Lógica by Dr. Andres Piquer - HTML preview

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[3] En nuestros tiempos no han faltado escritores excelentes que handemostrado las verdades de la Religion Christiana, probando la necesidadde la revelacion, y satisfaciendo plenamente los argumentos que contraella proponen los Sectarios. PEDRO DANIEL HUECIO, Obispo de Avranches,BOSUET, Obispo de Meaux, BELARMINO, PETAVIO, NATAL ALEXANDRO, y algunosotros han ilustrado admirablemente este asunto. Entre nuestros Españoleshay muchos, y muy buenos que han tratado estas materias. Es singular porla doctrina, y por la fuerza de argumentos filosóficos, de que usa paradefender la Fe Christiana de las impugnaciones de los sectarios, eltratado de nuestro LUIS VIVES

de Veritate fidei christianae

, divididoen cinco libros preciosísimos, pues en ellos comprehendió en lasubstancia quanto en este género han dicho los posteriores. ALFONSO DECASTRO es otro Español, que con el motivo de tratar de las heregías,impugna toda suerte de errores, aun los de los sectarios presentes, quecomo he dicho son antiguos, con muy apreciables fundamentos. Estos dosEscritores se diferencian en el modo de escribir de esta manera. CASTROconvence su asunto con argumentos Teológico-Dogmáticos: VIVES, al pasoque se vale de las Sagradas Escrituras, y doctrina de los Padres, seaprovecha tambien de la erudicion filosófica con una crisis exâctísima.

[4] Sentados estos presupuestos voy á mostrar por la Lógica la necesidadde la revelacion. Dos suertes de conocimientos tiene el hombre paraalcanzar las cosas: uno por los sentidos: otro por la razon.

Conocemos áDios por los sentidos de esta manera: vemos que en todo lo corporeo quese presenta á ellos no hay cosa ninguna que exîsta por sí sin venir deotra, de modo que á la que de nuevo exîste llamamos

efecto

, y áaquella de donde este dimana, llamamos

causa

. De esta observacionsensible, perpetua é invariable, nace la verdad fundamental del juicio: no hay efecto sin causa

, ó lo que es lo mismo,

todo efecto suponecausa

. Como el

todo

encierra todas sus partes, de manera que no es el

todo

otra cosa que el conjunto de todas ellas, de ahí nace otraproposicion del juicio: el mundo tiene su causa

, porque no es el mundootra cosa que el conjunto de todas las partes que le componen. Como porlos sentidos se alcanza que todo lo corporeo viene de causas corporeas,y el juicio no puede admitir ningun infinito, porque es superior, yopuesto á su capacidad; de aquí deduce muy bien, que no pudiendo serinfinita la serie de las causas corporeas, es preciso que la causa delmundo no sea corporea, y por consiguiente sea puro

espíritu

, puestoque se da este nombre á la substancia activa, que en su ser no contenganada de material y corporeo. Los hombres de ahora nacen de otroshombres: los trigos de otros trigos: y así de las demas cosas naturalesque se engendran y destruyen. Si un hombre no engendrase á otro, ó unasemilla no produxese otra, se acabaría la propagacion. Subiendo, pues,de siglo en siglo hasta el origen, y viendo que nunca una cosa ha nacidode sí misma, es preciso llegar á la primera, la qual haya sido producidade otro Ser, y este es Dios, Hacedor de todas las cosas. Así llega elentendimiento por grados á conocer la causa del mundo y á su Criador; yasí como en la produccion de las partes del Universo anda de causa encausa, buscando las que son origen de las partes que le componen, quandollega á la causa del mundo entero, descansa, y se para, como quien estásatisfecho de haber encontrado el último término de sus conocimientos.Esta Causa del mundo, que le ha hecho de la nada, es la que llamaron losGriegos Theos

, los Latinos

Deus

, nosotros

Dios

.

