Electra by Benito Pérez Galdós - HTML preview

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[Page 1]

ELECTRA

POR

BENITO PÉREZ GALDÓS

EDITED WITH NOTES AND VOCABULARY

BY

OTIS GRIDLEY BUNNELL, M.S.

The Flexner School, Louisville, Ky.

NEW YORK . . . CINCINNATI . . . CHICAGO

AMERICAN BOOK COMPANY[2]

COPYRIGHT, 1902, BY

OTIS GRIDLEY BUNNELL

Entered at Stationers' Hall, London

——

ELECTRA

W. P. 12

PERSONAJES

ACTO PRIMERO

o ESCENA PRIMERA, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI, XII, XIII, XIV

ACTO SEGUNDO

o ESCENA PRIMERA, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVII

ACTO TERCERO

o ESCENA PRIMERA, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI

ACTO CUARTO

o ESCENA PRIMERA, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI, XII

ACTO QUINTO

o ESCENA PRIMERA, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, ESCENA ULTIMA

VOCABULARY

NOTES

[3]

INTRODUCTION

————

BENITO PÉREZ GALDÓS, the author of the following drama, was born May 10,1845, at Las Palmas, in the Canary Islands.

Through modesty, or reserve,he has withheld every biographical detail concerning his early life. Infact his biographer, Leopoldo Alas, tells us that it was only with thegreatest difficulty he obtained from him the admission that he was bornin the Canary Islands. He studied there in the State College, and cameto Madrid in 1863, for the purpose of reading law. This profession heldbut little interest for him, and he did not follow it further.

He wasalready dreaming of a literary career, and after a brief trial ofjournalism, his first novel, La Fontana de Oro (1871), was published.

In 1872 his next book, El Audaz, was completed. Then taking as a modelthe historical novels of Erckmann-Chatrian, he began his EpisodiosNacionales, which alone fill twenty volumes. Add to this number somethirty volumes of Novelas Contemporáneas, and one sees the monumentthat Galdós offers us of the wonderful persistence and fertility of histalent.

It is upon the Novelas that his wider literary reputation rests, forin the narration of contemporary Spanish life, in the reflection of theideas and the sentiments of the people, he has no rival.

Comparatively little has been written by him for the theatre, but he hasalways been a welcome contributor[4] and when, during the year 1900, theDirector of the Teatro Español asked him for a piece for the nextseason he seized the opportunity of advancing, in Electra, his liberalideas.

This drama was represented at Madrid, January 30, 1901, and made a deepimpression on the Spanish people. "At the end of the first act," saysthe Imparcial, "the applause was frantic."

The last word of the play, "resucita," is not only the key note of thedrama, but the summing up of Galdós' desires, and the expression of hisambition for his country and his countrymen.

The purpose of the play and the spirit of the author are accuratelyvoiced by Lopez Ballesteras, in the Heraldo, January 31, 1901. "Lastnight," said he, "will mark a great date in history for the Spanishtheatre and for liberty. It is a movement of social and politicalrenovation, Spain demands light and liberty; she demands the right tolive under modern, European conditions; she is coming to life."

O. G. B.

[6][5]

PERSONAJES

————

 ELECTRA (18 años)

 EVARISTA (50 años), esposa de Don Urbano

 MÁXIMO (35 años)

 DON SALVADOR PANTOJA (50 años)

 EL MARQUÉS DE RONDA (58 años)

 DON LEONARDO CUESTA, agente de Bolsa (50 años)

 DON URBANO GARCÍA YUSTE (55 años)

 MARIANO, auxiliar de laboratorio

 GIL, calculista

 BALBINA, criada vieja

 PATROS, criada joven

 JOSÉ, criado viejo

 SOR DOROTEA

 UN OPERARIO

 LA SOMBRA DE ELEUTERIA

————

La acción en Madrid, rigurosamente contemporánea. [7]

ELECTRA

————

ACTO PRIMERO

Sala lujosa en el palacio de los señores de García Yuste. A laderecha, paso al jardín. Al fondo, comunicación con otras salas deledificio. A la derecha primer término, puerta de la habitación deElectra. (Izquierda y derecha se entiende del espectador.)

————

ESCENA PRIMERA

EL MARQUÉS; JOSÉ, por el foro.

JOSÉ. Están en el jardín. Pasaré recado.

