ARGENTINA
Veinticinco de Mayo, Comandante C. N.
AUSTRIA
Aurora, Comandante C. F. M. Thewalt.
Newarck, Almirante A. E. K. Benham.
ESTADOS UNIDOS DE Comodoro C. S. Carey
AMÉRICA
Duguesclin, Comandante C. N. Mr.
Blanc.
Hirondelle, Comandante C. F. Mr.
FRANCIA
Bellue.
Bonaire, Comandante C. F. A. F.
HOLANDA
Krabbe.
Australia, C. Swinton C. Holland.
Amphion, C. John R. E. Pattison.
INGLATERRA
Scout, C. Walter S. Goodridge.
Torpedero, Liut Hugh le D. Stapleton.
Torpedero, Liut Allan T. Everett.
Lepanto, Almirante C. A. De Liguori.
C. N. S. Grenet Francesco.
ITALIA
Bausan, C. N. Cavaliere de Libero.
Dogali, C. F. Cav. Giorelo.
Duilio, C. F. Conde Candiani de Olivala.
General Zaragoza, Comandante
MÉJICO
Reginald Carey Brenton.
PORTUGAL
Vasco de Gama, Comandante C. N.
Legazpi, Ministro de Marina D. José M.
de Beránger.
Comandante, T. N. I.º D. Adriano
Sánchez Lobatón.
Pelayo, Contraalmirante D. Zoilo
Sánchez Ocaña.
Comandante C. N. D. Luis Pastor.
Reina Regente, Comandante C. N. D.
José Pilón.
Victoria, Comandante C. N. D. Manuel
Dueñas.
Alfonso XII, Comandante C. N. D. José
de Guzmán.
Isla de Cuba, Comandante C. F. D.
ESPAÑA
Salvador Rapallo.
Isla de Luzón, Comandante C. F. D.
Ramón Valenti.
Temerario, Comandante T. N. I.ª D.
Rafael Pascual de Bonanza.
Cocodrilo, Comandante T. N. I.ª D.
Adolfo España.
Nautilus, Comandante C. F. D. Fernando
Villamil.
Arlanza, Comandante T. N. D. Alberto
Castaño.
Cuervo, Comandante T. N. D. Manuel
Pasquin.
Piélago, Capitán D. N. Plá.
Santa María, Comandante C. F. D. Víctor Concas.
Agosto 1892.
LA COMISIÓN
FIESTA NAVAL CELEBRADA FUERA DE LA BARRA DE
SALTES EL 3DE AGOSTO DE 1892
ESTUDIOS AUXILIARES
PARA
RECONSTITUCION DE LA NAO SANTA MARÍA
POR EL
CAPITAN DE NAVIO RETIRADO
D. CESAREO FERNÁNDEZ DURO
DE LAS REALES ACADEMIAS DE LA HISTORIA Y DE BELLAS ARTES DE SAN
FERNANDO
Las indicaciones del diario de navegación del Almirante de las Indiasson tan someras, que no puede por ellas formarse juicio, ni aunaproximado, del número, calidad, forma y disposición de las piezas deartillería montadas en las carabelas.
No es dudoso, sin embargo, por esas mismas indicaciones, qué artilleríallevaban. El 7 de Octubre de 1492 anotó Colón que «la carabela Pintatiró una lombarda por señal de tierra y levantó una bandera en el topedel mástil».
El 18 de Diciembre escribió que en conmemoración de la fiesta de laVirgen tiráronse muchos tiros de lombarda; puso las banderas y atavióla nao. Vino á bordo el cacique de Santo Domingo, y al despedirle hizotirar muchas lombardas.
Queriendo luego que los indios tuvieran saludable temor á las armas delos españoles, después que se perdió la nao capitana,
«mandó armar unalombarda en tierra y tirar al costado de la dicha nao. Vido como lopasó y fué muy lejos la piedra por la mar». Era esto el 2 de Enero de1493.
Á poco, acabada la fábrica del fuerte nombrado de Navidad, dice que dejóen él mucha artillería, pólvora, pertrechos y un artillero.
