Los Bombardeos Atómicos de Hiroshima y Nagasaki by United States. Army. Corps of Engineers. Manhattan - HTML preview

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TESTIGOOCULAR

Hiroshima el6 de agosto de 1945

por PadreJohn A. Siemes, Profesor de Filosofía a la UniversidadCatólica de Tokio Hasta el 6de agosto, bombas infrecuentes, que no hicieron grandedaño, cayeron sobre Hiroshima. Muchas ciudades tortuosas,una tras otra, fueron destruidas, pero Hiroshima quedabaprotegida. Había aviones de observación casi diariosobre la ciudad pero ninguno lanzó una bomba. Losciudadanos se maravillaron de que ellos mismos quedaron serenosdurante un espacio de tiempo tan largo. Había rumoresfantásticos que el enemigo tuvo pensado especial para laciudad, pero nadie sonó que el fin vendría en talmodo como la mañana del 6 de agosto.

El 6 deagosto comenzó con una mañana de verano calor ybrillante. A ése de las siete, había un aviso deataque aéreo que nosotros hemos oído casi cadadía y algunos aviones aparecieron sobre la ciudad. Nadiepuso atención y a cerca las ocho, la señal de quehabía pasado el peligro fue sonada. Yo estoy sentando enmi cuarto al Noviciado de la Sociedad de Jesús enNagatsuke; durante la mitad pasada del año, lasección filosófica y teológica de nuestraMisión ha estado evacuada a este lugar de Tokio. ElNoviciado está situado aproximadamente doskilómetros de Hiroshima, en el medio de un valle arribaque extiende de la ciudad al nivel del mar a esta regiónalejada montañosa, y por la que un río recorre. Demi ventana, tengo una vista maravillosa por el valle a la fuerade la ciudad.

Derepente,--- la hora es aproximadamente 8:14 - toda el vallellenó con una luz deslumbrante que se parece a la luz demagnesio que se usa para fotografía, y yo tengoconsciencia de una onda de calor. Yo salto a la ventana paraenterarme de la causa de este fenómeno, pero yo no voymás que esa luz brillante y amarilla. Como yo voy hacia lapuerta, no me ocurre que la luz podría tener que ver conaviones del enemigo. De camino de la ventana, yo oigo unaexplosión moderadamente fuerte que parece que viene desdelejos y, al mismo tiempo, las ventanas rompen con un estallidofuerte. Había un intervalo de quizá diez segundasdesde la ráfaga de luz.

Yo estoy cubierto por fragmentosde vidrio. El cerco entero de la ventana fue introducido porfuerza en el cuarto. Yo me doy cuenta de que una bomba detonara ytengo la impresión de que detonó directamentearriba de nuestra casa o en la vecindad cercana.

Yo sangropor heridas de las manos y la cabeza. Yo intento salir por lapuerta. Ha sido arrancada por la presión del aire y haencarecido apretada. Yo fuerzo una apertura en la puerta pormedio de bofetadas y golpes de pie y vengo a un corredor anchodel que desemboca en los varios cuartos. Todo está enestado de confusión.

Todas las ventanas están rotasy todas las puertas forzadas hacia dentro. Las estanteríasen el corredor se han derrumbado. No noto una segundaexplosión y los aviadores parecen que estar enfuncionamiento. La mayoría de mis colegas han estadolesionadas por fragmentos de vidrio. Algunos sangran pero ningunoha estado lesionado gravemente. Todos nosotros hemos sidoafortunados como ahora es aparente que la pared de mi cuartofrente de la ventana ha sido lacerada por fragmentos largos devidrio.

Nosotrosprocedemos al frente de la casa para ver donde la bomba haaterrizado. No hay evidencia, sin embargo, de un embudo; pero lasección sudoeste de la casa es dañada severamente.No queda ni una ventana ni una puerta. La ventolera de aire hapenetrado la casa entera del sudoeste, pero la casa yaestá recta. Es construida al estilo japonés con unarmazón de madera, pero es grandemente fortalecida por lalabor de Compadre Gropper como se hace frecuentemente en casasjaponesas.

