Expedición de Catalanes y Argoneses al Oriente by D. Francisco de Moncada - HTML preview

PLEASE NOTE: This is an HTML preview only and some elements such as links or page numbers may be incorrect.
Download the book in PDF, ePub, Kindle for a complete version.

EL CONDE DE OSONA

AL LECTOR

Si no tuviéramos tan repetidas pruebas del descuido, con que antes deahora se han mirado los mas preciosos monumentos de nuestros mejoresEscritores, pudiera serla la presente obra, á quien ni la dignidad de suAutor, ni la grandeza del asunto, ni la elegancia del estilo pudieroneximir de la fatal suerte que otras de no inferior mérito hanexperimentado. Lo cierto es que desde el año de MDCXXIII en que salió áluz, no ha vuelto á imprimirse; y así por su rareza solo era conocida dealgunos curiosos con no poco menoscabo de la gloria inmortal que por suesfuerzo invencible supieron adquirirse los Catalanes y Aragoneses en sufamosa Expedicion contra Turcos y Griegos. Hazañas tan memorablesmerecían una pluma delicada que las escribiese segun correspondia. Talera la de DON FRANCISCO DE MONCADA, no menos célebre por la espada, quepor la pluma; y digno de ser tan conocido, como merece la grandeza de suingenio y de su alto nacimiento. Y así nos parece muy debido no omitiren este lugar las curiosas noticias, que de su vida y escritos nos dejórecogidas DON VICENTE JIMENO en los Escritores del Reino de Valencia (t.i. p. 326 y 327.) obra trabajada con mucha puntualidad, erudicion yjuicio. ¡Ojala tuviéramos otras iguales á esta de los demás Reinos deEspaña!. Dice pues:

DON FRANCISCO DE MONCADA, tercero Marqués de Aytona, Conde de Osona,Señor de las Baronias de Oz, Aljafarin, Callosa, Tarbena, y otras:segundo Julio César en la valentía de la Espada y rasgo de la pluma;nació en la ciudad de Valencia, siendo su abuelo Don Francisco, primerMarqués de Aytona, Virrey de este Reino; y fué bautizado en la IglesiaParroquial de San Esteban Protomartyr en la pila de San Vicente Ferrer,Lunes á 29 de Diciembre del año 1586. Fueron sus padres Don Gaston deMoncada, segundo Marqués de Aytona, Virrey de Cerdeña y Aragon,Embajador en la Córte de Roma; y Doña Catalina de Moncada, Baronesa deCallosa. Desde sus tiernos años se habia dedicado D. FRANCISCO alestudio de las letras, y de las lenguas Latina y Griega. Casón con DoñaMargarita de Castro y Alagón, Baronesa de Laguna, y Vizcondesa de Isla;y tuvieron por hijo y sucesor á Don Guillén Ramon de Moncada, á quien D.Nicolás Antonio llama, no Oton como dice Rodríguez sino Gaston, (locorrige después en el mismo tomo, llamándole Guillén Ramon) el cual fuéVirrey de Galicia, Gobernador de la Corona en la menor edad de Cárlos IIy Escritor como Don Francisco su Padre-.

Fué D. FRANCISCO Consejero de Estado y Guerra, Embajador Real en laCórte de Alemania, cerca del emperador Ferdinando II. Mayordomo Mayor deDoña Isabel Clara Eugenia, Infanta de España, Señora propietaria de losEstados de Flandes, y despues de la muerte de esta Princesa Gobernadorde los mismos Estados por el Rey Felipe IV, y Generalísimo de sus Armas,mientras no fué á gobernarlas el Cardenal Infante Don Fernando, hermanodel Rey. Los elogios que se mereció con sus valerosas hazañas yacreditado gobierno fueron tantos, que apenas hay historiador que lemencione, que no prorrumpa en alabanzas suyas.

Murió de enfermedad; perocoronado de laureles y en brazos de la fama, en el campo de Goch de laProvincia de Cleves en el año 1635, después de haber derrotado dosejércitos enemigos, á los 49 años de edad. Las obras que escribió sonestas.

