Independientemente de las varias hipótesis, aquello que les faltaba para poder juzgarlas más o menos válidas era un cuadro total, que definiera de una vez por todas la realidad del fenómeno abduc�on y además iden�ficase el verdadero mo�vo, haciéndolo creíble. Por lo tanto, en los úl�mos años, diferentes estudiosos pusieron manos
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a la obra, para encontrar las pruebas de la realidad del fenómeno abduc�on.
La búsqueda de las pruebas de la existencia de la fenomenología UFO y la demostración del hecho que los UFO existen verdaderamente se resolvieron históricamente como un fracaso total, no porque no hayan sido entregadas, en los úl�mos cincuenta años, pruebas abundantes e irrefutables a la comunidad cien�fica, sino porque ésta no ha considerado conveniente creer en la validez de la pruebas presentadas; faltaría más, si se pudiera esperar un comportamiento diferente en el caso de las abduc�on.
No me interesa, en este lugar, hablar de los modelos mentales clásicos y tratar la percepción de los fenómenos �sicos indicada por las limitaciones de su percepción, dado que ya he enfrentado aparte este específico aspecto del argumento, pero tengo que decir que, también en este caso, las pruebas fueron presentadas: por eso he excluido la opción según la cual todos los abducidos son esquizofrénicos psicó�cos.
Las pruebas obje�vas de una concreta abduc�on, y no aquellas subje�vas (que están caracterizadas por diferentes indicios de validez), son hoy siempre más di�cilmente desmontables. Por ejemplo, los abducidos, bajo hipnosis, cuentan de haber sufrido una extraña intervención quirúrgica a través de la nariz y en efecto fue el propio Hopkins el que descubrió por primera vez un microimplante en el interior del cerebro de un abducido que había descripto esta intervención.
Este �po de implante, introducido a través de una de las fosas nasales (generalmente la derecha) hasta llegar al hueso esfenoides, perforándolo, que viene colocado en la posición final en el interior
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de la hipófisis, ha sido después encontrado fácilmente en muchos otros abducidos mediante RMN (Resonancia Magné�ca Nuclear), TAC
(Tomogra�a Axial Computada) y a veces también, por medio de simples radiogra�as frontales y parietales. Otros �pos de implantes han sido encontrados bajo micro cicatrices que los abducidos �enen en el cuerpo, sin saberlo a nivel consciente; pero que, bajo hipnosis, ellos recuerdan siempre la operación, aunque no siempre saben decir con certeza si algo le ha sido introducido o extraído.
En los Estados Unidos Derrel Sims ha profundizado la inves�gación y, con la ayuda del doctor Leir y de otros cirujanos, ha extraído del cuerpo de muchos abducidos, cuando fue posible, extraños objetos microscópicos, algunos de los cuales, analizados en por lo menos cinco universidades americanas, han revelado la presencia de un porcentaje isotópico (en los componentes del implante) diferente del terrestre, confirmando, sin sombras de “duda lógica”, la procedencia alienígena.
La definición “duda lógica” es para indicar que técnicamente no se �ene la certeza ni siquiera de la existencia real del Universo, que algún �sico sos�ene que sea un gigantesco holograma. De frente a ciertos resultados pueden ser presentadas, en verdad, también otras explicaciones, pero esas resultan mucho menos plausibles que la solución alienígena.
El método de la navaja de afeitar de Occam, según el cual la explicación más simple es también la más verdadera, no puede ser usada por los detractores del problema ufológico sólo para negar la existencia. Para citar un ejemplo, hace unos años Sim extrajo, del dedo grande del pie izquierdo de una mujer de mediana edad, un
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pequeño objeto metálico cubierto por una membrana de material qui�noso, probablemente para evitar el rechazo. Este material poseía un porcentaje isotópico diferente del terrestre previsible para esa muestra, tan diferente, que hizo declarar a Sims que la naturaleza del objeto encontrado era alienígena, algo que resultaba confirmado por el resultado de las hipnosis regresivas efectuadas sobre la señora. El CISCOP, en cambio, afirma que la señora, bajo hipnosis, había inventado todo y que el implante alienígena derivaba del hecho que un buen día la señora, bajando de su cama, había pisado casualmente un micro meteorito que se había incrustado en el dedo.
