Zona 2
(Número Dos)
La fabricación del calcio era pan comido. Ya habían mandado a Lorm los primeros 200 kg. El problema era, hacer su derivación. La culpa la tenía la estructura molecular del material porque era muy compleja y no reaccionaba prácticamente con ningún otro elemento. Crogg y Hutx sabían que el compuesto final debía ser alcalino, pero no podían lograrlo de ninguna manera. Es decir, se encontraban en un punto totalmente muerto.
Ahora Crogg estaba probando su reacción con el thalium. Lo fundía a fuego lento con un mini-soplete de argón. El hedor que se desprendía debido a su variable volatilidad era tremendo y tuvo que ponerse una mascarilla protectora. Después de obtener la consistencia óptima, cogió una pipeta mediana y la llenó con esta sustancia casi hasta la mitad. A continuación, dejó caer una gota de ella en el calcio y enfocó la lente del microscopio. Durante un rato, estuvo observando la reacción. Pero no había ninguna. Añadió otra gota. El calcio se coloró a verde oscuro. Sin embargo, seguía inerte. Se rascó la cabeza.
-¡Maldita sea!- dijo en voz alta y se encaminó hacia el ordenador que estaba en su mesa cuadrada al lado de la ventana. Luego hizo clic en un botón que marcaba KP (iniciar). Apareció el archivo del ADN de los escarabajos de tipo X1. Contempló el esquema respirando profundamente.
Después se levantó. Quería probar la reacción del thalium a alta temperatura.
Un pensamiento inquietante le pasó, de repente, por la cabeza. Se sentó otra vez en la silla y abrió el otro archivo que le habían mandado del laboratorio de la zona seis. Contenía el informe detallado del ser que había matado Lorm en la zona cinco diurna. La página mostraba su estructura molecular. La miró someramente, eso no le interesaba. Cambió a la página que exponía el modelo de su ADN y lo comparó con el de los escarabajos de tipo X1.
-No puede ser, verdad-susurró sorprendentemente y nuevamente miró los esquemas, esta vez más detenidamente. No cabía duda, eran casi idénticas, salvo el cromosoma V. Se respaldó contra la silla.
Ćomo era posible que los escarabajos, que eran las formas animales inferiores y el ser, que revelaba ciertas señales de inteligencia, podrían tener la estructura de ADN casi idéntica. El cromosoma V, aunque era peculiar, prácticamente no significaba nada en este caso ya que se trataba de una mutación del cromosoma Y que influía el funcionamiento de los órganos que servían para la descomposición del metanoŕeflexionó.
Luego llamó a Hutx.
/
El recinto donde uno podía encontrar el laboratorio y los almacenes de la zona dos, era bastante amplio y se extendía hacia norte. Lo iluminaban 26 focos grandes y muy potentes que daban la luz azul clara. Pero ahora, por supuesto, estaban apagados. Era de día.
Hutx estaba en la parte trasera del almacén químico buscando un disolvente especial para lavar los bidones que se iban a rellenar con el calcio. Despacio pasaba por las filas largas con estanterías altas escudriñando los letreros que ponían las pegatinas de los recipientes.
Estaba enfrascado y pensativo. No podía quitarse de la cabeza la dificultad de la derivación del calcio. No tenían nada y el tiempo volaba.
Giró a la derecha. Al fondo, apoyados contra la pared se encontraban barriles grandes. Al verlos apresuró el paso. En el suelo había una mancha oscura de un líquido grasado que se había derramado debido a la tapa que llevaba mal puesta. Sin fijarse la pisó y se resbaló. Acto seguido, se cayó y se magulló la pierna y el brazo izquierdo.
-¡Mierda!- siseó entre los dientes frotándose la pantorrilla.
En el almacén hacía mucho calor. La ventilación no funcionaba bien y a menudo fallaba.
Intentó levantarse pero se resbaló otra vez. Cayó de nuevo y se golpeó contra el hombro.
-¡Estupendo!- gimoteó dolorosa y furiosamente. Todo el uniforme lo tenía totalmente pringado.
Afuera no muy lejos del almacén el aire comenzó a vibrar levemente. El viento fresco soplaba moderadamente y los rayos del Maar acariciaban la tierra árida.
Una bandada de pajaroides sobrevoló el recinto. La vibración intensificó y se creó un campo electroestático. Después se desgarró el espacio y apareció una brecha que al principio era muy fina. Las descargas electroestáticas cesaron. La fisura de la brecha se ensanchó y en el suelo cayó Mix número dos.
/
Ahora por fin en pie, se limpiaba su uniforme con un trapo que había encontrado en una caja. La pierna le dolía muchísimo y no le permitía andar bien.