[5] Por la razon alcanzamos á Dios de esta manera. El entendimiento entodos sus conocimientos busca la verdad: ninguna verdad de este mundo,por muchas que recoja, le llega á satisfacer, porque queda siempre condeseos y ahinco de averiguar mas verdades. Esta inclinacion, que nopuede saciarse en este mundo, le hace entender que hay una Verdadsuprema, por la qual suspira, y con la qual sola se puede satisfacer.Esta Verdad es

Dios

. Conoce el hombre el bien, va en busca de él, ytodos los bienes de este mundo no pueden llenar sus deseos: de aquíinfiere que hay un Bien sumo distinto de este mundo, que en sí encierratodos los bienes, que á este se enderezan sus inclinaciones, y que en suposesion consiste su felicidad, pues que en ella consiste el poseertodos los bienes que apetece. Este sumo Bien es Dios

. Tiene el hombredentro de sí mismo las nociones de lo justo, é injusto, con estímulos deseguir lo justo, y con remordimientos y temores de algun daño, si siguelo injusto. Como en este mundo halla mil estorbos para la justicia,naturalmente infiere que hay un Autor de la Justicia universal parallenar los deseos de lo justo, que el hombre tiene. El Autor de laJusticia universal es Dios

. Por la recta razon conocen los hombres quelo justo es digno de premio, y así todos los justos lo solicitan: que loinjusto es digno de castigo: y los injustos, aunque se huyan y escondan,sienten interiormente remordimientos, que los acusan y convencen sermerecedores de pena. De aquí nace la obligacion que cada uno conocetener á seguir lo justo; y no habiendo en este mundo premios, nicastigos suficientes, que sirvan á contentar al justo, y enmendar alinjusto, deduce el entendimiento que ha de haber precisamente un JuezSupremo, dueño de todos los premios debidos á la justicia y dispensadorde todas las penas que á la injusticia le corresponden, y este Juez es Dios

. Hasta aquí camina el hombre con las luces naturales, y conoce áDios, sin que en esto puedan tener excusa alguna los Ateistas; pues, óhan de negar su propio sér, ó han des confesar que todas estas verdadesestán dentro de sí mismos; y fomentadas por una buena Lógica toman masvigor, y se radican con mas fundamento.

[6] Pero quán poco es todo esto si el hombre no estuviese ayudado de larevelacion! El entendimiento conoce la suprema Verdad, el sumo Bien, lasoberana Justicia; mas deseando penetrar su sér íntimo, y sintiéndosemovido á buscarle, amarle, y adorarle, le faltan para esto lucesnaturales, y lo suple todo cumplidamente con las reveladas. Así quedecia el Apostol, que los Filósofos Gentiles conocieron á Dios; pero nile reverenciaron, ni dieron gracias como era debido, porque segobernaron solo por sus luces naturales, que no alcanzan á conoceríntimamente la Divinidad, ni á venerarla como corresponde á su grandeza.Hay que considerar cierta relacion ó respeto entre Dios y el hombre.Dios es causa, el hombre efecto: Dios es el sumo Bien, el hombre deseagozar este complemento de todos los bienes: Dios es la suprema Verdad,el hombre está en continuos deseos de alcanzarla: Dios es la soberanaJusticia, el hombre se siente incitado á seguirla. Por la justicia espreciso que el hombre reciba de Dios las leyes por la verdad elconocimiento recto: por el bien su felicidad: por el poder de causa susér y subsistencia.

[7] Es preciso, pues, que haya cierta relacion y respeto entre Dios y elhombre, de manera, que este ha de conseguir sus bien fundados deseos conla posesion de Dios, porque así poseerá todo lo que apetece; y Dios ledá al hombre el conocimiento que necesita para ir ácia él, y le mueve lavoluntad; y como todos los conocimientos, que para estos fines serequieren, no puedan tenerse por la luz natural del entendimiento, yaporque esta no excede ciertos límites, ya tambien porque en saliendo deellos para las demas averiguaciones que necesita, facilmente cae en elerror, por eso es preciso que las luces naturales las fortalezca con lasde la revelacion. Los estímulos con que se siente el hombre movido ábuscar á Dios, si solo se gobernasen por la luz natural de la razon, lellevarian á Dios del modo que estas luces le llevan al amor de lascriaturas; pero como sea preciso que el amor de Dios sea mas puro, masperfecto, y como que no se endereza á cosa caduca, sino á la posesion deun bien inmenso, lo qual descubre con toda certeza la revelacion; poreso es esta precisa para ilustrar el entendimiento, y subministrarle lasluces que le faltan.