Solamente por la frente de la capilla que junta lacasa, tres soportes han cedidos (fue construido de un templojaponés, enteramente de madera.) Abajo en elvalle, quizá un kilometro hacia la ciudad de nosotros,algunas casas de campesinos están ardiendo y los bosquesal otro lado del valle están en llamas.

Algunos denosotros vamos allí para ayudar a controlar las llamas.Mientras tratamos de ordenar todo, una tempestad viene y comienzaa llover. Sobre la ciudad, nubes de humo ascienden y oigo algunaspequeñas explosiones. Yo concluyo que una bombaincendiaria con una acción explosiva especialmente fuerteha detonado en el valle. Algunos de nosotros vimos tres aviones auna altitud enorme sobre la ciudad al tiempo de laexplosión. Yo mismo no vi ningún vehículoaéreo.

Quizáuna media hora después de la explosión, unaprocesión de gente comienza a venir por el valle de laciudad. La multitud se vuelve más numerosa continuamente.Algunos vienen por el camino a nuestra casa. Nosotros les damosprimeros auxilios y los traemos dentro de la capilla, que hemoslimpiado y hemos removido despojos en el tiempo medio, y lossituamos a las esteras de paja que constituyen los pisos de casasjaponesas para que puedan descansarse. Algunos tienen heridashorribles sobre las extremidades y la espalda. Laspequeñas cantidades de grasa que poseímos duranteeste tiempo de guerra fueron agotadas pronto para cuidar a lasquemaduras. Padre Rektor que, antes de tomar sus ordenessacerdotales, ha estudiado medicina, suministra a las personaslesionadas, pero nuestros vendajes y drogas son agotados pronto.Tenemos que estar contentos de depurar las heridas.

Más ymás personas lesionadas nos vienen. Las personas menoslesionadas arrastran las que son lesionadas másgravemente. Hay soldados lesionados, y madres que traenniños quemados en sus brazos. De las casas de losgranjeros en el valle vienen noticias: Nuestras casas sonllenas de personas lesionadas y moribundas.

¿Puedenayudar, a menos por tomar los casos peores?. Las personaslesionadas vienen de las secciones a la fuera de la ciudad.Vieron la luz brillante, sus casas se derrumbaron y enterraronlas residentes en sus cuartos. Ellos que estuvieron al aire libresufrieron de quemaduras instantáneamente, particularmentesobre las partes de cuerpo que fueron vestidas ligeramente odesvestidas. Numerosos incendios comenzaron que consumieronpronto el distrito entero. Concluimos ahora que el epicentro dela explosión estuvo a la fuera de la ciudad cerca de laEstación de Jokogawa, tres kilómetros de distanciade nosotros. Nos ocupamos de Padre Kopp que este mañanamisma fue para celebrar misa a las Hermanas de los Pobres, quetienen una casa para niños a la fuera de la ciudad. No yaha vuelto.

Cerca almediodía, nuestra gran capilla y biblioteca son llenas depersonas gravemente lesionadas. La procesión de refugiadosde la ciudad continua.

Finalmente, a casi una hora, Padre Koppvuelve, junto con las Hermanas. Su casa y el distrito enterodonde viven fue consumido por el fuego a la tierra. Padre Koppsangra de la cabeza y el cuello, y tiene una grande quemadurasobre su palma derecha. Estuvo de pie delante del convento demonjas listo para ir a su casa. De repente, se dio cuenta de laluz, sintió la onda de calor y una grande ampollaformó sobre su mano. Las ventanas fueron arrancadas por laexplosión en su vecindad cercana. El convento de monjas,también una estructura de madera hecha por nuestroCompadre Gropper, quedó ya pero pronto es notado que lacasa está prácticamente destruida porque elincendio, que ha comenzado a muchos puntos en el barrio, vienemás y más cerca, y no hay agua. Hay ya tiempo pararescatar ciertas cosas de la casa y para enterrarlas en un sitiolibre. Entonces la casa es consumida por llama, y ellos luchanpara volver a nosotros por la libera del río y por lascalles ardientes.