Expedicion de Catalanes y Aragoneses contra Turcos y Griegos. EnBarcelona por Lorenzo Deu 1623 en 4.º

La publicó siendo Conde de Osona,que era el Título del Mayorazgo de su Casa.

Vida de Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio. Se imprimió despues dela muerte del Autor en Francfort por Gaspar Rotelio 1642 en 16.

Genealogía de la Casa de los Moncadas. La insertó Pedro de Marca, AutorFrancés, grave y noticioso en su Historia de Bearne, impresa en París elaño 1640 como atestigua el Maestro Fray Joseph Gomez de Porres,Carmelita. El mismo Conde la envió á Pedro de Marca el cual imprimiótambien dos Cartas latinas que el Conde le habia escrito. EstaGenealogía, en la cual habla de los Condes de Bearne, son las Notas MSSque le atribuye D. Nicolás.

Antigüedad del Santuario de Monserrate. Acuerdan esta obra Gomez y Rodriguez.

Hasta aquí JIMENO. A cuyas noticias, si no temiéramos alargar demasiadoesta prefacion, pudiéramos añadir otras y varios elogios de nuestroAutor, que pueden verse en la Biblioteca Valentina del citado M.

FrayJoseph Rodriguez; sin embargo no podemos dejar de admirar, que ni estosdos eruditos, ni Nicolás Antonio, que en su Biblioteca Española apenasdeja de dar á cada obra y Autor el merecido elogio no le hiciesen de lasdel nuestro con la debida puntualidad; acaso porque no lograrianleerlas, por ser tan raras. La que ahora vuelve á salir á luz, merececon razon el elogio que le dá el Marqués de Mondéjar en la carta á laDuquesa de Averio, en que hace juicio de los más principalesHistoriadores de España, impresa por Don Gregorio Mayans al fin de lasAdvertencias de Mondéjar á Mariana, §. XIX. P. 114 llamándola cultísimolibro. A la verdad yo no hallo ninguno, que en su género le hagaventaja; aunque entre en su número el de la Guerra de Granada de D.DIEGO DE MENDOZA; porque si se consideran las prendas que deben adornaruna historia, en ambas se hallan en sumo grado; si la elegancia y purezade estilo, en que algunos dan el primer lugar á MENDOZA entre losEscritores Españoles, no es inferior en esto MONCADA; antes bien meparece el de este mas dulce y sin mezcla de afectacion alguna. De suerteque el primero parece haberse propuesto imitar á Salustio y Tacito; yasí unas veces ama la oscuridad, y otras deja dislocadas y sin sentidolas clausulas; sino es que esto sea mas bien vicio de los Codices quedel Autor; pero MONCADA imitando á Julio César en la pluma, como lohabia hecho con la espada, es tan puro y elegante como él; porquenuestra lengua como hija de la Latina es capaz de admitir todos susprimores; y no le es inferior en la ciencia militar, y en los consejospolíticos que á menudo mezcla con oportunidad.

En el Prólogo al Lector, que preceda á la primera edicion, advierte elimpresor, que por ausencia del Autor se habian cometido algunosdefectos, que solo su presencia podia haber remediado; en esta se haprocurado enmendarlos en lo posible, sin faltar á la exactitud ycircunspecion, con que debe procederse en los trabajos ajenos.

LIBRO PRIMERO.

PROEMIO.

Mi intento es escribir la memorable Expedicion y Jornada, que losCatalanes y Aragoneses hicieron á las Provincias de Levante, cuando sufortuna y valor andaban compitiendo en el aumento de su poder yestimacion, llamados por Andronico Paleologo Emperador de Griegos, ensocorro y defensa de su imperio y casa. Favorecidos y estimados en tantoque las armas de los Turcos le tuvieron casi oprimido, y temió superdicion y ruina; pero despues que por el esfuerzo de los nuestrosquedó libre de ellas, mal tratados y perseguidos con gran crueldad yfiereza bárbara; de que nació la obligacion natural de mirar por sudefensa y conservacion, y la causa de volver sus fuerzas invenciblescontra los mismos Griegos, y su Príncipe Andronico; las cuales fuerontan formidables, que causaron temor y asombro á los mayores Príncipes deAsia y Europa, perdicion y total ruina á muchas naciones y Provincias, yadmiracion á todo el mundo.

