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Dedicado á Lamennais
Las «Palabras de un Creyente» de Lamennais, ha sido el libro de cabecerade una generacion, que ha contribuido á darle su temple moral. Especiede Evangelio popular, que conteniendo todos los principios del decálogodemocrático, encierra en sí el ideal de todos los tiempos unido á lasaspiraciones generosas de la época moderna, sus páginas han sido pormucho tiempo el encanto del jóven, el alimento del libre pensador y elconsuelo del aflijido, á la vez que han impregnado con el perfume de unapoesía austera el corazon de los hombres capaces de apasionarse por todolo que es bello y bueno.
El libro ha hecho su tiempo, su forma ha envejecido, sus vejetacionesexhuberantes y parásitas se han marchitado, su filosofía que no es unanovedad es del dominio del sentido comun de la humanidad, y la razonemancipada necesita hoy pasto mas fuerte y horizontes mas dilatados quelos que puede ofrecer su lectura.
La embriaguez sagrada, á que contribuia la efervescencia de la saviajuvenil de los lectores, ha pasado. El díctamo consolador que destilabansus páginas no tiene ya la misma virtud: sin embargo, el rastro luminosode la idea que le dió vida, la vibracion de aquella palabra reveladora,no se ha borrado del todo de la mente y la perciben aun los sentidos.
Es que Lamennais formó una escuela política y religiosa, cuyosdiscípulos le contemplan todavia como una especie de apóstol inspirado,que ha predicado al mundo la santa doctrina de la libertad, de laigualdad, de la fraternidad y de la perfectibilidad humana, deducida dela ley de amor que formaba el fondo de sus creencias.
Poeta y filósofo, religioso y libre pensador, hombre de concepcion ycapaz de accion y sacrificio, Lamennais tiene algo de San Pablo cuyonombre llevaba, y muchos de los hombres de todas las edades y de todaslas creencias unidas por el doble vínculo del sentimiento y de la idea,y mancomunados por el culto de las verdades eternas que forman elpatrimonio del género humano.
Esta noble y simpática figura era digna de inspirar á la musa populardel gran cancionero del siglo XIX, amigo y admirador de Lamennais, y quecomo él profesaba la religion de la libertad del pueblo y tributabaculto á la verdad.
Beranger, sintetisando los principales rasgos de su carácter moral y desu apostolado intelectual, ha colocado sobre su cabeza inspirada laauréola fulgurante de la poesía, imitando el conocido capítulo del librode Lamennais que tiene por epígrafe: «¿Á
dónde vás, jóven soldado?—Voyá combatir por mi creencia.»
Cuando las canciones póstumas de Beranger (entre las que se halla estacomposicion) llegaron á mis manos, acababa de dar la batalla de Cepeda.
Ocupábame entonces en redactar El Informe sobre la ConstitucionNacional, y á la vez que adelantaba esta obra, dediqué algunas horas átraducir en verso varias de las canciones que mas me habianimpresionado. Una de ellas Apóstol, que entonces se publicó anónimo enlos diarios, por temor de desacreditar mi trabajo constitucional, y quehoy puedo firmar á la luz del dia cuando la doble tarea ha sidocumplida.
Esta cancion leida en momentos solemnes en que muchas creenciasflaqueaban, traducida en medio de estudios sérios que debian influir enlos destinos de un pueblo, é interpretada con el auxilio de las«Palabras de un Creyente» que traían á la memoria las esperanzas de laprimera edad, no dejó de contribuir en algo á robustecer mi fé en ladoctrina de la verdad, y el triunfo definitivo de los buenos principios.Por eso la anoto con estas fugaces reminiscencias, como una prueba deque la verdadera poesía puede nutrir la mente, retemplar el alma éinocular aliento viril en medio de la lucha y del trabajo de todos losdias.
74—PÁGINA 300
Hay
dos
puros
corazones
Tan
estrechamente
unidos,
Que
de
los
dos
los
latidos
Se responden á la par.
Antes de esta imitacion de Byron, habia aparecido una traduccion de donJuan María Gutierrez, de la cual el autor tomó el siguiente giropoético: Se
hallan
dos
corazones
Tan
fuertemente
unidos,
Que
unos
y
otros
latidos
Se escuchan á la par.
Aunque Byron conocía el idioma español, como lo prueba la traduccion delromance sobre la toma de Alhama, no parece que haya tomado la ideafundamental de su composicion de los siguientes versos de Calderon en el Pintor de su Deshonra, que transcribimos aquí como una felizcoincidencia entre dos grandes genios poéticos.