Prontovienen las noticias que la ciudad entera ha sido destruida por laexplosión y que está ardiente. ¿Que han sidodel Padre Superior y los otros tres padres que estuvieron alcentro de la ciudad a la Misión Central y la CasaParroquial? No hemos pensado en ellos hasta este tiempo porque nocreímos que los efectos de la bomba circundaban la ciudadentera. También, no quisimos ir a la ciudad salvo si fueraextremamente necesario, porque pensamos que la poblaciónera grandemente perturbada y que podría vengarse acualquier extranjero que ellos podrían considerar comoespectadores maliciosos de su infortunio, o hastaespías.

Padre Stoltey Padre Erlinghagen van por el camino que está ya lleno derefugios y traen los que son gravemente lesionados que se hanhundido cerca del borde del camino a la estaciónprovisional en la escuela aldeana. Allí yodo es aplicado alas heridas pero son dejadas impuras. Ni ungüentos ni otrosagentes terapéuticos son disponibles. Esos que fuerontraídos a la casa se acostaban sobre el piso y nadie puededarlos mas atención. ¿Que podría hacercuando nos faltan todas medidas?

Bajo esas circunstancias, escasi inepto traerlos a la casa. Entre los transeúntes, haymuchos que están ilesos. En una manera insensata y vaga,perturbado por la magnitud del desastre la mayoría deellos corren por todas partes y nadie conceptúa el pensadode organizar ayuda por iniciativa propia. Se ocupan del bienestarde sus familias propias. Se hizo claro a nosotros durante estosdías que los Japoneses mostraron poco iniciativo,preparación, y destreza de organización porpreparando para catástrofes que siguen su curso. Cuandonosotros los estimulamos a tomar parte en el trabajo desalvamento, hicieron todo gustosamente, pero hicieron poco poriniciativa propia.

A cerca decuatro horas en la tarde, un estudiante de teología y dosniños a la edad de kindergarten que vivían a laCasa Parroquial y edificios colindantes que han encendido,entraron y dijeron que Padre Superior La Salle y Padre Schifferhan estado dañados gravemente y que se refugiaron en elParque Asaro a la ribera. Es obvio que tenemos que admitirlos ennuestra casa porque están demasiado débiles paravenir aquí a pie.

Apresuradamente, obtenemos dos estridores y siete de nosotroscorremos de prisa hacia la ciudad. Padre Rektor pasa con comida ymedicina. Como acercamos a la ciudad, hay más y másevidencia de destrucción y es más difícilavanzarnos. Las casas a la fuera de la ciudad estándañadas severamente. Muchas se han derrumbado o se hanreducido a cenizas. Mas hacia el centro, casi todas lasresidencias han estado dañadas por fuego. Donde la ciudadestaba, hay una enorme cicatriz quemada. Avanzamos por el caminosobre la ribera entre los escombros que quemaban y ahumaban. Dosveces somos forzados al río mismo por el calor y el humoal nivel de la calle.

Personasquemadas terriblemente hacen senas a nosotros. De camino, haymuchos muertos y moribundos. Sobre el Puente Misasi, que llega ala sección central, una procesión larga de soldadosque han sufrido de quemaduras nos juntó. Se arrastran conla ayuda de estacas o son traídos por sus camaradas menosdañadas...una procesión de infortunadoscontinua.

Abandonadosobre la puente hay un número de caballos con cabezassubidas y grandes quemaduras sobre sus costados. Al lado extremo,la estructura de cemento del hospital local es el únicoedificio que queda recto. Su interior, no obstante, ha estadoquemado. Actúa como un mojón para encaminarnos.

Finalmentellegamos a la entrada del parque. Una grande porción de lapoblación se ha refugiado allí, pero mismo losarboles del parque ardiendo en algunos lugares.

Caminos y puentesestán cerrados por los troncos de arboles caídos yestán casi impasibles. Nos dijeron que un viento fuerte,que podría resultar de la ciudad ardiente, habíaarrancado grandes arboles. Ahora es muy obscuro. Solamente losincendios, que están ya violentos en algunos lugares a unadistancia, emiten un poquito de luz.

A la esquinaextrema del parque, sobre la ribera misma, reunimos con nuestrascolegas. Padre Schiffer está tan pálido como unafantasma. Tiene una herida incisa y profunda detrás de suoído y ha perdido tanto sangre que nos preocupamos de suschances para supervivencia. El Padre Superior ha sufrido de unaherida profunda de la parte baja de su pierna. Padre Cieslik yPadre Kleinsorge tienen lesiones menores pero estáncompletamente agotados.