[8] Alcanza el hombre por la razon bien gobernada algunas verdades eneste mundo, que si bien se mira, demas de ser pocas, son imperfectas,porque sobre una misma materia le quedan innumerables que alcanzar.Estas luces, hechas á descubrir verdades mundanas, ¿cómo han de sersuficientes para percibir la Verdad soberana, perfectísima, complementode todas las verdades, y sola capaz de dexar satisfecho elentendimiento? Esta misma eterna Verdad, comunicada á los hombres, es laque puede instruirlos con luces sobrenaturales de lo que ella es, y cómoha de buscarse. Con las luces naturales conoce el hombre lo justo deeste mundo, y los bienes que en él se hallan; pero para conocer la sumaJusticia, sin mezcla de injusticia ninguna, y entender el Sumo Bien, sinque se pueda confundir con los bienes falsos y aparentes, es necesariala luz de las verdades reveladas. En conclusion todos los conocimientosespecíficos del hombre para conocer á Dios como Criador, amarle comosumo Bien, seguirle como soberana Justicia, entenderle como Verdadsuprema, adorarle como Dueño de todas las criaturas, y lleno deinfinitas perfecciones, si se fían solo á la luz natural, son mundanos,imperfectos, con mezcla de sensibles, expuestos á las preocupaciones ytoda suerte de errores, que hemos notado en esta Lógica; y así se ve quelos sectarios que han querido fiarse de estas luces naturales, con unaverdad han mezclado mil falsedades y desvíos.

[9] La revelacion unida con la razon es la que da reglas y máxîmasindefectibles, para que en este asunto gobierne el hombre susconocimientos con acierto. Si llegásemos á entender, que en tierras muydistantes de las nuestras habia un Príncipe que tuviese virtudes muysuperiores á las de otros, tesoros de inestimable valor comunicables áqualquiera que le buscase, y poseyese un Reyno felicísimo en todo parasus habitadores, nos vendrian deseos de vivir con él para ser poseedoresde tantos bienes. Pero para ir á buscarle

¿nos fiaríamos de las lucescomunes, capaces de ser inciertas, ó en sí mismas, ó por los conductospor donde nos venian? Cierto es que no; antes bien procuraríamosasegurarnos por relaciones firmes, comunicadas por medios ciertos, y quedimanasen de la misma voz del Príncipe, con la qual quedásemosasegurados de sus promesas. Quien haga reflexîon sobre la flaqueza delentendimiento humano, lo poco que se sabe, y lo mucho que se ignora, lafacilidad con que caemos en el error: los extravíos á que venimos porlos sentidos, por la imaginacion, por el ingenio, por los falsosraciocinios, por la precipitacion del juicio, por falta de método,cosas todas que cada uno de nosotros tiene cada dia ocasion deexperimentar en sí mismo, será preciso que confiese, que las lucesnaturales del hombre no le subministran noticias bastante seguras,fieles y constantes para llevarle al supremo Príncipe de todo lo criado;para lo qual las noticias que él se ha dignado dar de sí mismo por mediode la revelacion, hacen la total certeza con que se ha de caminar ábuscarle.

