22. Catalina Terongí, alias la Tia Grosa, viuda de Ramón Martí,botiguero de oficio, natural y vecina de esta Ciudad, de setenta y dosaños de edad, reconciliada y presa segunda vez por judaizante. Leyóselesu sentencia con méritos, abjuró de levi, fue condenada en doscientaslibras, destierro de esta Ciudad y confinación en la Isla a arbitrio delTribunal, gravemente advertida, reprendida y conminada.
REOS PENITENCIADOS POR OTROS
crímenes, el mismo día 7.
23. Juana Cerdá, alias Tortuga, mujer de Antonio Reinés, Albañil deoficio, natural de la Ciudad de Alcudia en este Reino, y vecina de estaCiudad, de edad de cuarenta y ocho años, presa y penitenciada segundavez por sortílega, herética, supersticiosa y embustera. Salió con corozaal Auto y vela verde en las manos; leyósele su sentencia con méritos,abjuró de levi, fue condenada en doscientos azotes y cinco años dedestierro, los dos primeros confinada en una villa de este Reino, losotros tres a arbitrio del Tribunal y fue gravemente advertida,reprendida y conminada.
24. Juana Pons, viuda de José Palmer, de oficio jornalero, natural de lavilla de Artá, en esta Isla, vecina de esta Ciudad, de edad de cuarentaaños, presa por sortílega, herética, supersticiosa y embustera. Salió alAuto con coroza y vela verde en las manos. Leyósele su sentencia conméritos, abjuró de levi, fue condenada en doscientos azotes y destierrode esta Ciudad, Villa de Madrid y cuatro leguas en contorno por cincoaños; gravemente advertida, reprendida y conminada.
25. Emereciana Josefa Piro, mujer de Pedro Descalz, Albañil de oficio,natural de la villa de Alacuaz, en el Reino de Valencia, residente enesta Ciudad, de edad de cincuenta años, presa por sortílega, herética,curandera, supersticiosa, descubridora de tesoros y embustera. Estandoen forma de penitente con coroza, e insignias de sus delitos y velaverde en las manos, leyósele su sentencia con méritos, abjuró de levi, yfue condenada en doscientos azotes, destierro de esta Ciudad, deValencia, villa de Madrid y cuatro leguas en contorno por cinco años,confinada el primero en una Villa de este Reino y los demás a arbitriodel Tribunal, gravemente advertida, reprendida y conminada.
Leídas todas las sentencias se hizo la abjuración y reconciliación a sutiempo, y concluida la Misa, como se acostumbraba se restituyó elTribunal con la misma comitiva que antes, a su casa, bien que por otrascalles y con menos dificultad que a la ida por haber despejado ya engran parte el número excesivo de gente que había acudido a la función.Allí en la pieza del Tribunal el Muy Ilustre Sr. D. José Hualte, enpresencia de lo más calificado del acompañamiento, les propuso a losReos, con tal viveza de razones, gravedad de estilo, solidez de textossagrados, energía valiente y acrimonía poderosa y compasiva, la miseria,fealdad, horror y abominación de sus crímenes singulares, que pudieraserles aquella reprensión el más penoso castigo a no templársela quiense la daba, en su más dulce y saludable medicina. Al otro día, quecontábamos ocho, pasearon las calles ordinarias, montados en susjumentos, con coroza, y espaldas desnudas los cinco condenados a azotes,que les asentó según dicen, con poca piedad el verdugo. A esta procesiónde azotados fue sirviendo el oficio de Alguacil mayor Don Diego Embid deMoros, con su vara levantada, y a su lado, Don Juan de la Puebla en dosbellos caballos, ricamente aderezados, acompañándoles muchos Familiaresde autoridad.