Mientras quecomen la comida que hemos traído con nosotros, nos dicende sus experiencias. Estuvieron en sus cuartos a la CasaParroquial--fue un cuarto después de las ocho, exactamenteel tiempo cuando oímos la explosión enNagatsuke--

cuando vinieron luz intensa y el sonido de ventanasque rompieron inmediatamente después. Fueron cubiertos porastillas de vidrio y fragmentos de despojos. Padre Schiffer fueenterrado debajo de una porción de una pared ysufrió de una lesión severa de la cabeza. El PadreSuperior recibió la mayoría de sus astillas en suespalda y su extremidad más baja de la que sangrócopiosamente. Todo fue agitado en los cuartos mismos, pero elarmazón de madera quedó intacto. La solidez de laestructura que fue el trabajo de Compadre Gropper brillóotra vez.

Tenían la misma impresión que teníamos enNagatsuke: que la bomba detonó en su vecindad cercana. Laiglesia, la escuela, y todos los edificios en la vecindadinmediata se han derrumbado. Debajo de las ruinas de la escuela,niños gritaban para auxilio. Fueron librados con esfuerzogrande. Algunos otros fueron salvados también de lasruinas por residencias cercanas. Mismo Padre Superior y PadreSchiffer, despecho sus heridas, prestaron ayuda a otros yperdieron un montón de sangre en el proceso.

Durante eltiempo medio, incendios que comenzaron a una distancia lejosvienen más cerca. Fue obvio que todo fue a ser consumidopor el fuego. Algunos objetos fueron salvados de la CasaParroquial y fueron enterrados en el claro delante de la Iglesia,pero no podría encontrar ciertos objetos de valor ynecesidades que fueron conservadas en caso de fuego a causa de laconfusión. Es la hora de huir, como las llamas que seaproximan no dejan un camino. Fukai, el secretario de laMisión, está fuera de juicio. No quiere abandonarla casa y explica que no quiere sobrevivir la destrucciónde su patria. Está completamente ileso. Padre Kleinsorgele arrastra por la casa sobre su espalda y es llevadovigorosamente.

Debajo delos despojos de las casas de camino, muchos estánatrapados y gritan para estar salvados de las llamas que sevienen. Tienen que estar abandonadas a su suerte. El camino allugar al que quiere huir no está claro y tiene que avanzarpor el Parque Asano. Fukai no quiere avanzarse y se queda. (Nohemos oído de él desde ése.) En el parque,nos refugiamos sobre la ribera del río. Ahora untorbellino muy violento comienza a arrancar grandes arboles, ylos eleva muy alta en el aire.

Mientras llega al agua, un pico demanguera forma que es aproximadamente 100

metros de altura. Laviolencia de la tempestad pasa por suerte. A una distancia, sinembargo, donde muchos refugiados se han abrigado, muchos sonsoplados al río.

Casi todos en la vecindad estánlesionados y han perdido parientes que fueron inmovilizadosdebajo de los despojos o que fueron perdidos durante laevacuación.

No hay ayuda para las heridas y algunosmueren. Nadie presta atención al hombre muerto queestá cerca.

Latransportación de nuestros heridos es difícil. Noes posible curar sus heridas correctamente en la obscuridad, ysangran otra vez cuando los movimos. Mientras les llevamos sobreliteras temblorosas en la obscuridad sobre los arbolescaídos del parque, sufrieron dolor intolerable comoresultado del movimiento, y pierden cantidades peligrosas desangre. Nuestro ángel de salvamento en estesituación difícil es un pastor japonés yprotestante. Ha llevado un barco y ofrece traer nuestros heridosrío arriba a un lugar donde progreso es másfácil. Antes de todo bajamos la litera que contiene PadreSchiffer en el barco y dos de nosotros lo acompañamos. Nosproponemos revolver el barco para el Padre Superior. El barcovuelve casi una media hora después y el pastor pide quealgunos de nosotros ayudemos para salvar dos niños quehemos visto en el río. Los salvamos. Tienen quemadurasseveras. Pronto toman frío y mueren en el parque.