[10] Considerémos las miserias del hombre y el fin á que es criado. Porlos sentidos comprehendemos, que no hay animal mas lleno de desdichas ytrabajos. Nace desnudo entre la basura y la inmundicia: llora, gime,siente calor y frio, dolores é incomodidades acabado de nacer: si lospadres no le cuidasen se moriria de hambre, porque por sí no se puedebuscar el alimento. Al paso que va creciendo con la edad, va padeciendoinnumerables enfermedades, continuos sobresaltos, incomodidades sinlímites, de suerte que los bienes físicos que llega á gozar son pocos,los males innumerables, no debiéndose tener por feliz por la posesion dealgunos bienes mundanos, sino por el apartamiento de muchos males.Mirando al hombre por la razon natural, y exâminando por ella su ánimo,hallamos, que como fin de todos sus conocimientos y deseos, busca sufelicidad, su bien estar, su sosiego, su complacencia, y enterocontentamiento. No hay ninguno, si quiere confesar lo que pasa dentro desí mismo, que no conozca que no es criado para un mundo donde esimposible que logre el fin á que aspira. El nuevo estado donde el hombreha de vivir sin temor á la muerte, gozando del sumo Bien por quiensuspira, entendiendo la suprema Verdad que busca, poseyendo una justiciaperfectísima, y logrando un contento y satisfaccion, puros, capaces dellenar sus bien fundados deseos, solo se alcanza por la revelacion, quenos descubre los inefables bienes y el complemento de todas lasfelicidades, que Dios tiene preparadas á los Justos en su Reyno. LosFilósofos Gentiles cultivaron mucho la razon natural: alcanzaron porella algunas verdades concernientes á los usos de este mundo: conocianque esta habitacion de la tierra no llenaba el fin á que eran nacidos, yá que les empujaba su propia naturaleza.

Pero qué errores no mezclaroncon esto? Quien quiera que los lea en sí mismos, conocerá que son massin comparacion los desvaríos que los aciertos. Faltóles la luz divinade la revelacion, con la qual pudieran haber disipado todos sus erroresy tinieblas.

[11] Hemos visto en el primer punto de este Discurso, que la razonalcanza un Sér infinito inmaterial, Hacedor de todas las cosas, Verdadeterna, Bien sumo, Justicia inefable, centro de nuestra felicidad, ycomplemento de todos los bienes: tambien hemos visto, que segun es larazon humana fragil, endeble, propensa al engaño, movible por laspasiones, arrebatada de los apetitos, obscurecida por la ignorancia,trastrocada por las preocupaciones, engañada de los sofismas, de lossentidos, de la imaginacion, del ingenio, y de otras mil maneras sujetaal error y á las equivocaciones, no es de suyo suficiente para conocer áDios, amarle, adorarle, invocarle, como conviene á su ser, grandeza, yperfecciones, y como es necesario para, en virtud de sus promesas,poseerle y gozarle, y que para esto son necesarias las luces de larevelacion. Puesta esta necesidad, queremos mostrar, que la voz de Diospor la revelacion se halla en las Santas Escrituras del Viejo y NuevoTestamento, contra los Sectarios modernos, que el primer paso que danpara establecer su impiedad es negar la Divinidad de las SagradasLetras. En los Escritores Gentiles anteriores á la Ley de Gracia no setrata este punto, porque no tuvieron noticia de las Santas Escrituras,salvo PLATON, de quien se dice que tomó de ellas lo mejor de suFilosofía, de manera que NUMENIO le llama

Moses atticissans

, esto es,

Moyses en griego

.

