Los Traileros y la Vida Loca by Jácobo Schifter Sikora - HTML preview

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Cuadro 5

Matriz de correlación de las variables de estudio

Variables 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

0 Sexo inseg. 1

1 Nivel Socioec. -.699** 1

2 Educación sexual -.443** -.078 1

3 Satisfac condón .344** -.095 -.019 1

4 Abuso sexual<12 .331* .089 -.359** .326* 1

5 Abuso sexual 18 .218 -.010 .013 .275* .464** 1

6 Post-trauma .510** -.395** -.066 .271* .258 .341** 1

7 Castig. Infancia .501** -.290* .020 .311* .334* .400** .464** 1

8 Roles sexuales .472** -.322* -.327* .286* .167 .023 .173 .164 1

9 Machismo sexual .351** -.318* -.314 .097 -.125 .013 .026 .231 .261* 1

10 Control salud -.159 .044 .216 .226 -.023 .206 -.060 -.049 -.151 -0.92 1

11 Conoc. Sida -.281* .182 .111 -.097 -.240 -.133 -.167 -.210 -.283* -.147 .379** 1

** Correlación altamente significativa (α<1 %)

* Correlación significativa (α<5 %)

Por ejemplo, puede observarse que la violencia sexual, física, sexual y psicológica que padecieron las trabajadoras durante su infancia (índice de castigos en la niñez) se encuentra altamente relacionada con un bajo autocontrol, una baja autoestima y otros indicadores que se resumen en el índice de estrés post trauma (0.4644) 117. Ésto significa

117 INDICE DE ESTRES POST TRAUMA:

-

¿Existen grandes períodos de su niñez que usted ha olvidado?

-

¿Sufre usted de pesadillas violentas y problemas con el sueño?

-

¿Le sucede que de un momento a otro usted se desconecta de la realidad?

-

¿Tiene a veces adormecimientos del cuerpo en que no siente nada?

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que producto de la violencia, tanto sexual como de otras formas no sexuales, que padece la trabajadora del sexo, no solo producto de su familia de origen sino también de sus clientes, ellas presentan padecimientos psicológicos que contribuyen a fomentar las prácticas sexuales riesgosas y, con ello, aumentar el riesgo de contagio con el VIH 118.

Ésto significa que producto de la violencia, tanto sexual como de otras formas no sexuales, que padece la trabajadora del sexo, no solo producto de su familia de origen sino también de sus clientes, ellas presentan padecimientos psicológicos que contribuyen a fomentar las prácticas sexuales riesgosas y, con ello, aumentar el riesgo de contagio con el VIH.

Otra relación importante se da entre el machismo sexual 119 y los roles sexuales 120 con el

nivel socioeconómico (aunque ambas variables se encuentran relacionadas con la práctica

-

¿Ha tenido experiencias en que siente que sale de su cuerpo?

-

¿Le cuesta confiar en la gente?

-

¿Se le hace difícil decirle no a las personas cercanas?

-

¿Tiene problemas con el alcohol o con las drogas?

-

¿Le cuesta saber lo que está sintiendo en realidad?

-

¿Tiene problemas para disfrutar de su sexualidad?

-

¿Siente que usted vale poco?

118 Solo para explicar cómo pueden trabajar estos mecanismos de autodestrucción se puede mencionar el caso de la desesperanza aprendida. Este término denota la pérdida de la capacidad de hacer algo para detener los eventos indeseables como consecuencia de desarrollarse en un ambiente hostil. La desesperanza que aprenden las hace creer que ellas no poseen un razonable control sobre sus vidas. La pasividad, la rutina, la depresión, la falta de control y la adquisición de hábitos indeseables como las drogas, entre otros, son el resultado esperado. De esta manera, una cadena de eventos cuyo principio es de difícil detección, termina sometiendo a las trabajadoras del sexo a un elevado riesgo de infección.

119 INDICE DE MACHISMO SEXUAL:

Responda si usted se encuentra a favor en contra de...

