La encuesta realizada por el Departamento de Investigación y Estadística de la Dirección General de Adaptación Social sugiere que el sistema penitenciario no cuenta con los recursos para realizar la prevención del Sida. El 87% de los entrevistados opina que de darse un caso de Sida, su centro no tiene espacio apropiado para "aislarlo"; el 74% adujo no contar con "algún tipo de recurso específico para la lucha contra el Sida donde labora"; el 52% manifestó no haber recibido ningún curso de educación sanitaria. Un porcentaje similar, no haber visto que se le imparta uno a los reclusos (Cuadro 1).
El 68% de los entrevistados afirmó que no existe ningún programa de control del Sida donde labora, ni de información orientado a los internos. El 86% reportó que no se distribuyen preservativos en su centro; el 95% que no existen políticas o un régimen especialmente orientado a los homosexuales (Cuadro 1).
En el Centro La Reforma, en particular, la falta de recursos y la ausencia de programas es evidente. En las entrevistas a profundidad se informó sobre la carencia de preservativos. El primer seminario sobre Sida organizado en el sistema penitenciario, no fue realizado sino hasta noviembre de 1989. No todos los empleados fueron invitados. Incluso, muchos de los que trabajan en el Dispensario de Salud no asistieron.
Antes de este evento, solo se habían impartido unas pocas charlas a los reclusos por parte de un funcionario del gobierno y se había efectuado un taller con profesores de la Universidad Nacional. La Reforma no cuenta con folletos de prevención, charlas ni talleres permanentes.
El único programa de prevención del Sida en La Reforma son los exámenes de sangre obligatorios. Pero aún así, existe en la práctica gran irregularidad, pues varía constantemente dependiendo de la existencia o no de recursos. Además, es imposible pretender que con exámenes que se realicen, en el mejor de los casos cada 6 meses, se esté realizando una labor preventiva eficaz.