19Entrevista realizada el 22 de enero de 1990.
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La investigación dirigida por Umaña (1989) demuestró que existe una clara asociación de la problemática del Sida con los homosexuales e ideas erróneas con respecto a la transmisión del VIH. Cerca del 95% ubicó a la población penal como de alto riesgo (Cuadro 2). A la pregunta sobre cuáles internos tienen un riesgo mayor de contraer el Sida, el 94%
contestó que son los homosexuales, el 26% que los bisexuales y el 13% que los heterosexuales. Cuando se les preguntó acerca del peligro que corren los funcionarios de los establecimientos penales de contraer el Sida, el 68% contestó que sí se da ese peligro.
El 70% de los entrevistados afirmó que el contacto social con un individuo que padezca Sida, tiene desde un bajo hasta un riesgo muy alto de contagio. Al preguntárseles si la cárcel es un medio propicio para contraer el Sida, el 52%
respondió afirmativamente. Entre éstos, el 26% lo achacó al homosexualismo existente en la prisión.
El 40% manifiestó no conocer ningún síntoma de la enfermedad y el 60% solo mencionó algunos de ellos.
A a la pregunta ¿Qué clase de medidas recomendaría usted para prevenir el Sida en el establecimiento donde presta sus servicios?, el 15% propuso aislar a los portadores y homosexuales.
Por otra parte, el cuestionario corto que se entregó a los funcionarios de La Reforma para saber qué conocimientos poseían acerca del Sida y sus formas de transmisión, muestró resultados positivos (Cuadro 3). El 100% afirmó que el Sida debilita el sistema de defensas y reconoció el contacto sexual como vía de contagio. Mientras que el 100%
consideró que el contacto homosexual es una vía de infección, el 89% aseveró lo mismo con respecto al contacto heterosexual. Con respecto a las formas de prevención del Sida, el 97% indicó que una de ellas es "tener una sola pareja". El 84% señaló que debe usarse siempre el condón y solo una persona vio en el contacto social una probable fuente de infección.
En esta encuesta, los administrativos de la Reforma se perfilan con mayores conocimientos sobre el Sida que aquellos entrevistados por Umaña (1989).
No obstante este alto grado de conocimiento, los funcionarios de La Reforma también asocian al Sida con los homosexuales. A la pregunta acerca del su origen, el 54% lo atribuyó a la promiscuidad de los homosexuales y solo el 32% a la de los heterosexuales. También existe conocimiento erróneo sobre las formas de prevención. El 30% respondió que "lavarse después del sexo" es una de ellas. El "poner en cuarentena a los homosexuales" y la realización de los exámenes obligatorios de sangre son mencionadas como otras alternativas para evitar la infección.
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Con la realización de las entrevistas a profundidad se corroboró que, no obstante el elevado conocimiento básico que los interrogados demostraron, persiste en ellos una estrecha vinculación mental entre la enfermedad y la población homosexual. A.P.S., trabajadora social, dijo:
El homosexual declarado debe tomar las medidas del caso para que no afecte a otras personas que no son homosexuales, pero para mí que se pudran entre ellos... Entre los declarados y pervertidos que se mueran entre sí. Por mí, pueden desaparecer20.
Una de las orientadoras de La Reforma, Y.O.C., opino que: "Con respecto al Sida, creo que afecta a los homosexuales por la enfermedad en que están inmersos"21. El sacerdote del centro penitenciario manifiestó que: "Tengo que hacerles ver que consideren al Sida como una consecuencia del pecado, de la desobediencia a Dios y de la ley divina"22.
Cuando se les preguntó a los funcionarios acerca de su reacción ante esta enfermedad, nuevamente la equipararon con el homosexualismo. L.A.V., agente de seguridad, dijo: "Cuando oi hablar del Sida sentí mucho miedo. También sentí cólera porque, ¿cómo es posible que hayan muerto o estén contagiadas personas sin ser homosexuales?"23.
S.Z.A., alto funcionario del penal, declaró: "... me empecé a asustar cuando se dijo que el Sida se podía transmitir por la promiscuidad. Llegué a sentirme tan mal que cada vez que un interno me daba la mano, me lavaba con alcohol"24.
S.M., trabajadora social, argumentó: "Cuando oi hablar del Sida yo no tuve miedo porque estaba muy definida la población a la que afectaba y que era la homosexual"25.
Toda esta información revela que a pesar del aceptable conocimiento acerca del Sida, la asociación inicial entre el Sida y el homosexualismo, que hizo la prensa y la campaña del Ministerio de Salud, caló la mente de los funcionarios de La Reforma. Esta asociación crea una discrepancia entre la teoría y la práctica, ya que aunque saben que el homosexualismo no produce el Sida, emocionalmente así lo miran y de ahí que, como veremos seguidamente, no promuevan el uso del preservativo en el penal.
20Entrevista realizada el 22 de enero de 1990.
21Entrevista realizada el 12 de enero de 1990.
22Entrevista realizada el 18 de enero de 1990.
23Entrevista realizada el 12 de enero de 1990.
24Entrevista realizada el 19 de enero de 1990.
25Entrevista realizada el 16 de enero de 1990.
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