-

Que las muchachas tengan relaciones sexuales antes del matrimonio?

-

Que una muchacha soltera le pague a un hombre para tener relaciones sexuales?

-

Que una muchacha soltera tenga relaciones sexuales con diferentes hombres?

-

Que una mujer casada le guste otro hombre y tenga relaciones sexuales con él?

-

Que una mujer casada tenga un lance de vez en cuando

-

Que los muchachos tengan relaciones sexuales antes del matrimonio?

-

Que un muchacho soltero le pague a una mujer para tener relaciones sexuales?

-

Que un muchacho soltero tenga relaciones sexuales con diferentes mujeres?

-

Que a un hombre casado le guste otra mujer y tenga relaciones sexuales con ella?

-

Que un hombre casado tenga un lance de vez en cuando?

-

120 INDICE DE ROLES SEXUALES:

Dígame si se encuentra de acuerdo o en desacuerdo con cada una de las siguientes afirmaciones.

-

Las mujeres deben dedicarse a labores del hogar y a cuidar niños

-

Las mujeres son por naturaleza más débiles y obedientes que los hombres

-

La felicidad de toda mujer está en el matrimonio

-

Lo ideal es que la mujer llegue virgen al matrimonio y que el hombre sea el que tenga experiencia en el amor

-

El hombre es el que debe mandar en el hogar

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del sexo inseguro, la ecuación logística encontrada indicó que existen otras de mayor relevancia). Las correlaciones encontradas (-0.32 en ambos casos) sugieren que las trabajadoras del sexo que pertenecen a niveles socioeconómicos inferiores presentan roles más tradicionales y favorecen en mayor medida el machismo sexual. Este comportamiento, que le otorga más derechos al hombre que a la mujer, tanto en el campo sexual como en el social, contribuye finalmente a disminuir el poder de la mujer para exigir prácticas sexuales seguras.

Pero antes de llegar a conclusiones de estos datos, pasemos, en el próximo capítulo, al plano personal.

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XIII. ¿PUTAS O FEMINISTAS?

Mary nació en 1970 en Turrialba, Costa Rica. Fue la sexta de ocho hermanos, hija de una empleada doméstica y un jardinero, que procreó cinco de los ocho niños y que asumió ni los suyos ni los otros de su mujer. La familia vivía muy modestamente del salario de su madre ya que los aportes del padre eran siempre infrecuentes. “Algunas veces le daba a mamá algo de plata pero en otras nada”, nos dice ella. Sin embargo, la progenitora trabajaba fuera de la casa hasta las seis de la tarde y los críos se cuidaban entre sí y algunas veces por su padre. “Como era la mayor, me tocaba cuidar de mis hermanos. Era prácticamente su verdadera madre”, nos confiesa con tristeza.

Desde muy temprano, Mary recuerda que su padre la sentaba en sus regazos y que la rozaba con algo duro en sus partes privadas. En aquél tiempo, la niña no tenía la menor idea de lo que sucedía. Lo único que la ponía nerviosa era la respiración acelerada de su padre y algo que ahora interpreta una “mirada alocada y vigilante” pero que no está segura cómo la percibía en aquella época. “Era el jadeo de animal acosado”, asegura ella.

Después de habérselo contado a varias amigas, ellas se han sorprendido por lo mal que actúo su padre y le preguntan por qué no pidió ayuda. La mujer no es ilusa cuando nos dice: “Ahora sé que mi papá me usaba sexualmente desde pequeña. Pero no puedo asegurar que así lo veía en aquél entonces. Recuerdo que sí sentía placer y que me gustaba que me tocara. Vivía tan sola y sin madre que la atención y los cuidados de mi padre me gustaban. Para mí, pasar a la alcoba de él y sentarme en su cama, era un privilegio. Ningún hermano podía hacerlo. Nuestros recuerdos, nos dice, están influidos por nuestra forma presente de interpretarlos. Si ahora creemos que al abuso es malo asumiremos que la experiencia es más fea de lo que posiblemente fue”. Aunque Mary no lo sabe, concuerda con las nuevas teorías del abuso psiquiátrico de interpretar como traumático todo abuso sexual, aunque no haya evidencia para demostrarlo 121.