Se intentaba así, ilógicamente, explicar la innegable presencia de isótopos “alienígenas” en la muestra quirúrgicamente extraída por Sims.
Otra prueba fundamental de las abduc�on es la presencia de tes�gos oculares: sea personas abducidas examinadas durante hipnosis, sea observadores casuales que están en condiciones de referir fielmente, permaneciendo fuera de la experiencia, aquello que el abducido cuenta durante la hipnosis. Se descubre así, para dar otro ejemplo, que nada menos que Pérez de Cuéllar, entonces secretario de las Naciones Unidas, y su escolta, en compañía de una docena de personas, fueron tes�gos oculares del famoso caso de abduc�on sucedido a la italoamericana Linda Cor�le, estudiado por Hopkins, y sucedido muy temprano una mañana, en un edificio con vista al puente de Brooklyn, en New York.
Deben ser consideradas también pruebas las cicatrices verificables, internas y externas, respecto las cuales el abducido describe, bajo hipnosis, las circunstancias en las que los alienígenas se las han propiciado, contra su propia voluntad. Algunas cicatrices
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han sido examinadas por peritos y resultan ser traumas cutáneos muy par�culares, los que, hasta ahora no se logró explicar la génesis, si no recurriendo a la “lógica duda” que eso que el abducido cuenta sea efec�vamente verdadero.
En este contexto es fundamental hacer notar que algunas abducidas son objeto de fecundaciones ar�ficiales por parte de los alienígenas, los cuales introducen un óvulo, preparado por ellos y ya fecundado, en el cuerpo de las víc�mas; éstas úl�mas llevan adelante la gestación durante tres meses, y luego durante otra experiencia de secuestro, el feto es extraído de la portadora (carrier) e introducido en un cilindro de material transparente, lleno de líquido, para con�nuar con la gestación in-vitro. Al relato de lo sucedido, realizado bajo hipnosis regresiva, contado exactamente en el mismo modo por todas las interesadas hasta en los más mínimos detalles, se agrega el aval de los análisis médicos, de las ecogra�as y de todo aquello que pueda servir a iden�ficar en estas mujeres, no casos de embarazos histéricos, como va charloteando algún desinformado, sino como verdaderas pruebas obje�vas de abduc�on.
También en este caso las pruebas disponibles son aplastantes, pero una vez más la ciencia oficial, interpelada sobre este aspecto caracterís�co de las abduc�on, explica el fenómeno así (!): “En estas mujeres el nacimiento de un tumor en los ovarios produce los efectos de un embarazo durante tres meses, luego el tumor, grande como un pequeño feto, se cura solo y desaparece”
Las abducidas, tratadas por mí, que han sido some�das a la implantación del óvulo han formado tejido placental y sucesivamente a la extracción del feto por parte de los alienígenas, lo han expulsado,
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habiendo generado además una hinchazón en los senos por producción láctea. Algunas de ellas tenían las trompas quirúrgicamente cerradas, algunas u�lizaban progestágenos para evitar el embarazo, otras no habían tenido relaciones sexuales por mucho �empo, pero en la prueba química todas resultaban embarazadas y todas, sea a través de hipnosis o mediante las técnicas de Programación Neuro Lingüís�ca, relataban sus experiencias con los alienígenas.
Ante una extraña ecogra�a efectuada a una mujer embarazada de tres meses (a juzgar por los valores de los esteroles presentes en los análisis químicos), en la cual se individuaban líquido amnió�co y una placenta con dentro algo muy pequeño y en donde se escuchaba un rumor rítmico similar a un la�do cardíaco pero más lento que el del humano, once médicos dijeron que el embarazo era histérico y que el la�do cardíaco era de un feto que estaba por morir (en un embarazo histérico no hay feto, --no hay nada--), o sino se trataba de contracciones rítmicas de la vagina de la pobre desafortunada; de resaltar es que todo eso sucedía en la que, en el campo académico, está actualmente considerada como la mejor clínica ginecológica italiana!
En cambio, habiendo esta mujer anteriormente colaborado conmigo, me resultó fácil prever con mucha an�cipación como habría sido el sucederse de los acontecimientos.