El PadreSuperior es transportado en el barco de la misma moda que PadreSchiffer.

El estudiante de teología y yo loacompañamos. Padre Cieslik se considera tan fuerte paraavanzar a pie a Nagatsuke con los demás de nosotros, peroPadre Kleinsorge no puede caminar tan lejos y lo dejamos yprometemos de volver para él y la ama de casamañana. Del otro lado del río viene un relincho decaballos que son amenazados por el fuego. Bajamos sobre un bancode arena que se proyecta de la ribera. Está lleno deheridos que se han refugiado allá. Gritan para ayudaporque tienen miedo de que el río pueda elevar con el mar,y que cubra el banco de arena.

Ellos mismos estándemasiado débiles para moverse. No obstante, tenemos queavanzar de prisa y finalmente llegamos al sitio donde el grupoque incluye Padre Schiffer espera.

Aquíuna partida de salvamento ha traído una grande caja depasteles de arroz frescos pero no hay nadie para disribuirlos alos heridos numerosos que están. Los distribuimos a ellosque están cerca y nos servimos. Los heridos llaman paraagua y venimos para ayudar a algunos. Gritos para ayuda sonoídos de una distancia, pero no podemos acercarnos a losdespojos de los que vienen. Un grupo de soldados viene por elcamino y su oficial nota que hablamos una lengua extraña.Inmediatamente saca una espada, demanda estridentemente quiensomos, y amenaza cortarnos. Padre Laures, Hijo, toma su brazo yexplica que somos alemanes. Le aquietamos finalmente. Pensaba queseamos Americanos que han saltado con paracaídas. Rumoresde paracaidistas están en boca de todos los ciudadanos. ElPadre Superior que fue vestido solamente en una camisa ypantalones, se queja de sentirse congelante, despecho la nochecálida del verano y el calor de una ciudad ardiente. Elúnico hombre que tiene un abrigo se lo da a él y,por añadidura, le doy mi camisa propia. Para mi, parecemás confortable sin la camisa en el calor.

Ahora esmedianoche. Como no hay suficiente de nosotros para tripular lasdos literas con cuatro portadores fuertes, determinamos traerPadre Schiffer a las afueras de la ciudad. De allí otrogrupo de portadores tiene que hacerse cargo a Nagatsuke; losotros tienen que volver para salvar el Padre Superior. Soy uno delos portadores. El estudiante de teología va en frente denosotros para avisarnos de alambres, vigas, y fragmentos dedespojos numerosos que cierren el paso y que son imposible quever en la obscuridad. Despecho todas precauciones, nuestroprogreso está desatinado y nuestros pies se enmararan enel alambre. Padre Kruer cae y lleva la litera consigo. PadreSchiffer está mitad consciente a causa de la caíday vomita.

Pasamos un hombre herido que se siente solo entre losdespojos calores y que hemos visto previamente de camino.

Sobre elPuente Misasa, reunimos con Padre Tappe y Padre Luhmer, que hanvenido de Nagatsuke para encontrarse con nosotros. Han roturadoun familia de los despojos de su casa derrumbada cerca decincuenta metros fuera del camino. El padre de la familia fue yamuerto. Han arrastrado dos niñas y les han situado por ellado del camino. Su madre fue ya atrapada debajo de algunasvigas. Ellos se han propongo completar el salvamento y entoncesavanzar de prisa para encontrarse con nosotros. A las afueras dela ciudad, suprimimos la litera y dejamos dos hombres paraesperar hasta que ellos que van a venir de Nagatsuke aparecen.Los demás de nosotros volvemos atrás para ir atraer el Padre Superior.

Lamayoría de los despojos son consumidos por el fuego. Laobscuridad esconde amablemente las varias formas que estánsobre la tierra. Oímos llamadas para auxilio solamente devez en cuando durante nuestro rápido progreso. Uno denosotros nota que el olor quemado notable le hace acordar decadáveres incinerados. La figura recta y acuclillando quehemos pasado previamente ya está.