AUTO SEGUNDO DE FE
CELEBRADO EN
MALLORCA AL PRIMERO DE MAYO
1691.
or los últimos de Abril tomada la resolución en el Tribunal paracelebrar el segundo Auto, y relajar en él, aunque particular, contra lacostumbre hasta ahora inconcusa, los Reos a la Justicia, y brazo seglar(por las soberanas, y fuertes razones, que no es dudable moverían adeterminación tan sin ejemplo, las cuales permite solo a la veneración,lo Sagrado del Secreto) y dadas las comisiones oportunas, se pasó aparticipar el acuerdo al Ilustrísimo Señor Marqués de la Casta Virrey yCapitán General de este Reino: al Ilustrísimo y Reverendísimo Señor DonPedro de Alagón, Arzobispo Obispo de esta Ciudad: al muy Ilustre SeñorConde de Santa María de Formiguera, como a Procurador Real y Mayordomomás antiguo de la Cofradía de San Jorge consistente del brazo militar deeste Reino, que hoy meritísimamente le gobierna como Lugartenienteinterino de Virrey, y Capitán General, no solo por la naturaleza deloficio de Procurador Real, sino por especial nominación de su Magestad,que para calificado abono de sus méritos, quiso hacer esta singulardemostración de soberano agrado: al Ilustrísimo y Reverendísimo SeñorObispo de Oropi, como a Decano del Cabildo: al muy Ilustre Señor Marquésde Belpuche, entonces Jurado en Cap. de esta Ciudad, para que comoCabezas de sus gremios lo participara cada uno al suyo. Así mismo separticipó dicho acuerdo a la Real Audiencia y al muy Ilustre Señor DonDiego Liñan y Muñoz su Regente, noticiando a todos, que el día primerode Mayo estaba destinado para el Auto. Pasaron algunas sutilezas; sobrelos más delicados ápices de la etiqueta, como en cosa tan nueva, entrelos Tribunales del Santo Oficio y de la Real Audiencia, que facilitó yajustó y compuso el celo común de la exaltación de la Fe y la prudencia,arte y discreción de quien manejó estos negocios. Y habiéndose entendidopor parte del Procurador Real, que había de haber algunos relajados a laJusticia y brazo seglar, mandó levantar un brasero de ochenta piés encuadro y ocho en alto y disponer en él a buena proporción, veinte ycinco palos con su tablita para asiento de los que habían de morir agarrote y prevenir la leña necesaria para tan grande hoguera. Eligiópara esto un campo yermo, que se ensancha espacioso entre Lazareto, estásobre la orilla del Mar y las faldas del collado, que llaman delCastillo de Bellver: así por la capacidad del puesto, como por ladistancia de la Ciudad, para que no sintiera la pesadumbre del humo.Aunque otros glosaban había sido oculta Providencia Divina, quesuavemente disponía para su desengaño a los Reos, que murieran casi enel propio lugar, que habían escogido, para el embarco en la fuga: ysupieran los venideros o los que queden, que sabe Dios hacer braseros enque arda, donde buscó la perfidia su escape, en que navegara paraobstinarse proterva.
Dispúsose el Templo de Santo Domingo en la misma forma, hermosura yadorno que para la otra vez, solo que para mayor lucimiento se le añadióa mano derecha al entrar, un tablado grande y muy salido para losCaballeros de la Cofradía de San Jorge, y dos barandas de madera quetirando con la anchura de una buena puerta casi desde la entrada de laIglesia, se iban ensanchando hasta los remates del Coro bajo y servíande valla a la innumerable multitud del vulgo, y de comodidad y desahogode las Señoras, que estaban dentro; y para más seguridad defendían laentrada con su mucha autoridad, y conocida nobleza el Señor Don AgustínGual, y el Señor Don Antonio de Verí.
El sábado que contábamos 28 de Abril, a las tres de la tarde acudió a laInquisición lo más docto, grave, autorizado y religioso no solo de todaslas Ordenes regulares y singularmente todos los Sacerdotes de los dosColegios que tiene en esta Ciudad la Compañía, por el frecuenteejercicio que en todas partes tiene esta Religión, de ejercer tanpiadoso ministerio; pero aún de los Doctores seculares de casi toda laIsla, o por lo relevantes de sus prendas, o por ser ministros del SantoTribunal. Habíamos sido convocados de antemano a fin, de que notificadaslas sentencias, asistiéramos a los Reos, y los fuéramos disponiendo,esforzando y confirmando a morir en la Fé verdadera con piadoso ycristiano valor. Empezó pues el Muy Ilustre Señor Don Pedro Guerrero deBolaños, Inquisidor Apostólico, asistido de Don Juan de la Puebla,Secretario del Secreto, a llegarse al fallo, y entrando en el encierrode Pedro Onofre Cortés de Guillermo, alias Moxina, le notificó quehabiéndose visto y comunicado su causa con personas muy doctas, degrandes letras y ciencia, siendo sus delitos tan graves y de tan malacalidad, se había hallado, y juzgado, que para ejemplo de ellos había demorir el martes siguiente; así que se previniese, y apercibiese; y paraque lo pudiese hacer como convenía, le dejaba allí tres religiosos.Saliendo el Señor Inquisidor dejó encargada la guarda de aquel Reo a dosFamiliares, pasando luego a hacer lo propio con los otros, quedando enbreve veinte y un Reos con la notificación de su muerte, y asistencia deSacerdotes en la misma conformidad.