Obra será esta, aunque pequeña por eldescuido de los antiguos, largos en hazañas, cortos en escribirlas,llena de varios y estraños casos, de guerras continuas en regionesremotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosas, desangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistasacabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes yAragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, ydespues instrumento de los grandes castigos que Dios hizo en ellas.Vencidos los Turcos en el primer aumento de su grandeza Othomana,desposeidos de grandes y ricas Provincias de la Asia menor, y á vivafuerza y rigor de nuestras espadas encerrados en lo mas áspero ydesierto de los montes de Armenia. Después vueltas las armas contra losGriegos, en cuyo favor pasaron, por librarse de una afrentosa muerte, yvengar agravios que no se pudieran disimular sin gran mengua de suestimacion y afrenta de su nombre. Ganados por fuerza muchos Pueblos yCiudades, desbaratados y rotos poderosos ejércitos, vencidos y muertosen campo Reyes y Príncipes, grandes Provincias destruidas y desiertas,muertos, cautivos, ó desterrados sus moradores; venganzas merecidas masque licitas. Thracia, Macedonia, Tesalia, y Beocia penetradas y pisada ápesar de todos los Príncipes y fuerzas del Oriente, y últimamente muertoá sus manos el Duque de Athenas con toda la nobleza de sus vasallos, yde los socorros de Franceses y Griegos ocupado su estado, y en élfundado un nuevo señorío. En todos estos sucesos no faltaron traiciones,crueldades, robos, violencias, y sediciones, pestilencia comun, no solode un ejército colecticio y débil por el corto poder de la supremacabeza, pero de grandes y poderosas Monarquias. Si como vencieron losCatalanes á sus enemigos, vencieran su ambicion y codicia, no excediendolos límites de lo justo, y se conservarán unidos, dilataran sus armashasta los últimos fines del Oriente, y viera Palestina y Jerusalen,segunda vez las banderas cruzadas. Porque su valor y disciplina militar,su constancia en las adversidades, sufrimiento en los trabajos,seguridad en los peligros, presteza en las ejecuciones, y otras virtudesmilitares las tuvieron en sumo grado, en tanto que la ira no laspervirtió. Pero el mismo poder que Dios les entregó para castigar yoprimir tantas naciones, quiso que fuese el instrumento de su propiocastigo.

Con la soberbia de los buenos sucesos, desvanecidos con suprosperidad, llegaron á dividirse en la competencia del gobierno;divididos á matarse, con que se encendió una guerra civil, tan terribley cruel, que causó sin comparacion mayores daños y muertes, que las quetuvieron con los extraños.

CAPITULO I.

Estado de los Reinos y Reyes de la casa de Aragon por este tiempo.

Antes de dar principio á nuestra historia, importa para su enteranoticia decir el estado en que se hallaban las provincias y Reyes deAragon, sus ejércitos y armadas, sus amigos y enemigos; principiosnecesarios para conocer donde se funda la principal causa de estaexpedicion. El Rey Don Pedro de Aragon, á quien la grandeza de sushechos dió renombre de Grande, hijo de Don Jaime el Conquistador fuécasado con Gostanza hija de Manfredo Rey de Sicilia, á quien Cárlos deAnjou con ayuda del Pontífice Romano, enemigo de la sangre de FedericoEmperador, quitó el Reino y la vida. Quedo Cárlos con su muerte Príncipey Rey de las dos Sicilias, y más después que el infeliz Coradino, últimoPríncipe de la casa de Suevia, roto y deshecho, vino preso á sus manos,y por su órden y sentencia, se le cortó la cabeza en público cadahalso,para eterna memoria de una vil venganza, y ejemplo grande de la variedadhumana. Don Pedro Rey de Aragon no se hallaba entónces con fuerzas parapoder tomar satisfacion de la muerte de Manfredo y Coradino, ni despuésde ser Rey le dieron lugar las guerras civiles, porque los Moros deValencia andaban levantados, y los Barones y Ricos hombres d Cataluñaestaban desavenidos y mal contentos; y tambien porque mostrándoseenemigo declarado de Cárlos, provocaba contra sí las armas de Francia, ylas de la Iglesia, formidables por lo que tienen de divinas; los Reinosde Sicilia y Nápoles lejos de los suyos, sus armas ocupadas endefenderse de los enemigos mas vecinos. Todas estas dificultadesdetenian el ofendido ánimo del Rey, pero no de manera, que borrasen lamemoria del agravio. En unas vistas que tuvo con el Rey de FranciaFilipe su cuñado, entrevino Cárlos hijo del Rey de Nápoles, y deseandoel Rey de Francia que fuesen amigos y se hablasen, siempre Don Pedro seescusó, y mostró en el semblante el pesar y el disgusto que tenia en elcorazon, de que todos quedaron mal satisfechos y desabridos, y sin dudaentónces Cárlos se previniera y armara, si creyera que las fuerzas delRey de Aragon fueran iguales á su ánimo y pensamiento.