MARQUÉS. Aguarda. Quiero dar un vistazo a esta sala. No he visitado alos señores de García Yuste desde que habitan su nuevo palacio... ¡Quélujo!... Hacen bien. Dios les da para todo, y esto no es nada encomparación de lo que consagran a obras benéficas. ¡Siempre tangenerosos...!

JOSÉ. ¡Oh, sí, señor!

MARQUÉS. Y siempre tan retraídos... aunque hay en la familia, segúncreo, una novedad muy interesante...

JOSÉ. ¿Novedad? ¡Ah! sí...¿lo dice por...?

MARQUÉS. Oye, José: ¿harás lo que yo te diga?

JOSÉ. Ya sabe el señor Marqués que nunca olvido los catorce años que leserví... Mande Vuecencia.

MARQUÉS. Pues bien: hoy vengo exclusivamente por conocer a esa señoritaque tus amos han traído poco ha de un colegio de Francia.[8]

JOSÉ. La señorita Electra.

MARQUÉS. ¿Podrás decirme si sus tíos están contentos de ella, si la niñase muestra cariñosa, agradecida?

JOSÉ. ¡Oh! sí... Los señores la quieren... Sólo que...

MARQUÉS. ¿Qué?

JOSÉ. Que la niña es algo traviesa.

MARQUÉS. La edad...

JOSÉ. Juguetona, muy juguetona, señor.

MARQUÉS. Es monísima; según dicen, un ángel...

JOSÉ. Un ángel, si es que hay ángeles parecidos a los diablos.

A todosnos trae locos.

MARQUÉS. ¡Cuánto deseo conocerla!

JOSÉ. En el jardín la tiene Vuecencia. Allí se pasa toda la mañanaenredando y haciendo travesuras.

MARQUÉS ( mirando al jardín). Hermoso jardín, parque más bien: arboladoviejo, del antiguo palacio de Gravelinas...

JOSÉ. Sí, señor.

MARQUÉS. La magnífica casa de vecindad que veo allá ¿no es también detus amos?

JOSÉ. Con entrada por el jardín y por la calle. En el piso bajo tiene sulaboratorio el sobrino de los señores: el señorito Máximo, primer puntode España en las matemáticas y en la... en la...

MARQUÉS. Sí: el que llaman el Mágico prodigioso.. .[1] Le conocí enLondres... no recuerdo la fecha... Aún vivía su mujer.

JOSÉ. El pobrecito quedó viudo en Febrero del año pasado...

Tiene dosniños lindísimos.[9]

MARQUÉS. No hace mucho he renovado con Máximo mi antiguo conocimiento, yaunque no frecuento su casa, por razones que yo me sé, somos grandesamigos, los mejores amigos del mundo.

JOSÉ. Yo también le quiero. ¡Es tan bueno...!

MARQUÉS. Y dime ahora: ¿no se arrepienten los señores de haber traídoese diablillo?

JOSÉ. ( recelando que venga alguien). Diré a Vuecencia... Yo henotado... ( Ve venir a Don Urbano por el jardín. ) El señor viene.

MARQUÉS. Retírate...

ESCENA II

EL MARQUÉS, DON URBANO.

MARQUÉS ( dándole los brazos). Mi querido Urbano...

DON URBANO. ¡Marqués! ¡Dichosos los ojos... ![2]

MARQUÉS. ¿Y Evarista?

DON URBANO. Bien. Extrañando mucho las ausencias del ilustre Marqués deRonda.

MARQUÉS. ¡Ay, no sabe usted qué invierno hemos pasado!

DON URBANO. ¿Y Virginia?

MARQUÉS. No está mal. La pobre, siempre luchando con sus achaques. Vivepor el vigor tenaz, testarudo digo yo, de su grande espíritu.

DON URBANO. Vaya, vaya...¿Con que...? ( Señalando al jardín. ) ¿Quiereusted que bajemos?

MARQUÉS. Luego. Descansaré un instante. ( Se sienta. ) Hábleme usted,querido Urbano, de esa niña[10] encantadora, de esa Electra, a quien hansacado ustedes del colegio.

DON URBANO. No estaba ya en el colegio. Vivía en Hendaya[3]

con unosparientes de su madre. Yo nunca fui partidario de traerla a vivir connosotros; pero Evarista se encariñó hace tiempo con esa idea; su objetono es otro que tantear el carácter de la chiquilla, ver si podremosobtener de ella una buena mujer, o si nos reserva Dios el oprobio de queherede las mañas de su madre. Ya sabe usted que era prima hermana de miesposa, y no necesito recordarle los escándalos de Eleuteria, del 80 al85.

