Las contradicciones originan resistencias. Las resistencias se hallan diseminadas, con mayor o menor densidad, en el tiempo y en el espacio. Su misión es contestar; el que enfrenta, contradice, cuestiona y desplaza temporalmente o en forma definitiva, los discursos establecidos. En el proceso, fomenta nuevas ideas, principios, nociones, mitos o simbolismos; enciende algunos puntos del cuerpo o ciertos momentos de la vida y promueve y establece determinados tipos de comportamiento sexual.
Así como la red de las relaciones de poder terminan construyendo un espeso tejido que atraviesa los aparatos y las instituciones, sin localizarse exactamente en ellos, así también la formación de las resistencias atraviesa las 69
estratificaciones sociales y las unidades individuales. Y es sin duda la codificación estratégica de esos puntos de resistencia es lo que torna posible una revolución 81.
En el caso de los traileros, es evidente que encuentran oposición a su machismo por parte de sus mujeres e hijas y de otras instituciones como la escuela y a veces, la Iglesia. Ellas no devienen los mismos beneficios de una cultura que las trata como ciudadanas de segunda clase y se oponen al machismo. María, la esposa de Miguel, no acepta que el hombre no coopere con las labores domésticas. “Estoy harta de limpiar yo sola toda la casa, ¿por qué no dejás tu machismo a un lado y me ayudás a hacerlo”, le dice ella con enojo. Rosita, la hija mayor de Noé, le pregunta a su padre por qué no deja a su madre trabajar en una oficina. “Mamá puede tener más independencia y dinero si le dieras más libertad”, le dice la muchacha.
Otra forma de resistencia racional es modificar los discursos. Aunque no se contradigan los preceptos generales, se cambia la interpretación de algunos de ellos. José le contesta a Carmen, su esposa, que él manda en la casa porque así lo estableció la misma Biblia, la que dice que “la mujer debe estar callada y no hablar en público”. María, por su parte, no está de acuerdo con “esa interpretación machista”. Según ella, la Biblia también dice que para Dios no existen diferencias por el sexo. Teresita le dice a su novio, Pedro, que aunque el machismo diga que la mujer debe respetar al hombre, también sostiene que el hombre debe proteger a su familia y que una forma de hacerlo es “dando más libertad a la mujer para que ayude en la manutención”.
Poner énfasis en unos preceptos sobre otros es una forma de resistir de manera racional.
La aceptación de cierta forma de planificación familiar por muchos de los traileros es un ejemplo de ésta. Algunos traileros defienden a los homosexuales aduciendo que todos
“son hijos de Dios”, mientras que otros dicen que merecen morir como los “de Sodoma y Gomorra”.
Finalmente, otra resistencia es la huída. La cultura del viaje que establece el trailero es un claro ejemplo de resistencia a los cambios que experimenta en su hogar. “Cuando no aguanto más la vida doméstica y las quejas de la vieja, nos dice Erick, el viaje es una forma de huir de todo y hacer lo que me da la gana”. Pedro también mira el viaje una forma de resistir. “Sinceramente me aburre la casa. Tengo que pagar cuentas, oír problemas, ver a mi mujer todos los días, eso me aburre y me agüeva. Cuando pasan unos días, apenas puedo esperar para escaparme de todo”. Emilio también lo mira así: “El hombre no es para estar domesticado. Me harto muy rápido de los chiquillos, la lloradera y la televisión. Pronto las hormonas se me despiertan y me piden acción”, nos dice.
Muchos traileros manifestaron sentimientos ambivalentes con respecto a sus ausencias del hogar. Durante las visitas a sus lugares de descanso y de las conversaciones informales que se tuvieron con ellos fue posible deducir que la falta de participación en celebraciones familiares importantes, como los cumpleaños, les causa dolor y consideran que lo toleran porque gracias a su trabajo ganan el dinero necesario para sobrevivir.
81 Michel Foucault, The History of Sexuality I: An Introduction. Harmondsworth: Penguin, 1984., p.15.
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La familia reclama la ausencia del trailero y está consciente de que él usa el viaje como una forma de escape. Rodrigo, quien es padre de seis hijos afirma que “me siento bien en ésto y me siento mal, quisiera estar más cerca de mi casa y darle más atención a mis hijos”. El hijo mayor de Juan lo cuestiona diciéndole “... solo un día a la semana te vemos, nada más, ¿por qué no podés estar con nosotros más tiempo?” De igual manera Juan nos cuenta que cuando su esposa se enoja le dice “¿cómo vamos a vivir en familia si usted nunca está en la casa? Juan, resignado, acepta las críticas y los reclamos, aunque nos admite visiblemente incómodo que “por lo menos voy a la casa y les doy de comer, quisiera hacer más pero no puedo partirme en pedazos”.
Muchos traileros reconocen que sus mujeres les echan en cara su profesión y los acusan de que sus hijos sean víctimas de problemas diversos como lo son el alcohol, las drogas, las pandillas (maras), el bajo rendimiento escolar o la deserción del sistema educativo.
Por otra parte, no todos los traileros sienten culpa por irse de viaje. Algunos consideran que sus familias están integradas y que el respeto, en todo sentido, es recíproco. Rafa dice que “cuando regreso a mi casa le dedico todo el tiempo a mi familia y los fines de semana que paso aquí salimos a pasear, les dedico todo el tiempo”. Gonzalo es otro que afirma que “los familiares están contentos conmigo y con mi trabajo”.