¿Y EN ITALIA?
En Italia el primero en ocuparse del problema “Secuestros
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Alienígenas” fue el que subscribe, el cual, encargado por el CUN (Centro Ufológico Nacional) de poner en acto la primera pesquisa de este �po en nuestro territorio, se encontró entre las manos, el ya conver�do en famoso caso, de Valerio Lonzi, un muchacho de Génova que fue abducido una noche, en presencia de tes�gos, mientras par�cipaba en un campamento de scout en Reppia, sobre los montes de la capital ligure.
Sobre este caso escribí un libro que tuvo suceso (Gli ufo nella mente --aprox. 26000 copias vendidas en dos ediciones sucesivas-
-). Al día siguiente de la publicación de la primera edición del libro, el CUN, que había encomendado la inves�gación, notó que el texto era decididamente escabroso y poco conveniente a la polí�ca de esa organización (privada), a pesar de que, antes de la publicación, todos los integrantes del consejo direc�vo hubiesen recibido una copia. Quizás no lo habían leído? Tal vez lo habían leído y no lo habían entendido? O a lo mejor, algún otro, fuera de CUN, no estaba contento con que en Italia se trataran ciertos argumentos?
De la inves�gación sobre el caso Lonzi, que duró por los menos dos años y medio, emerge que también en Italia aparentaba confirmarse aquello que los ufólogos americanos durante años venían denunciando.
Los alienígenas usaban también a los italianos!
La extensión del libro me sirvió para aprender las técnicas hipnó�cas descriptas por los americanos y a mejorar notablemente, con la ayuda del doctor More�, de Génova, que se había ocupado de la ejecución de las hipnosis. El libro tenía que servir de “señuelo”
para aquellos que, leyendo lo que le era sucedido a Lonzi, se hubieran
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reconocido en esas vicisitudes: esperaba que ellos, superada la barrera del miedo, me contactaran, de manera de permi�rme poner en marcha la segunda parte de la inves�gación, la cual preveía la expansión de la experiencia adquirida, extendiéndola a decenas de potenciales abducidos y verificando, donde se produjeran, las similitudes comparables entre los varios casos de abduc�on.
El autor, a este punto, no podía seguir trabajando en el CUN, donde sus inves�gaciones, por ellos requeridas, no eran vistas con buenos ojos, y dejó la organización, abandonando también esa red de expertos que había contribuido a construir en el territorio nacional y que habrían debido apoyarlo en la segunda y más delicada fase de la pesquisa. Sin embargo no hay mal que por bien no venga y así, finalmente libre de cualquier �po de control y/o censura, he reorganizado toda la operación y, con nuevos colaboradores, he obtenido en pocos años aquello que nunca habría podido obtener en décadas de trabajo en el CUN.
Nació así la segunda parte del proyecto abduc�on que ha concluido en agosto de 2002. El trabajo ha llevado a conclusiones ciertas sobre los alienígenas, sobre su iden�dad, sobre sus lugares de procedencia, sus necesidades, sobre implicaciones históricas de su presencia sobre nuestro planeta y, no menos por úl�ma, sobre la mo�vación de los secuestros alienígenas.
La can�dad de material recolectado, la reproducibilidad de las experiencias hipnó�cas realizadas, hasta ahora, sobre más de doscientos casos y las pruebas colaterales obtenidas, me permiten decir, claramente y por primera vez en el mundo sin temor a ser desmen�do, qué es lo que quieren de nosotros los diversos grupos alienígenas que
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están en la Tierra desde hace miles de años. Los resultados obtenidos, que serán seguidamente sinté�camente enunciados, me han hecho entender también por qué era tan di�cil comprender el mo�vo de sus acciones. Por qué, de hecho, después de años de trabajo, sea mío o de otros colegas extranjeros, no se lograba construir un cuadro general?