Pero el cielo selas dió bastantes para tomar entera y justa satisfacion de la sangreinocente de Coradino por medios tan ocultos, que no se supieron hastaque la misma ejecucion los publicó.

Los míseros Sicilianos incitados de la insolencia Francesa, desenfrenadaen su afrenta y deshonor, tomaron las armas, y con aquel famoso hechoque comunmente llaman Vísperas Sicilianas, sacudieron de la cervizpública el insufrible yugo de los Franceses, y de Cárlos, queinjustamente los opremia, dejándoles al arbitrio y sujecion de ministrosinjustos; causa que las mas veces produce mudanzas en los estados, ycasos miserables en sus Príncipes. Acudió luego Cárlos con poderosoejército á castigar el atrevimiento y rebeldía de los súbditos. Ellosviendo cerrada la puerta á toda piedad y clemencia, pusieron laesperanza de su remedio y amparo en Don Pedro Rey de Aragon, que en estasazon se hallaba en Africa, como verdadero Príncipe Christiano, conejército victoriso y triunfante de muchos Jeques y Reyes de Berbería,asistidos de la mayor parte de la nobleza y soldados de sus Reinos.Llegaron ante su presencia los Embajadores de Sicilia, llenos delagrimas, luto y sentimiento; bastantes con esta triste demostracion ámover no solo el ánimo de un Rey ofendido por particular agravio, peroel de cualquier otro que como hombre sintiera. Acordaronle la muertedesdichada de Manfredo, y la afrentosa de Coradino, facilitaronle lavenganza con ayuda de los pueblos de Sicilia, tan aficionados á sunombre y enemigos del de Francia. Ultimamente le propusieron el estadopeligroso de su libertad, vidas y haciendas, si no les amparaba suvalor; por que ya Cárlos estaba sobre Mecina, y amenazaba el rigor de sucastigo un lastimoso fin á todo el Reino. Movido de estas razones y delas que su venganza le ofrecia, acudió antes que su fama á Trapana contodo su poder, y fué con tanta presteza sobre su enemigo, que apenassupo Cárlos que venia, cuando vió sus armas, y se halló forzado álevantar el sitio y retirarse afrentosamente á Calabria.

Con este hecho el Pontifice como amigo, y el Rey de Francia como deudo,descubiertamente se mostraron favorecedores de Cárlos, y enemigos de DonPedro, y tomaron contra él las armas. El Rey de Castilla que por eldeudo y amistad debiera ayudarle, se salió á fuera, y se inclinó áseguir el mayor poder. Don Jaime Rey de Mallorca, su hermano, tambien ledesamparó, dando ayuda y paso por sus estados á sus contrarios, aunquese escusó con las débiles fuerzas de su Reino, desiguales á la defensa yoposicion de tan poderoso enemigo; disculpa con que muchas veces losPríncipes pequeños, encubren lo mal hecho, atribuyendo á la necesidad loque es ambicion. Don Pedro con esto se halló sin amigos, solo acompañadode su valor, fortuna, y razon de satisfacer el ultraje y afrenta de sucasa. Al tiempo que le juzgaron todos por perdido, venció á sus enemigosvarias veces, reforzados de nuevas ligas y socorros, todo los deshizo yhumilló en mar, en tierra. Mantuvo el nombre de Aragon en granreputacion y fama, y fué el primer Rey de España, que puso sus banderasvencedoras en los Reinos de Italia, sobre cuyo fundamento hoy se miralevantada su Monarquía. Hechado Cárlos de Sicilia, intentó con mayorpoder reducirla á su obediencia, y en esta hubo grandes y notablesacontecimientos; pero siempre la casa de Aragon, se aseguró en el Reinocon victorias, no solo contra el poder de Cárlos, pero de todos losmayores Príncipes de Europa que le ayudaban.