No obstante, la mujer sí tiene conciencia que a los 12 años de edad las cosas cambiaron radicalmente.

Sentarme en los regazos de mi papá y sentir su miembro se había convertido en parte de nuestra relación. Él me tenía prohibido que le contara a mi madre o a mis hermanos porque lo que nosotros hacíamos era algo ´privado´ y los demás sentirían envidia. A veces me regalaba plata con la que me compraba chocolates y me advertía: Śi hablas tendrás que compartir los chocolates con todos´. A mí no me pasaba por la mente tener que dividir en ocho pedazos la barrita de chocolate preferida. Por eso nunca hablé. Sin embargo, una tarde me sentó en su cama y noté que tenía un frasco de vaselina, la que usamos para sobar los músculos. Esta vez mi papá me quitó la ropa y me dijo: ´Vamos a jugar otro juego que no has jugadoŃo me recuerdo qué pensé o qué dije. Sé que no salí 121 Edward Dolnick, Madness on the Couch. Blaming the Victim in the Heyday of Psychoanalysis. New York: Simon and Shuster, 1998.

Tana Dineen, Manufacturing Victims. What the Psychology Industry is Doing to People, Montreal, Toronto, Paris: Robert Davies Multimedia Publishing; 1996.

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corriendo. Lo único que recuerdo son los gritos que empecé a dar y el dolor espantoso que sentí. Sé que me tapó la boca para que nadie me oyera.

La relación carnal duraría tres años. Sin embargo, nunca más volvió a sentir dolor.

“Cuando mi padre me penetraba no sentía nada, ni placer ni dolor ni asco ni nada. Creo que me iba de la cama, del cuarto y de la casa porque no sentía mi cuerpo. ´¿Ya terminó?, le preguntaba y si me decía que sí me vestía y me iba a limpiar la casa como si nada hubiera pasado”.

El padre continuó con el abuso dos veces por semana, “siempre los lunes y los viernes sin falta”, nos dice con resignación. “Me enferman esos días, dice la mujer en voz baja, cuando es domingo o jueves en la noche empiezo a sentir dolores en la barriga”. Pero en esa época Mary nos dice que era un fantasma que entraba y salía de su cuerpo, sin estar en ningún lugar especial. “Tengo una gran facilidad para cortarme y no sentir nada.

Hasta ni me daría cuenta que me he herido si no fuera por la sangre”, nos dice orgullosa.

Cuando Mary cumplió los quince años conoció a Carlos, su primer amor. “El para mí era todo y lo quise como una loca. No le conté nada de lo que pasaba en mi casa. Creo que no sospechó nada. Nunca se dio cuenta que no sentía gran cosa en el sexo. ´¿Te gustó, mi amor?, me preguntaba cuando se regaba. ´¡Maravilloso!, le contestaba. ¿Ya terminaste?”

Tampoco se molestó cuando se dio cuenta que no era virgen. Lo único que me preguntó fue que a quién se la había regalado. “A un sátiro malo que se aprovechó de mí, le dije”.

Fuimos novios por un año. Recuerdo que tenía relaciones sexuales con él los sábados y los domingos con mi papá. Este último empezó a sospechar cuando me dijo: ´Te estás abriendo mucho, cuidado me doy cuenta de que te acuestas con Carlos porque te mato´.

Cuando quedé embarazada no sabía siquiera de cuál de los dos era el padre; ambos le echaron la culpa al otro. Carlos me dijo que no era virgen cuando me le entregué y mi papá que él sospechaba que el niño era de Carlos. Lloré desconsolada y pensé que era mejor morirme con todo y feto adentro. Mi mamá no me habló durante un año”.

Tuvo a José Eduardo que salió idéntico a Carlos por lo que nadie dudaba que era su hijo.

