Por supuesto que este proceso no es bidimensional, ni lineal, como se refleja en la imagen.
Una descripción más realista estaría formada por círculos concéntricos tridimensionales (esferas), con la “realidad” en el centro, El Campo a su alrededor, y la consciencia rodeando el Campo.
Podrías verlo como una manzana, cuyo corazón es la “realidad”, El Campo es la carne que te comes, y la consciencia es la piel. Sin embargo, estamos estancados en las imágenes bidimensionales ahora mismo, al menos hasta que podamos hacer este libro holográficamente.
* * *
La consciencia es lo que escoge las frecuencias de onda determinadas en El Campo y las descarga en el cerebro humano, el cual las convierte entonces en partículas de espacio/tiempo y hace surgir nuestra “realidad”.
Aquí es donde los físicos cuánticos se dividen en dos grupos principales. Los de un grupo (los científicos “puros”) no pueden aceptar esta propuesta, aunque es la más lógica y sencilla y por lo tanto satisface la Cuchilla de Ockham y el principio de parsimonia. Eso ocurre porque la consciencia no se puede medir ni tratar en la forma científica habitual. La consciencia no se presta bien a las ecuaciones matemáticas o a la investigación estadística.
Pero hay un número significativo de científicos cuánticos que comprenden que la consciencia no es sólo la mejor respuesta, sino también con la pueden trabajar mejor. Uno de ellos es el doctor Amit Goswami, a mi parecer uno de los mayores pensadores de nuestro tiempo. El doctor Goswami es Catedrático Emérito en Física Teórica de la Universidad de Oregón, Investigador Principal Residente en el Instituto de Ciencias Noéticas, y autor de ocho libros sobre Física Cuántica, incluyendo El Universo autoconsciente y Ciencia y Espiritualidad: una integración cuántica. El doctor Goswami dice:
«La Física Cuántica nos permite ver directamente que sólo podemos darle un sentido al mundo si lo basamos en la consciencia. El mundo está hecho de consciencia, el mundo es consciencia… La Física Cuántica lo pone tan claro como la luz del día… La Consciencia debe estar implicada… así que, por primera vez, la ciencia se encuentra con el “libre albedrío”. La consciencia es libre porque no existe descripción matemática del objeto en nuestra ciencia; sólo los objetos pueden ser descritos matemáticamente, y sólo hasta el punto de que son posibilidades. La cuestión sigue siendo primordial: ¿quién es el que “escoge”? Y entonces vemos que… vemos que existe la libertad de elección, y que desde esa libertad de elección proviene nuestra experiencia real.»5
El doctor Jeffrey Satinover, catedrático de la Universidad de Yale, lo piensa así:
«Si propones que hay un mundo intangible que efectúa el mundo tangible de nuestra experiencia, y si dices entonces que “esto es lo que dice la mecánica cuántica” (concedemos que esto es una manera imparcial de intentar poner en cualquier idioma algo que es dificilísimo de captar), ello nos lleva entonces, de forma bastante natural, a la conclusión de que la mecánica cuántica dice que hay un mundo espiritual que hace esta elección, que hay otro mundo que es intangible y que efectúa el mundo físico e influye en él. Sin embargo, esta intangibilidad es el fundamento de la realidad física. Podrá ser intangible, pero es (bueno, no podemos decir realmente qué es y por qué está ahí) pero de hecho es la característica más fundamental de la materia.»6
Fred Alan Wolf, físico teórico, lo dice de esta manera:
«La Física Cuántica dice que la consciencia juega un papel en el Universo. Dice que hay un subterráneo secreto que parece que efectúa la realidad en la que vivimos, y que esta realidad en la que vivimos no es en absoluto lo que parece ser.»7
Y el doctor Andrew Newberg, director del Centro de Espiritualidad y Neurociencias de la Universidad de Pennsylvania, pregunta:
«Si vivimos o no simplemente en un gran “Holodeck” es una cuestión para la que no tenemos necesariamente una buena respuesta… Es concebible que toda esta realidad sea sólo una gran ilusión… Entonces, ¿cuál es la relación entre consciencia y realidad material?, ¿puede derivarse el mundo material realmente de una realidad de la consciencia?, ¿puede ser la consciencia misma lo fundamental del universo, por así decirlo, en lugar de la “fría y oscura materia”, u otros aspectos de la materia que los físicos han buscado?... Quizá eso tenga algo más que ver con la consciencia. En ese aspecto, entonces, podemos pensar realmente que el universo es más un estado de consciencia… mucho más eso que la realidad material que contemplamos normalmente.»8
Así pues, cierta cantidad de científicos cuánticos altamente respetados y considerados han dllegado a la conclusión de que es la consciencia lo que escoge las frecuencias de onda exactas de El Campo, aquellas que quiere usar para crear nuestras experiencias holográficas.
