¿Quién no soy yo? Tú no eres el conductor del autobús. Tú no eres quien crea tu realidad. Tú, que estás en el mismo lado de El Campo que la realidad misma, no tienes poder para crear nada, de hecho.
En realidad, cuando finalmente te entregas y aceptas este hecho, debería ser todo un descanso. Después de todo hemos trabajado mucho mientras estábamos en la sala de cine para crear nuestra realidad (la realidad que queríamos), pensando que de veras conducíamos el autobús y que éramos los responsables de decidir qué dirección tomar y qué panoramas ver. Por supuesto, no funcionó. O al menos no creamos la realidad que de veras queríamos.
Ahora podemos acomodarnos en nuestro asiento, relajarnos y disfrutar del viaje, permitiendo que nuestro Yo Infinito sea nuestro conductor y sabiendo que nuestro único trabajo es reaccionar y responder al panorama, a las experiencias que surgen frente a nosotros. “En marcha, autobús, y deja el volante a tu Yo Infinito.”
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Hay algunas personas que, nada más oír esto, reaccionan airadamente, casi violentamente, ante la idea. Creen que lo que yo sugiero es que nosotros no somos más que marionetas o esclavos de nuestro Yo Infinito, que es quien mueve los hilos para que el Jugador baile según ese movimiento. Nada podría estar más lejos de la verdad. De hecho, eso eliminaría por completo el propósito del juego que el Yo Infinito ha creado para que lo juegues, lo que llegará en el capítulo siguiente.
Para que el juego funcione para tu Yo Infinito, tú, como Jugador, debes ser siempre libre (debes disponer siempre de libre albedrío), no para crear o escoger qué experiencias holográficas tienes, sino cómo reaccionarás y responderás ante ellas. De hecho, para eso existes como Jugador: para que uses tu libre albedrío a la hora de escoger tus reacciones y respuestas y experimentes los sentimientos asociados con esas reacciones y respuestas. Son tus sentimientos lo que tu Yo Infinito quiere de ti, y si tú no tuvieses libre albedrío para escoger tus sentimientos, la idea del juego sería ridícula.
De manera que estás muy lejos de ser una marioneta o un esclavo, manipulado por un Yo Infinito al que no puedes ver y que ni siquiera estás seguro de que exista. Tú eres un Jugador esencial en el juego, representando un servicio valioso y exclusivo a tu Yo Infinito. Piénsalo… si tu Yo Infinito tiene que concentrarse todo el rato en conducir el autobús, ¿no tendría sentido que crease una parte de sí mismo, un representante de sí mismo, para que se sentase detrás y fuese quien pudiera concentrarse únicamente en el panorama, y entonces enviase al Yo Infinito los sentimientos originados por las reacciones y respuestas ante el panorama, a través de una conexión fuerte y constante?
¿Crees que el astronauta en la Luna se considera a sí mismo una marioneta o un esclavo del Control de la Misión? ¿Crees que el defensa derecho del equipo de fútbol se considera a sí mismo una marioneta o un esclavo del centrocampista? ¿Crees que el trompetista de la orquesta se considera a sí mismo como una marioneta o un esclavo del director?
Evidentemente, no. Ellos saben su papel y lo llevan a cabo voluntariamente.
Acaba de ocurrírseme otra analogía. En DisneyWorld, Piratas del Caribe es un viaje de diversión auténtica si lo comparamos con la versión online de la que hablaba antes. Uno se sienta en una barquita y lo llevan en un viaje a través de cierto número de escenas y experiencias diferentes, las cuales se han ceado para proporcionarte una experiencia interior, que puede variar de alegría y excitación a miedo y tensión. El camino y las escenas que se ven han sido creados por el diseñador del viaje, uno no escoge dónde va la barca ni qué experiencias va a encontrarse. Tu único trabajo es sentarte en la barca y disfrutar del viaje, reaccionando y respondiendo de la manera que quieras a lo que ves. Por supuesto, ninguna reacción o respuesta que puedas tener puede estar “equivocada” nunca.