Furiosamente arrojó el trapo al suelo y revisó su ordenador que tenía implantado en su brazo central. Probó encenderlo pero la mini pantalla se quedó negra. Apretó un botón rojo al lado de ella que decía RXT (reset) y esperó un momento. En varios segundos se encendió un diodo bi-polar lilo que significaba: avería del procesador.
-¡Estupendo!- dijo por segunda vez.
/
Despacio se enderezó. La amarillosa piel que cubría su deformada cara reflejaba el brillo del Maar. No tenía cicatrices tan profundas, ni tan numerosas en comparación con su predecesor número uno, sin embargo, lo desfiguraban bastante. Dentro de su cabeza hablaba Flegg y le daba órdenes. Órdenes que le gustaban.
Extendió la vista y vio que el almacén químico estaba en la parte opuesta del recinto algo a la derecha. Comenzó a desplazarse tranquilamente hacia allí. Su paso remotamente recordaba el movimiento de un robot oxidado.
/
Llegó cojeando a los barriles y cogió uno que estaba más arriba. Pesaba un montón y casi no podía arreglárselas. El brazo no le dolía tanto pero el hombro y la pierna sí.
Dividió el peso del barril entre sus tres manos y lo puso en el suelo.
Después desenroscó el tapón de goma y olió el compuesto. El hedor era acre y penetrante. Asintió con la cabeza, cerró otra vez el barril y bajó dos más.
Ésto será suficiente, creo ´ pensó.
Ahora tenía que sacarlos fuera. Para ello echó un vistazo tras la pared pero no vio ninguna carretilla. Así que trató de conectarse con Crogg para pedirle que mandara a alguien que le ayudara. Sin embargo, antes de que pudiera establecer la conexión el destino barajó las cartas y le echó la mano por su cuenta. La puerta del almacén se abrió y alguien entró.
Volvió la cabeza a esa dirección y le llamó: -Hey, seas quien seas, estoy aquí atrás y necesito tu ayuda.
No obstante, el desconocido no le respondió nada, sólo se escuchaba el eco de sus pasos lentos y regulares. Se volteó. La luz dentro del almacén era tenue y cuando en el extremo de la fila emergió la figura de Mix, él lo tenía por uno de los Xibogs y le gritó: -¡Aquí, date prisa! Que tengo que regresar al laboratorio.
El desconocido se acercó más.
Al divisar su cara cicatrizada exclamó: -¿Quién demonios eres?- En su voz se notaba leve atisbo de inquietud y quizá de miedo.
En vez de responder, el desconocido echó a correr. Hutx trató de hacer lo mismo pero se golpeó contra uno de los barriles que antes había bajado y cayó a la estantería. Una punzada fuerte le estalló en el costado. Luego le cogieron tres manos grandes y le apretaron el bulto de cuello. Se desmayó.
Mix número dos le cacheó y encontró una navaja pequeña que llevaba en el bolsillo trasero de su pantalón. La sacó y se remangó la camisa.
Luego hundió la punta del cuchillo dentro de su vena y se cortó. El líquido corporal, en seguida, comenzó a brotar de la herida. Mix se agachó, abrió la boca de Hutx y dejó que el flujo chorreaba dentro.
Una nube no muy grande opacó el Maar que ya había traspasado su punto culminante y nuevamente se declinaba al horizonte. El viento amainó. Prácticamente reinaba silencio.
Número dos cerró la navaja y se la guardó en la camisa. Luego se sentó al lado del cuerpo de Hutx y observaba la transmutación que debería venir pronto.
/
Flegg se levantó y traspasó su despacho. Estaba de buen humor. Todo iba de maravilla. Abrió un armario pequeño y sacó una bolsita transparente que contenía su droga. Luego regresó al sillón y se sentó.
A continuación, se ensalivó un dedo y lo metió en la bolsita. El polvo rojizo se pegó en la piel. Sonrió y el dedo desapareció ávidamente en su boca. Despacio comenzó a frotar la yema por sus encías. Ese proceso repitió varias veces.
