Modern Spanish Lyrics (Líricos Español Modernos) by Elijah Clarence. Hills, Ph.D S. Griswold Morley, - HTML preview

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15

siendo yo niño y muchacho

mi madre me lo decía:

que mentira no dijese,

que era grande villanía:

2

por tanto pregunta, rey,

que la verdad te diría.

—Yo te agradezco, Abenámar

aquesa tu cortesía.

¿Qué castillos son aquéllos?

5

¡Altos son y relucían!

—El Alhambra era, señor,

y la otra la mezquita;

los otros los Alixares,

labrados á maravilla.

10

El moro que los labraba

cien doblas ganaba al día,

y el día que no los labra

otras tantas se perdía.

El otro es Generalife,

15

huerta que par no tenía;

el otro Torres Bermejas,

castillo de gran valía.—

Allí habló el rey don Juan,

bien oiréis lo que decía:

20

—Si tú quisieses, Granada,

contigo me casaría;

daréte en arras y dote

á Córdoba y á Sevilla.

—Casada soy, rey don Juan,

25

casada soy, que no viuda;

el moro que á mí me tiene

3

muy grande bien me quería.

Fonte-frida, fonte-frida,

fonte-frida y con amor,

do todas las avecicas

van tomar consolación,

5

sino es la tortolica

que está viuda y con dolor.

Por allí fuera á pasar

el traidor de ruiseñor:

las palabras que le dice

10

llenas son de traición:

—Si tú quisieses, señora,

yo sería tu servidor.

—Vete de ahí, enemigo,

malo, falso, engañador,

15

que ni poso en ramo verde,

ni en prado que tenga flor;

que si el agua hallo clara,

turbia la bebía yo;

que no quiero haber marido,

20

porque hijos no haya, no:

no quiero placer con ellos,

ni menos consolación.

¡Déjame, triste enemigo,

malo, falso, mal traidor,

25

que no quiero ser tu amiga,

ni casar contigo, no.

4

EL CONDE ARNALDOS

¡Quién hubiese tal ventura

sobre las aguas del mar,

como hubo el conde Arnaldos

la mañana de San Juan!

5

Con un falcón en la mano

la caza iba á cazar,

vió venir una galera

que á tierra quiere llegar.

Las velas traía de seda,

10

la jarcia de un cendal,

marinero que la manda

diciendo viene un cantar

que la mar facía en calma,

los vientos hace amainar,

15

los peces que andan nel hondo

arriba los hace andar,

las aves que andan volando

nel mástel las faz posar.

Allí fabló el conde Arnaldos,

20

bien oiréis lo que dirá:

—Por Dios te ruego, marinero,

dígasme ora ese cantar.—

Respondióle el marinero,

tal respuesta le fué á dar:

25

—Yo no digo esta canción

sino á quien conmigo va.

5

LA CONSTANCIA

Mis arreos son las armas,

mi descanso el pelear,

mi cama las duras peñas,

mi dormir siempre velar.

5

Las manidas son escuras,

los caminos por usar,

el cielo con sus mudanzas

ha por bien de me dañar,

andando de sierra en sierra

10

por orillas de la mar,

por probar si en mi ventura

hay lugar donde avadar.

Pero por vos, mi señora,

todo se ha de comportar.

EL AMANTE DESDICHADO

15

En los tiempos que me vi

más alegre y placentero,

yo me partiera de Burgos

para ir á Valladolid:

encontré con un Palmero,

20

quien me habló, y dijo así:

—¿Dónde vas tú, el desdichado?

¿Dónde vas? ¡triste de ti!

¡Oh persona desgraciada,

en mal punto te conocí!

256

Muerta es tu enamorada,

muerta es, que yo la vi;

las andas en que la llevan

de negro las vi cubrir,

los responsos que le dicen

5

yo los ayudé á decir:

siete condes la lloraban,

caballeros más de mil,

llorábanla sus doncellas,

llorando dicen así:

10

—¡Triste de aquel caballero

que tal pérdida pierde aquí!—

Desque aquesto oí, mezquino,

en tierra muerto caí,

y por más de doce horas

15

no tornara, triste, en mí.