Sin embargo, él nunca “me dio ni un cinco para la leche”. Igual que su madre, Mary tuvo que buscar trabajo como empleada doméstica y cuidar a su hijo y a sus siete hermanos.

Su historia parece la de Cenicienta ya que la muchacha no tenía posibilidades de ir a una fiesta o comprarse un lindo vestido. “La plata no me alcanzaba para adquirir siquiera un calzón. Todo se lo daba a mi hijo con tal de que no pasara necesidades. Nadie me ayudó”.

Mary nos cuenta que un día las cosas cambiarían. Nos dice que tuvo un sueño y que en éste tomó la decisión de mejorar su vida. Aunque no del todo literal, Mary lo quiere contar a su manera, lo escribió en su diario y nos lo prestó para que lo copiáramos: Había una vez una hermosa joven de nombre Mary Cenicienta. Vivía, desde hacía mucho tiempo con su madre que la tenía abandonada y su padre que era un sapo cachondo. Además, tenía siete hermanos que nadie sabía de quién eran y un hijo suyo nacido de un duende. Mary Cenicienta debía hacer los trabajos de la casa y 127

nunca recibía un cinco por ellos. Parte de la razón era que su madre sospechaba que el sapo se metía en su alcoba. Un día se anunció un evento fenomenal en el pueblo. El dueño del bar ofrecía un baile al que estaban invitadas todas las solteras disponibles. Ahí conocerían al hombre que estaba soltero, quien elegiría entre todas a su afortunada novia. Tarde en la noche, dos semanas antes del baile, cuando el nerviosismo cundía en todo lado, Mary Cenicienta se sentó triste y desconsolada, frente a la ventana de su frío y vacío cuarto, a soñar con una mejor vida.

De repente se le apareció su Hada Madrina. Tenía el cabello gris, la mirada inteligente y andaba algo escotada. Le dijo: “Buenas noches querida, soy tu Hada Madrina”. Mary Cenicienta se sintió asustada pero intrigada ante la presencia de esta Hada tan coqueta y decidida. Nunca se había imaginado que su Hada Madrina fuera tan alegre y que fumara Marlboro: “You´ve come a long way babe”, pensó ella. “¿Qué puedo hacer para salir de esta vida pobre y aburrida?”, le imploró Mary Cenicienta. “Estoy harta de los hombres, del sexo y de la pobreza”

“¡Hazte puta!, le ordenó el Hada Madrina. Nadie te tiene dándolo gratis”

“¿Pero no tengo plata para comprar ropa, ¿quién pagaría por una mujer tan mal vestida?.

“Pues cóbrale plata al desgraciado de tu padre por los polvos semanales y te hacéis un buen vestido”, le recomendó con firmeza el Hada Madrina. Sin que Mary Cenicienta le diera tiempo de decir adiós, el Hada Marina se desapareció de su sueño.

Mary nos cuenta, de esta manera tan original cómo fue que empezó a pedirle plata a su padre todos los lunes y los viernes. “Si usted quiere seguir con su jueguito, papá, pues mejor suelte algo de dinero o si no, lo acuso con mi madre”, le dijo. Una vez que acumuló lo suficiente, se compró un lindo vestido de licra, “pegado a su hermoso cuerpo”

y acudió, continúa ella, al baile del bar:

Cuando ingresó, el dueño se trastornó por la belleza de Mary Cenicienta y corrió a sacarla a bailar. Se dio cuenta de que era la mujer de sus sueños y la mejor candidata para amante. Sin embargo, el dueño no le hizo gracia enterarse que la doncella no era fácil de convencer. “Te amaré toda la vida”, le prometió el hombre. “¡Ay mijito!, de amores de toda la vida estoy harta, respondió Mary Cenicienta. Lo que quiero es un orgasmo y además, que me pagués por el tuyo”

En la realidad, nos cuenta Mary, el “príncipe azul” fue un trailero que le enseñó a cobrar por las relaciones sexuales y acumular dinero para vivir mejor. La muchacha se dio cuenta que era mejor negocio el comercio sexual que el trabajo de Cenicienta.