Las
dos
fuimos
Tan
amigas,
que
pudieron
Juzgar
nuestros
corazones
Regidos
de
un
movimiento,
Que
habia
en
un
cuerpo
dos
almas,
Ó estaba un alma en dos cuerpos.
75—PÁGINA 318
Por eso te amo como á blanca estrella
Que
resplandece
en
el
inmenso
cielo,
Y
que
sin
alcanzarla
desde
el
suelo
La contemplase siempre pura y bella.
———
«Qui souffre, vers de terre amoureux d'une étoile;
«Et qui se meurt en bas quand vous brillez en haut.»
VÍCTOR HUGO.
76—PÁGINA 317
AMOR SECRETO
Recuerdo que cuando escribí esta composicion ahora muchos años, el planme fué sugerido por la lectura de unas estrofas que desde entonces no hevuelto á leer, y que adoptando la ingeniosa idea de hacer unadeclaracion de amor, protestando que no se tenia tal intencion, procurévestirla con imágenes y pensamientos originales. He olvidado el nombredel autor. Don Juan María Gutierrez ha hecho de aquella composicion unaimitacion que bajo el título de No lo diré se publicó en el Iniciador de Montevideo. Al escribir la mia tuve presente algunas desus mas bellas estrofas.
INDICE
PÁG.
III
VII
LIBRO PRIMERO—POESÍAS PATRIÓTICAS
I—A la derrota del Quebracho 3
II—Recuerdos de Buenos Aires 9
III—La muerte de Zacarías Álvarez 15
IV—Al sol del 25 de Mayo de 1844
21
V—El Corsario
37
VI—Elegía al General Lavalle 43
VII—José Campon
51
VIII—Himno á los mártires de la libertad americana 57
IX—Invocacion
71
X—El Cóndor de Chile
75
XI—La oracion de Setiembre 79
XII—A la América
83
XIII—A los mártires de la Independencia 85
XIV—El Inválido
87
XV—La Campana
91
XVI—Sátira á Sandoval
95
XVII—Grito de alarma en 1841
99
XVIII—Himno
105
LIBRO SEGUNDO—ARMONÍAS DE LA PAMPA
I—A un Ombú en medio de la Pampa 111
II—A Santos Vega, Payador Argentino 117
III—El Pato. Cuadro de costumbres 123
IV—El caballo del gaucho
133
V—La Revolucion del Sud
135
VI—El alzamiento
137
VII—Chascomús
148
VIII—Castelli
147
IX—Los emigrados
151
X—Epílogo
155
LIBRO TERCERO—POESIAS DIVERSAS
I—El Valz
159
II—Desesperacion. Cancion 163
III—En la tumba de un poeta (fragmento) 167
IV—Plegaria para adormecer á una sonámbula 181
V—Una lágrima de amor. Cancion 185
VI—A la muerte de Adolfo Berro 187
VII—Al violinista Camilo Sivori 191
VIII—¡Adios por siempre!
193
IX—¡Como tú! (A la orilla del Queguay) 197
X—Despedida
201
XI—Tu Estrella. Cancion
205
XII—Nada diré
207
XIII—En el Álbum de la hija de un compañero 209
XIV—En una corona de laurel 211
XV—Un retrato sin nombre
213
XVI—Noches de Diciembre
217
XVII—Dos Pensamientos
221
XVIII—El Velo
225
XIX—La agonía del poeta
229
LIBRO CUARTO—POESÍAS FAMILIARES
I—A mi hija Delfina
235
II—A un amigo de 24 horas 245
III—Las Tres Marías
247
IV—En un álbum
251
V—Al primogénito de un amigo 253
VI—¿Por qué llorar?
257
VII—A la niña Leonor
259
VIII—A Eliza en la tumba
263
IX—A Catalina
265
X—A un amigo (y á un médico) 267
XI—Lo que es el Álbum
269
XII—¿Qué podré decir?
271
XIII—A un amigo devolviendo un libro 273
XIV—Una flor del alma
277
XV—Mi Estrella
279
LIBRO QUINTO—IMITACIONES Y TRADUCCIONES
I—El Salmo de la vida
285
II—El Cementerio de campaña 287
III—El Apóstol de Beranger 293
IV—Lo que es amor
297
V—Vivo en ella
299
VI—Adios
301
VII—La Santa Alianza
303