El efecto acudió pronto. Sentía como si se le estallase una granada imaginaria en el cerebro y como los pensamientos cobraban nitidez y fluidez. Después se hundió en un sueño parecido a delirium y empezó a hablar. Y sus palabras descabelladas salieron de la boca de Mix número dos:
-Te voy a decir una cosa amigo mío, antes de que enfermes. ¿Sabes cómo uno se siente cuando está balanceándose en el borde frágil de un precipicio insondable mirando hacia abajo directamente en los fauces del abismo que toca el fondo del mismísimo averno y luego una fuerza espiritual te inclina hasta el punto crucial del equilibrio y tú piensas que, por supuesto, no te puede ocurrir nada, que, por supuesto, se trata de un sueño, aunque bastante jodido, y después una mano de alguien desconocido o quizás de una persona que tú consideras ser tu amigo te empuja? ¿No? Pues escucha atentamente. Primero empezarás a luchar contra la gravedad. Pero te puedo asegurar, amigo mío, que no tendrás ni la más mínima posibilidad de ganar. Puedes casi oír cuando se rompa la barrera entre la vida y la muerte. Puedes oler el hedor insoportable de la “huesuda”, y luego te esperará la interminable, sin embargo, y de algún modo también excitante caída libre, durante la que puedes o bien tranquilamente disfrutar del vuelo viendo las imágenes de tu pobre y ridícula vida o morir de miedo o de locura y despertarte en el infierno…
Se hundía paulatinamente en las nubes de la droga y cuanto más profundo se encontraba más descabellada era su arenga: - …y cuando se acerca el suelo, da igual si es de arena, piedras o arcilla, dentro de tus sesos te esperará sigilosamente una voz burlona que te diga: ¨Bienvenido, bienvenido al paraíso ardiente dónde tu alma se carbonizará y otra vez renacerá y así sucesivamente durante muchísimo tiempo, porque lo que hace la tortura tan jodida e inaguantable es la repetición ´
y tú no puedes hacer nada, sólo mirar impasiblemente y quizás tengas un poco de tiempo de cerrar los ojos antes de estallarte contra la superficie…- se empezó a reír y continuó: -Sabes, amigo mío, que allí abajo tienen una caldera grande, creo que hecha de hierro o de alguna aleación, pero eso no importa. Casi la puedo ver. Casi la puedo tocar. Siento el calor enorme…- hizo una pausa corta y gimió, luego siguió farfullando:
- … y dentro de la caldera hay cuerpos negros. Negros y retorcidos, pero viven, se mueven y hablan, dicen cosas raras, cosas de crímenes, de traiciones, de tristezas, de torturas y tú no puedes alejarte. Tus manos se pegarán en la parte exterior de la caldera y las voces chacharearán y chacharearán. Y luego levantarás la cabeza y allá arriba, muy arriba entreverás un punto brillante pero infinitamente remoto, y tú querrás tocarlo, desearás volar, salir pitando y sumergirte dentro de esta luz celeste. Sabes que allá no hay caldera, ni hedor que te ahogue, ni el azufre que te cause escozor en tus ojos dilatados. Allá hay paz, allá hay serenidad, allá habrá redención.
Entró en un estado de trance y la conexión con Número dos se perdió. La droga se apoderó totalmente de su alma y lo llevó muy lejos de la realidad.
/
Mix abrió los ojos. La pérdida del vínculo con su Amo no le importaba.
Sabía que el Amo necesitaba descansar.
Miró a Hutx. Su cuerpo temblaba levemente. La transformación había comenzado. Rió y otra vez cerró los ojos. Esperaba.
/
-¡Zill, ven aquí! ¿Dónde carajos estás?- gritó por quinta vez enfadadamente e intentó conectarse con él, pero fue en vano.
-¡Joder! ¿Qué está ocurriendo?- murmuró y salió del laboratorio. La puerta mayor dio un portazo ruidoso y el eco de ese sonido interrumpió el silencio que, en ese momento, reinaba en el recinto.
Fuera hacía calor. Crogg que era propenso a sudar se limpió con una mano la frente llena de gotas y miró el cielo. Las nubes blancas flotaban vagamente por encima de su cabeza. Si para hoy se avecinaba alguna lluvia, en ese instante, estaba muy lejos.
/
Sus ojos amarillos se abrieron nuevamente. Su presa se acercaba. El Amo le había instruido que le capturase. Sin embargo, antes de convertirle en uno de los nuestros, que sacase de él todas las informaciones sobre Lorm y sobre el proyecto que hacían. (Aunque el proyecto no interesaba tanto a Flegg como las cosas íntimas que pudiera conseguir respecto a Lorm.) /
La grava negra crujía debajo de sus zapatillas. Caminaba hacia el almacén químico. Mandó a su asistente hace tiempo para que preparase el disolvente y lo trajera al edificio B dónde se limpiaban los bidones, y ya debería haber regresado.
La puerta del almacén estaba entreabierta.
´Bien. Seguramente estará dentro echando una siestita o bebiendo Bizz.´ pensó y apresuró el paso. El crujir de la grava se convirtió en un gemido atormentado.
