el
su
finamento;
Pues
fué
en
el
dia
de
su
nascimiento
Del
fijo
de
Dios
que
está
en
paraiso,
El
cual
rescibiólo
con
placer
é
riso
Con
gesto
amoroso,
segunt
que
yo
siento:
De
todo
él
ovo
buen
merescimiento.
Dios le dé gloria pues que así lo quiso.
En el mismo cancionero se lee la siguiente composicion hecha por eljudío don Mossé, cirujano de Enrique III, cuando nació el príncipe donJuan, que luego fué rei en Castilla, segundo de su nombre.
Una
estrella
es
nascida
en
Castilla
reluciente:
con
placer
toda
la
gente
roguemos
por
la
su
vida.
De
Dios
fué
mui
venturoso
aquel
dia
sin
dubdanza
en
cobrar
tal
alegranza
deste
rei
tan
poderoso:
por
merced
del
pavoroso
este
gran
señor
cobraste,
Castilla,
que
deseaste
noble
rei
é
generoso.
De
reyes
de
tal
natura
cïerto
en
toda
partida,
de
realeza
complida
non
nasció
tal
criatura.
Con
beldad
é
fermosura
non
es
visto
en
lo
poblado,
nin
tan
bien
aventurado.
¡Dios
le
dé
buena
ventura!
N'
Aragon
i
Catalueña
tenderá
la
su
espada,
con
la
su
real
mesnada:
Navarra
con
la
Gascueña
tremerá
con
gran
vergüeña
el
reino
de
Portugal
é
Granada
otro
que
tal
fasta
allende
la
Cerdeña.
Salga
el
leon
que
estaba
encogido
En
la
cueva
pobre
de
la
grand
llanura:
Mire
florestas,
vergeles,
verdura,
Muestre
su
gesto
mui
esclarecido.
Abra
su
boca
é
dé
gran
bramido
Así
que
se
espanten
cuantos
oyrán
La
bos
temerosa
del
alto
soldan;
E
gose
del
trono
de
ques
proveido.
El
águila
estraña
trasmude
su
nido
E
pase
los
puertos
de
la
grant
friura,
Del
valle
rompiendo
la
grant
espesura
Asiente
en
la
casa
del
fuego
escondido:
Visite
el
grant
poyo
enfortalecido
Vuele
en
los
campos
é
selvas
del
pan:
Coma
en
la
mesa
do
comen
y
estan
Millares
de
bocas
sin
cuento
sabido.
En
la
medianía
del
valle
partido
More
algun
tiempo,
que
es
breña
segura.
Corra los montes con gran ladradura.
Esta composicion, segun se mira, está por fenecer. De su lectura seviene en conocimiento de lo bien que sabia escribir don Mossé en versosde arte mayor, porque hasta en estos parece que es mas levantado suestilo i mas perfecto su lenguaje.
Lástima es en verdad que no tengamosotras obras del mismo autor i hechas en el mismo género de verso. Peroconsuélennos de su falta la siguiente cántiga de Pero Ferrus para losrabíes de Alcalá, i la respuesta de los rabíes de Alcalá á Pero Ferrus.
Cántiga.
Con
tristeza
é
con
enojos
que
tengo
de
mi
fortuna
non
pueden
dormir
mis
ojos
de
veinte
noches
la
una.
Mas
desque
á
Alcalá
llegué,
luego
dormí
é
folgué
como
los
niños
en
cuna.
Entre
las
sinagogas
amas
estó
bien
aposentado
dó
me
dan
muy
buenas
camas
é
placer
é
agasajado.
Mas
cuando
viene
el
alva,
un
rabí
de
una
grant
barba
oygolo
al
mi
diestro
lado.
Mucho
en
antes
que
todos
viene
un
grant
judío
tuerto,
que
en
medio
de
aquesos
lodos
el
diablo
lo
hubiese
muerto;
que
con
sus
grandes
bramidos
ya
querrian
mis
oidos
estar
allende
del
puerto.
Rabí
Yehuda
el
tercero,
dó
posa
Tello
mi
fijo
los
puntos
de
su
gargüero
mas
menudos
son
que
mijo.
