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ARIADNE, TÚ ERES MI SOL
Los rayos tibios del sol
acarician la mañana de marzo
en los últimos albores del invierno
de la Colombia Británica.
Estos rayos del sol
me traen el recuerdo
de ti, amada mía,
de tu persona, de tu alegría.
Nace en mí, el gozo,
el deseo de tenerte
entre mis brazos,
aquí en French Beach.
En la lejanía, el mar
azota las rocas,
mece las arenas
con sus estrellas y peces.
Cuando pienso en ti,
Ariadne,
la sangre fluye en los ríos
subterráneos de mi piel.
Afuera, el astro acaricia las primeras flores
que se balancean al ritmo del helado viento,
dispuestas a traer la primavera
del corazón de la tierra.
Yo soy un Quijote
buscando su dulcinea.
Si, Ariadne, tú eres mi dulcinea,
sol de mi vida.