Desque hube retornado,

á la sepultura fuí,

con lágrimas de mis ojos

llorando decía así:

20

—Acógeme, mi señora,

acógeme á par de ti.—

Al cabo de la sepultura

esta triste voz oí:

—Vive, vive, enamorado,

25

vive, pues que yo morí:

Dios te dé ventura en armas,

y en amor otro que sí,

que el cuerpo come la tierra,

y el alma pena por ti.—

7

EL PRISIONERO

Por el mes era de mayo

cuando hace la calor,

cuando canta la calandria,

y responde el ruiseñor,

5

cuando los enamorados

van á servir al amor,

sino yo, triste, cuitado,

que vivo en esta prisión,

que ni sé cuándo es de día

10

ni cuándo las noches son,10

sino por un avecilla

que me cantaba al albor.

Matómela un ballestero,

¡déle Dios mal galardón!

15

Cabellos de mi cabeza15

lléganme al corvejón;

los cabellos de mi barba

por manteles tengo yo:

las uñas de las mis manos

20

por cuchillo tajador.

Si lo hacía el buen rey,

hácelo como señor:

si lo hace el carcelero,

hácelo como traidor.

25

Mas ¡quién ahora me diese

un pájaro hablador,

8

siquiera fuese calandria,

ó tordico ó ruiseñor:

criado fuese entre damas

y avezado á la razón,

que me lleve una embajada

5

á mi esposa Leonor,

que me envíe una empanada,

no de truchas ni salmón,

sino de una lima sorda

y de un pico tajador:

10

la lima para los hierros,

y el pico para el torreón!—

Oídolo había el rey,

mandóle quitar la prisión.

DON GIL VINCENTE

CANCIÓN

Muy graciosa es la doncella:

15

¡cómo es bella y hermosa!

Digas tú, el marinero

que en las naves vivías,

si la nave ó la vela ó la estrella

es tan bella.

20

Digas tú, el caballero

que las armas vestías,

si el caballo ó las armas ó la guerra

es tan bella.

9

Digas tú, el pastorcico

que el ganadico guardas,

si el ganado ó los valles, ó la sierra

es tan bella.

SANTA TERESA DE JESÚS

LETRILLA QUE LLEVABA

POR REGISTRO EN SU BREVIARIO

Nada te turbe;

5

nada te espante;

todo se pasa;

Dios no se muda,

la paciencia todo lo alcanza.

Quien á Dios tiene,

10

nada le falta.

Solo Dios basta.

FRAY LUIS DE LEÓN

VIDA RETIRADA

¡Qué descansada vida

la del que huye el mundanal rüido,

y sigue la escondida

15

senda por donde han ido

los pocos sabios que en el mundo han sido!

Que no le enturbia el pecho

10

de los soberbios grandes el estado,

ni del dorado techo

se admira, fabricado

del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama

5

canta con voz su nombre pregonera,

ni cura si encarama

la lengua lisonjera

lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta á mi contento

10

si soy del vano dedo señalado?

si en busca de este viento

ando desalentado

con ansias vivas, y mortal cuidado?

¡Oh campo, oh monte, oh río!

15

¡oh secreto seguro deleitoso!

roto casi el navío,

á vuestro almo reposo

huyo de aqueste mar tempestüoso.

Un no rompido sueño,

20

un día puro, alegre, libre quiero;

no quiero ver el ceño

vanamente severo

de quien la sangre ensalza ó el dinero.

Despiértenme las aves

25

con su cantar süave no aprendido,

no los cuidados graves

de que es siempre seguido

quien al ajeno arbitrio está atenido.

11

Vivir quiero conmigo,

gozar quiero del bien que debo al cielo,

á solas sin testigo,

libre de amor, de celo,

de odio, de esperanzas, de recelo.

5

Del monte en la ladera

por mi mano plantado tengo un huerto

que con la primavera

de bella flor cubierto

ya muestra en esperanza el fruto cierto.

10

Y como codiciosa

de ver y acrecentar su hermosura,

desde la cumbre airosa

una fontana pura

hasta llegar corriendo se apresura.

15

Y luego sosegada

el paso entre los árboles torciendo,

el suelo de pasada

de verdura vistiendo,

y con diversas flores va esparciendo.

20

El aire el huerto orea,

y ofrece mil olores al sentido,

los árboles menea

con un manso rüido

que del oro y del cetro pone olvido.