Todo lo que al diseñador del viaje le interesa y quiere son tus sentimientos ante las experiencias que ha creado para ti, pero todavía no me he encontrado a nadie que piense que es una marioneta o un esclavo del diseñador de Piratas del Caribe.
Es únicamente tu ego el que se resiste a la idea de ser un Jugador para tu Yo Infinito, porque se siente amenazado y sale con el argumento ese de la “marioneta” y el “esclavo”. También tiene que ver con su reticencia a ceder el control. Aparentemente, todos queremos ser quien controle nuestra vida, ser el Amo de nuestra Tierra, aunque tengamos que admitir que no hemos hecho un buen trabajo con eso hasta ahora, ya que nadie parece muy contento con la realidad que tiene.
Y así es como tenía que ser mientras estuvieses en la sala de cine. Tú tenías que creer (como todas las religiones y las filosofías espirituales te han llevado a creer) que eras tú quien conducía el autobús. Era perfecto para ese propósito.
Ahora has salido del cine y quieres convertirte en una mariposa. Una parte muy importante, esencial, de ese proceso es abandonar la necesidad y el deseo de tener el control. Hay que soltar el volante, hay que estar dispuesto a hacer el trabajo para el que has sido creado y no intentar ser el conductor del autobús.
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De acuerdo, conforme, no soy una marioneta para mi Yo Infinito, pero al menos quiero aún ser el co-creador de mis experiencias insiste mi amigo.
Quiero ser muy cuidadoso con esto, porque en cierto sentido nosotros somos co-creadores, aunque no en el sentido que le damos normalmente a esa palabra. Sin embargo, es posible que nuestras reacciones y respuestas a una experiencia puedan tener una repercusión en la siguiente que tengamos.
Si mi Yo Infinito conduce el autobús y yo estoy sentado detrás reaccionando y respondiendo al panorama que pasa por mi ventana, podría ser que yo tuviese una reacción o respuesta concreta que a mi Yo Infinito le parezca especialmente interesante y quisiera explorarla más. De modo que podría dar la vuelta y pasar de nuevo por esa escena, dándome la misma experiencia; o podría conducir por otra experiencia parecida para ver si respondo de la misma manera. Se podría decir que mis reacciones y respuestas a la primera experiencia han ayudado a “co-crear” más tarde esa misma experiencia, o parecida.
Por ejemplo: si reacciono con miedo a algo en mi holograma, mi Yo Infinito podría decidir enviarme otro holograma muy parecido para ver cómo reacciono la próxima vez. A lo mejor está fascinado por mi miedo, cuando sabe que no había nada que temer en la experiencia que había creado para mí, y se pregunta por qué estaba yo tan asustado. O quizá quiera hacerme el regalo de descubrir por mí mismo que no hay nada que temer. O acaso es que quiere sentir otra vez mi miedo indirectamente (de lo que hablaremos en el capítulo próximo).
Volviendo al ejemplo del viaje de entretenimiento de Piratas del Caribe, si el diseñador estuviese intentando crear un viaje de éxito, supongo que estaría muy interesado en las reacciones y respuestas de los participantes en las escenas que creó para ellos. Sus opiniones sobre el camino que siguió la barca y las experiencias que tuvieron tendrían un gran papel en la evolución de su diseño.
Hay toda clase de posibilidades. La idea es que nuestras reacciones y respuestas a ciertas experiencias pueden influir sobre las experiencias que se nos den en el futuro. De modo que supongo que en teoría puedes decir que “co-creas” esas experiencias futuras con tu Yo Infinito, como resultado de tus reacciones y respuestas a la experiencia presente. Pero, en lo que a mí respecta, eso es exagerar la definición de “co-creador”, y no tiene por qué ocurrir así en absoluto. Tu Yo Infinito siempre es libre de crear la experiencia futura que quiera para ti, independientemente de tu reacción o respuesta a la experiencia presente, y tú no eres nunca parte del proceso real de creación de experiencia alguna.