Porque los alienígenas buscaban algo en nosotros que nosotros no sabíamos que tenemos. Algo que, una vez llevada a la luz, permi�a construir una imagen del hombre muy diversa de aquella impuesta hoy por el determinismo materialista a la Piero Angela. (negritas mía) SEGUNDO NIVEL DE INTERFERENCIA ALIENIGENA (El Primer Nivel explica los dis�ntos �pos de razas alienígenas descritos por los abducidos… rep�lianos, grises, pleyadianos, man�dianos… El Segundo se ocupa de explicar la razón de esas abducciones [a la que Malanga prefiere llamar “interferencias”] –aclaración mía) En esta sede no serán descriptos los contextos y ambientes hipnó�cos que han consen�do alcanzar las conclusiones expuestas, ni serán dadas explicaciones técnicas, porque serían necesarios varios libros: me limitaré a exponer simplemente las despojadas conclusiones extraídas de las inves�gaciones.
Dicho ésto, ha aparecido rápidamente claro que los mamiferomorfos (que caen en la categoría de “pleyadianos” según la
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descripción –nota mía) tenían un problema que nosotros podíamos resolver: buscaban la inmortalidad!
A pesar de estar convencido que la inmortalidad se transformaría, a la larga, en algo increíblemente aburrido, soy consciente que no todos piensan de esta manera.
El deseo de los alienígenas de no abandonar jamás esta vida y la determinación demostrada en el perseguir tal obje�vo me había dejado bastante perplejo sobre el grado de su madurez intelectual, pero proseguí en la pesquisa: tal vez me estuviera equivocando.
Los abducidos que habían tenido contacto con estos seres, bajo hipnosis, reportaban unánimemente que los alienígenas vivían: “a través de nosotros, a través de nuestra mente”. En este �po de abducidos exis�an una fuerte dicotomía cerebral, que un psiquiatra de paco�lla habría fácilmente interpretado como esquizofrenia aguda; sin embargo analizando más profundamente la personalidad de estos sujetos no quedaban dudas sobre su total salud mental. Ellos se sen�an a menudo diferentes, como si no fueran de este mundo, y tenían flash-back donde recordaban escenas de vidas pasadas e imágenes en donde obraban en un contexto alienígena, como si fueran ellos mismos alienígenas.
Fue rápidamente claro que en sus mentes exis�a una zona de memoria con acceso denegado, en donde estaban escondidos algunos recuerdos que contenían escenas de vida de un alienígena: nació la hipótesis de que fuera real aquello que resultaba de varias otras hipnosis, es decir que los alienígenas usaban el cerebro de los abducidos como depósito para sus recuerdos (en términos informá�cos, una especie de sistema de back-up). Según tal hipótesis los alienígenas en cues�ón
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buscaban la inmortalidad, que no pueden en realidad alcanzar, porque, a pesar de ser mucho más longevos que nosotros, mueren igualmente.
Pueden, sin embargo, hacer sobrevivir todos sus recuerdos, me�endo en el cerebro de un niño terrestre toda la experiencia de la vida entera (hasta ese momento) de uno de ellos, el cual, después de esto puede eventualmente morir.
El niño con el transcurrir de los años, se convierte en adulto y cada tanto el cerebro muestra pequeñas señales de otra personalidad, creándole no pocos problemas existenciales. La memoria alienígena permanece de todas maneras inaccesible, a menos que se recurra a una especie de procedimiento-clave (similar a la password de una computadora) capaz de abrirla y de liberar el contenido. Antes de la muerte del abducido u�lizado para el back-up, los alienígenas vuelven y copian, si es necesario todo el contenido de la memoria en el cerebro de uno de ellos recién nacido. Éste dispone así de inmediato de la memoria, aparte que la del terrestre, la de su predecesor alienígena, por lo tanto se convierte en uno con él. Así su personalidad sobrevive, aunque el cuerpo muera, y se ob�ene un sucedáneo de inmortalidad. El alienígena recién nacido no �ene que hacer experiencia, empezando de nuevo todo el proceso forma�vo, y al final, por dar un ejemplo, un an�guo alienígena (o mejor dicho su personalidad) de treinta mil años resultará formado por los recuerdos de seis alienígenas de cinco mil años cada uno, más un número elevado de memorias de terrestres usados para el back-up.
El producto de la aplicación de la idea recién descripta es una sola personalidad en evolución, que u�liza muchos cuerpos en sucesión: una suerte de pseudo-inmortalidad que permite a los alienígenas conservar
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todas las caracterís�cas fundamentales de su pensamiento original.
