Manual Para Prevencion Sida en Cárceles by Jacobo Schifter - HTML preview

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EL papel de la personalidad

De acuerdo con las observaciones, Carl y su esposa Stephanie, psicóloga, empezaron a estudiar la literatura que vincula la personalidad con la enfermedad. Los Simonton descubrieron que la carcaterística principal del paciente de cáncer es su propensidad a al depresión y a la desesperanza.

"La enfermedad es frecuentemente la única oportunidad que esta gente tiene de pedir ayuda para satisfacer sus necesidades, de darse el lujo de enojarse, hacerse más egoístas, de aprender a decir no".

Estos médicos llegaron a la conclusión de que los factores psicológicos influyen no solo en quiene desarrollarían el cáncer, sino también en quienes de recuperación de él.

Los pacientes propensos a la depresión "tienden a producir desajustes hormonales" que reducen el poder del sistema inmúnologico.

Los estudios del doctor Thomas H. Holmen lo han podido corrobarar al predecir qué personas desarrollarán alguna enfermedad, con base en los índices de "estrés" padecidos en un período de 6 a 12 meses antes del diagnóstico.

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Lawrence Le Shan, psiquiatra neoyorkino, en un controversial estudio de la conexión entre el "estrés" y el cáncer, producto de las observaciones de sus pacientes con tumores, concluya que el 76% de estos sufrían de "estrés" crónica sin recursos para ventilarse, de 6 a 12 meses antes de diagnóstico.

Los Simonton, luego, empezaron a estudiar las teorías de la nueva ciencia de la fisioretroalimentación. Esta disciplina investiga e poder de los procesos psíquicos para influir, modificar y alterar los procesos fisiológicos.

Los investigadores de esa rama científica, en varios estudios de laboratorio, han suministrado evidencia de que la mente puede modificar la tensión muscular, el sudor y otras actividades que hasta hace poco se consideraban como involuntarios.

Barbara Brown, pionera de esta disciplina en los Estadis Unidos, opina que "la mente puede crear y eliminar la enfermedad y la investigación en fisioretroalimentación es la primera prueba científica del fenómeno" Muchas de las investigaciones han girado alrededor del ministerio de poder del placebo.

El placebo es una pastilla azucarada que no tiene ningún valor medicinal. Sin embargo, ésta ha permitido observar el gran poder de la mente para curar.

En estudios de laboratorio con pacientes con úlcera, se formaron dos grupos. Al primero se le dijo que la medicina que iban a tomar era un instrumento efectivísimo para curar las úlseras; al segundo, que ésta era una droga experimental sin muchas expectativas. A los dos grupos se le dio la misma pastilla: un placebo que no tenía ninguna propiedad curativa.

El resultado de éste y otros muchos trabajos con placebos ha sido sorprendente.

El primer grupo mostró, en un 75% una gran mejoría; el segundo, únicamente en un 25%. La diferencia entre ambos grupos fue que aquellos que creyeron que la pastilla los curaba, tenían expectativas optimistas y éstas los sanaron.

Estos trabajos influyeron en la teoría de Simonton acerca del cáncer y su método para combatirlo.

Aunque ellos admiten que los factores genéticos, nutricionales, radioactivos o carcinógenos pueden tener una incidencia en su desarrollo, es la personalidad de paciente su causa principal.

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"No toda la gente que está expuesta a estos otros factores se enferma. ¿Qué es lo que pasa con la gente que tiene propensión al cáncer y continúa sana"?

El meollo del asunto, de acuerdo con ellos es que el paciente de cáncer se caracteriza por su propensidad a la depresión. Un "estres" crónico, sin que pueda resolver o expresarse, produce cambios hormonales que a su vez, debilita el sistema inmunológico.

" Los pacientes de cáncer han sufrido de grandes depresiones de 9 a 18 meses antes del diagnóstico".

Todos producimos, en algún momento, continúan los Simonton, células anormales que son destruídas por nuestras defensas naturales. Pero en el caso de los que desarrollan tumores, la producción se suscita en un período en el que el sistema inmunológico se encontraba debilitado. "Una gran cantidad de investigaciones demuestran que el desarrollo del cáncer no sólo necesita la presencia de células anormales sino que requiere de la supresión de las defensas naturales del organismo".

Este mismo principio se podría aplicar a los enfermos del Sida. Muchos de los que se contagian del virus VIH no desarrollan la enfermedad en un período de 10 años; otros sucumben rápidamente. Es posible que algún factor psíquico sería el que explique cuáles se enferman, y cuáles no.

Con base en sus observaciones, los Simonton decidieron establecer un método que trabaje a la inversa.

Si el cáncer es una enfermedad del "estrés" y la depresión razonaron ellos, ¿no podría la esperanza y la alegría de vivir contribuir a la curación? ¿No sería posible que si lográramos que nuestra mente exprese de otra manera su ansiedad, hacer que ella nos ayude a sanar?

Esta posición puede resultar sorprendente para todos aquellos que les cuesta creer que a pesar de toda la revolución tecnológica, sea la m ente y nuestros propios recursos, al final de cuentas, los "que hagan la diferencia". Sin embargo, los resultados del método Simonton no parecen desmentirlos.