E
temo
que
los
baladros
de
todos
tres
ayuntados
derribarian un cortijo.
Respuesta
de
los
rabíes.
Los
rabies
nos
juntamos,
don
Ferrus,
á
responder
é
la
respuesta
que
damos
queredla
bien
entender.
E
desimos
que
es
probado
que
non
dura
en
un
estado
riqueza
nin
menester.
Pues
alegrad
vuestra
cara,
e
parad
de
vos
tristesa:
á
vuestra
lengua
juglara
non
le
dedes
tal
provesa.
E
aun
credo
en
Adonay
que
él
vos
sanará
de
ahí
e
vos
dará
gran
riquesa.
El
pueblo
é
los
hasanes
con
quien
nos
aquí
ayuntamos
con
todos
nuestros
afanes
en
el
Dios
siempre
esperamos:
con
mui
buena
devocion
que
nos
lleve
á
remision;
porque
seguros
vivamos.
Venimos
la
madrugada
yuntados
en
gran
tropel
á
faser
la
matinada
al
Dios
Santo
de
Israel:
en
tal
son,
como
vos
vedes,
que
jamás
non
oiredes
rui-señores en verjel.
En el mismo cancionero se encuentran siete octavas compuestas porAlfonso Alvarez de Villasandino, poeta insigne en aquel tiempo,dirigidas contra Alfonso Ferrandez Samuel, el mas donoso loco que ovoen el mundo; el cual cuando mozo era hombre de vida airada i mui dado átodo linaje de placeres i divertimientos, i cuando viejo atrevido engran manera, i sumamente desvergonzado i estravagante en sus modos devivir. De edad de cuarenta años abjuró la lei de Moisés, i de sesentapasó á mejor vida. Alfonso Alvarez Villasandino se burla grandemente delas disposiciones testamentarias que dejó ordenadas antes de su muerte,algunas de las cuales van declaradas en los siguientes versos.
Manda
á
la
Trenidat
un
cornado
de
los
nuevos:
á
la
Cruzada
dos
huevos
en
señal
de
cristiandat.
E
por
mayor
caridat
manda
cien
maravedis
para
judíos,
avis
que
no
labren
en
sabat.
Si
moriere
oi
ó
cras
manda
su
opa
la
blanca
que
la
den
en
Salamanca
ó
aquí
á
alguns
ssamas
porque
l'
rece
en
el
homas
é
le
canten
con
buen
son
una
huyna
un
psimon
bien
plañidos
por
compas.
De
su
asno
é
sus
fardeles
é
de
su
opa
de
seda
manda
faser
almoneda
para
dar
á
los
donseles;
porque
non
le
sean
crueles,
aunque
otro
los
aconseje
nin
lo
traiga
como
á
ereje
arrastrando
con
cordeles.
Fase
su
testamentario
para
cumplir
todo
aquesto
un
judío
de
buen
gesto
que
llaman
Jacob
Cydario.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Todos los poetas aquí nombrados abjuraron el judaismo, i no solo ellos,sino muchisimos de su lei; i esto no fue obra de la verdad i de larazon, sino del miedo á la plebe que dió en amotinarse contra lasjuderías para con capa de devocion i piedad, matar á sus habitadores ihacer mui buenas presas en sus haberes i haciendas. El andar tan sobresí el pueblo en daño de los malaventurados judíos nació de laspredicaciones que hacia el arcediano de Ecija en Sevilla don FernandoMartinez, en las cuales hablaba de las usuras que para mal de loscristianos llevaban en sus préstamos i ventas al fiado; i por último seservia de tan vivos colores al pintar las maldades de los observantesdel rito mosáico, que muchos de la plebe, siempre novelera, viendo en ladestruccion de estos un acto de piedad i un servicio hecho al Dioscrucificado, los mataban en las calles sin temor i vergüenza, i conentera libertad. Llegaron las nuevas de estos desmanes al rei don JuanI.º, el cual no halló otro arbitrio para poner freno á aquella canallabulliciosa que enviar cartas al dean i cabildo de la Santa Iglesia,encareciéndoles la necesidad de meter en pretina al arcediano donFernando Martinez, autor con sus palabras tan fuera de razon i cordura,de aquellos males i alteraciones. Ca aunque su celo es santo é bueno,débese mirar que con sus sermones é pláticas non conmueva al pueblocontra los judíos, cá aunque son malos é perversos están debajo de miamparo é real poderío, é non deben ser agraviados; si non castigar portérminos de justicia en lo que delinquieren, é yo así lo mandaréfacer[44].
