Durante los meses de enero a agosto, varios especialistas en distintas disciplinas, todos conocedores de las minorías sexuales en las que se trabajaría, se dedicaron a la tarea de confeccionar un módulo de ocho sesiones inicialmente, y diez después, para el trabajo de los temas que se habían identificado como importantes en la prevención del Sida. Entre estos temas que se obtuvieron de la ya mencionada encuesta de la O.M.S, estaban las actitudes negativas del preservativo, la baja autoestima, la falta de poder de decisión, la incapacidad de comunicarse, el consumo de drogas o de alcohol y la codependencia.
La logística del estudio se basaría en un proceso multiplicador de información. Por este motivo, una vez redactado el primer borrador del manual, 6 grupos diferentes, cada uno constituido por 10 líderes con un estilo de vida similar, serían adiestrados durante dos meses (octubre y noviembre de 1991) en las diez sesiones que comprenden el módulo).
Los cuatro facilitadores iniciales tuvieron la tarea de entrenar así a 60 miembros de cuatro minorías sexuales: gays, lesbianas, trabajadoras del sexo, y travestidos. Estas personas tenían amplia experiencia en el manejo de grupos, un conocimiento profundo de la subcultura en la que trabajarían y, además dominaban la temática de los tal eres y su relación con el Sida.
En segundo lugar, la selección de los y las líderes para ser entrenados fue un proceso que tomó en consideración la experiencia del personal que labora para la ASOLUSI. Esta labor de coordinación para el reclutamiento estuvo a cargo de un miembro de la ASOLUSI quien posee un amplio conocimiento del ambiente en el país. Por este motivo, en algunos casos, fue relativamente fácil contactar diferentes líderes, quienes además tenían cadenas importantes de amigos y amigas.
Sin embargo, los facilitadores no representaban a todos los grupos que entrenarían y habría que esperar a la segunda fase para contar con líderes y facilitadores de todas las minorías en cuestión.
Durante la primera fase, se haría evidente que los adolescentes gays no habían sido considerados en las temáticas del módulo de hombres gays y se optó por desarrol ar un módulo especial para el os con el fin de iniciarlo durante la segunda fase.
El último aspecto que se debe destacar durante esta primera fase fue la apertura de las sesiones. Se consideró, debido a la importancia que esta actividad representaba para las diversas minorías sexuales, que era necesario realizar una reunión con todas las personas participantes en el proyecto.
Por este motivo, durante los días 5 y 6 de octubre de 1991 (un fin de semana), en una finca ubicada fueran de San José, casi 100 personas, en su mayoría pertenecientes a las diversas minorías sexuales, se reunieron para compartir el inicio de una experiencia poco usual.
Sería la primera vez en la historia del país que los representantes de las diversas minorías sexuales se reunirán para luchar en contra de un enemigo en común, en esta ocasión, el Sida.
El encuentro tuvo muchos aspectos positivos. Por una parte, debido al desconocimiento que muchos de el os tenían respecto a los otros, se logró que se conocieran y compartieran sus problemas y puntos de vista.
Miembros de las diferentes minorías explicaron sobre su estilo de vida, la discriminación que sufren, el maltrato que padecen y otros temas relacionados.
Por otra parte, se instruyó sobre el Sida de manera conjunta. Para el o, se diseño un programa especial para este fin de semana que incluyó charlas de destacados profesionales costarricenses, videos, demostraciones, sesiones de grupo, juegos y discusiones. Los tópicos relacionados con el sexo más seguro, entre otros, fueron brindados por tres miembros de la Fundación Sida de Puerto Rico, quienes vinieron al país para asistir exclusivamente al evento en mención.
El fin de semana fue aprovechado, de esta forma, no solo para que los diferentes grupos se conocieran entre sí, sino para aprender que la labor en contra de la epidemia es tanto comunal como individual.
Los participantes pudieron oír sobre los problemas que el os, como minorías, tienen para recibir la prevención y atención adecuadas, y cómo su marginalidad los hace más vulnerables ante el virus. Solo con acciones conjuntas, solidarias y mutuas, se puede combatir el Sida y la negligencia de las autoridades de salud. Con esta reflexión, podría decirse que la experiencia del fin de semana sirvió como preámbulo para las sesiones grupales.
Con un acto simbólico de la ceremonia de las candelas se recordó a las personas queridas que habían muerto del Sida, y se concluyó un inolvidable fin de semana. Las velitas sirvieron de compromiso futuro para la lucha contra el síndrome y la asistencia a las sesiones sería el inicio de esta lucha.
Después de este fin de semana, las sesiones grupales se desarrol aron en diversos sitios. Entre éstos estaban el local de Asolusi, el de la Asociación Demográfica Costarricense y casas privadas de los participantes.
Para esta fase, los grupos se seleccionaron de acuerdo con la orientación sexual o el estilo de vida de los participantes: gays de bares, gays de provincias, travestis, trabajadores del sexo, mujeres trabajadoras del sexo, lesbianas. Se constituyeron los diferentes grupos, 6 en total para recibir el adiestramiento. Cabe aclarar que durante esta fase, la que tuvo una duración de dos meses, la deserción fue mínima y el entusiasmo por participar se mantuvo hasta la última de las sesiones.