“No sé cómo explicarle lo que sentí cuando después de ese baile en el bar del pueblo y haberme acostado con el dueño, recibí tres mil colones”, nos dice ella. Sería la primera vez que sintió placer sexual:

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El hombre sabía muy bien cómo complacer a la mujer. Me hizo sexo oral que desconocía y, por vez primera, sentir el orgasmo. Sin embargo, el verdadero placer me lo dieron los tres billetes de mil colones. Desde que me convertí en puta, he podido aprender lo importante que es el dinero, cómo ahorrarlo y cómo invertir en mi negocio. Antes, tenía que darle el sexo gratis. Ahora, que los hombres paguen.

Mary considera que la relación con su padre le ayudó en el negocio. “Tengo que serle franca, creo que para mí el hecho de poder salirme de mi cuerpo o de sentir nada cuando tenía las relaciones sexuales, ha sido bueno para la prostitución”. Según ella, es más fácil trabajar como prostituta cuando “una se puede ir de la relación y pensar en otras cosas”

Mary está convencida de que la mayor destreza de una prostituta es “poder cortarse de lo que hace y sentir placer si quiere”. Los años de estar con un hombre con quien no debía haber tenido relaciones “fueron un entrenamiento para esta profesión”, nos dice.

Mary no se considera un objeto sexual ni una víctima de los hombres. “Esas son mierdas que dicen las feministas ricas y de plata que no saben nada de los pobres”, nos dice con firmeza. “Tengo control de mi cuerpo y lo vendo por sexo. No lo doy como muchas mujeres gratis y a cambio de nada. Estoy mejor que la esposa afligida que le meten en la noche el tuco aunque no quiera y al otro día le tiene que servir a su marido”, termina ella.

Prostitución y compartimentalización

La relación entre el abuso y la prostitución es más complicado de lo que parece. Como hemos visto en los apartados anteriores, existe una conexión entre no usar el condón y haber sufrido castigos o abusos en la niñez. La historia de María sugiere, por su parte, que esta vinculación podría darse porque la niña abusada suele desconectarse del abuso y ésto le hace más fácil practicar la prostitución.

La interpretación más rápida sería que las mujeres que han sido abusadas o castigadas continúan ellas mismas con más abuso, como lo sería para algunos la prostitución y no usar el condón, o tienen menor capacidad de prevenirlos. Sin embargo, un grupo de prostitutas de nuestro estudio no los sufrió ni admitió estar “desconectada” de su cuerpo, padecer estrés pos traumático u otras secuelas asociadas con el trauma.

La mayoría de los adultos que fueron abusados o castigados cuando niños no practica la prostitución ni el sexo inseguro. Muchas prostitutas consideran que su oficio no es abusivo y que es una profesión tan respetable como hacer el manicure o dar un masaje para el estrés. El problema de la prostitución, según ellas, es la aversión cristiana al sexo que hizo de esta profesión la escoria entre todas.

Es nuestro interés explicar cuál es la atracción entre traileros y prostitutas, no el por qué ellas se dedican a este oficio. Aunque la respuesta pareciera fácil y limitarse a que ellos quieren sexo y ellas, dinero, la realidad es más complicada. Los traileros, al ser hombres machos, en teoría, no deberían acudir donde las prostitutas porque éstas no responden a 129

sus deseos. En otras palabras, el macho verdadero es atractivo por masculino y por buen amante, no porque paga, como cualquier oficinista, los favores sexuales de las mujeres.

Ésto se evidencia en que los traileros se avergüenzan de alquilar mujeres y lo hacen a escondidas. Muchos de ellos son jóvenes y atractivos que son perseguidos en los pueblos por cientos de mujeres. Si sus relatos son verdaderos, lo que menos necesitan hacer es gastar dinero en prostitutas.