Cogióles a los más como de improviso esta fatal notificación, habiendovivido casi todos vanamente esperanzados en la que llamaban piedad delTribunal: sin querer atender, ni a la conminación que se les había hechoen el año pasado de 1679, ni a la gravedad, y atrocidad del delito, queya de primera vez pedía de justicia la muerte, a no interceder por ellosla misericordia de la Santa Iglesia. A cuantos el primer delito, aunquetanto menor que éste, los lleva de contado al último suplicio? Y para sudesengaño, es cierto que en la ley vieja, el más manso de los hombres desu siglo, Moisés vengó, y castigó el primer desmán de idolatría en elbecerro con el último suplicio de muerte violenta, en pasados de veintemil israelitas: y aún no se dió por desenojado del todo Dios, comoconsta en el Capítulo 32 del Éxodo. Por donde se convence, cuanto es másbenigna aún la justicia de la ley nueva, que la mayor mansedumbre de lavieja. Sin embargo por gran rato se hubo de batallar en casi todos losReos, primero con el dolor, y la pena de haber de morir tan en brevecomo decían, y más en manos de un verdugo, como agriamente ponderabancon vehementes lamentos en especial las mujeres. Pasado aquel primerímpetu de sentimiento se fueron disponiendo los más para una Confesiónverdadera, haciéndose admirar y adorar píamente en muchos la eficacia dela misericordia de Cristo JESUS, que en la comprensión de su ciencia yextensión infinita de su caridad inmensa, no solo rogó por los que lehabían puesto en la Cruz con barbaridad y fiereza; pero aún con eficaciapor muchos de los que previa le habían de negar con ignominia.
En algunos pocos se hubo de lidiar con los errores, siendo tan fácil elconvencerlos, cuan difícil el hacerles confesar que lo estaban. Pero enfin, obrando la razón, y la gracia a lo que se puede creer, todosconfesaron sus engañosos delirios, exceptos solos dos que quisieronestar pertinaces. Estos fueron mi recomendado Pedro Onofre Cortés deGuillermo, alias Moxina, a quien me tocó asistir por orden del Tribunal,junto con el Reverendísimo Padre Fray Luís Coll, Examinador Sinodal yGuardián que fue del gravísimo Convento de San Francisco de Asís y conel Padre Diego García, Catedrático de vísperas de Teología en esteColegio de Montesión de JESUS; y el otro protervo fue Miguel Valls,alias de Campos, que estaba encargado al Reverendo Padre Presentado FrayVicente Pellicer, de la Religión de Santo Domingo, al Reverendo PadreFray Benito Alomar, de la Orden de los Mínimos, Lector de Teología en suReligión y al Padre Pedro Bolós, de la Compañía de JESUS. Habían ambosestado, a lo que ellos decían, por lo menos en lo exterior hastaentonces reducidos y hacían ahora tema de su terquería obstinada. Teníana la verdad entrambos buen entendimiento pero sin más cultivo que el desu negociación, sin más letras que saber leer y escribir y sin másdoctrina de su ley caduca ya y fenecida, que lo que bastaba para errar yperderse Sabían cuatro textos de la Biblia Castellana, más por tradiciónque por estudio, mal truncados, peor entendidos, a cuya letra queríanestar tan asidos que negándose al espíritu de ella huían la vida que élles daba y abrazaban la muerte que en ella se proponían. Apretóseles conrazones y con textos en sólida explicación de los suyos y con profecíasinnegables de las verdades católicas. Mas, ¿cómo ha de entrar la Fé sinla pía afición? Cómo se ha de cautivar el entendimiento, donde lasoberbia reina? O cómo a de confesarse convencido el entendimiento,cuando arrestada a su perdición la voluntad, hace punto y gala de serpertinaz y obstinada?