Sin embargo, como ocurre con El Campo, nadie puede probar que la consciencia exista. Pero, también como con El Campo, cuando suponemos que “la consciencia debe estar involucrada”, como dice el doctor Goswami, entonces podemos construir con éxito un modelo de cómo funciona nuestro mundo y usar ese modelo para aplicaciones muy prácticas y competentes en el día a día.
De manera que la declaración “tú creas tu propio universo holográfico” no es cierta, ya que el “tú” que tú crees que eres, el que está en el lado “realidad” de El Campo, no crea esa realidad. Estaría más cerca de la verdad decir: “tu consciencia crea tu propio universo holográfico”.
Pero, ¿qué es exactamente la consciencia?
Si quieres echarte unas buenas risas, pulsa aquí para ver un vídeo corto de ¡¿Qué coj…!? - En la madriguera del conejo, donde algunas de las personas más brillantes en el campo de la física cuántica intentan dar una respuesta.
Bueno, cuando hayas terminado de reírte, por favor, agradece la honradez y la humildad con las que estas grandes mentes forcejean con la pregunta, porque no es nada fácil definir la consciencia.
El diccionario Merriam-Webster define consciencia como «la cualidad o estado de ser consciente, especialmente de algo dentro de uno mismo».9
En la Filosofía: «en su nivel más básico, puede decirse que la consciencia es el proceso de un pensador que enfoca su pensamiento en algún aspecto de la existencia».10
«En los seres humanos, la consciencia se comprende que incluye el “meta conocimiento”, o conocimiento de que uno es consciente».11
«En muchas enseñanzas espirituales, consciencia es sinónimo del alma humana o espíritu, la parte inmortal del ser humano; y la alta consciencia, también es llamada super consciencia (Yoga); consciencia objetiva (Gurdjieff); consciencia búdica (Teosofía); consciencia de Dios (Sufismo e Hinduismo); consciencia de Cristo (Pensamiento Nuevo); y consciencia cósmica. Son expresiones utilizadas para significar la consciencia de un ser humano que ha alcanzado un nivel más alto en el desarrollo evolutivo.»12
Pero, «podríamos vernos forzados a admitir que la consciencia, como los conceptos infinito y onda/partícula en mecánica cuántica, es una propiedad que no puede ser intuida directamente. La consciencia (como la gravedad, la masa y la carga) puede ser una de esas propiedades irreducibles del universo para las que no es posible una explicación más a fondo».13
Si visitas Answers.com y Wikipedia.com y buscas consciencia, encontrarás ensayos y ensayos (docenas de ellos) de respetados investigadores que intentan explicar qué es la consciencia, todos bajo aspectos ligeramente diferentes de la palabra.
Para mí, la última de las citas es quizá la más significativa y la que más merece repetirse:
«La consciencia (como la gravedad, la masa y la carga) puede ser una de esas propiedades irreducibles del universo para las que no es posible una explicación más a fondo.»
Creo que está claro entonces que nadie sabe exactamente qué es la consciencia, o cómo definirla apropiadamente. La verdad es que no lo sabremos nunca, sólo sabemos que tiene que existir. De hecho, nosotros somos incapaces de saberlo y siempre seremos incapaces de saberlo, simplemente porque, respecto de la consciencia, estamos al otro lado de El Campo y nuestros cerebros (al menos según Pribram) han sido creados como receptores y traductores holográficos, y en el otro lado de El Campo no tenemos ni la capacidad ni la habilidad de acceder o procesar información alguna.
Lo que sí sabemos es que la consciencia no es el cuerpo, ni el cerebro, ni el intelecto, ni la mente, ni otra cosa alguna en el universo holográfico. No es una cosa, es la creadora de todas las cosas.