25

Ténganse su tesoro

los que de un flaco leño se confían:

no es mío ver el lloro

de los que desconfían

12

cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena

cruje, y en ciega noche el claro día

se torna, al cielo suena

confusa vocería,

5

y la mar enriquecen á porfía.

Á mí una pobrecilla

mesa de amable paz bien abastada

me baste, y la vajilla

de fino oro labrada

10

sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-

mente se están los otros abrasando

en sed insaciable

del no durable mando,

15

tendido yo á la sombra esté cantando;

Á la sombra tendido

de yedra y lauro eterno coronado,

puesto el atento oído

al son dulce acordado

20

del plectro sabiamente meneado.

ANÓNIMO

Á CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererte

El cielo que me tienes prometido,

Ni me mueve el infierno tan temido

13

Para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

Clavado en una cruz y escarnecido;

Muéveme ver tu cuerpo tan herido;

Muévenme tus afrentas y tu muerte.

5

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,

Que aunque no hubiera cielo, yo te amara.

Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;

Pues aunque lo que espero no esperara.

10

Lo mismo que te quiero te quisiera.

DON LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO

CANCIÓN DE LA VIRGEN

Pues andáis en las palmas,

Ángeles santos,

Que se duerme mi niño,

Tened los ramos.

15

Palmas de Belén

Que mueven airados

Los furiosos vientos,

Que suenan tanto,

No le hagáis ruido,

20

Corred más paso;

Que se duerme mi niño,

Tened los ramos.

El niño divino,

14

Que está cansado

De llorar en la tierra,

Por su descanso

Sosegar quiere un poco

Del tierno llanto;

5

Que se duerme mi niño,

Tened los ramos.

Rigurosos hielos

Le están cercando,

Ya veis que no tengo

10

Con que guardarlo:

Ángeles divinos,

Que vais volando,

Que se duerme mi niño,

Tened los ramos.

MAÑANA

15

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

Que á mi puerta, cubierto de rocío,

Pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

20

Pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

Si de mi ingratitud el hielo frío

Secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:

«Alma, asómate agora á la ventana;

25

Verás con cuánto amor llamar porfía!»

15

Y ¡cuántas, hermosura soberana,

«Mañana le abriremos,» respondía!

Para lo mismo responder mañana.

DON FRANCISCO DE QUEVEDO

EPÍSTOLA SATÍRICA Y CENSORIA

Contra las costumbres presentes de los castellanos,

escrita al Conde-Duque de Olivares.

No he de callar, por más que con el dedo,

Ya tocando la boca, ó ya la frente,

5

Silencio avises ó amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?

¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?

¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Hoy sin miedo que libre escandalice

10

Puede hablar el ingenio, asegurado

De que mayor poder le atemorice.

En otros siglos pudo ser pecado

Severo estudio y la verdad desnuda,

Y romper el silencio el bien hablado.

15

Pues sepa quien lo niega y quien lo duda

Que es lengua la verdad de Dios severo

Y la lengua de Dios nunca fué muda.

Son la verdad y Dios, Dios verdadero:

Ni eternidad divina los separa,

20

Ni de los dos alguno fué primero.

16

LETRILLA SATÍRICA

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Madre, yo al oro me humillo:

Él es mi amante y mi amado,

5

Pues de puro enamorado,

De contino anda amarillo;

Que pues, doblón ó sencillo,

Hace todo cuanto quiero,

Poderoso caballero

10

Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,

Donde el mundo le acompaña;

Viene á morir en España

Y es en Génova enterrado.

15

Y pues quien le trae al lado

Es hermoso, aunque sea fiero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Es galán y es como un oro,

20

Tiene quebrado el color,

Persona de gran valor,

Tan cristiano como moro;

Pues que da y quita el decoro

Y quebranta cualquier fuero,

25

Poderoso caballero

Es don Dinero.

17

Son sus padres principales

Y es de nobles descendiente,

Porque en las venas de Oriente

Todas las sangres son reales:

Y pues es quien hace iguales

5

Al duque y al ganadero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

DON ESTEBAN MANUEL DE VILLEGAS

CANTILENA: DE UN PAJARILLO

Yo vi sobre un tomillo

Quejarse un pajarillo,

10

Viendo su nido amado,

De quien era caudillo,

De un labrador robado.