Así salieron, sin más remedio, de las cárceles el martes por la mañana,por angosto paso que apenas podían abrir en las calles entre innumerablegentío, las compañías de los Soldados, que con alta providencia enviópara este fin el Ilustrísimo Señor Virrey Marqués de la Casta. Ibamosledelante los tres dedicados a su asistencia con el Santo Cristo en lasmanos y como en su autorizada guarda la noble piedad del Muy IlustreSeñor Don Francisco Truyols, Gobernador que fue de la isla de Ibiza yMaese de Campo de un Tercio de Españoles y hoy General de la Artilleríay Don Berenguer de Homs, reciente Jurado en Familiar, del hábito deAlcántara, que a sus veces exhortaban también al penitente al oído. Lopuedo decir de mí que no sé si he visto en mi vida más angustiado elcorazón por verme al lado de un hombre que veía tan cierta yvoluntariamente irse al Infierno y reconociendo que no valían razones yque este linaje de Demonios no se echa nisi in Oratione. & ieiunio Mat. 17. 21. me volví a los circunstantes a pedirles en alta voz un AVEMARIA por amor de Dios, por aquel miserable, que se iba al Infiernociertamente: para que Dios lo alumbrase y reparando, que le hacíanalguna impresión estas voces, por más que lo quería desmentir, me volvíluego al otro lado a inculcar lo mismo con más afecto, así para mover alos oyentes a rogar por él con más instancia, como para alcanzar de lapiadosísima Madre de pecadores, que se dignara ablandarle el corazón,con la benignidad de su gracia.
Recibiese este medio con acepciónuniversal, con que a cada paso se oían estas voces todo el camino, asíde los que acompañaban a éste, como de los que asistían al otropertinaz, que se seguía, hasta llegar a la Iglesia de Santo Domingo ysentarse los Reos en la escalera sobre el tablado.
Y como la Madre de Misericordia, no tiene corazón para negar su piedad alos ruegos verdaderos, fueron millares los que unánimes con notableternura y afecto se lo pidieron, estoy creyendo firmemente, que por estapuerta entró la luz y el calor, que empezó a esparcir las tinieblas y aderretir el duro hielo de su obstinada pertinacia.
Sentéme a su lado enla escalera, como los demás con los suyos y con voz compasiva y amigablele ponderé lo mucho, que le iba en creerme. Oíame ya en esto consosiego, que fue la primera seña de su conversión y pidióme, que se lodejara pensar un poquito: apreté con que el tiempo era corto y en fin lefuí disponiendo, como Dios me ayudó y su Madre y al cabo de rato,hallándome precisado a dejarle por un corto espacio, declaré el estadoen que se hallaba y se lo encomendé al Reverendísimo Padre Maestro FrayPedro Juan Nicolau Exprovincial de los Vitorios y Calificador del SantoOficio, a cuyo espíritu había Dios destinado la victoria, haciéndoledeclarar a poco rato por católico. Bien que se puede creer, no dejaríade ayudar a ello el buen ejemplo de su compañero en la pertinacia MiguelValls, quien con la asistencia del espiritualísimo Padre Presentado FrayVicente Pellicer de Santo Domingo, tuvo la dicha de ser el primero, quelogró en su casa la intercesión del Santo Patriarca, a ruegos de tanbuen hijo, a que ayudaron no poco los demás nombrados asistentes y laactividad del Padre Jaime Custurer de la Compañía de JESUS. Fué deinexplicable consuelo para todos la conversión de este hombre, por loque podía conducir a confirmar en la Santa Fe a sus compañeros y por elgran concepto, que de él tenían: ya que porque siendo naturalmenteelocuente, sabía exprimir mejor la fineza de su conversión, el dolor desus errores y la viveza de su Fe verdadera.