Esto es cuanto enseña el mencionado diario, según el extracto conservadopor el P. Las Casas y dado á luz por D. Martín Fernández de Navarrete enla Colección de viajes y descubrimientos que hicieron por mar losespañoles.
Para suplir lo que calla, necesario es acudir á los primeros tratadosmilitares del siglo XVI, por las noticias que recogieron de losanteriores. Las expediciones navales de D. Alfonso V de Aragón al reinode Nápoles, mediado el XV; la guerra de Granada emprendida por los Reyesde Castilla y Aragón, y en ella el sitio de Málaga, en que se emplearonfuerzas navales; la armada que fué á Italia con Gonzalo Fernández deCórdoba; la que se dispuso para el viaje de D. Fernando á Nápoles en1506; por fin, las escuadras que acometieron á Berbería en 1505 y 1509,comprendieron á la época en que se realizó el descubrimiento de lasislas oceánicas, y fijando límites entre los que no fueron notables losadelantos y variaciones de las armas; ofrecen alguna enseñanza.
Han estudiado modernamente el modo de ser de la milicia de mar y tierraal acabar la Edad Media, Capmany, Navarrete, el Conde de Clonard, Pérezde Castro, Salas, Barado y algunos más reuniendo cédulas, relaciones,inventarios y dibujos de gran utilidad, muy aumentados é ilustrados parael caso presente en la obra especial dada á la estampa por D. JoséArantegui y Sanz con título de Apuntes históricos de la Artilleríaespañola en los siglos XIV, XV y XVI. (Madrid, 1887-1891.) Poniendo ácontribución los textos y algo más, inédito, que va apareciendo, seadvierte:
Que las naos de la marina aragonesa á fines del siglo XIV y principiosdel XV, no llevaban más de una, dos, tres y hasta cuatro lombardas,según su porte.
Que el rey D. Alfonso V tenía el año 1418 en la galera real doslombardas que tiraban 9 y 7 libras de pelota de piedra, y solo 10proyectiles por pieza.
Que la otra galera real en que hizo D. Fernando el mismo viaje á Nápolesen 1506, llevaba una lombarda, dos cerbatanas y dos pasavolantes.
Que en las armadas de naos por el mismo tiempo aprestadas para Italia yBerbería, aunque no seguramente averiguado, iban cuando más, cuatrolombardas en cada una.
Parece deducirse de estas noticias que al emprender las carabelas dePalos su viaje, la artillería no era numerosa en los bajeles, y lasconfirma una cédula de los Reyes Católicos, del año 1505, mandandoentregar 10 lombardas, las dos grandes y las ocho pequeñas para lacarraca de Iñigo de Artieta, general de la Armada de Vizcaya que estuvoen Cádiz al emprender Colón la descubierta, por si necesario fueraprotegerla. Las dos grandes tiraban piedra de cada setenta libras; lasotras como ribadoquines.
En instrucciones que se dieron á D. Johan Manuel para fletar doscarracas de 2.000 botas cada una, se indicaba que montaban cientlombardas de todos calibres, seis de ellas de 25 á 30 libras, tirandopor puertas levadizas[18]. Conforma en cierto modo con este dato losque ofrecen las relaciones de vistas celebradas en Saona por Luis XII deFrancia con nuestro D. Fernando el año 1507. Un historiador delprimero[19] refiere que el almirante Philippe de Ravestain lució en laocasión una carraca nombrada La Charente, de las mejores que flotabanen la mar: llevaba á bordo 1.200 hombres de guerra sin los marineros ymontaba 200
piezas de artillería, de las cuales 14 tenían ruedas ytiraban piedras grandes.
No contradicen estas referencias á las anteriores: aun tratando decarracas que eran las naves de mayor porte y capacidad, y de una tanexcepcional por la grandeza y objeto, como La Charente, se comprendeque, separadas las 14 piezas encabalgadas, el mayor número componían lasde horquilla y pinzote fijo en la borda, manejadas por un hombre, sicomprendidas en la denominación genérica de piezas de artillería,distinguidas en particular con las de falconetes, versos y pasavolantes.