MARQUÉS. Ya, ya.

DON URBANO. Fueron tales, que la familia, dolorida y avergonzada, rompiócon ella toda relación. Esta niña, cuyo padre se ignora, se crió junto asu madre hasta los cinco años.

Después la llevaron a las Ursulinas[4] deBayona.[5] Allí, ya fuese por abreviar, ya por embellecer el nombre,dieron en llamarla Electra,[6] que es grande novedad.

MARQUÉS. Perdone usted, novedad no es; a su desdichada madre, EleuteriaDíaz, los íntimos la llamábamos también Electra, no sólo por abreviar,sino porque a su padre, militar muy valiente, desgraciadísimo en su vidaconyugal, le pusieron Agamenón.[7]

[11]

DON URBANO. No sabía... Yo jamás me traté con esa gente.

Eleuteria, porla fama de sus desórdenes, se me representaba como un ser repugnante...

MARQUÉS. Por Dios, mi querido Urbano, no extreme usted su severidad.Recuerde que Eleuteria, a quien llamaremos Electra I, cambió devida... Ello debió de ser hacia el 88...

DON URBANO. Por ahí... Su arrepentimiento dio mucho que hablar. En SanJosé de la Penitencia[8] murió el 95 regenerada, abominando de supasado...

MARQUÉS ( como reprendiéndole por su severidad). Dios la perdonó...

DON URBANO. Sí, sí... perdón, olvido...

MARQUÉS. Y ustedes, ahora, tantean a Electra II para saber si salederecha o torcida. ¿Y qué resultado van dando las pruebas?

DON URBANO. Resultados obscuros, contradictorios, variables cada día,cada hora. Momentos hay en que la chiquilla nos revela excelsascualidades, mal escondidas en su inocencia; momentos en que nos parecela criatura más loca que Dios ha echado al mundo. Tan pronto le encantaa usted por su candor angelical, como le asusta por las agudezasdiabólicas que saca de su propia ignorancia.

MARQUÉS. Exceso de imaginación quizás, desequilibrio. ¿Es viva?

DON URBANO. Tan viva como la misma electricidad, misteriosa, repentina,de mucho cuidado. Destruye, trastorna, ilumina.

MARQUÉS ( levantándose). La curiosidad me abrasa ya. Vamos a verla.[12]

ESCENA III

EL MARQUÉS, DON URBANO; CUESTA, por el fondo.

CUESTA ( entra con muestras de cansancio, saca su cartera de negocios yse dirige a la mesa). Marqués... ¿tanto bueno por aquí...?

MARQUÉS. Hola, gran Cuesta. ¿Qué nos dice nuestro incansable agente...?

CUESTA ( sentándose. Revela padecimiento del corazón).

Elincansable...¡ay! se cansa ya.

DON URBANO. Hombre, ¿qué me dices del alza de ayer en el Amortizable?[9]

CUESTA. Vino de París con dos enteros.

DON URBANO. ¿Has hecho nuestra liquidación?

MARQUÉS. ¿Y la mía?

CUESTA. En ellas estoy... ( Saca papeles de su cartera y escribe conlápiz. ) Luego sabrán ustedes las cifras exactas. He sacado[10]

todo elpartido posible de la conversión.

MARQUÉS. Naturalmente... siendo el tipo de emisión de los nuevos valores79.50... habiendo adquirido nosotros a precio muy bajo el papelrecogido...

DON URBANO. Naturalmente...

CUESTA. Naturalmente, el resultado ha sido espléndido.

MARQUÉS. La facilidad con que nos enriquecemos, querido Urbano, enciendeen nosotros el amor de la vida y el entusiasmo por la belleza humana.Vámonos al jardín.

DON URBANO ( a Cuesta). ¿Vienes?

CUESTA. Necesito diez minutos de silencio para ordenar mis apuntes.[13]

DON URBANO. Pues te dejamos solo. ¿Quieres algo?

CUESTA ( abstraído en sus apuntes). No... Sí: un vaso de agua.

Estoyabrasado.

DON URBANO. Al momento. ( Sale con el Marqués hacia el jardín. )

ESCENA IV

CUESTA, PATROS.

CUESTA ( corrigiendo los apuntes). ¡Ah! sí, había un error. A los[11]de Yuste corresponden... un millón seiscientas mil pesetas.