ConfesáronseSacramentalmente los dos convertidos y fuéronse disponiendo para lamuerte en las pocas horas, que les quedaron de vida. Sucedió estomientras se leían las sentencias y después que el Reverendísimo PadrePresentado el Padre Fray Antonio Pons, Calificador del Santo Oficio,Examinador Sinodal y Prior de su Religiosísimo Convento de Predicadores,predicó un Sermón, que merecía la imprenta, si su mucha humildad no lenegara a la luz.
Acabáronse de leer las sentencias y luego el Juez real, el Señor DonJosé Calvo y Monreal Juez de Corte más antiguo, que había asistido aoirlas en silla igual, dos cuerpos distante (por acuerdo) de las sillasde los Señores Inquisidores, pero en el mismo tablado y antes del bancocolchado de los Secretarios del Secreto, verbalmente avisado por elTribunal, salió de la Iglesia y se fue a la plaza, que llaman de laCorte donde tenía levantado su tablado, bajo un pabellón alegre oquitasol con silla, mesa y recado de escribir, donde había de esperar,que se le hiciera la entrega. Siguióle después la procesión de los Reos,asistidos de sus Religiosos y Sacerdotes, que a sus veces les ibanexhortando a actos heróicos de Fe, Esperanza, Caridad y Contrición.Cerraban las filas el Señor Don Gaspar de Puig de Orfila, Alguacil mayorcon su vara alta y Don Manuel Jiménez de Soto mayor, Secretario másantiguo; quien después de subidos al tablado de la plaza y de lassalutaciones recíprocas, hizo en voz la entrega de parte del Tribunal ydió nota de los Reos en papel. Escribió y dió el Juez Real a todos losveinte y un Reos la sentencia e intimó por su fiscal la sentencia demuerte a vueltas de un garrote y de ser quemados e incinerizadosdespués.
Estaba ya enfrente de este tablado en la ventana entoldada deterciopelo carmesí de la Universidad o casa de la Ciudad el IlustrísimoSeñor Virrey Marqués de la Casta y todos los muy ilustres SeñoresJurados con otros Caballeros de la primera graduación y al querer bajardel tablado con mi penitente me pareció debía a vista de innumerablespersonas, que nos atendían, volver por la honra de mi encomendado PedroOnofre Cortés, ya católico y así después de haberle hecho pedir perdóndel escándalo y rogado a todos encomendaran a Dios su alma, le hicehacer una breve protestación de la Fe, adorar devotamente la Imagensagrada de JESUS crucificado, que llevé siempre en las manos. Montáronleen un jumento y empezóse la procesión hacia el brasero y aunque era elcalor excesivo, el polvo como niebla espesa y el trecho largo de más dedos mil pasos, ni les faltó jamás quien les exhortara, ni en las calles,plazas y campos, quien les oyera, llenara y embarazara el camino. Seríanentre cuatro y cinco de la tarde, cuando se llegó al brasero: donde sevieron juntas pasadas de treinta mil almas; habiendo concurrido de todoel Reino muchos de la payesía a la extrañeza de la función. Estaba aqueldilatado espacio, ocupado todo de muchas tiendas, tablados, coches,calesones, carros, que por entre la gente hicieran una alegreperspectiva a no ser tan funesta la función. ReconciliáronseSacramentalmente todos de nuevo con vivísimas muestras de dolorverdadero en loables prendas de su eterna salvación. Singularízoseentre todos Francisca Forteza, pues a la última vuelta del garrote,pronunció el dulcísimo nombre de JESUS, como lo había prometido, enprotestación de su Fe y de su amor. Acabóse con todos y puestos suscadáveres sobre la leña, pegado el fuego, se abrasaron en breve yconsumieron todos.