La frase mucha artillería empleada por Cristóbal Colón al hablar de laque dejó en el fuerte de Navidad, sería relativa ó hiperbólica, como loera al referirse á las salvas. Debe entenderse que en la fortaleza dejótoda la que montaba la nao perdida, ya que en las otras sólo de estorbohabía de servirle. Habiendo encarecido en su narración la docilidad ynatural pacífico de los indios, querría decir que la artillería eramucha, por estimarla más que suficiente para estorbarles el acceso.
El número efectivo en La Santa María no excedería seguramente del quetenía la carraca capitana de Iñigo de Artieta, y suponiéndolo igual,esto es, de dos lombardas y seis falconetes, estaría bien armada,considerada la época y el porte. Apoya la hipótesis la certeza de ser lanave una de aquellas de Cantabria destinadas al comercio con los estadosde Flandes, que conciliaban en lo posible los medios de seguridad con lamayor carga, y no es de presumir que los primeros se alteraran alemprender un viaje de exploración para el que lo importante era contarcon vitualla y agua en la ida y la vuelta; vitualla calculada, segúnalgunos marinos dijeron, para un año, si bien parece cifra en dobleexagerada.
La fundición de artillería de bronce estaba en mantillas al empezar elreinado de doña Isabel; era de hierro forjado la que se empleaba para ladefensa y ataque de las plazas, así como para el armamento de las naves,sobresaliendo en la fábrica los ferreros de Vizcaya, y un curiosodocumento del Archivo de Simancas[20]
relativo á la comisión que se dióá Pedro Ruiz de Ibarra y á Juan Pérez de Tolosa, repostero de cámara desus Altezas, ambos vascongados, para comprar en aquel país las piezasque hicieran falta al organizar la expedición de Mazalquivir en 1505explica las dimensiones, calibre y costo de las que se destinaban á losbuques.
Dice la primera partida de la cuenta: «Que se hicieron hacer (enVizcaya) veynte e cuatro lombardas que tiran piedra de diez libras (15cm) de nueve palmos en largo con cada tres servidores con sendascorueñas, que fué igualada cada pieza en veinte e un ducados».
Las otras partidas especifican las variaciones, salvo la longitud queera la misma en todas las piezas (el mismo longor de nueve palmos) comosigue:
24 lombardas que tiran 10 libras, á 25 ducados.
8
—
7 — á 14 —
11
—
6 — á 12 —
20
—
5 — á 10 —
14
—
4 — á 8 —
12
—
3 — á 6 —
10
—
2 — á 4 —
3
de diez palmos
27 — á 30 —
Por la escala gradual de calibres es de juzgar que á las carabelas, comonaves menores, se destinarían las lombardas que tiraban dos ó treslibras de pelota de piedra y que así las llevaron las de Colón. En elMuseo de Artillería de Madrid se conserva un ejemplar de lombardapequeña, de las de dos libras, cuyas dimensiones correspondenexactamente con las de la relación de Ruiz de Ibarra y Pérez de Tolosa ytambién con inventario del año 1500, copiado en Simancas por elbrigadier de ingenieros Sr.
Aparici. La ha discutido y dibujado á escalael comandante de artillería D. José Arantegui[21]: tiene los nuevepalmos de longitud y diámetro que por la fórmula P == VxD, ó sea 920 == 4,18V
3x2, 40, da para el de la pelota de piedra poco más de 9 cm.
Por el examen detenido se deduce el método racional de fabricación,formando primeramente el cilindro del ánima con barras ó duelas dehierro batido, de 6 cm. de grueso, sujetas con manguitos de 12 cm.también de grueso y de 55 á 65 de longitud, y cubiertas las uniones deuno y otro con zunchos de 5 cm. de grueso y 20 de anchura. El refuerzode la boca se alargaba en la parte superior formando una arista paralelaal eje y á la determinada por dos zunchos suplementarios en los tercios,con sendas argollas.
De estas piezas había con servidor ó recámara postiza y también conculata cerrada, haciéndose en el último caso el tapón á sombrerete,soldando las duelas á martillo. La disposición del fogón era entoncespróxima al plano de la culata, terminando arriba en una pequeña cazoletade 18 mm. de amplitud. Cortado el sombrerete venía á tener esta pieza1m,430 de longitud.