Al Marquésde Ronda, doscientas veintidós mil. Hay que descontar las doce mil ypico, equivalentes a los nueve mil francos...

( Entra Patros con vasos de agua, azucarillos, coñac. Aguarda un momentoa que Cuesta termine sus cálculos. ) PATROS. ¿Lo dejo aquí, Don Leonardo?

CUESTA. Déjalo y aguarda un instante... Un millón ochocientos... con losseiscientos diez... hacen... Ya está claro.

Bueno, bueno... Con que,Patros... ( Echa mano al bolsillo, saca dinero y se lo da. )

PATROS. Señor, muchas gracias.

CUESTA. Con esto te digo que espero de ti un favor.

PATROS. Usted dirá, Don Leonardo.

CUESTA. Pues... ( revolviendo el azucarillo). Verás...

PATROS. ¿No pone coñac? Si viene sofocado, el agua sola puede hacerledaño.

CUESTA. Sí: pon un poquito... Pues quisiera yo... no vayas a tomarlo amala parte... quisiera yo hablar un ratito a solas con la señoritaElectra.

Conociéndome

como

me

conoces,

comprenderás que mi objeto es delos[14] más puros, de los más honrados. Digo esto para quitarte todoescrúpulo... ( Recoge sus papeles. ) Antes que alguien venga, ¿puedesdecirme qué ocasión, qué sitio son los más apropiados...?

PATROS. ¿Para decir cuatro palabritas a la señorita Electra?( Meditando. ) Ello ha de ser cuando los señores despachan con elapoderado... Yo estaré a la mira...

CUESTA. Si pudiera ser hoy, mejor.

PATROS. El señor ¿vuelve luego?

CUESTA. Volveré, y con disimulo me adviertes...

PATROS. Sí, Sí... Pierda cuidado. ( Recoge el servicio y se retira. )

ESCENA V

CUESTA; PANTOJA, enteramente vestido de negro. Entra en escenameditabundo, abstraído.

CUESTA. Amigo Pantoja, Dios le guarde. ¿Vamos bien?

PANTOJA ( suspira). Viviendo, amigo, que es como decir: esperando.

CUESTA. Esperando mejor vida...

PANTOJA. Padeciendo en ésta todo lo que el Señor disponga para hacernosdignos de la otra.

CUESTA. ¿Y de salud?

PANTOJA. Mal y bien. Mal, porque me afligen desazones y achaques; bien,porque me agrada el dolor, y el sufrimiento me regocija. ( Inquieto ycomo dominado de una idea fija, mira hacia el jardín. )

CUESTA. Ascético estáis.

PANTOJA. ¡Pero esa loquilla...! Véala usted correteando con los chicosdel portero, con los niños de Máximo y con otros de la vecindad. Cuandola dejan[15] explayarse en las travesuras infantiles, está Electra en susglorias.

CUESTA. ¡Adorable muñeca! Quiera Dios hacer de ella una mujer de mérito.

PANTOJA. De la muñeca graciosa, de la niña voluble, podrá salir un ángelmás fácilmente que saldría de la mujer.

CUESTA. No le entiendo a usted, amigo Pantoja.

PANTOJA. Me entiendo yo... Mire, mire como juegan.

( Alarmado. ) ¡Jesúsme valga![12] ¿A quién veo allí? ¿Es el Marqués de Ronda?

CUESTA. Él mismo.

PANTOJA. Ese corrumpido corruptor. Tenorio[13] de la generación pasada,no se decide a jubilarse por no dar un disgusto a Satanás.[14]

CUESTA. Para que pueda decirse una vez más que no hay paraíso sinserpiente.

PANTOJA. ¡Oh, no! ¡Serpiente ya teníamos! ( Nervioso y displicente, sepasea por la escena. )

CUESTA. Otra cosa: ¿no se ha enterado usted de la millonada que lestraigo?

PANTOJA ( sin prestar gran atención al asunto, fijándose en otra ideaque no manifiesta). Sí, ya sé... ya... Hemos ganado una enormidad.

CUESTA. Evarista completará su magna obra de piedad...[16]

PANTOJA ( maquinalmente). Sí.

CUESTA. Y usted dedicará mayores recursos a San José[15] de laPenitencia.

PANTOJA. Sí... ( Repitiendo una idea fija. ) Serpiente ya teníamos.( Alto. ) ¿Qué me decía usted, amigo Cuesta?

CUESTA. Que...

