentese inclina á imaginar que ha oido acentosfatídicos, y se han ofrecido á sus ojos espectrosvenidos del otro mundo. Mas no sucede, ni puedesuceder así, en no abrigando el hombre semejanteconviccion, y mucho ménos si ni aun llegaá tener noticia de que existen dichos seres; puesentónces no es dable conjeturar de dónde procederiauna ilusion tan extravagante. Si bien se observa,todas las creaciones de nuestra fantasia,hasta las mas incoherentes y monstruosas, se formande un conjunto de imágenes de objetos queotras veces hemos visto; y que á la sazon reunimosdel modo que place á nuestro capricho, ó nossugiere nuestra cabeza enfermiza. Los castillos encantadosde los libros de caballería, con sus damas,enanos, salones, subterráneos, hechizos y todassus locuras, son un informe agregado de partesmuy reales que la imaginacion del escritor componiaá su manera, sacando al fin un todo que solocabia en los sueños de un delirante. Lo propio sucedeen lo demas: la razon y la experiencia estanacordes en atestiguarnos este fenómeno ideológico.Si suponemos pues que no se tiene idea alguna deotra vida distinta de la presente, ni de otro mundoque el que está á nuestra vista, ni de otros vivientesque los que moran con nosotros en la tierra, elhombre fingirá gigantes, fieras monstruosas, y[Pg 219]otras extravagancias por este estilo; mas no seresinvisibles, no revelaciones de un cielo que no conoce,no dioses que le ilustren y dirijan. Ese mundonuevo, ideal, puramente fantástico, no le ocurrirásiquiera; porque semejante ocurrencia no tendrá,por decirlo así, punto de partida, carecerá de antecedentesque puedan motivarla. Y aun suponiendoque este órden de ideas se hubiese ofrecido áalgun individuo, ¿cómo era posible que de elloparticipase la humanidad entera? ¿Cuándo se habriavisto semejante contagio intelectual y moral?

Sea lo que fuere del valor de estas reflexiones,pasemos á los hechos: dejemos lo que haya podidoser, y examinemos lo que ha sido.

§ XI.

Pruebas históricas de la existencia de la revelacion.

Existe una sociedad que pretende ser la únicadepositaria é intérprete de las revelaciones con queDios se ha dignado favorecer al linaje humano:esta pretension debe llamar la atencion del filósofoque se proponga investigar la verdad.

¿Qué sociedad es esa? ¿Ha nacido de poco tiempoá esta parte? Cuenta diez y ocho siglos de duracion,y estos siglos no los mira sino como unperíodo de su existencia; pues subiendo mas arriba,va explicando su no interrumpida genealogíay se remonta hasta el principio del mundo.

Que llevadiez y ocho siglos de duracion, que su historia seenlaza con la de un pueblo cuyo origen se pierdeen la antigüedad mas remota, es tan cierto comoque han existido las repúblicas de Grecia y Roma.[Pg 220]

¿Qué títulos presenta en apoyo de su doctrina?En primer lugar, está en posesion de un libro, quees sin disputa el mas antiguo que se conoce, yque ademas encierra la moral mas pura, un sistemade legislacion admirable, y contiene una narracionde prodigios. Hasta ahora nadie ha puestoen duda el mérito eminente de este libro; siendoesto tanto mas de extrañar, cuanto una gran partede él nos ha venido de manos de un pueblo, cuyacultura no alcanzó ni con mucho á la de otros pueblosde la antigüedad.

¿Ofrece la dicha sociedad algunos otros títulosque justifiquen sus pretensiones? A mas de los muchos,á cual mas graves é imponentes, hé aquí unoque por sí solo basta. Ella dice que se hizo la transicionde la sociedad vieja á la nueva, del modoque estaba pronosticado en el libro misterioso; quellegada la plenitud de los tiempos, apareció sobrela tierra un Hombre-Dios, quien fué á la vez elcumplimiento de la ley antigua, y el autor de lanueva; que todo lo antiguo era una sombra y figura,que este Hombre-Dios fué la realidad; que élfundó la sociedad que apellidamos Iglesia católica,le prometió su asistencia hasta la consumacion delos siglos, selló su doctrina con su sangre, resucitóal tercer dia de su crucifixion y muerte, subióá los cielos, envió al Espíritu santo, y que al findel mundo ha de venir á juzgar á los vivos y á losmuertos.