[12] El Abad CALMET, que trató de propósito este punto, no adhiere aldictamen comun de los antiguos Escritores, que suponian haber tomadoPlaton las noticias de los libros de MOYSES, por haber tratado con losJudíos en Egipto. Mas esta controversia nada hace á nuestro asunto,puesto que solo intentamos manifestar, que los Filósofos Gentilesanteriores á Jesu-Christo no se metieron en estas averiguaciones. En losprimeros siglos de la Iglesia sí que hubo muchos impugnadores, ycontradictores de la Divinidad de las Escrituras Sagradas. Bien sabidosson los conatos de FAUSTO Maniqueo, á quien respondió S. AGUSTIN: lasartes, la malignidad, la potencia de JULIANO el Apóstata, contra quienescribieron S. CIRILO ALEXADRINO, y S. GREGORIO NACIANCENO: losargumentos del Filósofo CELSO, á quien satisfizo ORIGENES. Las Apologíasde S. JUSTINO, de TERTULIANO, MINUCIO FELIX, ARNOBIO, LACTANCIO, y otrosantiguos Padres á favor de la Religion Christiana, son testimoniosciertos de las contradicciones que esta tuvo en su establecimiento, ypor ellas se ve la oposicion que hacian algunos á la Divinidad de lasSantas Escrituras. Estos errores envejecidos, desechados, olvidados, yenvilecidos, se han renovado y se renuevan cada dia, y salen al públicovestidos de nuevo á la moda del siglo, con agudezas, eloqüencia,versitos de Poetas Latinos, y pedacitos de erudicion halagüeña, paracaptar á los incautos en un tiempo en que son muchos los Filósofos, ymuy poca la Filosofía. Los Socinianos, dando á la razon del hombre unimperio muy superior á sus fuerzas, volvieron á abrir el caminos, quedesde la antigüedad estaba cerrado, exâgerando que no ha de haber otranorma que la de la razon, y que los Sacrosantos Misterios de la ReligionChristiana han de desecharse por no poderlos alcanzar la razon humana,sin hacer caso ninguno de lo que en esto enseñan las Divinas Letras. LosSectarios del tiempo presente se recalcan en lo mismo, y no pierdenocasion en sus escritos

varios

para despreciar la revelacion.

[13] He dicho

varios

, porque hoy dominan una suerte de escritos dondese habla de todo sin probar nada, parecidos á aquellas ferias donde seproponen infinitos géneros de poco valor, todos confundidos entre sí,sin otro fin que el de embelesar á los compradores, incapaces dedistinguir lo sólido de lo aparente, lo superficial de lo fundado, eloropel del oro. Piezas sueltas, pensamientos vagos, reflexîonesvolantes, mezclas de todas las cosas, discursillos de quanto hay en elmundo, hacen el caudal de estos Escritores.

MIGUEL DE MONTAÑA, entre losFranceses, dió auge á esta costumbre de escribir á los principios delsiglo pasado. Despues Mr. de S. EUREMONT, La BRUYERE, y otros muchos lahan adoptado.

Ultimamente la practican Mr. de VOLTAIRE, y ROSEAUX. ElAutor del Arte de pensar

y el P. MALLEBRANCHE han mostrado los erroresde MONTAGNE. No faltan ahora impugnadores sólidos de los sectariospresentes, que con esta casta de escritos persiguen la Religion. Ladesgracia es, que los libritos perniciosos se leen y se celebran; los delos contradictores ni aun noticia se tiene de ellos. Lo mismo sucede conlos del tiempo pasado. S. AGUSTIN trató de propósito de la Divinidad delas Santas Escrituras en varias partes impugnando á Fausto, y de intentoen los libros de la Ciudad de Dios

, demostrando los desvaríos de losFilósofos Gentiles, y la verdad de las Divinas Letras, como dictadas deDios. Cerca de nuestros tiempos trató BELARMINO este punto al principiode sus contraversias: despues NATAL ALEXANDRO en el tomo segundo de suHistoria Eclesiástica. Son tan admirables y tan sólidas las pruebas conque estos Escritores muestran que las Sagradas Escrituras del Viejo yNuevo Testamento son la voz de Dios, que se ha dignado revelar á loshombres lo que no podian estos alcanzar con sus luces, que no hay masque desear. Mi intento aquí es no salir de la Lógica, y mostrar que,segun sus reglas, las Divinas Escrituras son reveladas por Dios, y quelas contradicciones de los Sectarios modernos no se pueden componer conuna Lógica atinada.