Se empleaban las piezas de servidor al aire libre porque teniendo dos ytres que se cargaban independientemente, era el tiro más rápido; las deculata cerrada se preferían en baterías bajo cubierta. Diego García delPalacio explicaba la causa en su Instrucción náutica, escribiendo:
«Todas las piezas abiertas que se sirven con cámaras han de estar sobrecubierta, porque si están debajo, el humo que queda dentro ocupa lavista á los que los sirven.
Por manera que éstas y los versos se han de poner sobre las toldas depopa y proa, y las cerradas, que son de culata, que echan el humo por laboca, abajo... »[22]
Lo dificultoso de todo punto es determinar la forma y construcción delos montajes, que según la cuenta extractada del año 1505 ya se llamabanpor entonces corueñas. Es esta una de las investigaciones más obscurasentre las que atañen á la artillería antigua: nada hay averiguadohistóricamente hasta ahora, pues los dibujos que en las piezas de sitioy de campaña suplen en muchos casos la falta de descripciones, no dejanver de qué modo se colocaban en el interior de la nao esas lombardas.
Eldiscurso tiene que guiarse por analogías con los montajes de plaza y porindicaciones vagas como lo es la de aquella carraca La Charente en quehabía algunas piezas con ruedas.
El mencionado García de Palacio decía: «Terná la nao sus portañuelas dospalmos en cuadro con sus bisagrones para cerrallas y abrillas cuandoconvenga, y en los lados de cada una dos argollones de hierro fuerte, ycerca del muñón un gancho, y del á las argollas puestos sus aparejospara zallar las piezas, y de las argollas á la culata de cada una de susretenidas tan largas cuanto es menester para recular la pieza,advirtiendo que la una sea mas corta que la otra, para que reculando lapieza y teniendo la boca dentro, por la retenida corta dé media vuelta yquede prolongada de popa á proa, para que el lombardero pueda tornalla ácargar, sin que por la portañuela le puedan hacer daño.»
Como la construcción es casi un siglo posterior al tiempo de lascarabelas de Colón y trata ya de piezas con muñones y de portañuelascuadradas, sirve solamente como dato del progreso que en ciertosdetalles se había conseguido: mas á falta de otras, y cotejada con loque se sabe de montaje de artillería de sitio y de campaña, ayuda áconjetura, siendo, sobre todo, de utilidad, para el conocimiento de losherrajes y guarnimientos de palanquines y del braguero con dos brazos, corto y largo.
Por presunción lógica tenía que estar la lombarda montada ó encabalgadasobre una pieza sólida de madera en la que, á media caña, se hubierarebajado el lugar del asiento á tope de la culata.
Sentaría sobre dostablones adelante y atrás prolongados lo suficiente para dar, como base,mayor estabilidad al conjunto y á fin de que, no estando dicha base encontacto continuo con la cubierta de la nave, dejaran espacio é hicieranposible y fácil dar las fuertes trincas de cabo ó cuerda que hacían dela lombarda y su cureña un solo cuerpo, y tesarlas ó reforzarlas ámedida que el ejercicio requiera mantener la sujeción.
Bien podía conseguirse teniendo la corueña un eje delantero con ruedaspequeñas enterizas; pero las ruedas representan otro adelanto que no esprobable se hallara en práctica en las carabelas, toda vez que comonovedad y cosa rara se señalaba años después.
Claro es que no podría con esta disposición variarse la puntería enaltura, y que habían de ir los tiros rasando el agua, como dice elcronista portugués García de Resende; con todo, siendo como era corto elalcance y empleada por consiguiente la artillería sólo como preliminardel abordaje, cumpliría tal afuste con su objeto, sirviendo al disparode la pelota de piedra, de cuyo efecto en los costados de madera hablaJulio César Firrufino, y el mismo Colón dió idea en la ocasión citadaprecedentemente, contando cómo pasaba el proyectil la endeble obramuerta de su nao.
Justifica al mismo tiempo la inmovilidad de la lombarda en su montaje,porque no se abrían compuertas cuadradas en los costados. Una aberturacircular de poco mayor diámetro que la boca de la pieza era suficientepara el disparo y protegía más á los sirvientes contra los tiros dearmas portátiles.
