El primer Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez se realizó en Birmingham, Inglaterra, en junio de 1951, en el que triunfó el yugoslavo Borislav Ivkov. Se jugó por Sistema Suizo, el mismo que, con algunas modificaciones, se utiliza actualmente.
En sus inicios, el certamen se realizaba cada dos años, y a partir de 1973 adquirió frecuencia anual.
Admitían ajedrecistas de uno u otro sexo; aunque no era común que lo hiciera alguna muchacha.
La FIDE se encargó de desarrollar y estimular más el ajedrez entre las mujeres. Auspició los mundiales juveniles femeninos a partir de 1982.
Volviendo a los hombres, la primera incursión de un cubano fue en el quinto campeonato, efectuado en Munchenstein y Basuesa, Suiza, 1959, donde el entonces monarca juvenil del patio, Enrique Velasco, se ubicó en el puesto 22 entre 26 contendientes.
En estos clásicos Cuba ha coronado a dos representantes: al holguinero Walter Arencibia, en 1986, y al tunero Lázaro Bruzón, en el 2000.
Primera incursión
En cuanto a Vera, concurrió a la decimoquinta prueba, disputada en 1976 en Groningen, Holanda, donde finalizó entre los puestos del 18 al 24 entre 54 rivales. Resultó campeón Mark Diesen, de Estados Unidos, siguiéndole por orden hasta el quinto lugar, Ftacnik (Checoslovaquia); Grinberg (Israel); Cámpora (Argentina) y Leow (Singapur).
―Asistí con Jorge Vega, entonces Comisionado Nacional, quien no tenía muchos conocimientos del juego ciencia. Es incuestionable que de por sí es desventajoso para cualquier competidor que se encuentre en situación semejante, más en esta actividad que requiere muchos análisis antes de cada encuentro. Es evidente lo beneficioso que resulta disponer de buenos preparadores en eventos de ese tipo.
―Era mi primera salida internacional, vi la nieve por vez primera. Yo tenía 15 años. Cumplí 16 unos días después del torneo, mientras estaba en Praga, de tránsito para Cuba.
―Vega me decía: sal, mira la nieve y regresa para acá. Él me vigilaba mucho en el hotel, me trataba como un hijo suyo.‖
En ese evento Vera conoció a jugadores latinoamericanos que luego se convirtieron en Grandes Maestros y grandes amigos suyos, entre ellos el mexicano Marcel Sisniega y Daniel Cámpora, considerado por muchos años el mejor trebejista argentino.
―Recuerdo que Cámpora era mayor que yo, tenía casi 20
años. Siempre que me decía Che, yo pensaba que se burlaba de la figura de Ernesto Che Guevara. Al percatarse de mi asombro cada vez que me nombraba de esa peculiar manera, me explicó el significado de esa palabra, que en Argentina significa amigo.
―Yo estaba muy bien en esa competencia; pero perdí la última partida. Y en el ajedrez ¡como vale un punto!
―Causé buena impresión en la lid; fíjate que el GM
Kavalek, quien escribió parte del libro del torneo, elogió mis cualidades tácticas al analizar una de mis victorias.
―Kavalec plasmó algo así és difícil describir el estilo de un niño de 15 años; pero podemos decir que el del jugador cubano es muy agresivo...Siempre causó buena impresión en este juego, aunque tuvo dificultades en el campo posicional.‖
Kavalec se encontraba allí de entrenador de Mark Diesen, quien finalmente se adjudicó el trono. El encuentro Vera-Diesen fue tablas.
―En el torneo perdí dos partidas, ambas con piezas negras: contra el checo Ftacnik y con Vladimirov (URSS); este último perteneció posteriormente al equipo de analistas de Garry Kasparov.
―En la ronda del adiós tuve tablero por medio a Mestel, quien luego fuera GM e integrante del equipo nacional inglés.
―Tuve una gran ventaja en toda la partida, al final llegué con un peón de más pero tenía alfil de diferente color al suyo.
―Queriendo arriesgar calculé mal, sacrifiqué mi alfil, pensando que un peón mío coronaría. Pasé por alto que dos peones de él comenzaban a darme jaque, unido ya al alfil de ventaja, por lo que me rendí. Eso me lanzó al puesto 18.
―De lo contrario, hubiera finalizado más o menos entre el 10 y el 12. Recuerdo que me puse muy triste por esa derrota y lloré un poco. Cosas de muchachos.‖
Segunda incursión
El decimosexto campeonato correspondiente a 1977 se efectuó en Innsbruck, Austria, con 48 participantes.
Resultó campeón Arthur Yusupov, de la URSS, con 10,5 puntos de 13 posibles, secundado por el colombiano Alonso Zapata (9.5) y Popovic (Yugoslavia).
¿Quién representó a Cuba?, pues nuevamente Reinaldo Vera porque en esa fecha en nuestro país aún no se había dirimido el nuevo campeón nacional juvenil, y como el matancero lo era desde el anterior, preparó sus maletas y ocupó asiento en Austria.
Destacadísima fue su actuación, al totalizar 8,5 para un meritorio empate del tercero al sexto, mostrando ya su potencial en el mundo de los jaques y enroques.
―A esa lid viajé con Ángel Real Valdés, miembro de la Comisión Nacional, todo un entusiasta del ajedrez; pero tampoco contaba con suficiente nivel técnico.
―De nuevo asistí con inadecuado asesoramiento. Otros se presentaron con personas de alto nivel; por ejemplo, Yusupov recibió indicaciones del Maestro Internacional Mark Dvoretsky, quien provenía de la escuela de Botvinik, un grande del ajedrez universal de todos los tiempos.
―Hoy por hoy Dvoretsky es uno de los mejores preparadores del mundo. Tiene varios libros, algunos hablan de la preparación de Yusupov para ese Mundial Juvenil.
―No obstante, siempre salí con ánimo en cada partida, me sentía con más confianza y madurez ajedrecística. No me puedo quejar en cuanto a mi desempeño, tuve un resultado muy gratificante.
―Mi enfrentamiento contra Yusupov concluyó en tablas, no sin antes librar enconada lucha en que llegué a tener un peón de ventaja.‖
IV