El Método Simonton se base en la premisa de que la enfermedad no es un fenómeno físico únicamente. Su tesis es que ésta es "un problema de toda personalidad, que incluya no sólo el cuerpo sino que también las emociones y las actitudes". Un tratamiento efectivo, entonces, debe tomar en cuenta a la persona como un todo, o sea, deber ser holístico". No creemos de verdad que podemos dar la batalla. No se puede tomar el tratamiento y esperar que sea
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efectivo si en el fondo pensamos que todo será inútil. No se puede sanar si el especialista que nos da la medicina esta comunicándonos, consciente o inconscientemente, que nada logrará salvarnos".
El proceso de curación de estos galenos no va en contra del tratamiento convencional. Por el contrario, los Simonton consideran que su método debe servir como complemento, y no como proceso antagónic, a la terapia tradicional. Los galenos introducen, eso así, varias técnicas de relajación, de imágenes mentales, de ejercicios físicos, de dietas y de formas creativas pra enfrentarse como el "estrés", que deben practicarse regularmente.
"La lucha comienza con el cambio de nuestras actitudes y creencias acerca de la enfermedad. La mente es el primer órgano que debe conquistarse".
Para medir la repercusión de su método, los Simonton trabajaron con un grupo de 159 pacientes con diagnosis de cáncer "incurables", con expectativas de vida de 12 meses aproximadamente.
Este grupo fue comparado con las estadísticas promedio norteamericano para pacientes con prognosis idénticas.
En enero 1978, cuatro años después, el 63% de los pacientes tratados por los Simonton estaban vivos, con un promedio de sobrevivencia de 24.4 meses, el doble del promedio nacional norteamericano para el grupo de control.
Los pacientes que murieron, vivieron un promedio de 20.3 meses, o sea 1.5 veces más que aquellos que únicamente recibieron el tratamiento convencional. Los que en 1978 estaban aún vivos, habían sobrevivido el doble de lo que vivieron sus contrapartes en el grupo de control.
El estado físico de los pacientes que aún vivían en 1978, o sea el 63% de los tratamientos por los Simonton, era el siguiente:
Pacientes No %
Sin evidencia de cáncer 14 22.2
Tumor en remisión 12 19.1
Tumor estable 17 27.1
Nuevo crecimiento del tumor 20 31.8
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"Debemos recordar, nos dice el galeno,
que 100% de estos eran casos considerados como incurables"
La calidad de vida del paciente es tan importante como la cantidad de años de sobrevivencia. Los Simonton midieron la "calidad" con base en la actividad diaria física de sus pacientes, antes y después el tratamiento.
En 1978, cuando se concluyó la investigación, el 15% de los pacientes realizaba las mismas actividades físicas que antes del diagnóstico y el 76% hacia por lo menos el 75% de ellas. Este nivel de actividad, nos dicen los Simonton, para personas médicamente incurables no es menos que extraordinario".
Los Simonton insisten en que su método no da falsas expectativas, sino que provee una experanza razonable, frente al cáncer a pacientes que se caracterizan por la falta de esperanza y por la depresión. También sirve para que los familiares aprendan a enfrentarse constructivamente y con optimismo con la enfermedad.