El modo de cargar las piezas con pólvora á granel introducida concuchara, se indica en la siguiente Cédula real, que recomienda lasustitución en las Indias de la artillería de hierro forjado por la debronce[23].
«El Rey.—Comendador mayor, nuestro veedor general de la nuestraArtillería. Porque para la isla Española son menester algunas piezas deartillería, Yo vos mando que luego questa viéredes, fagais facer en esacibdad de Málaga cinco sacabuches e un cañon pedrero que tenga unalinterna de oxa villa (?) engastada en el atacador, para le atacar, educientas e cincuenta piedras para él, e dos falconetes e ducientaspiedras de plomo, e un molde de azofar para los falconetes, e otralinterna como la del cañón, e sea todo de buen metal porque de yerroluego se dapna allá a cabsa de la humedad de la tierra, los quales ansífechos con todos sus aparejos, los entregareís a nuestros oficiales dela Casa de la Contratación que residen en Sevilla, ó a quien su poderovier. E mando a Juan de Soria, mi Contador de la artillería, que ansíse los faga luego entregar su carta de pago, o de quien su poder oviere,cuanto que sean rescebidos. Fecha en la villa de Medina del Campo a 30de Setiembre de 1504 años.—
Yo el Rey.—Por mandado del Rey, Gaspar deGricio.»
Los falconetes ó versos fijos en la borda que equivalían á las piezasactuales de tiro rápido, eran de hierro batido, como las lombardas; sefabricaban de la misma manera, diferenciándose en el calibre menor; enque lanzaban proyectiles formados con dado de hierro revestido de plomoy en que no teniendo cureña, pues giraban verticalmente sobre muñones yhorizontalmente sobre horquilla acabada en pinzote, tenían en la parteposterior un bastidor ó marco para afianzar con cuña el servidor, y unarabera con que lo manejaba el lombardero.
No es necesario reconstituir estas piezas discrecionalmente, puesexisten en el Museo de Artillería de Madrid dos ejemplares auténticosextraídos del fondo del mar y por primera vez descritos en el MuseoEspañol de antigüedades. Uno de ellos tiene 70 milímetros de calibre y23 de espesor en el brocal: la bala de hierro emplomado pesaría 1.500gramos. El otro tiene 45
milímetros de calibre y la pelota no debíapesar más de 360
gramos. En el último son las duelas de 5 milímetros,los manguitos de 17 y los zunchos de 40. La longitud de la caña es de750 milímetros; la del marco, en dirección al eje, 250; la de la rabera340, de modo que la longitud total alcanza á 1m,340[24]. Que las naosy carabelas grandes ó pequeñas llevaban artillería, acredita el Memorial que Cristóbal Colón dirigió á los Reyes en 1498 enumerandolas cosas que necesitaba, diciendo[25]:
«Es mas menester para los navyos que fueren, como para la gente que alláresidiere ansy armas, lombardas para los navyos, e lanzas e espadas epuñales e ballestas e madexuelas para las ballestas, e almacén para lasballestas.»
Relativamente al cuarto viaje del descubridor de las Indias hayconstancia oficial en las cuentas de Rodrigo de Narváez conservadas enSimancas[26], importante al fundamento de lo que va expuesto, por estapartida:
«Data.—Por una cédula fecha en 20 de Marzo de 1502 años se libró en eldicho Rodrigo de Narváez mayordomo del Artillería de sus Altezas dosribadoquines é 24 quintales de pólvora que lo dé a Xºval Colón,Almirante para el viaje que ha de facer, lo cual se le libró por unacédula del thesorero A.º de Morales fecha en Sevilla a 8 de Marzo de1502.»
Con la experiencia de lo acontecido á la nao Santa María quiso D.Cristóbal llevar bajeles de menor porte en este viaje que había de serde exploración por las costa de Tierra-firme y, según refiere el P. LasCasas, compró cuatro navíos de gavia á propósito, el mayor de los cualesno pasaba de 70 toneles ni el menor de 50 bajaba. Los dos ribadoquinesentregados por el mayordomo de la artillería de Málaga no serían únicaspiezas con que se armaron las cuatro naves, pues en tal caso fueraexcesiva la cantidad de 24 quintales de pólvora con que se las dotaba;es de concebir por ello que con esas dos piezas se aumentó y mejoró elarmamento ordinario de artillería de hierro que las carabelas tendrían,á petición del Almirante.