Murieron ambos Reyes competidores en la mayor furia y rigor de laguerra, y por derecho de sucesion heredó á Cárlos Rey de Nápoles, suhijo primogénito del mismo nombre, que en este tiempo se hallaba presoen Cataluña. A Don Pedro Rey de Aragon sucedieron sus dos hijos, Alfonsomayor en los Reinos de España, Jaime en el de Sicilia. Prosiguiose laguerra hasta la muerte de Alfonso, que por morir sin hijos fué Don Jaimellamado á la sucesion, y hubo de venir á estos Reinos, dejando enSicilia á Don Fadrique su hermano, para que la gobernase y defendiese ensu nombre. Después de su vuelta á España Don Jaime, recuperadas algunasfuerzas de sus Reinos, renunció el de Sicilia á la Iglesia, temiendo quelas armas Castellanas, Francesas y Eclesiásticas á un mismo tiempo no leacometiesen, y persuadido de su madre Gostanza, que como mujer desingular santidad, quiso más que su hijo perdiese el Reino, que alargarmás tiempo el reconciliarse con la Iglesia. Enviaronse á Sicilia paraponer en efecto la renunciacion Embajadores de parte de Don Jaime y deGostanza, y entregar el Reino á los Legados del Pontífice Romano. Perola gente de guerra y los naturales indignados de la facilidad, con quesu Rey renunciaba lo que con tanto trabajo y sangre se habia adquirido ysustentado, y les entregaba tan sin piedad á sus enemigos, de quienforzosamente habian de temer servidumbre y muerte; pareciéndoles á losSicilianos cierto el peligro, y á los Catalanes y Aragoneses mengua dereputacion, que lo que no pudieron las armas de sus contrarios alcanzaren tantos años, se alcanzase por una resolucion de un Rey malaconsejado, volvieron á tomar las armas, y oponiéndose á los Legados,persuadieron á Don Fadrique como verdadero sucesor del padre y delhermano, que se llamase Rey, y tomase á su cargo la defensa comun.

Fué facil de persuadir un Príncipe de ánimo levantado, en lo mas floridode su juventud, y que por otro medio no podia dejar ser vasallo y sujetoá las leyes del hermano: ocasion bastante, cuando no fuera ayudada detanta razon, á precipitar los pocos años de Don Fadrique. Llamose Rey, ycomo á tal le admitieron y coronaron. Prevínose para la guerra cruel quele amenazaba, asistido de buenos soldados, y del Pueblo fiel y pronto ásu conservacion, teniéndole por segundo libertador de la Patria. Opusoseluego á Cárlos su mayor y mas vecino enemigo, al Papa que amparaba ydefendia su causa, y al Rey Don Jaime, que de hermano se le declaróenemigo, cuyas fuerzas juntas le acometieron y vencieron en batallanaval, con que la guerra se tuvo por acabada, y Don Fadrique porperdido. Pero la oculta disposicion de la providencia Divina, quealgunas veces fuera de las comunes esperanzas muda los sucesos para queconozcamos que sola ella gobierna y rige, Don Fadrique se mantuvo en suReino, con universal contento de los buenos, asombro y terror de susenemigos, y gloria de su nombre.