Transportación sobre la litera, que fue construida detablas, tiene que ser muy doloroso para el Padre Superior, cuyaespalda está completamente llena de fragmentos de vidrio.En un paso estrecho a la fuera de la ciudad, un carro nos fuerzaa la fuera del camino. Los portadores de literas al ladoizquierda caen a una zanja de dos metros de profundidad que nopodrían ver en la obscuridad. Padre Superior esconde sudolor con un chiste seco, pero la litera que no está enuna pieza no puede estar llevada más lejos. Decidimos deesperar hasta que Kinjo puede traer un carro de mano deNagatsuke. Revuelve pronto con uno que ha requisado de una casaderrumbada. Ponemos Padre Superior sobre el carro y le transportaen carretilla por lo demás del camino, evitando tanto comosea posible los hoyos en el camino.

A cerca delas cuatro y media de la mañana, llegamos finalmente alNoviciado.

Nuestra expedición de salvamento ha durado casidoce horas. Regularmente, podría ir de detrás paraadelante a la ciudad en dos horas. Nuestros dos heridos fueron,por la primera vez, vestidos propiamente. Duermo por dos horassobre el piso; alguna otra persona ha tomado mi cama. Entoncesleo una misa en gratiarum actionem, como es el 7 de agosto, elaniversario de la fundación de nuestra sociedad.

Entoncesnos incitamos a traer Padre Kleinsorge y otros conocimientos(fuera de la ciudad).

Quitamosotra vez con el carro de mano. El día brillante ahorarevela el cuadro espantoso que la obscuridad de la noche pasadaha escondido parcialmente. Donde la ciudad estaba todo, tan lejoscomo podía ver, es un desierto de desechos y cenizas.Solamente algunos armazones de edificios que estánquemados en el interior quedan. Las riberas son cubiertas con losmuertos y los heridos, y el río ascendente ha escondidoalgunos cadáveres. Por la calle ancha en el distritoHakushima,

cadáveres

desnudos

y

quemados

sonparticularmente

numerosos. Entre ellos están los heridosque están ya vivientes. Algunos se metieron debajo deautos y vagonetas quemados. Figuras heridas espantosamente noshacen señas y entonces se caen. Una vieja mujer y unaniña que ella tira caen a nuestros pies. Les ponemos sobrenuestro carro y les transportan en carretilla a la hospital a laentrada de la que hay un puesto de primero auxilio. Aquílos heridos están sobre el piso duro, fila despuésfila. Solamente las heridas las más grandes son curadas.Transportamos un otro soldado y una vieja mujer al lugar pero nopodemos mover todas las personas que son expuestas al sol.Sería incesante y es cuestionable si los que podemos traeral puesto de primer auxilio puedan salir vivientes, porque mismoaquí nada que es eficaz puede ser hecho. Más tarde,nos cercioramos de que los heridos están en los corredoresquemados de la hospital y allí murieron.

Tenemos queavanzar a nuestra meta en el parque y somos forzados de dejar losheridos a su destino. Avanzamos al lugar donde nuestra iglesiaestaba y desenterramos esas pocas pertinencias que hemosenterrado ayer. Las encontramos intactos. Toda más haquemado completamente. En los despojos, encontramos pocosremanentes de recipientes. En el parque, ponemos la ama de casa yuna madre con sus dos niños sobre el carro. PadreKleinsorge se siente tan fuerte, con la ayuda de CompadreNobuhara, para avanzar a la casa a pie. El camino nos tomapasando los muertos y los heridos en Hakushima otra vez. Partidosde salvamento no están a la vista. Al puente Misasaestá ya la familia que ha salvado Padre Tappe y PadreLuhmer ayer de los despojos. Una pieza de estaño ha estadosituado sobre ellos para protegerles del sol. No podemos traerlesporque nuestro carro está lleno.

Les da a ellos y a otroscercanos agua para beber y decidimos de salvarles mástarde. A las tres de la tarde, estamos otra vez a Nagatsuka.

Después de comer pocas golondrinas y un poquita de comida,Padres Stolte, Luhmer, Erlinghagen y yo partimos otra vez ytraemos la familia a la casa. Padre Kleinsorge pide que salvamostambién dos niños que han perdido su madre y queestaban cerca de él en el parque. De camino, fueronsaludados por desconocidos que han notado que estaban en unamisión de compasión y que alabaron nuestrosesfuerzos. Ahora nos encontramos con grupos de individuos quetraían los heridos sobre literas. Cuando llegamos alPuente Misasa, la familia que ha estado allá noestá más. Podrían llevarse en el tiempomedio. Había un grupo de soldados que trabajaban y ellostomaron los que habían muerto ayer.