No bien murió don Juan I.º en 1390, i ocupó el trono de Castilla su hijoi sucesor don Enrique III, volvió el arcediano de Ecija á predicarcontra los judíos, roto ya el freno i respeto con que en vida de aquelrei, bien á su pesar, habia sido oprimido; i así predicando en los maspúblicos i frecuentados parajes en Sevilla, irritaba á la plebeponiéndole delante de los ojos la miseria del pueblo i la riqueza de losque guardaban la lei de Moisés, i atribuyendo á la codicia de estos losmales que padecian los cristianos, i así es fama que les dirigiadiscursos semejantes á este: «Oh gentes infelices i para siempredesdichadas, ¿quién podrá remediar vuestras desdichas é infelicidades?¿Veis la hambre que oprime con tanta fiereza á vosotros i á vuestrasmujeres i á vuestros hijos? pues jamás será mitigada, jamás rompereislas cadenas que con todo vigor i fuerza os amarran á la miseria: jamásgustareis los dulcisimos regalos que la inconstante fortuna sueleofrecer á los mortales. ¡Ai pueblo solamente para el mal nacido! Lahambre te acosa, i no encontrarás dineros para remediarla, porque lospocos con que vas pasando menos trabajosamente las amarguras de la vida,se sepultan para siempre en las ferradas i escondidas arcas de losjudíos. Estos son los enemigos constantes del nombre de Cristo: estoslos que imaginan borrarlo de la haz de la tierra: estos los queprocuran, por todos los caminos que se presentan á sus ojos, ladestruccion del pueblo cristiano. ¡Generacion infeliz! tú vas ádesaparecer de la tierra, dejando á tus hijos sujetos á la cautividadde aquellos que no dudaron en crucificar á su Dios! ¿Qué amor, quépiedad, qué regalo podrán esperar de estos tan crueles verdugos?¡Maldita sea la hora en que tales viboras comenzaron á habitar entrenosotros! ¡Maldito el instante en que consentimos los nidos de estasaves de rapiña cerca de nuestras casas; porque así todo cuanto nosroban, con mas facilidad esconden de nuestras miradas! Despierten ya losmal aconsejados pastores que permiten á los lobos vivir en compañía delas ovejas. Despierten á los ladridos de los leales canes, porque elrebaño va á ser devorado sin remedio. Pero ¿cómo han de despertar losque están dormidos en el profundo sueño de una ciega confianza? Ya nopueden amedrentar á los lobos carniceros las piedras diestramentedespedidas de las hondas, porque las manos de los pastores estánderribadas por el suelo. Los arcos tienen rotas las cuerdas, las puntasaceradas de las flechas están vestidas de orin: los perros que guardanel rebaño son pocos para el número de las fieras. ¡Ay desdichadoscorderos! ¿qué será de vosotros si no sacais fuerzas de flaqueza i noprocurais defenderos de vuestros iracundos i feroces enemigos?»
Irritado el pueblo con las predicaciones del arcediano don FernandoMartinez, volvió todo su encono contra los judíos, i comenzó á llenar deoprobios públicamente á aquellos que tenian nombre de mui avaros i demui poderosos por sus grandes riquezas. Castigar estos escesos de laplebe quisieron el alguacil mayor de Sevilla don Alvar Perez de Guzman ilos dos alcaldes Rui Perez de Esquivel i Fernan Arias de Quadros, i paraello prendieron á varios del pueblo, cabezas en aquellos desmanes, imandaron azotar á dos públicamente el miércoles de ceniza dia 15 deMarzo del año de 1391. Pero enfurecida la canalla con este justocastigo, se puso en sedicion con propósito firme de estorbar á todotrance que fuese ejecutado. El alguacil mayor i el conde de Nieblaintentaron vanamente sosegar el tumulto con las mejores razones que lesvenian al pensamiento, en tanto que la plebe, mas soberbia con losruegos apedreó á los que llevaban á los castigados, los sacó de susmanos, i los metió en la Catedral.