[14]Quando se exâmina si las Sagradas Escrituras del Viejo Testamentoson reveladas por Dios, se trata de averiguar una cosa de

hecho

. Lascosas de hecho

sensible

en su raiz, solo se saben por la aplicacion delos sentidos; si la cosa es insensible

, por la razon. Las dosconcurren aquí iguales á probar que Dios ha revelado las SagradasLetras. Los sentidos, quando uno no puede aplicar los suyos, porque setrata de cosas pasadas ó ausentes, hacen fe siendo agenos, con tal queen su uso se haya evitado el engaño. Cómo sabríamos que hubo JULIOCESAR, que fué muerto en el Senado: que hubo CICERON, y que fuéasesinado en una Granja: que hubo AUGUSTO y otros Emperadores Romanos,si no creyésemos á los que nos lo aseguran, porque los vieron,conocieron, y trataron? La fe de las Historias, y la noticia de lostiempos pasados nos viene de esa manera. Sentemos ahora un hechoasegurado sin contradiccion por todo el mundo, es á saber, que hubo unPueblo Hebreo reducido á pequeño recinto, si se compara con la extensionde los demas Reynos: que este Pueblo es el mas antiguo que se conoce:que por una tradiccion constante antiquísima, perpetua, y general creiaque solo habia un Dios, el qual habia hablado á sus Padres, á ADAM, quefué el primer hombre criado en el Paraiso, despues á NOE, ABRAHAM,MOYSES: que hizo con ellos el pacto de enviarles un Mesías reparador delgénero humano, miserable por la culpa del primer hombre: que comunicó áMOYSES la Ley, haciendo claros los mandatos que la torpeza delentendimiento y el desorden de la voluntad habian obscurecido: que envióá los Profetas, inspirándoles lo que debian decir á su Pueblo escogidopara que caminase por las Vias del Señor: que señaló el tiempo en quehabia de venir el Salvador del mundo á enseñarles el camino de su sumafelicidad: que todas sus promesas y avisos los autorizaba con milagrosestupendos, con que se manifestaba su gloria y la seguridad de susinspiraciones: que todo esto lo tenian escrito en el Viejo Testamento,cuyos libros guardaban como venidos del Cielo, los miraban con sumorespeto, los tenian por regla indefectible de su conducta ácia Dios, ypor cosa sagrada, que era delito profanar. Esta tradicion es digna de feinviolable por quantos títulos prescribe la mejor Lógica.

[15] La antigüedad, la perpetuidad, la sucesion de tiempos nointerrumpida, la condicion de los poseedores de esta tradicion, quefueron los Patriarcas y Profetas, varones santos, ilustrados,veracísimos, sumamente conformes entre sí, sin haberse opuesto los unosá los otros en la diversidad de tiempos, costumbres y países, losmilagros confirmatorios de ella, y el exâcto cumplimiento de laspromesas, son pruebas relevantes de su verdad divina, puesto que elconjunto de todas estas prerrogativas no cabe en la potencia humana.Júntense todas las Historias seculares, que comunmente llamamos

profanas

: véanse sus tradiciones las mas acreditadas y tales, quetodos les dén fe sin disputa: cotéjense sus circunstancias con las delPueblo Hebreo, y se hallará que apenas llegan aquellas á tener una partede las pruebas que califican á estas. La doctrina de los LibrosSagrados, así en asuntos Históricos, como en Morales, es la mas pura yperfecta. Todos saben que los mas exâctos Historiadores Gentiles hanescrito innumerables patrañas, de modo que PLINIO, haciéndose cargo deesto dice, que DIODORO dexó entre los Griegos de escribir cosasfrívolas[a]. Pero quántos defectos halló nuestro VIVES en Diodoro[b]? ElAbad CALMET, en la Disertacion que puso al principio de su Historia delViejo Testamento, probó concluyentemente, que todas las Historiasprofanas están llenas de faltas y contradicciones, de manera que lo masfixo de ellas es lo que han tomado de la Escritura Sagrada. En lo Moral,quien haya leido á LAERCIO, SEXTO, EMPÍRICO, PLUTARCO, CICERON, SENECA,donde se hallan los sentimientos de los Filósofos antiguos, verá, noMoral arreglada en ellos, sino monstruosidades y errores enormísimos.Digna es de leerse sobre esto la obra del P. BALTO, y la que escribióúltimamente el P. CEILIER contra BARBEYRAC, en las quales podrán todosver que los Santos Padres, como fieles seguidores de las DivinasEscrituras, son los Maestros de la Moral mas pura, y que los Sectariosmodernos en sus escritos no hacen otra cosa que copiar á los Gentiles.