Deshizose poco después la liga, por apartarse de ella Don Jaime Rey deAragon, con gran sentimiento y quejas de sus aliados, porque sin lasfuerzas de Aragon parecia cosa fatal y casi imposible vencer un rey desu misma casa, y la experiencia lo mostró, pues apartado Don Jaime de laliga, siempre los enemigos de Don Fadrique fueron perdiendo, y élacreditándose con victorias, hasta forzarles á tratar de pacesquedándose con el Reino; cosa que de solo pensarla se ofendian.Concluyéronse después de algunas contradicciones, y se establecieron conmayor firmeza con el casamiento, que luego se hizo de Leonor hija deCárlos con Don Fadrique, con que el Reino quedó libre y sin recelo devolver á la servidumbre antigua, y el Rey pacífico señor del estado quedefendió con tanto valor. El Rey Don Jaime su hermano sustentaba susReinos de Aragon, Cataluña, y Valencia con suma paz y reputacion, amadode los súbditos, temido de los infieles, poderoso en la mar, servido defamosos capitanes, aguardando ocasion de engrandecer su corona áimitacion d sus pasados. El Rey de Mallorca Príncipe el menor de la casade Aragon gozaba pacíficamente el señorío de Mompeller, Condados deRocellon, Cerdaña, y Conflent, difíciles de conservar, por estadivididos, y tener vecinos mas poderosos, entre quien siempre fueronfluctuando sus pequeños Reyes; pero por este tiempo vivia conreputacion, y con igual fortuna que los otros Reyes de su casa.

CAPITULO II.

Eleccion de General.

Tenian los Reinos de Aragon, Mallorca y Sicilia el estado que habemosreferido, cuando los soldados viejos, y Capitanes de opinion, quesirvieron al gran Rey Don Pedro, á Don Jaime su hijo, y últimamente áDon Fadrique en esta guerra de Sicilia, juzgándola ya por acabada,hechas las paces mas seguras por el nuevo casamiento de Leonor conFadrique, vínculo de mayor amistad entre los poderosos, en tanto que elinterés y la ambicion no le disuelven y deshacen, deshecho causa de masviva enemistad y odios implacables, pareciéndoles que no se podiaesperar por entónces ocasion de rompimiento y guerra, trataron deemprender otra nueva contra infieles y enemigos del nombre cristiano enProvincias remotas y apartadas.

Porque era tanto el esfuerzo y valor deaquella milicia, y tanto el deseo de alcanzar nuevas glorias y triunfos,que tenian á Sicilia por un estrecho campo para dilatar engrandecer sufama; y así, determinaron de buscar ocasiones arduas, trancespeligrosos, para que esta fuese mayor y mas ilustre.

Ayudaban á poner en ejecucion tan grandes pensamientos dos motivos,fundados en razón de su conservacion. El primero fué la poca seguridadque habia de volver á España su patria, y vivir con reputacion ella, porhaber seguido las partes de Don Fadrique con tanta obstinacion contraDon Jaime su Rey y señor natural; que auque Don Jaime no era Príncipe deánimo vengativo, y se tenía por cierto, que pues en la furia de laguerra contra su hermano no consintió que se diesen por traidores losque le siguieron, menos quisiera castigar á sangre fria lo que pudo, yno quiso en el tiempo que actualmente le estaban ofendiendo, siguiendolas banderas de su hermano contra las suyas. Pero la Majestad ofendidadel Príncipe natural, aunque remita el castigo, queda siempre viva en elánimo la memoria de la ofensa; y aunque no fuera bastante para hacerlesagravios, por lo menos impidiera el no servirse de ellos en los cargossupremos: cosa indigna de lo que merecían sus servicios, nobleza ycargos administrados en paz y guerra. El segundo motivo, y el que mas leobligó á salir de Sicilia, fué ver al Rey imposibilitado de poderlessustentar con la largueza que antes, por estar la hacienda Real y Reinodestruidos por una guerra de veinte años, y ellos acostumbrados á gastarcon exceso la hacienda ajena como la propia cuando les faltaban despojosde pueblos y ciudades vencidas. Como entre ambas cosas cesaron hechaslas paces, y fenecida la guerra, juzgaron por cosa imposible reducirse ávivir con moderacion.

