Historia de la Literatura y del Arte Dramático en España -Tomo II by Adolfo Federico Conde de Schack - HTML preview

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trabaje

siempre

Por

la

mañana

y

la

tarde,

Pero

por

la

noche

duerme:

No

tiene

á

quién

contentar

Sino á un amo ó dos que tiene,

Y

haciendo

lo

que

le

mandan

Ya

cumple

con

lo

que

debe:

Pero

estos

representantes,

Antes

que

Dios

amanece,

Escribiendo

y

estudiando

Desde

las

cinco

á

las

nueve,

Y

de

las

nueve

á

las

doce

Se

están

ensayando

siempre;

Comen,

vanse

á

la

comedia,

Y

salen

de

allí

á

las

siete:

Si

cuando

han

de

descansar

Los

llaman

el

presidente,

Los

oidores,

los

alcaldes,

Los

fiscales,

los

regentes:

Y

todos

van

á

servir

A

cualquier

hora

que

quieren,

Que es eso aire, yo me admiro

Cómo

es

posible

que

pueden

Estudiar

toda

su

vida,

Y

andar

cavilando

siempre,

Pues no hay trabajo en el mundo

Que

puede

igualarse

á

éste:

Con

el

agua,

con

el

sol,

Con

el

aire,

con

la

nieve,

Con

el

frío,

con

el

hielo

Y

comer

y

pagar

fletes:

Sufrir

tantas

necedades,

Oir

tantos

pareceres,

Contentar

á

tantos

gustos

Y dar gusto á tantas gentes.»

El autor de la novela ya citada, de Alonso, mozo de muchos amos, trazaun cuadro parecido de los sufrimientos de los actores, cuando, como losgitanos, han de encaminarse de un pueblo á otro cada quince días,lloviendo y nevando[129].

Más adelante se queja con frecuencia de la conducta del público, y de ladificultad de que haga justicia, y más particularmente de los asistentesal patio, á los cuales, aludiéndose á la soldadesca grosera yalborotadora de aquella época, se les puso el nombre de mosqueteros por los escándalos y la algazara, con que expresaban su desagrado á losactores y á las comedias. A este propósito dice Rojas ( Viajeentretenido, pág. 136) lo siguiente:

«Desdichado

del

autor

Que

aquí

como

el

sastre

viene

Con farsas, que aunque sean buenas

Que ha de errar cuando no yerre.

Pues

si

uno

habla

tan

presto,

No

falta

quien

dice:

vete,

No

te

vayas,

habla,

calla,

Entrate luego, no entres.»

Y en otra loa (pág. 284):

«Murmuren,

hablen

y

rían

De

todos

los

que

salieren:

Del

uno

porque

salió,

Del

otro

porque

se

entre:

Ríanse

de

la

comedia,

Digan

que

es

impertinente,

Malos

versos,

mala

traza,

Y

que

es

la

música

aleve,

Los

entremeses

malditos

Los

que

los

hacen

crueles:

Así

Dios

les

salud,

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Una

tos

que

los

ahogue

Y una mujer que los pele.»

«Solían (dice Lope de Vega en el prólogo de Los amantes sin amor, tomoXIV de las Comedias de Lope de Vega, no há muchos años), yrse dellostres á tres, y quatro á quatro, quando no les agradava la fabula, lapoesia, ó los que la recitaban y castigar con no bolver, á los dueños dela accion y de los versos, Agora, por desdichas mias, es verguença verun barbado despedir un silbo como pudiera un picaro en el Coso.»

Para aplacar esas manifestaciones de descontento, en lo posible,acostumbraban los poetas en las loas solicitar la indulgencia, elsilencio, etc., del público; así se comprenden las siguientes palabras,que leemos en un entremés de Luis Benavente[130]:

LORENZO.

¡Piedad,

ingeniosos

bancos!

CINTOR.

¡Perdón,

nobles

aposentos!

LINARES.

¡Favor,

belicosas

gradas!

BERNARDO.

¡Quietud,

desvanes

tremendos!

PIÑERO.

¡Atención,

mis

barandillas!

PINELO.

Carísimos

mosqueteros,

Granuja

del

auditorio,

Defensa,

ayuda,

silencio,

Y

brindis

á

todo

el

mundo,

( Toma

tabaco. )

Que

ya

os

doy

de

lo

que

heredo.

LORENZO.

Damas,

en

quien

dignamente

Cifró

su

hermosura

el

cielo...

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Así

el

abril

de

los

años

Sea

en

vosotros

eterno,

Sin

que

el

tiempo

que

tenéis

No

se

sepa

en

ningún