¿Es verdad que en este Hombre se cumpliesen lasantiguas profecías? Es innegable: leyendo algunasde ellas parece que uno está leyendo la historiaevangélica.[Pg 221]

¿Dió algunas pruebas de la divinidad de su mision?Hizo milagros en abundancia; y cuanto élprofetizó, ó se ha cumplido exactamente, ó se vacumpliendo con puntualidad asombrosa.

¿Cuál fué su vida? Sin tacha en su conducta;sin límite para hacer el bien. Despreció las riquezasy el poder mundano, arrostró con serenidadlas privaciones, los insultos, los tormentos, y porfin una muerte afrentosa.

¿Cuál es su doctrina? Sublime cual no cupierajamas en mente humana; tan pura en su moral, quele han hecho justicia sus mas violentos enemigos.

¿Qué cambio social produjo este Hombre? Recordadlo que era el mundo romano, y ved lo quees el mundo actual; mirad lo que son los pueblosdonde no ha penetrado el cristianismo, y lo queson aquellos que han estado siglos bajo su enseñanza,y la conservan todavía, aunque algunos alteraday desfigurada.

¿De qué medios dispuso? No tenia dónde reclinarsu cabeza. Envió á doce hombres salidos de la ínfimaclase del pueblo; se esparcieron por los cuatroángulos de la tierra, y la tierra los oyó y creyó.

Esta religion ¿ha pasado por el crisol de ladesgracia? ¿No ha sufrido contrariedad de ningunaclase? Ahí está la sangre de infinitos mártires,ahí los escritos de numerosos filósofos que la hanexaminado, ahí los muchos monumentos que atestiguanlas tremendas luchas que ha sostenido conlos príncipes, con los sabios, con las pasiones, conlos intereses, con las preocupaciones, con todoscuantos elementos de resistencia pueden combinarsesobre la tierra.[Pg 222]

¿De qué medios se valieron los propagadores delcristianismo? De la predicacion y del ejemploconfirmados por milagros. Estos milagros, la críticamas escrupulosa no puede rechazarlos; quesi los rechaza, poco importa, pues entónces confiesael mayor de los milagros, que es la conversiondel mundo sin milagros.

El cristianismo ha contado entre sus hijos á loshombres mas esclarecidos por su virtud y sabiduría;ningun pueblo antiguo ni moderno se ha elevadoá tan alto grado de civilizacion y culturacomo los que le han profesado; sobre ninguna religionse ha disputado ni escrito tanto como sobrela cristiana; las bibliotecas estan llenas de obrasmaestras de crítica y de filosofía debidas á hombresque sometieron humildemente su entendimientoen obsequio de la fe; luego esa religionestá á cubierto de los ataques que se pueden dirigircontra las que han nacido y prosperado entre pueblosgroseros é ignorantes. Ella tiene pues todoslos caractéres de verdadera, de divina.

§ XII.

Los protestantes y la Iglesia católica.

En los últimos siglos los cristianos se han dividido:unos han permanecido adictos á la Iglesiacatólica, otros han conservado del cristianismo loque les ha parecido bien; y á consecuencia delprincipio fundamental que han asentado, y que entregala fe á discrecion de cada creyente, se hanfraccionado en innumerables sectas.

¿Dónde estará la verdad? Los fundadores de las[Pg 223]nuevas sectas son de ayer, la Iglesia católica señalala sucesion de sus pastores, que sube hastaJesucristo; ellos han enseñado diferentes doctrinas,y una misma secta las ha variado repetidasveces, la Iglesia católica ha conservado intacta lafe que le trasmitieron los apóstoles; la novedad y lavariedad se hallan pues en presencia de la antigüedady de la unidad; el fallo no puede ser dudoso.