¿Acaso estoy diciendo que nosotros (el “yo” que escribe este libro y el “tú” que lo lee) no tenemos consciencia? No, lo que digo es que la palabra consciencia se ha destinado a significar muchísimas cosa en nuestro universo holográfico, y que entonces es muy confuso usarla para describir lo que existe en el otro lado de El Campo.
Sí, nosotros (“tú” y “yo”) tenemos una clase de consciencia, que es la auto consciencia. Somos conscientes de “nosotros mismos”, y somos conscientes de ser conscientes. Como dice el diccionario: «La cualidad o estado de ser consciente, especialmente de algo dentro de uno mismo».
Eso está bien, pero esa no es la consciencia de la que hablamos, la que escoge las frecuencias de onda en El Campo.
Dijo René Descartes que: «pienso, luego existo». Descartes vivía dentro del cine, como todo el mundo, y, como he dicho antes, en la física cuántica encontramos que lo opuesto a lo que siempre hemos creído es lo que realmente está más cerca de la verdad: «Existo, luego pienso».
La consciencia de la que hablamos ahora es el “Yo soy”. Tú, y yo, y nuestra auto consciencia, somos el “Yo pienso”.
* * *
Durante mucho tiempo he dudado hacer esto, probablemente como reacción a los dos diccionarios completos de palabras y significados nuevos que L. Ron Hubbard creó para la Cienciología. Ni siquiera me gusta leer poesía, me gusta leer un lenguaje llano que tenga palabras y significados claros y muy aceptados.
Pero por causa de toda esta confusión sobre la palabra consciencia, y ya que este concepto es de comprensión tan esencial en tu camino a convertirte en mariposa, siento la necesidad de salir con una etiqueta nueva para describir apropiadamente la consciencia en el otro lado de El Campo (esa “propiedad irreducible del universo”) y diferenciarla de nosotros, que estamos en este lado de El Campo.
Ya muy al principio decidí no utilizar términos como “yo superior”, “poder superior”, “consciencia superior” o “yo ampliado”, puesto que también han sido demasiado utilizados e incomprendidos. Francamente, todos ellos llevan al Humano-Adulto en la dirección exactamente opuesta a la que debe ir si quiere convertirse en mariposa. Pronto veremos por qué.
Del mismo modo, no quise utilizar “alma”, o “espíritu”, o nada que tuviese connotación religiosa alguna. Esto no va de teología, ni de maestros ascendidos, ni de niveles superiores de espiritualidad.
Al final me decidí por el término “Yo Infinito”, que si bien es cierto que supone algunas conjeturas, se revela muy útil para nuestros propósitos finales.
Las conjeturas son que cualquier clase de consciencia que exista al otro lado de El Campo, tiene cualidades y atributos infinitos, tales como:
~ alegría infinita
~ abundancia infinita
~ sabiduría infinita
~ poder infinito
~ amor infinito sin condiciones
~ y un deseo infinito de jugar y expresarse a sí misma creativamente14
Esto puede resultar que es la “Verdad”, o no. Quizá lo sabremos cuando muramos, quizá no. Pero por ahora esto es lo más cerca de la verdad que podemos estar y, como ocurre con el concepto de El Campo, proporciona un modelo muy factible para continuar nuestra transformación en mariposa.
También cumple el objetivo de hacer una distinción clara entre el Yo Infinito a un lado de El Campo, y “tú” y “yo”, que caminamos por ahí en cuerpos holográficos sobre una Tierra holográfica, en el otro. Por lo tanto, el Yo infinito no es el “yo” que escribe estas palabras, ni tampoco es el “tú” que las lee (en el próximo capítulo le daré un nombre diferente a esos “yo” y “tú”).
Quiero recalcar que cuando digo “Yo Infinito” hablo de una conciencia sola e individual y no de una consciencia en general (como se usa la palabra algunas veces), o de una “consciencia colectiva”, o “consciencia cósmica”, o “Dios”. Cada uno de nosotros tiene un Yo Infinito (dentro de la sala de cine quizá quien más se ha acercado a este concepto, me parece a mí, ha sido Jane Roberts en sus novelas La trilogía de Oversoul (superalma) Siete15 , basadas en “material de Seth”).