REOS RELAJADOS EN EL SEGUNDO AUTO
el día primero de Mayo de 1691
1. Pedro Onofre Cortés de Guillermo, alias Moxina de oficio cobrador dedeudas, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de cincuenta y cincoaños, reconciliado y preso segunda vez por judaizante relapso. Salió alAuto con coroza, capotillo, pintadas algunas llamas y sabandijas en unoy otra, una Cruz verde en las manos. Este aunque en la cárcelconvencido, estuvo confeso y arrepentido; intimada la muerte, se declarópertinaz y así llevaba mordaza en la boca, hasta que poco después que sele leyó la sentencia en el Auto, se redujo y convirtió condemostraciones de arrepentimiento verdadero, así aunque se le habíaleído la sentencia como a relapso pertinaz, no se ejecutó en él sinó lacomún de relajado al brazo seglar, muriendo como los otros a las vueltasde un garrote y después incinerizados y confiscados sus bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto y confeso.
2. Miguel Valls de Campos negociante de oficio, natural de esta Ciudadresidente en Ciudadela de Menorca, de edad de treinta y nueve añosreconciliado y preso segunda vez, por crímen de judaismo relapso. Saliódesde la Inquisición con las mismas insignias que el pasado, mordaza,coroza y capotillo de llamas y Cruz verde en las manos; pero estando yaen la Iglesia antes de oir su sentencia abrió los ojos, para abjurar suserrores con clarísimas señales de bien convertido y mucho consuelo delos católicos: leyósele su sentencia con méritos y fue relajado a lajusticia y brazo seglar con confiscación de bienes por hereje, apóstata,judaizante, relapso y confeso.
3. Francisca Cortés, mujer de Onofre Aguiló, de Onofre, negociante deoficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta y ochoaños, reconciliada y presa segunda vez por judaizante, relapsa. Salió(como todos los que se siguen en este Auto) con coroza, Cruz verde ycapotillo de llamas: leyósele su sentencia con méritos y fue relajada ala Justicia y brazo seglar con confiscación de bienes por hereje,apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.
4. Catalina Pomar, viuda de Rafael Martí menor, alias del arpa, deoficio botiguero; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de setenta yun años: reconciliada y presa segunda vez por judaizante, relapsa:leyósele su sentencia con méritos y fue relajada al brazo seglar conconfiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapsa,convicta, impenitente negativa.
5. Isabel Cortés, viuda de Rafael José Cortés, de oficio botiguero;alias la Moyaneta, natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuentay cinco años: reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa:leyósele su sentencia con méritos y fue relajada a la Justicia y brazoseglar con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante,relapsa, convicta y confesa.
6. Catalina Bonnin, mujer de Rafael Aguiló Pomar, alias Xorento, deoficio negociante; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de treinta yseis años, reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa:leyósele su sentencia con méritos y fue relajada a la Justicia y brazoseglar, con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizanterelapsa, convicta y confesa.
7. Mariana Cortés y Moyá, viuda de Agustín Cortés mayor, botiguero deoficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y nueveaños; reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: leyóselesu sentencia con méritos y fue relajada al brazo seglar con confiscaciónde bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta yconfesa.
8. Teresa Cortés, viuda de Onofre Aguiló de Pedro, botiguero de oficio;natural y vecina de esta Ciudad de edad de cincuenta y cinco años,reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: leyósele susentencia con méritos y fue relajada al brazo seglar, con confiscaciónde bienes por hereje, apóstata, judaizante relapsa, convicta,impenitente negativa.
9. Isabel Martí, mujer de Juan Bautista Martí, alias Verdet: natural yvecina de esta Ciudad de edad de cuarenta años, reconciliada y presasegunda vez por judaizante relapsa: leyósele su sentencia con méritos yfue relajada a la Justicia seglar, con confiscación de bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.
10. Rafael José Cortés de Agustín, alias filoa, negociante de oficio,natural y vecino de esta Ciudad, de edad de sesenta años; reconciliado ypreso segunda vez por judaizante relapso: leyósele su sentencia conméritos, fue relajado al brazo seglar con confiscación de bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto, impenitente negativo.
11. Ana Martí, viuda de Agustín Salvador Cortés, negociante; natural yvecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta y nueve años: reconciliada ypresa segunda vez por judaizante relapsa: leída su sentencia conméritos, fue relajada al brazo seglar, con confiscación de bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta, impenitente negativa.
