El problema de las palabras y las traducciones
¡Cómo cambia una palabra cuando se traduce de un idioma a otro! Algunos creen que es prácticamente imposible hacer una traducción literal, ya que las palabras tienen su identidad propia.
Un pequeño cambio por aquí y otro por allá alteran totalmente el sentido original.
Mi padre era buhonero en Costa Rica. Había venido de Polonia en 1927 y se dedicaba a vender diversos artículos de casa en casa.
No hablaba bien el español pero lo aprendía rápidamente. Cuando llegaba a caballo donde una familia campesina preguntaba:
“¿Puedo pasar adelante?”. Si querían comprarle le respondían
“Pase adelante”. El se ponía muy contento con los “pase adelante”
porque significaba que podía hacer su negocio. Sin embargo, un día le hizo la misma pregunta a una mujer nada amigable: ¿Puedo pasar adelante?”. La mujer no quería comprar y le respondió
“Mejor más adelante”. Pues él, todo contento, se metió en la sala.
La señora llamó a su fornido campesino y mi padre fue echado a la calle de una patada. Desde ese momento aprendió la diferencia sutil entre “pasar adelante” y “más adelante”, que para él fue la diferencia entre vender algo y recibir una patada en el trasero.
Pocas personas saben cuáles fueron los idiomas originales en que se escribió la Biblia. Los del Antiguo Testamento eran el hebreo y el arameo y el del Nuevo Testamento el griego. Jesús hablaba en arameo, por lo cual sus palabras circularon por años en forma oral en esa lengua hasta ser traducidas y escritas en griego16. La mayoría de los evangelistas no hablaba hebreo ni arameo y por lo tanto dependían de otros para traducir las enseñanzas de Jesús.
Existen partes del Antiguo Testamento cuyo original se perdió y 16 Thiede aduce que Cristo y algunos de sus discípulos hablaban arameo, griego y hebreo y que algunas enseñanzas fueron copiadas originalmente en varios idiomas. Sin embargo, la mayoría de los especialistas no apoyaría esta tesis. (C. P. Thiede, Jesus, p. 23), libro mencionado?
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sólo queda la traducción al griego. Esto nos lleva a la conclusión de que:
No tenemos casi ninguna palabra que Jesús hablara en arameo.
Las únicas excepciones son Talitha Cumi, en Marcos (5:41); Ephatha, en la historia del sordomudo (Marcos 7:34); y la más conocida: “Eloi Eloi Lama Sabathini” (“Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado?”). Sin embargo, ésta es una cita textual del Salmo 22 y es posible que no haya sido dicha por Cristo.
Como vimos, los evangelistas no hablaban el idioma original del Antiguo Testamento y eso los llevó a depender de su traducción al griego, conocida como la Septuaginta. Cuando canonizaron sus libros en 90 DC, los judíos consideraron que algunos de los libros de la Septuaginta no formaban parte de su Biblia. Por eso en la actualidad ni los judíos ni los protestantes la aceptan.
Pero el griego dejaría de ser la lengua común de Occidente y sería reemplazada por el latín. Poco a poco la gente dejó de hablar griego y comenzó a depender de otro idioma para leer la Biblia.
Como dice Lofmark, “la historia de la Biblia es la historia de sus traducciones”17.
San Jerome la tradujo al latín entre los años 383 y 405 DC. El era italiano pero aprendió griego y hebreo. Sabía que la Septuaginta tenía problemas de traducción (como veremos más adelante) e hizo la suya comparando la versión griega con la hebrea. Su traducción del Nuevo Testamento fue hecha a partir de los originales en griego y forma la base de la Vulgata (la Biblia en latín), que fue declarada oficial en el siglo VI DC. Esta se mantuvo así por mil años y para la Iglesia Católica es la versión oficial. El Concilio de Trento de 1546 la declaró la traducción auténtica.
Lutero, en el siglo XVI, hizo su propia traducción al alemán y ésta se acepta como autoridad entre las iglesias protestantes 17 Lofmark, pág. 35.
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alemanas. Lutero mantuvo grandes desacuerdos con la Vulgata y rechazó los libros del Antiguo Testamento que los judíos no aceptaban como parte de su Biblia. De ahí que la versión alemana sea más reducida. Su Nuevo Testamento apareció en 1522 y la Biblia completa en 1534. A partir de la Vulgata se hicieron traducciones a otros idiomas.