Vile tan congojado

Por tal atrevimiento

15

Dar mil quejas al viento,

Para que al cielo santo

Lleve su tierno llanto,

Lleve su triste acento.

Ya con triste armonía,

20

Esforzando el intento,

Mil quejas repetía;

Ya cansado callaba,

18

Y al nuevo sentimiento

Ya sonoro volvía.

Ya circular volaba,

Ya rastrero corría,

Ya pues de rama en rama

5

Al rústico seguía;

Y saltando en la grama,

Parece que decía:

«Dame, rústico fiero,

Mi dulce compañía»;

10

Y que le respondía

El rústico: «No quiero.»

DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

SONETO

Estas que fueron pompa y alegría

Despertando al albor de la mañana,

Á la tarde serán lástima vana

15

Durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz que al cielo desafía,

Iris listado de oro, nieve y grana,

Será escarmiento de la vida humana:

¡Tanto se emprende en término de un día!

20

Á florecer las rosas madrugaron,

Y para envejecerse florecieron:

Cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:

En un día nacieron y expiraron;

25

Que pasados los siglos, horas fueron.

19

CONSEJO DE CRESPO A SU HIJO

EL ALCALDE DE ZALAMEA (11, 21)

Por la gracia de Dios, Juan,

Eres de linaje limpio

Más que el sol, pero villano:

Lo uno y lo otro te digo,

5

Aquello, porque no humilles

Tanto tu orgullo y tu brío,

Que dejes, desconfiado,

De aspirar con cuerdo arbitrio

Á ser más; lo otro, porque

10

No vengas, desvanecido,

Á ser menos: igualmente

Usa de entrambos designios

Con humildad; porque siendo

Humilde, con recto juicio

15

Acordarás lo mejor;

Y como tal, en olvido

Pondrás cosas que suceden

Al revés en los altivos.

¡Cuántos, teniendo en el mundo

20

Algún defecto consigo,

Le han borrado por humildes!

Y ¡a cuántos, que no han tenido

Defecto, se le han hallado,

Por estar ellos mal vistos!

25

Sé cortés sobremanera,

20

Sé liberal y esparcido;

Que el sombrero y el dinero

Son los que hacen los amigos;

Y no vale tanto el oro

Que el sol engendra en el indio

5

Suelo que conduce el mar,

Como ser uno bienquisto.

No hables mal de las mujeres:

La más humilde, te digo

Que es digna de estimación,

10

Porque, al fin, dellas nacimos.

FRAY DIEGO GONZÁLEZ

EL MURCIÉLAGO ALEVOSO

INVECTIVA

Estaba Mirta bella

Cierta noche formando en su aposento,

Con gracioso talento,

Una tierna canción, y porque en ella

15

Satisfacer á Delio meditaba,

Que de su fe dudaba,

Con vehemente expresión le encarecía

El fuego que en su casto pecho ardía.

Y estando divertida,

20

Un murciélago fiero, ¡suerte insana!

Entró por la ventana;

21

Mirta dejó la pluma, sorprendida,

Temió, gimió, dio voces, vino gente;

Y al querer diligente

Ocultar la canción, los versos bellos

De borrones llenó, por recogellos.

5

Y Delio, noticioso

Del caso que en su daño había pasado,

Justamente enojado

Con el fiero murciélago alevoso,

Que había la canción interrumpido,

10

Y á su Mirta afligido,

En cólera y furor se consumía,

Y así á la ave funesta maldecía:

«Oh monstruo de ave y bruto,

Que cifras lo peor de bruto y ave,

15

Visión nocturna grave,

Nuevo horror de las sombras, nuevo luto,

De la luz enemigo declarado,

Nuncio desventurado

De la tiniebla y de la noche fría,

20

¿Qué tienes tú que hacer donde está el día?

«Tus obras y figura

Maldigan de común las otras aves,

Que cánticos süaves

Tributan cada día á la alba pura;

25

Y porque mi ventura interrumpiste,

Y á su autor afligiste,

Todo el mal y desastre te suceda

Que á un murciélago vil suceder pueda.

22

«La lluvia repetida,