Desgraciadamente, esto no va a hacer muy feliz a mi amigo, porque él quiere ser el co-creador con todas las de la ley de sus experiencias para satisfacer a su propio ego y mantener la ilusión de alguna apariencia de control sobre su vida.
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Considero que L. Ron Hubbard fue a la vez un genio y un loco. Algunas de sus técnicas para liberarse del pasado pueden ser muy factibles para un Humano-Adulto dentro del cine. Pero al final cometió un “acto manifiesto” (una acción errónea) al decir a sus seguidores: “la prueba suprema para un Thetan es la habilidad de hacer que las cosas vayan bien”. (“Thetan” es el término que empleaba para alma o espíritu.)
Considera los dos mejores “Productos Finales Valiosos” de Hubbard: John Travolta y Tom Cruise. Me pregunto… a la luz de sus tragedias familiares y sus obstáculos profesionales, ¿crees que ellos sienten que están “enderezando las cosas” todo el rato? ¿Cómo te sientes tú cuando te dicen que eres “menos que” si no logras alcanzar unos estándares espirituales arbitrarios?
Dentro de la sala de cine no todo puede “ir bien” nunca, se creó así. John Travolta y Tom Cruise no son diferentes a los demás Humanos-Adultos que pueden lograr unas cuantas cosas espectaculares en algunas áreas de sus vidas, pero que nunca pueden tenerlo todo arreglado a la vez mientras pertenezcan a un grupo en la trasera del cine.
No sólo “hacer que las cosas vayan bien” es un juicio que mantiene a los Humanos-Adultos varados en la sala de cine, sino que, como ahora ya sabes, un Jugador no tiene habilidad para hacer que ocurra nada en absoluto. El único trabajo del Jugador es reaccionar y responder a lo que ocurra en el universo holográfico creado para él por su Yo Infinito.
De modo que puedes dejar de trabajar tanto en intentar controlar tu vida, en intentar que “las cosas vayan bien”, en intentar crear y dirigir las imágenes holográficas que conforman tu realidad y tu vida. No es posible, es una pérdida de tiempo, te va a desgastar y acabarás creyendo que eres un fracaso.
Como Humanos-Adultos en la sala de cine nos pasamos mucho tiempo cargando con la responsabilidad de cosas sobre las que no tenemos control alguno, y negando o ignorando aquellas sobre las que sí. El programa de 12 Pasos se acerca mucho a la verdad cuando reza:
«Dame, Dios, la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor de cambiar las que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia.»4
Tú no puedes cambiar tus experiencias holográficas, puesto que no las creaste.
Tú puedes cambiar tus reacciones y respuestas ante ellas.
Tú estás en el proceso de adquirir la sabiduría que necesitas para conocer la diferencia.
Ahora puedes relajarte y disfrutar del viaje. Tú no eres el responsable de crear tu realidad, ni de hacer que las cosas vayan bien en tu vida; ni para ti, ni para nadie. Sólo eres responsable de tus reacciones y respuestas a la vida que tu Yo Infinito va creando para ti momento a momento. Resulta que cada una de tus reacciones y respuestas individuales como Jugador (incluso las que puedes considerar “malas” o “erróneas”) han sido valiosas y apreciadas por tu Yo Infinito desde que naciste.
Déjame repetir eso, ya que es tan importante: todas las reacciones y respuestas que has tenido cada momento de tu vida (las películas holográficas creadas para ti por tu Yo Infinito) han sido “correctas” y perfectas. Tú no has hecho nunca nada “erróneo”, ni has cometido error alguno jamás. Tu Yo Infinito quiere todos y cada uno de los sentimientos que le envías, sean cuales sean.
Puedo decir todo esto y tú podrías comprenderlo ahora intelectualmente, o no, pero te pasarás los próximos dos años en tu crisálida trabajándolo hasta que lo tengas en un nivel celular y emocional también, hasta que lo sientas tanto como lo sepas.
Sin embargo, me imagino que todo tendría más sentido si supieras a qué juego estás jugando, así que…