Volvió luego su furor contra lasjuderías, entró en ellas, comenzó á herir i matar cuantos hombres, niñosi mujeres se ponian delante de sus ojos, i aun tambien de los que serecataban: hacia presa de las joyas i dineros que hallaba en las casas,i despedazaba en fin lodo aquello que era de judíos. La justicia deSevilla con el auxilio de la nobleza acudió á defender á los mezquinoshebreos, logrando salvar las vidas de casi todos, i rescatar algo de lomucho que la desbocada i feroz canalla habia cogido entre sus garras.
Sosegado el tumulto, imaginaron los alcaldes mayores que de penar á losmuchos culpados en aquel acto inhumano, naceria irritarse otra vez losmal contentos i codiciosos aun de las haciendas de los malaventuradosjudíos i poner á la ciudad en un aprieto todavia mas cruel que elpasado.
Por eso determinaron publicar un perdon para los autores de estosdelitos, en tanto que los míseros judíos amedrentados con el populartumulto, i temerosos de las iras de la plebe, no se determinaban á salirá las calles, i ya pensaban en cristianarse para salvar las vidas ihaciendas del odio i de la ambicion del pueblo.
Orgulloso el arcediano con el fruto de sus razonamientos, i viendo losobre sí que andaban las gentes plebeyas con la impunidad del sucesopasado, es fama que el domingo 9 de Julio del mismo año de 1391 predicónuevamente contra los judíos pintando su avaricia con los mas vivoscolores, i levantando á las nubes los daños que amenazaban á loscristianos con tolerar que estos enemigos del nombre de Cristo viviesencon toda libertad en su lei dentro de las ciudades de Castilla.
El pueblo, alentado por una parte con la codicia de apoderarse de lashaciendas de los judíos, i por otra viendo en ellos las zarzas, ortigasi abrojos que suelen crecer entre los sembrados para llevarse toda lasustancia de su madre la tierra, dejándolos sin el mas pequeñomantenimiento espuestos á ser consumidos i abrasados por los rayos delsol, i sin vigor i fuerzas para resistir el empuje del viento airado,alborotóse otra vez i corrió á las juderías, resuelto á esterminar átodos los israelitas que en ellas nacieron, i que en ellas moraban.
Cuatro mil judíos rindieron las vidas á los filos de las espadas de estabárbara gente, indigna de llevar el nombre de cristiana. Los queescaparon con pequeñas heridas ó sin ninguna del insolente tumulto deaquella canalla desenfrenada, cristianáronse al punto temerosos de susiras, i escarmentados con los dos pasados motines. I este fué el modo deque se sirvieron algunos malos cristianos para hacer que entrase en losentendimientos de los judíos la verdad de la fe; i como todo fué obra dela fuerza i del miedo, no corrió mucho tiempo sin que ellosprevaricasen, cosa mui conforme á la razon, porque no creo yo queninguno puede amar la verdad, si para que sea conocida de él, apelan suscontrarios á las armas, al terror, á la sangre i al fuego. Estos mediosque suelen emplear los tiranos de la tierra para conservar su poderio ópara conseguir con la celeridad del rayo los propósitos que nacen en susentendimientos, son para mal de los pueblos por algunos años; pero luegose truecan en armas que sirven para la destruccion i el esterminio delos mismos tiranos que las usaron, i esta es una verdad de que estánllenas las historias.
A las nuevas de lo hecho por la plebe sevillana alborotóse la deCórdoba, la de Toledo, la de Zaragoza, la de Valencia, la de Barcelona,la de Lérida i de otras muchas ciudades. El rei Enrique III envió variascartas á los alcaldes de todas ellas ordenándoles que de ningun modoconsintiesen en aquellas maldades, hechas tan en daño de los infeliceshebreos; pero ni las ciudades, ni las villas, ni los caballeros haciancaso de las cédulas reales. El pueblo estaba mui sobre aviso,