PANTOJA. Perdone usted... ¿Es cierto que el vecino de enfrente, nuestromaravilloso sabio, inventor y casi taumaturgo, piensa mudar deresidencia?

CUESTA. ¿Quién? ¿Máximo? Creo que sí. Parece que en Bilbao[16] y enBarcelona[17] acogen con entusiasmo sus admirables estudios para nuevasaplicaciones de la electricidad; y le ofrecen cuantos capitales necesitepara plantear estas novedades.

PANTOJA ( meditabundo). ¡Oh!... Capital, dentro de mis medios, yo se lodaría, con tal que...

ESCENA VI

PANTOJA, CUESTA; EVARISTA, DON URBANO, EL MARQUÉS,

que vienen deljardín.

EVARISTA ( soltando el brazo del Marqués). Felices, Cuesta.

Pantoja,¡cuánto me alegro de verle hoy!... ( Cuesta y Pantoja se inclinan y lebesan la mano respetuosamente. Siéntase la señora a la derecha; elMarqués, en pie, a su lado. Los otros tres forman grupo a la izquierdahablando de negocios. )[17]

MARQUÉS ( reanudando con Evarista una conversación interrumpida). Porese camino, no sólo pasará usted a la Historia, sino al AñoCristiano.[18]

EVARISTA. No alabe usted, Marqués, lo que en absoluto carece de mérito.No tenemos hijos: Dios arroja sobre nosotros caudales y más caudales.Cada año nos cae una herencia. Sin molestarnos en lo más mínimo nidiscurrir cosa alguna, el exceso de nuestras rentas, manejado enoperaciones muy hábiles por el amigo Cuesta, nos crea sin sentirlonuevos capitales. Compramos una finca, y al año la subida de losproductos triplica su valor; adquirimos un erial, y resulta que elsubsuelo es un inmenso almacén de carbón, de hierro, de plomo... ¿Quéquiere decir esto, Marqués?

MARQUÉS. Quiere decir, mi venerable amiga, que cuando Dios acumulatantas riquezas sobre quien no las desea ni las estima, indica muyclaramente que las concede para que sean destinadas a su servicio.

EVARISTA. Exactamente. Interpretándolo yo del mismo modo, me apresuro acumplir la divina voluntad. Lo que hoy me trae Cuesta, no hará más quepasar por mis manos, y con esto habré consagrado al Patrocinio[19] sietemillones largos, y aún haré más, para que la casa y colegio de Madridtengan todo el decoro y la magnificencia que corresponden a tan grandeinstituto...

Impulsaremos las obras de los colegios de Valencia[20] yCádiz.. .[21]

PANTOJA ( pasando al grupo de la derecha). Sin[18] olvidar, amiga mía, lacasa de enseñanzas superiores, que ha de ser santuario de la verdaderaciencia...

EVARISTA. Bien sabe el amigo Pantoja que no ceso de pensar en ello.

DON URBANO ( pasando también a la derecha). En ello pensamos noche ydía.

MARQUÉS. Admirable, admirable. ( Se levanta. ) EVARISTA ( a Cuesta, que también pasa a la derecha). Y

ahora, Leonardo,¿qué hacemos?

CUESTA ( sentándose al lado de Evarista, propone a la señora nuevasoperaciones). Nos limitaremos por hoy a emplear[22]

alguna cantidad endobles...

PANTOJA ( en pie a la izquierda de Evarista). O a prima.. .[23]

MARQUÉS ( paseando por la escena con Don Urbano). Me permitirá usted,querido Urbano, que proclamando a gritos los méritos de su esposa, noeche en saco roto los míos, los nuestros: hablo por mi mujer y por mí.Virginia ya lleva dado a Las Esclavas[24] un tercio de nuestra fortuna.

DON URBANO. De las más saneadas de Andalucía.[25]

MARQUÉS. Y en nuestro testamento se lo dejamos todo, menos la parte quedestinamos a ciertas obligaciones y a la parentela pobre...

DON URBANO. Muy bien... Pero, según mis noticias, no estuvo usted muyconforme, años ha, con que Virginia tuviera piedad tan dispendiosa.[19]

MARQUÉS. Es cierto. Pero al fin me catequizó. Suyo soy en cuerpo y alma.Me ha convertido, me ha regenerado.

DON URBANO. Como a mí mi Evarista.

MARQUÉS. Por conservar la paz del matrimonio, empecé a contemp