12. Rafael Crespí Cortés, alias vila, platero, natural y vecino de estaCiudad, de edad de cuarenta y tres años, reconciliado por la Inquisiciónde Corte en el Auto, que allí se hizo el año 80, preso segunda vez porésta por judaizante relapso: leída su sentencia con méritos, fuerelajado al brazo seglar con confiscación de bienes, por hereje,apóstata, judaizante, relapso, convicto, impenitente negativo.
13. Onofre Cortés de Agustín, soltero, negociante de oficio, natural yvecino de esta Ciudad, de edad de treinta y un años; reconciliado, presosegunda vez: leyósele su sentencia con méritos y fue relajado al brazoseglar, con confiscación de sus bienes, por hereje, apóstata,judaizante, relapso, convicto y confeso.
14. María Forteza, viuda de José Cortés, botiguero; natural y vecina deesta Ciudad, de edad de cincuenta años; reconciliada y presa segunda vezpor judaizante, relapsa: leída su sentencia, fue relajada al brazoseglar, con confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante,relapsa, convicta y confesa.
15. Isabel Cortés, mujer de Miguel Alejos Cortés, negociante; natural yvecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta años; reconciliada y presasegunda vez por judaizante relapsa: leída su sentencia con méritos, fuerelajada a la Justicia seglar, con confiscación de bienes por hereje,apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.
16. Isabel Bonnin, mujer de Rafael Valls mayor, jabonero de oficio;natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta y tres años,reconciliada, presa segunda vez por judaizante relapsa: leída susentencia con méritos, fue relajada a la Justicia seglar, conconfiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa,convicta, confesa.
17. Francisca Forteza, viuda de Jerónimo Terongí, botiguero; natural yvecina de esta Ciudad, de edad de treinta y nueve años, reconciliada ypresa segunda vez, por judaizante, relapsa: leída su sentencia conméritos, fue relajada al brazo seglar, con confiscación de bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta.
18. Rafael Agustín Pomar, alias Xotento, negociante de oficio, naturaly vecino de esta Ciudad, de edad de treinta y nueve años reconciliado ypreso segunda vez por judaizante relapso: leída su sentencia, conméritos, fue relajado al brazo seglar, con confiscación de bienes porhereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto y confeso.
19. Melchor José Forteza, alias menjús, botiguero de oficio, natural yvecino de esta Ciudad, de edad de treinta y seis años; reconciliado ypreso segunda vez por judaizante relapso: leída su sentencia conméritos, fue relajado al brazo seglar, con confiscación de bienes, porhereje, apóstata, judaizante, relapso, convicto y confeso.
20. Francisca Cortés, mujer de Gabriel Cortés de Agustín, alias capalt,negociante; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de sesenta y tresaños; reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: leída susentencia con méritos, fue relajada a la Justicia seglar, conconfiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapsa,convicta y confesa.
21. Violante Martí, viuda de Onofre Cortés, de oficio botiguero; naturaly vecina de esta Ciudad, de edad de sesenta y un años, reconciliada ypresa segunda vez por judaizante relapsa: leída su sentencia conméritos, fue relajada a la Justicia y brazo seglar con confiscación debienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.
AUTO TERCERO DE FE
CELEBRADO EN
MALLORCA A 6 DE MAYO
1691.
Echas las mismas diligencias, preámbulas al Auto pasado, para el que sehabía de hacer a 6 de Mayo el viernes a las cuatro por la tarde, los dosMuy Ilustres Señores Inquisidores Apostólicos, con asistencia delSecretario Jaime Fábregas, corrieron los encierros y notificaron con lamisma solemnidad a catorce Reos, que habían de morir el Domingosiguiente a seis; dejándoles encargados, para que les dispusieran, atres o cuatro Sacerdotes, que se aplicaron con celo a la salvación desus almas. Corrieron en lo demás las cosas como en el otro Auto, siendoen éste solo catorce los relajados en persona y otros siete en estátua oen sus huesos. Añadióse a la celebridad del auditorio en la Iglesia, allado del Ilustrísimo Señor Virrey, la benigna y grata asistencia delExcelentísimo Señor Marqués de Leganés, que hallándose aquí de paso parael gobierno de Milán se dignó autorizar el Auto en lo más lucido de sunobilísima comitiva. Predicó este día el Sermón, muy igual a suespíritu, eficac