Ademas, los católicos sostienen que fuera de laIglesia no hay salvacion, los protestantes afirmanque los católicos tambien pueden salvarse; y asíellos mismos reconocen que entre nosotros nadase cree ni practica que pueda acarrearnos la condenacioneterna. Ellos en favor de su salvacion notienen sino su voto; nosotros en pro de la nuestra,tenemos el suyo y el nuestro; aun cuando juzgáramossolamente por motivos de prudencia humana,esta nos aconsejaria que no abandonásemos lafe de nuestros padres.

En esta breve reseña se contiene el hilo del discursode un católico que conforme á lo que dicesan Pedro, quiera estar preparado para dar cuentade su fe, y manifestar que ateniéndose á la católica,no se desvía de las reglas de bien pensar.Ahora, añadiré algunas observaciones que sirvana prevenir peligros, en que zozobra con hartafrecuencia la fe de los incautos.

§ XIII.

Errado método de algunos impugnadores de la religion.

En el exámen de las materias religiosas siguenmuchos un camino errado. Toman por objeto desus investigaciones un dogma, y las dificultades[Pg 224]que contra él levantan, las creen suficientes paradestruir la verdad de la religion; ó al ménos paraponerla en duda. Esto es proceder de un modoque atestigua cuán poco se ha meditado sobre elestado de la cuestion.

En efecto: no se trata de saber si los dogmas estanal alcance de nuestra inteligencia, ni si damoscompleta solucion á todas las dificultades que contraeste ó aquel puedan objetarse: la religion mismaes la primera en decirnos que estos dogmas nopodemos comprenderlos con la sola luz de la razon;que miéntras estamos en esta vida, es necesarioque nos resignemos á ver los secretos de Diosal traves de sombras y enigmas, y por esto nosexige la fe. El decir pues, «yo no quiero creerporque no comprendo,» es enunciar una contradiccion;si lo comprendieses todo, claro es queno se te hablaria de fe. El argumentar contra lareligion, fundándose en la incomprensibilidad desus dogmas, es hacerle un cargo de una verdad queella misma reconoce, que acepta, y sobre la cualen cierto modo, hace estribar su edificio. Lo quese ha de examinar es, si ella ofrece garantías deveracidad, y de que no se engaña en lo que propone:asentado el principio de su infalibilidad,todo lo demas se allana por sí mismo; pero si estenos falta, es imposible dar un paso adelante. Cuandoun viajero de cuya inteligencia y veracidad nopodemos dudar, nos refiere cosas que no comprendemos,¿por ventura le negaremos nuestrafe? No ciertamente. Luego una vez asegurados deque la Iglesia no nos engaña, poco importa que suenseñanza sea superior á nuestra inteligencia.[Pg 225]

Ninguna verdad podria subsistir, si bastasen áhacernos dudar de ella algunas dificultades queno alcanzásemos á desvanecer. De esto se seguiriaque un hombre de talento esparciria la incertidumbresobre todas las materias, cuando se encontrasecon otros que no le igualasen en capacidad;porque es bien sabido que en mediandoesta diferencia, no le es dado al inferior deshacersede los lazos con que le enreda el que leaventaja.

En las ciencias, en las artes, en los negocioscomunes de la vida, hallamos á cada paso dificultadesque nos hacen incomprensible una cosa decuya existencia no nos es permitido dudar.

Sucedeá veces que la cosa no comprendida nos parecerayar en lo imposible; mas si por otra parte sabemosque existe, nos guardamos de declararla tal,y conservando la conviccion de su existencia,recordamos el poco alcance de nuestro entendimiento.Nada mas comun que oir: «No comprendolo que ha contado fulano; me pareceimposible, pero en fin es hombre veraz y que sabelo que dice; si otro lo refiriera no lo creeria,pero ahora no pongo duda en que la cosa es talcomo él la afirma.»

§ XIV.