Másde treinta horas habían pasado antes que la primerapartida de salvamento llegó. Encontramos los dosniños y los llevamos afuera del parque: un niño deseis años fue indemne, y una niña de doceaños que estuvo quemada por la cabeza, las manos, y laspierna, y que estuvo en el parque por treinta horas sin ayuda. Ellado izquierdo de su cara y su ojo izquierdo fueron cubiertocompletamente con pus, de modo que pensamos que habíaperdido el ojo. Más tarde cuando la herida fue lavada,notamos que el ojo fue intacto y que los párpados hanestado unidos.

Camino de nuestro domicilio, llevamos otro grupode tres refugios con nosotros.

Ellos querían saber antes,sin embargo, de que nacionalidad fuimos. Ellos, tambiéntenían miedo de que podíamos ser americanos que selanzaron en paracaídas. Cuando llegamos en Nagatsuka,acabó de anochecer.

Tomamos bajonuestro cuidado un grupo de cincuenta personas que han perdidotodo. La mayoría de ellos estuvieron heridos y variostuvieron quemadas peligrosas. Padre Rektor atendió a lasheridas tan bien como podía con los pocos medicamentos quepodíamos, con esfuerza, recoger. Tuvo que limitarse engeneral a purificar las heridas de materia purulenta. Hasta elloscon los quemados más pequeños están muydébiles y todos sufren de diarrea. En las alqueríasen la vecindad, casi por todo, hay heridos también. PadreRektor hacía visitas sucesivas y actuó en calidadde un médico esmerado y fue un Samaritano excelente.Nuestro trabajo fue, a juicio de la gente, un empuje paraCristiandad más grande que todo de nuestro trabajo durantelos largos años precedentes.

Tres de losque fueron gravemente quemados en nuestra casa murieron dentrolos próximos días. Repentinamente el pulso yrespiraciones cesaron. Es ciertamente una indicación denuestro cuidado bueno que tan pocos murieron. En las estacionesde auxilio oficiales en hospitales, un tercero o una mitad deellos que fueron llevados murieron. Ellos reparten golpes adiestra y siniestra casi sin cuidado, y un por ciento altosucumbieron. Todo faltaba: médicos, asistentes, vendajes,drogas, etcétera. En una estación de auxilio en unaescuela de una aldea cercana, un grupo de soldados hizoúnicamente traer y cremar los muertos detrás de laescuela.

Durante losdías siguientes, procesiones pasaron por nuestra casa demañana hasta noche, y trajeron los muertos a unpequeño valle cercano. Allí, en seis lugares, losmuertos fueron quemados. La gente trajeron su propia madera yhicieron la cremación ellos mismos. Padre Luhmer y PadreLaures encontraron un hombre muerto en una casa cercana que fueya hinchado y emitió un olor espantoso.

Trataronsistemáticamente de encontrar nuestros conocidos y lasfamilias de refugios que habíamos asilado. Frecuentemente,después del transcurso de varias semanas, alguien fueencontrado en una aldea cercana o en un hospital pero no seencontraron muchos, y éstos fueron aparentemente muertos.Tuvimos la suerte de encontrar la madre de los dos niñosque encontramos en el parque. Después de tres semanas,ella vio a sus niños una vez más. Mientras lareunión fue alegre, había lágrimas paraellos que no veremos otra vez.

La magnituddel desastre que sucedió en Hiroshima el 6 de agosto fuereconstruido lentamente a la mente. Yo sobreviví lacatástrofe y la veía en partes, que fueronfusionadas gradualmente para darme una imagen completa. Lo quepasó en la ciudad simultáneamente es como sigue:Como resulta de la explosión de la bomba a las 8:15, casila ciudad entera fue destruida de un solo golpe.

Solamentedistritos pequeños y remotos en las partes del sur y laspartes orientales de la ciudad escaparon destr

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