EJERCICIOS
Cuestionario
Contéstese por escrito a las preguntas que siguen.
1. ¿Cómo se llama un habitante del Ecuador?
2. ¿Dónde se fabrican los sombreros que se llaman sombreros de Panamá?
3. ¿Dónde está Cuenca?
4. Coloque usted las ciudades principales del Ecuador.
5. ¿Por qué se llama este país el Ecuador?
6. ¿Qué le interesaría a usted si visitase a Cuenca?
7. ¿Cuáles son los metales que se hallan en el país?
Sinopsis de verbos
Escríbase una sinopsis de los verbos esparcir, fabricar, advertir en los tiempos simples de indicativo y de subjuntivo, empleando
laprimera
persona
del
plural.Page
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Tema
Escríbase un tema en que se describa un viaje imaginario desde NuevaYork a Cuenca.
NOTES:
[335] a la par que, equally with.
[336] hacerse sentir, to make itself felt.
[337] lenta, slowly; equivalent to lentamente. Of two adverbsmodifying the same word, the first may drop the ending mente.
EL JUEZ LADRÓN Y EL LADRÓN JUEZ
No he querido saber en cuál de nuestras ciudades
hispanoamericanas, había muchos años ha, un
juez,
el
cual era hombre de ésos que no le piden tanto a
Dios,
porque saben ingeniarse maravillosamente para
anular
la distancia entre sus manos y las cosas ajenas.
No
por
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esto el tal Minos se tenía por[338] un ladrón; lejos de
eso,
vivía fieramente orgulloso de su honradez;
porque
en
honor de la verdad debo decir que jamás rebajó
su
dignidad al extremo de ejecutar por sus propias
manos
ninguna substracción; y si bien es cierto que para
esto
se
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valía de[339] otros individuos dirigidos por él, también
lo
es que todo lo hacía con el fin de ver hasta donde
llegaba
la sagacidad con que para tan difícil arte le
dotara
el
cielo.
Protegido por la consideración y el respeto que
los
15
demás
le
rendían,
manifestábase
aquel
funcionario
como el hombre más honorable de lo criado; y en
lo
que
tocaba a[340] puntos de honor, no le cedía el paso
nadie,
Page
[148]pues era por demás puntilloso y delicado,
como
ciertos
gobernantes cristianos y timoratos, por ejemplo,
y
si
son
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desleales, si mienten, si corrompen a los pueblos,
si
protegen a los malos, si persiguen a los buenos...
es
solamente por razones de alta política, que los
hombres
de bien no alcanzan a comprender. Nuestro juez
no
era un político sino un artista, que por amor al[342]
arte
15
se entregaba a sus tenebrosos estudios; y debía
ser
mucha su modestia, porque es fama que nunca se
le
oyó
hablar una sola palabra de sus progresos en la
ciencia.
Pues, señor, en la misma ciudad cuyo nombre no
he
querido saber, había un rico, que tenía un caballo
de
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inestimable valor, y del cual jamás quiso
deshacerse
por
ningún precio. El astuto juez vió el caballo y se
prometió
a sí mismo hacerlo pasar ocultamente a su poder,
con el humanitario fin de vencer la terquedad de
su
dueño
en
no
querer
venderlo.
35
—¿A dónde iríamos a parar,—decía nuestro
héroe,—si
nadie quisiese vender lo que tiene? Se acabaría el
comercio, y la sociedad vendría por el suelo. Sí,
señor;
es preciso castigar a este rico testarudo, alejando
de
su
presencia
ese
bello
animal.
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Difícil era el negocio, porque el caballo estaba
perfectamente
custodiado, pero aquello era una cuestión de
honor, en la que el arte no debía darse por[343]
vencido.
A
este fin llamó el juez a uno de sus más diestros
ayudantes,
y prometióle una buena recompensa en caso 45
que lograse quitar el caballo, con toda la
honradez
y
limpieza posibles, ofreciéndole además el
librarle
de
la
sanción de la ley, dado caso de que[344] fuese sorprendido.
Portóse el encargado tan dignamente que a la
siguiente
noche desapareció el animal del lugar en donde
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se le guardaba como si hubiese tenido la facultad
de
volar por los aires como el Pegaso o como la
yegua
Alborak, en que el Profeta Mahoma hizo su viaje
a
los
Page
[149]cielos.
Todas las diligencias que el dueño del caballo
hizo
al
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principio fueron infructuosos para encontrarlo;
pero
bien pronto las sospechas de todo el mundo
recayeron
precisamente en el que había servido de[345]
instrumento
al
juez, porque nadie ignoraba la clase de hombre
que
era
y como el agraviado señor tenía influencia en el
gobierno,
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consiguió poner en la cárcel al sospechoso.
Parece que una desgracia no es más que el aviso
de
las
que bien luego nos sucederán. Junto con entrar
en
la
cárcel, supo el ladrón que se había capturado
también
a
un compañero suyo que le ayudó en la
expedición
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nocturna; y empezó a temer muy de veras,
porque
en
verdad el dueño del caballo era poderoso y no se
dormía
en
las
pajas.[346]
El juez creyó prudente visitar a su cómplice, para
fortalecerle.
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—No temas—le dijo, entrando al calabozo.
—Pero, señor,—replicó el reo.—¿Cómo me he
de
librar en los interrogatorios, cuando mi
compañero
puede
venderme?
—Yo te daré una industria; a todas las preguntas
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que se te hagan, no tienes más que contestar con
estas
dos
palabras:
"no
oigo."
—Pero todo el mundo sabe que no soy sordo.
—¡Vaya! ¡qué inconveniente! No parece sino
que
fueras niño de pecho. ¿Hay cosa más sencilla que
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ensordecerse
cuando
uno
quiere?
—¿Y si me preguntan por medio del azote? A
esa
manera de preguntar no hay sordera que se
resista;
tengo
experiencia,
señor
mío.
—Ya te libraré de la escalera. Repítote que no 85
tengas miedo.[347] Es preciso tener valor para estas cosas
porque
el
cobarde
no
pasa
el
río.[348]
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[150]
—Ya
sabe
usted
que
soy
valiente.
—Bueno. Y el caballo, ¿dónde está?
—Está