Se obtuvo evidencia de que también hay una pequeña cantidad de traileros, principalmente solteros y sin compromisos, que asumen que sus familias están acostumbradas a sus ausencias y como Carlos afirmó “cuando estoy por más de una semana en mi casa me siento incómodo y quiero zarpar”.
Sin embargo, también hay familias que ven el trabajo del trailero algo digno de admirar y sienten orgullo cuando el padre, el hijo, el hermano o el yerno es trailero. Éste es el caso de Guayaba, quien es jefe de su hogar.
Mi familia... ellos se llenan de orgullo al ver que yo ando manejando algo pesado, algo que no es del otro mundo, pero que muy poca gente lo hace. Mi familia y mis vecinos se alegran y todo el tiempo me dicen ¡cuidate, tenele mucho cuidado, mirá que por andar cargando esas cosas te puede salir desde una hernia hasta un playo en el camino!
Incluso, fue común escuchar que hay familias que ven en este trabajo una tradición o algo que se hereda, ya que fue el legado que le dio su abuelo a su papá, este último a él y probablemente él a alguno de sus hijos. Cuando a Carlos se le preguntó cómo aprendió a manejar el trailer respondió “Sí, un hermano mío, el mayor, él me enseñó a manejar desde que estaba en el colegio”. Napo lo explica de una manera más explícita.
Es que es lo que pasa, es que mi familia siempre ha sido trailera entonces mi abuelo, mi papá y todos los demás me enseñaron. A mí desde pequeño me gustó manejar el trailer, siempre me ha gustado.
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Finalmente, otras formas de resistir de los traileros son las prácticas o actividades que no concuerdan con los discursos. Hombres que se dejan seducir por mujeres, hombres que tienen sexo con hombres, mujeres que establecen las reglas sexuales, sexo en grupo, son formas de resistir los discursos más tradicionales. Las propuestas de nuevas alternativas pueden ser interpretadas como resistencias, como el transporte a cambio de sexo o tener un “segundo frente”. Existen también períodos de excepción, es decir, tiempos de festividades (cumpleaños, aniversarios o simplemente festejos) o de viajes, como en el caso de los traileros, en que se pueden romper las reglas establecidas.
Compartimentalización
Las relaciones de poder que se promueven mediante la proliferación de los discursos, con sus contradicciones y resistencias, convierten la cultura sexual en una suma de partes inconexas y con rasgos aislados, disociados mutuamente. En algunas comunidades, los lugares como la escuela, el hogar y la Iglesia, reprimen la expresión del deseo sexual. En otros como el predio, el campo o el bar, la sexualidad tiene más licencia para expresarse.
La diferencia entre el hogar y la calle establece una dicotomía en lo sexual: la alcoba y el libertinaje, es decir, lo lícito e ilícito, lo secreto y lo escandaloso y, en ocasiones, lo aburrido y lo excitante. Éstas son quizás las gavetas más opuestas para los traileros.
Cuando una cultura sexual no puede armonizar las contradicciones y resistencias a los discursos, o carece de los medios para hacerlo, la gente tiene dos opciones, Una es rechazar de plano los mandatos que no miran racionalmente apropiados. Otra es aceptar los principios pero practicarlos en espacios o en tiempos distintos. Ésto es lo que llamamos “compartimentalización” y que se refiere al proceso de practicar diversos discursos de manera que sus contradicciones y limitaciones se hagan menos evidentes.
La mente se organiza, entonces, para responder a la cultura y se produce una tendencia a mantener pensamientos o sentimientos opuestos o distintos que deberían estar relacionados: los pensamientos y los sentimientos llegan a pertenecer a zonas o gavetas mentales distintas. En otras palabras, se da una condición en la que un grupo de pensamientos o sentimientos que posee cierta unidad entre sí, pierde la mayor parte de sus relaciones con el resto de la personalidad y funciona más o menos independiente.
El dicho, "santo el domingo y pecador entre semana", ilustra el resultado de la compartimentalización. Individuos que experimentan un placer diferente si tienen prácticas sexuales con una trabajadora del sexo que con su pareja habitual, trabajadores que acosan sexualmente a sus compañeras(os), pero promueven la solidaridad y el respeto durante otras ocasiones, hombres que se afeminizan por ratos, personas que buscan relaciones sexuales fortuitas durante los fines de semana, mujeres
"heterosexuales" que tienen experiencias sexuales con otras mujeres, hombres
"heterosexuales" que tienen prácticas sexuales con otros hombres, y otros que hacen excepciones en el uso del condón con ciertas parejas, son algunos ejemplos de los resultados de la compartimentalización.
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Estos "cortes" entre categorías, aunque se hagan de manera razonada, no se cuestionan, simplemente se viven. La compartimentalización funciona como un intento para aliviar la tensión que padece el individuo al someterse a contradicciones que no puede resolver. Y
quizá lo más importante, es que ayuda a que el sujeto evite la toma de conciencia de sus contradicciones internas. De ahí que la salida preferida sea evitar esta confrontación por medio de la división de su sexualidad en “gavetas” para poner en ellas discursos y prácticas distintas.