/
De la boca de Hutx salió un flujo verde y comenzó a correr por su bulto de cuello. Se agachó y cambió la posición de su cuerpo. No quería que su futuro cómplice se atragantase con sus propios vómitos. Luego se levantó.
Se acercó un poco más a la entrada y se escondió detrás de una de las estanterías altas. Quería pillar por sorpresa a su presa. Jugar con ella.
Asustarla.
/
Cuando llegó al almacén con intensión internar dentro, de repente, le invadió un presentimiento fuerte: algo iba mal. En el ambiente se podía oler una emboscada. Una trampa sucia que alguien le había tendido.
Titubeó y después sacó el arma que siempre tenía guardada en el cinturón de sus pantalones raídos. Acto seguido, empujó silenciosamente con el cañón la puerta y entró.
/
Número dos intuyó su vacilación. Esa sutil vibración era casi tangible.
Sonrió. Las cosas se comenzaron a poner interesantes.
´Vamos cabroncete. No tengas miedo. Cuando te unas a nosotros verás cómo te va a gustar la vida.Śe asomó levemente a la fila y divisó la figura fornida de Crogg que ahora estaba a unos cinco metros de la primera estantería.
/
Al fijarse en la sombra que se estaba moviendo detrás de la estantería se paró. Su respiración acelerada rellenaba el silencio. Luego dio tres pasos más. Una idea repentina surgió en su mente. Bajó el arma y gritó: -¡Hey, tú sal de allí!
Nada.
-¡Vamos, no seas cagao!
Otra vez nada. La sombra se quedaba inmóvil y parecía una estatua de cera.
-Bueno, así que tendremos que acortar ligeramente la distancia entre nosotros dos. Eso quizás te haga más valiente, aunque lo dudo mucho. Los cobardes cómo tú nunca se atreverán a confrontarse con alguien de su tamaño. Siempre se quedarán escondidos debajo de la falda temblando y balbuceando…
-¡Ya basta!- Mix rugió enfurecido y salió de su escondite.
Eso era exactamente lo que Crogg esperaba. Agarró con la mano izquierda y la mano central la columna de la estantería, tiró fuertemente de ella y la volcó mientras disparaba con la mano derecha, (a veces era bastante ventajoso tener tres extremidades).
Una de las balas dio al hombro de Mix. Las otras desaparecieron por alguna parte trasera del almacén. Chilló de dolor pero también de sorpresa. Trató de apartarse a un lado pero la rapidez con la que se derribó la estantería, no le dio tiempo. Los bidones y los recipientes llenos de varias suspensiones químicas se le cayeron sobre su parcialmente humano cuerpo y literalmente le enterraron debajo de ellos. Algunos tapones se aflojaron y los compuestos se vertieron.
Sonaron tres disparos más. Esta vez gritó sólo de dolor. Una de las balas le dio en el pecho y le abrió un agujero de tres centímetros. No lo comprendía. ¿Cómo era posible que había fracasado? ¿Cómo era posible que ésta débil y raquítica presa le había vencido? Sentía que su líquido corporal manaba a borbotones y se mezclaba con los compuestos. Luego escuchó una voz. Venía desde muy lejos. Sus oídos le fallaban.
-¡Ya tienes suficiente, cabrón de mierda! ¿O vamos a continuar con el baile?-
No respondió.
/
Bajó el arma y se secó la frente. Luego rodeó la estantería derrumbada y entró más adentro del almacén. Otra ola del presentimiento le anegó la mente: ´¡Hutx necesita ayuda! ´
/
Respiraba descompasadamente. Tenía miedo. Por sus ojos le caían lágrimas espesas. Después algo se desbloqueó en su cerebro y le mostró la verdad. Pero antes de que pudiera entenderla plenamente, un chorro de una solución ácida impregnó su cara y Mix número dos perdió la conciencia.
Cuando la solución agresiva comenzó a corroer su tejido por fin, le liberó la “guadaña”.
/
Encontró a Hutx. Su cuerpo se retorcía dando convulsiones y temblaba.
Llamó a los médicos y después se conectó con Lorm, pero el teniente estaba fuera de servicio. Frunció el ceño, eso era algo muy raro. Bew siempre estaba on-line.
/
Hacía mucho tiempo estalló en la constelación BRX 785 una supernova y comprimió su núcleo férreo debido a su peso extremo directamente al agujero negro. La enorme energía restante arrojó la materia estrellar sobrante a una distancia de miles de años luz. A continuación, se formaron ondas gravitatorias que se empezaron a extender por el espacio frío. Por desgracia, el planeta Orixbu se hallaba en su camino. Y hace una puesta del Lix las primeras olas entraron en el campo gravitatorio del Xo.