El Rey Don Fadrique, y su padre y hermano, con su asistencia en laguerra, y como testigos de las hazañas, industria y valor de lossúbditos, pocas veces se engañaron en repartir las mercedes; porquedieron más crédito á sus ojos, que á sus oidos, y siempre el premio álos servicios, y no al favor. Con esto faltaban en sus Reinos quejosos ymal contentos, pero no pudieron dar á todos los que le sirvieron estadosy haciendas, con que algunos quedaron con menos comodidad que susservicios merecian. Pero como vieron que los Reyes dieron con sumaliberalidad y grandeza lo que lícitamente pudieron á los mas señaladosCapitanes, atribuyeron solo á su desdicha, y á la virtud, y valorincomparable de los que fueron preferidos, el hallarse inferiores.

Estas fueron las causas que movían los ánimos en comun para tratar deengrandecer en nuevas empresas y conquistas. Los más principalesCapitanes que animaban y alentaban á los demás, fueron cuatro, debajo decuyas banderas, sirvieron Roger de Flor Vicealmirante de Sicilia,Berenguer de Entenza, Ferran Jimenez de Arenós, ambos ricos hombres, yBerenguer de Rocafort; todos conocidos y estimados por soldados degrande opinion. Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores yamigos, y hallándoles con buena disposicion y ánimo de seguirles encualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese más útily honrosa. Para la conclusion de este trato se juntaron en secreto, yantes de discutir sobre su expedicion, quisieron darle cabeza; porquesin ella fuera inútil cualquier consejo y determinacion, faltando quienpuede y debe mandar. Con acuerdo comun de los que para esto se juntaron,fué nombrado por General Roger de Flor Vicealmirante, poderoso en lamar, valiente y estimado soldado, práctico y bien afortunado marinero,persona que en riquezas y dinero excedia á todos los demas Capitanes;causa principal de ser preferido.

CAPITULO III.

Quien fué Roger de Flor.

Nació Roger de Flor, á quien los nuestros eligieron pro General ysuprema cabeza, en Brindiz de padres nobles, su padre fué Alemán,llamado Ricardo de Flor, cazador del Emperador Federico su madreItaliana, y natural del mismo lugar. Murió Ricardo en la batalla queCárlos de Anjou tuvo con Coradino, cuyas partes seguia, por ser nieto deFederico su Príncipe y señor. Cárlos insolente con la victoria, despuésde haber cortado la cabeza á Coradino, confiscó las haciendas de todoslos que tomaron las armas en su ayuda. Con esta pérdida quedó Roger y sumadre con suma pobreza, y con la misma se crió hasta la edad de quinceaños, que un caballero Francés, religioso del Temple, llamado Yassaill,se le aficionó con ocasion de asistir en Brindiz, con el Alcon nave delTemple, cuyo Capitan era. Navegó juntamente con él Roger algunos años, yganó tan buena opinion en el ejercicio que profesaba, que la Religion lerecibió por suyo, dándole el hábito de fray sargento, en aquel tiempocasi igual al de caballero. Con el Roger comenzó á ser conocido y temidoen todo el mar de Levante, al tiempo que Prolemayde, dicha por otronombre Acre, se rendió á las armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto,Roger, como refiere Pachimerio, era uno de los asistian en un Conventodel Temple; y viendo que la ciudad no se podia defender, recogió muchosCristianos en un navío, con la hacienda que pudieron escapar de lacrueldad y furia de los Bárbaros.

No le faltaron á Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos desus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haciéndole cargoque se habia aprovechado por caminos no debidos á su profesion, ydefraudado los derechos comunes, y alzádose con todos los despojos desacó de Acre; que como ya esta célebre y famosa Religion se hallaba ensu última vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecidocon los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, yambicion habian ocupado sus ánimos en lugar del antiguo valor, y de lamucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados yvenerados en todas las Provincias.

Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger tuvoalguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su cabeza,y ruindad de sus hermanos, no le pareció aguardar en Marsella, donde ála sazon se hallaba, sino retirarse á lugar más seguro, y dar tiempo áque la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso á Génova,donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de Oria, armóuna galera, y con ella fué á Nápoles, y ofreciese al servicio de RobertoDuque de Calabria, á tiempo que se prevenia y armaba para la guerracontra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su ofrecimiento, y delánimo con que se le ofrecía, juzgándole por tan corto como el socorro.Obligó á Roger este desprecio á que se fuese á servir á Don Fadrique suenemigo, de quien fué admitido con muchas muestras de amor yagradecimiento: efectos no solo de su ánimo generoso, y condicionapacible para con los soldados, pero de la fuerza de la necesidad de laguerra; porque no fuere cordura desechar al que voluntariamente ofrecesu servicio en tiempos tan apretados, como en los que corren riesgo lavida y libertad, y cuando se apartan los mayores amigos, y obligados. Elque llega á ser amigo en los peligros y cuando el Príncipe es acometidode armas mas poderosas, sin obligacion de naturaleza y fidelidad desúbdito, debe ser admitido y honrado, aunque le traiga su propiointerés, ó algun desprecio, ó agravio del contrario, que cuanto másofendido, más util y seguro será su servicio.

Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Rogeracreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas vecesplazas apretadas del enemigo, y con la pequeña armada, que llevaba á sucargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de Nápoles,con que llegó á ser Vicealmirante, y en menos de tres años hizo cosastan señaladas, que fué una de las mas principales causas de conservar ásu Príncipe en Sicilia, alcanzando juntamente para sí nombre inmortal, yriquezas mas que de vasallo. En este estado se hallaba Roger cuando letomaron los Catalanes y Aragoneses por General en la empresa queintentaban.

CAPITULO IV.

Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca.

Los Capitanes trataron con el nuevo General cual sería la másconveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer deofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleólogo casi oprimidode las armas de los turcos; porque á mas de que Andronico se tenía porcierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso de lafidelidad de los suyos, era Príncipe que tenía poca correspondencia conel Papa, á quien Roger temia por haber maltratado en tiempo de guerralas Provincias de la Iglesia, y siempre vivía con recelos de que el Papapidiese á Don Fadrique su persona como de Religioso Templario, paravengarse de él entregándole á su Maestre y Religion. Y aunque no sepodia esperar de la grandeza de Don Fadrique hecho tan feo, pero comolos Reyes alguna veces no miden sus intereses con lo que deben á suestimacion y fama, olvidan con facilidad los servicios por otras mayoresconveniencias. Y pudiera ser que rehusando Don Fadrique el entregar áRoger, fuera ocasion de rompimiento y guerra; y así no quiso Roger ponerá Don Fadrique en nuevos cuidados, ni su libertad en peligro si sequedára en Sicilia. Pachimerio dice que el Papa se le pidió á DonFadrique, y que juzgando no ser justo entregar á quien tambien le habiaservido, ofreció entonces de escribir y rogar al Emperador Andronico letrajese á su servicio; porque de esta manera saldria honrado de sustierras, y el Papa no podria quejarse de que él amparaba los fugitivosde las Religiones. Pero en este caso me parece dar más crédito áMontaner; porque al principio de este capítulo escribe Pachimerio, quesi en esta relacion se apartáre de la verdad, no tendrá la culpa elescritor, sino la fama de quien él lo supo, y como la que corria entrelos Griegos de nuestras cosas, era siempre falsa, no se le debe de darcrédito en lo que difiere de Montaner, y facilmente en este caso lespodemos conciliar; porque solo difieren, en que Pachimerio dá porconstante que el Papa pidió la persona de Roger á Don Fadrique, yMontaner dice que se temió el caso, pero no que sucedió; y así no fuémucho que la fama de tan lejos añadiese lo demás.

Después de haber resuelto todos la jornada, y platicado por algunos diaslos medios más convenientes para su ejecucion, dieron cargo á Roger quehablase á Don Fadrique, y le descubriese sus intentos, y le suplicase departe de todos que los favoreciese, porque no fuera justo que se trátarapúblicamente, sin haber precedido su consentimiento y gusto. Roger vinoá Mesina, donde el Rey estaba, poco después de concluido su casamientocon Leonor hija de Cárlos; y acab