[Nota a:

Apud Graecos desiit nugari Diodorus.

Plin.

Hist. Nat. l. 1.praef. p. 5.

]

[Nota b: Vives

de Caus. corruptar. art. lib. 2. pag. 370.

]

[16] Es tambien conseqüente á la pureza de la doctrina, y prueba de suDivino origen el culto, adoracion y respeto á Dios, que se prescribe enlas Sagradas Letras. No se puede ver mayor humiliacion del ánimo delantedel Señor: qué súplicas y oraciones tan fervorosas, qué lágrimas, quéesperanzas y sumisiones, qué reconocimiento del supremo dominio de Diossobre las criaturas no se descubren en el culto y adoraciones deltemplo. Si bien se mira, no pueden los hombres con mas pureza manifestarsu pequeñéz, su miseria, su esperanza, sus votos, sus ánimos,enderezándolo todo á reconocer la grandeza, magestad, clemencia ymisericordia del Todo-Poderoso. El culto Gentílico á los Dioses erainmundo, vano, sacrílego, y mezclado de mil impurezas, como consta delas historias de ellos. Se sacrificaban los hombres: se llenaban losAltares de sangre: no acompañaba la humildad á las súplicas, ni ibanconformes el corazon y la lengua.

[17] No hay Nacion, por bárbara que sea, que no tenga Religion, porqueestán plantadas en el corazon de todos los hombres las semillas de ella.El Padre ACOSTA, en su Historia Natural de las Indias, pinta losantiguos Moradores de la Nueva España, como gente sin Religionalguna[a]; mas creo que se engaña, y que es fundada la impugnacion queen esto le hace CUMBERLAND, á quien siguen otros Ingleses[b]. Ni hay quefiarse de las relaciones de los Viageros, pues no siempre averiguan lascosas de espacio, ni las dicen como ellas son, sino segun lasentendieron, como lo han notado con sagaz advertencia los que no sedexan sorprender de las novedades[c]. Júntense todas las manerasgentílicas y bárbaras de adorar la Divinidad, y cotéjense con ladignidad y pureza del culto que prescriben las Sagradas Letras, y severá que aquellas vienen de los hombres, estas de Dios. No es de pocaconsideracion el empeño con que las Santas Escrituras condenan laidolatría, y enseñan á reconocer y adorar un solo Dios, para entenderque así como el culto de muchos Dioses nació de la ignorancia y maliciade los hombres, el conocimiento y adoracion de un solo Dios verdadero,Hacedor de todas las cosas, viene del Cielo.

[Nota a: Acost.

Hist. de las Ind. lib. 7. cap. 2. pag. 453

.]

[Nota b: Cumberl.

Ley Natur. Discurs. prelimin. §. 2. pag. 3. y 4

.]

[Nota c:

Vease

Valsecchi

lib I. cap. 9. §. 2. y sig. pag. 122

.]

[18] Todas estas consideraciones hacen, no una demostracion, sino uncúmulo de demostraciones, claras, evidentes, y certísimas, de la Divinainspiracion de los Libros Sagrados. En efecto, PEDRO BAYLE, sin embargode su Pyrrhonismo, no se atrevió á negar que las Santas Escriturasllevan consigo los caractéres de la Divinidad[a]. A todo esto debeañadirse la creencia y autoridad de la Iglesia, que es indefectible.