Consignó el cura de los Palacios, cronista de los Reyes Católicos, altratar de la guerra con Portugal y batalla de Toro[27],
que el duque deVillahermosa, fué por entonces (1475) el primero que metió ribadoquines en Castilla. Para el sitio de Ponferrada ya se fundieronen Zamora y Benavente, sabiéndose por las cuentas del tesorero Ruy Lópezde Villalobos (1486) haberse encargado la fundición á los maestros Pedroy Juan, á condición de pagarles por cada uno que saliera limpio y bueno,sufriendo la prueba de dos tiros 1.000 maravedís, siendo de su cargo laleña, carbón, molde y demás cosas necesarias, excepto el cobre yestaño. Fundieron 17, y salieron tan buenos, que sobre el precioestipulado se les abonaron 1.500 maravedís[28].
Eran pues los ribadoquines piezas ligeras de bronce de recienteadopción, cuyas condiciones se descubren en las partidas de cuentas degastos hechos para aquel sitio, á saber: Bancos de ribadoquines pagados á los carpinteros.
Maderos de olmo labrados á hacha para los mismos.
Maromas.
Hoja de lata para medida de ribadoquines.
Dados de hierro para pelotas de ribadoquines.
Dos carros e dos pares de bueyes en que se llevaron seis ribadoquines.
Poco después se aplicaba tal artillería á la defensa de las plazas: losinventarios del mayordomo manifiestan haber entregado en 1501, con otraspiezas; para la fortaleza de Bermiliana un ribadoquín que pesó 2quintales e 1 arroba e 10
libras.
Para la de Buñol, 1 ribadoquín e 2 arcabuches que pesaron 3
quintales e18 libras de metal.
Para la de Adra, 2 ribadoquines e 2 arcabuches que pesaron 5
quintales e2 arrobas e 10 libras.
Para la de Lanjarón, 1 ribadoquín e 2 sacabuches que pesaron 2 quintalese 3 arrobas e 1 libra.
Las relaciones del año siguiente de 1502 hacen distinción de Ribadoquines San Migueles; ribadoquines con muñones; ribadoquineschicos, y aun dicen que Maestre Cristóbal, fundidor, entregó 19ribadoquines ochavados, 14 ribadoquines redondos y moldes de pelotaspara ellos.
Los arcabuches ó sacabuches eran, por lo que parece, piezas de campaña,más ligeras y modernas que los ribadoquines. No atañe al Almirante, sinoá su sucesor en el gobierno de la isla Española la primera mención,hallada en la siguiente cédula, digna de notoriedad[29].
«El Rey e la Reina.—Rodrigo de Narváez, mayordomo de nuestraArtillería. Nos vos mandamos que deis y entreguis al Comendador deLares, nuestro gobernador de las Indias, o a la persona quel con sucarta embyare, veinte e cuatro sacabuches de metal[30] e la pólvora epelotas que fuere menester para ellos e para quince espingardas que lemandamos de otra parte dar, e así mismo le dad los moldes e otro aparejoque fuere menester para hacer las dichas balas, lo cual todo es parallevar a las Indias, e tomad su carta de pago, ó de la persona queasymismo enviare con la cual e con esta mandamos que vos sea rescibidoen cuenta lo que asy le dieredes y entregaredes, lo cual vos mandamosque hagades, asentando esta nuestra cédula el Comendador mosen SanMartyn nuestro proveedor e veedor de la dicha artillería e Joan de Soriacontador della, e dando ellos su parescer en las espaldas desta nuestracédula de las cosas susodichas que les debais dar.
Fecha en la ciudad de Granada a 31 días de Agosto de 501
años.—Yo elRey.—Yo la Reina.—Por mandado del Rey e de la Reina, Gaspar deGricio.»
Cuando llegó Colón al puerto del