En teoría, el hecho de que se utilizaran tantos lenguajes distintos para escribir la Biblia no debería tener mayor impacto; sin embargo, sucede lo contrario. Veamos algunos ejemplos sencillos: Según el Evangelio, Jesús dijo “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Cielo”. Es una frase que suena raro porque los camellos no suelen pasar por el hueco de las agujas. Sin embargo, en arameo (la lengua de Cristo), la palabra “camello” se refiere a “soga”. Cristo posiblemente quiso decir que es más fácil que una soga pase por el hueco de una aguja. Sin embargo, ni camellos ni sogas pasan por los huecos de las agujas, por lo cual el significado es el mismo.
El arameo nos da también otros sentidos. En Jerusalén existía una puerta de entrada a la ciudad que se llamaba en arameo “El ojo de la aguja”. Cuando los camellos entraban en la ciudad debían inclinarse para pasar por ella. Era algo difícil pero no imposible, ya que se hacía todos los días. Si Cristo se refería a esta puerta, sus palabras no tendrían ya la connotación de imposible y los ricos tendrían su oportunidad.
Una traducción más polémica tiene que ver con las profecías de Isaías: “Y he aquí que la virgen (parthenos) concebirá y dará a luz un hijo” (Isaías, 7: 14-16). Estas palabras son usadas por Mateo y Lucas para indicarnos que Isaías había pronosticado que el Mesías nacería de una virgen. Sin embargo, leyeron a Isaías traducido al griego en la Septuaginta. En este idioma la palabra
“virgen” es la misma que se usa para “mujer joven”. En griego, la palabra “pártenos” se refiere a ambas mujeres (la virgen y la joven). En el hebreo original, sin embargo, no es así: la palabra 68
“almah”, que es la que usó Isaías, significa sólo “mujer joven”.
Virgen en hebreo es “betulah”. Este error de interpretación, nos dice el especialista bíblico Helms18, pudo haber llevado a estos evangelistas a narrar que el nacimiento de Cristo fue de una virgen, con tal de hacer coincidir la profecía con la realidad.
Un problema más serio se encuentra en la traducción de la famosa oración del Padrenuestro. En los Evangelios de Mateo y Lucas, la oración le pide al Señor que “nos dé el pan de cada día”, implicando el sustento diario. Sin embargo, en el Evangelio según los Hebreos se incluye una palabra distinta: “mahar”, que significa “mañana”. En este Evangelio Cristo no está hablando del pan de todos los días (la comida) sino del de mañana (espiritual).
Probablemente el sentido más cercano a lo que pudo haber dicho Cristo sería “Danos hoy el pan como una anticipación de la fiesta en el Cielo”19.
Otras traducciones omiten posiciones tolerantes de Cristo. En el Evangelio de Mateo, Cristo condena a quien “injurie gravemente”
a su hermano: “Pero yo le digo que cualquiera que se enoje con su hermano será condenado. Al que insulte a su hermano lo juzgará la Junta Suprema, y el que injurie gravemente a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno” (Mateo 5: 22). Sin embargo, algunos manuscritos recién descubiertos demuestran otra cosa.
El Nuevo Testamento Pesita, usado por los pueblos que hablaban el arameo en Palestina, Mesopotamia, Persia y el Sur de la India, conserva el significado original del tipo de injuria.
Los manuscritos del Nuevo Testamento Pesita fueron traducidos recientemente por George M. Lamsa y Karl Sumnerknopf del arameo original. En el Sermón de la Montaña Cristo usa la palabra “Lellu”, que era una manera despectiva de referirse a la homosexualidad. El texto original de Mateo 5:22 decía: “Si te enojas con tu hermano, serás llevado a la corte, y si llamas a tu 18 Randel Helms. Gospel Fictions. Prometheus Books. New York, 1989, p.16.
19 Graham N. Stanton. The Gospels and Jesus. The Oxford Bible Series. Oxford University Press. United Kingdom, 1989.
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hermano afeminado serás arrestado, pero si llamas a alguien que es tu hermano ´maricón´, terminarás en el infierno”. Estas palabras de Jesús fueron “escondidas” al traducirlas al griego 20.
Sin embargo, las traducciones más atrevidas, como veremos a continuación, son las que tienen que ver con las supuestas condenas de la homosexualidad.
20 Paul Johnson. Gays and The Bible. P. O. Box 2972, Pomona, CA, 1981, p.44.
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