LaIglesia Christiana empezó con el mundo. En el Viejo Testamento estuvo enfigura. Cumplióse todo en Jesu-Christo, á quien se enderezaban laspromesas de Dios, los votos de los Patriarcas, las predicciones de losProfetas, y la creencia del Pueblo encubierta en las ceremonias legales.Esta Iglesia, continuada desde el principio del mundo hasta nuestrosdias, sin interrupcion, con una misma creencia, reconociendo un mismoReparador del género humano, un mismo Mesías libertador de su Pueblo,mirándolo en la Ley antigua como prometido y venidero: adorándolo en laLey nueva como el Autor de la salud y Redentor, en quien se han cumplidotodas las promesas y vaticinios, es un cuerpo sin igual en todo el Orbe;cuyo nacimiento, continuacion, perpetuidad, duracion, verdad, ypermanencia, propuestas y explicadas en las Escrituras del ViejoTestamento, y confirmadas en el Nuevo con tan relevantes pruebas deconexîon, enlace, orden y credibilidad, que no hacen mas certeza las dela Geometría, arguyen evidentemente un origen divino, una sabiduríainfinita, y una mano sumamente poderosa que la sostiene. ¿Qué Nacionhay, ó Provincia, ó Reyno, que por grandes que hayan sido sus aumentos,no haya venido á la decadencia? ¿Qué Gobierno, República, ó Monarquíapodrá señalar y probar origen tan antiguo con unas mismas leyes,creencia, y costumbres en lo substancial? Un poco de letura de Historiahará ver á qualquiera la inconstancia de los Reynos, la caida de losImperios mas poderosos, la mutabilidad de las Monarquías masflorecientes, porque así lo trae consigo la condicion humana. Quando ávista de estas mutaciones observamos, que la Iglesia Christianapermanece desde el principio del mundo, siempre la misma en susfundamentales leyes, doctrina, y ordenamientos propuestos en los LibrosSagrados, sin variedad en la creencia, y sin que la hayan alterado lasuccesion de tantos siglos, tantas persecuciones como en todos tiemposha experimentado; quando al mismo tiempo vemos, que quanto hanestablecido los Filósofos por el uso de la razon, está lleno dedificultades, contiendas, contradicciones, mudanzas, instabilidad, yerrores,

¿quién habrá que no conozca que la Religion publicada en lasSagradas Escrituras no puede venir de los hombres establecedores decosas caducas, sino de un Dios eterno, é inmutable? La Iglesia, pues,que nos asegura la Divinidad de las Escrituras, es un testimonioirrefragable de las revelaciones de ellas. Guarda la Iglesia estossantos Libros, los conserva, los sigue, cree su doctrina conuniformidad, y es fiel depositaria de sus verdades. Si todos los hombresse convienen en un principio de razon, no pueden engañarse, porqueaquello en que todos concuerdan es preciso que sea verdadero. Dios esAutor de la revelacion como de la razon; su Iglesia, este Puebloescogido, que se conviene sin discordia en la creencia de las DivinasLetras, no puede padecer engaño, ni puede decirse de ella que en estopuede errar, sin ofender la infinita veracidad de Dios, que ni puedeengañarse, ni engañarnos.

[Nota a: Bayl.

Diccion. Crític. artícul.

Acosta

tom. I. pag. 71 yartícul.

Beaulieau

tom. I. pag. 522. artícul.

Manichees

tom. 2. pag.2026

.]

[19] Hemos probado hasta aquí la necesidad de la revelacion y suexîstencia: resta ahora satisfacer algunos reparos de los Sectarios.Dicen que MOYSES en sus leyes no señala otras penas á los transgresoresque las temporales, sin hablar de la pena eterna en los Libros sagrados,que salieron de su mano, cuyo silencio arguye que no tuvo conocimiento,ni revelacion de ella. Este reparo ya es antiguo, pues le satisfizo S.AGUSTIN escribiendo contra PELAGIO. Es así que Moyses en sus leyes alPueblo He