Rápidamente se ha constatado que el cerebro humano es preferido por los alienígenas como depósito para sus memorias, de hecho, a los abducidos, durante los secuestros, les viene repe�damente dicho que: “…vuestro cerebro es algo perfecto: las máquinas se rompen pero los cerebros humanos no… “
Esto, es entonces, lo que significa la frase: “Nosotros vivimos a través de vuestro cerebro”
La aplicación de una serie de astucias hipnó�cas ha permi�do encontrar el procedimiento clave para el acceso a las memorias escondidas en el cerebro de los abducidos, poniendo a disposición un inmenso bagaje de información sobre los alienígenas, incluido su lenguaje. El procedimiento está examinado, ensayado, comprobado, aprobado y es reproducible en laboratorio sobre cualquier abducido. El estudio de los fonemas alienígenas está actualmente en curso, pero de esto se hablará en otra instancia.
Este procedimiento-clave representa, indudablemente, un descubrimiento importan�simo. Para confirmarla he decidido verificar si, comportándose nuestro cerebro como una memoria no cancelable (propiamente dicho ROM - Read Only Memory), en la zona de memoria de acceso denegado de un abducido exis�rían también trazas de las memorias de los “carrier”, es decir rastros de los recuerdos de las vidas de todos aquellos que habían “transportado” la memoria alienígena en precedencia. De hecho, en el cerebro de los abducidos, debe estar presente la memoria de un solo alienígena, compuesta de muchos fragmentos secuenciales, y además las memorias de todos aquellos
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de quienes los alienígenas se han servido para el back-up. Es superfluo describir la sa�sfacción producida al haber logrado la confirmación de esta hipótesis.
El trabajo de Weiss, psiquiatra americano que con la hipnosis solicita los recuerdos de las vidas pasadas, ¿Debe ser por lo tanto, reinterpretado? ¿No existe la reencarnación, y se trata simplemente de memorias que, en realidad, no nos pertenecen, sino que son de personas que han vivido en precedencia llevando el bulto agregado de una memoria alienígena?
Se ha vuelto claro a con�nuación que las cosas son todavía más complejas: otros alienígenas, en realidad van mucho más lejos del back-up de memoria.
TERCER NIVEL DE INTERFERNCIA ALIENIGENA En los abducidos que había examinado me ha sucedido de encontrar memorias alienígenas de Sauroides o de Insectoides: ¿Cómo es posible?
(Acá Malanga se refiere a los llamados “rep�lianos” y
“man�dianos” –nota mía)
El cerebro de un rep�l o de un insecto es tal vez compa�ble con el de un humano?
Probablemente la respuesta correcta es la siguiente:
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Una memoria alienígena de Insectoide se expresó, bajo hipnosis, de este modo:
“Vuestro cerebro es más grande que el nuestro, pero nosotros no lo usamos todo: el espacio que vosotros no u�lizáis es usado por nosotros. Los hemos creado así a propósito y en vuestro DNA existe el DNA ya sea el nuestro o de los Sauroides. Es por esto que somos bastantes compa�bles”
Durante la hipnosis regresiva emergían sin embargo, sea un ambiente sauroide que insectoide, y también relatos de varios espesores.
Me pregunté, al principio, qué habría sucedido si un abducido u�lizado para el back-up hubiera sufrido un accidente y fuese muerto de golpe: los alienígenas habrían perdido miles de años de información y con ellas, también uno de ellos. No se lo podían permi�r.
¿Qué habríamos hecho nosotros en el lugar de ellos?
Eso que era obvio hacer: una copia del cerebro del abducido. Sin embargo, para conservarlo en plena eficiencia, tendríamos que haber copiado todo el cuerpo.
El cuerpo no sirve para mucho, pero es necesario para mantener en vida al cerebro, con su precioso contenido de información de vida alienígena. Durante la hipnosis regresiva aparecía, a veces, la descripción de la “habitación de la resonancia”, de la “habitación de las matrioska”, de la “habitación del cilindro metálico”, todas definiciones adoptadas por varios abducidos para describir la misma situación, es decir el hecho de ser introducidos en un cilindro metálico del cual a través de un una
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especie de por�lla (ojo de buey) lateral, podían asis�r a la formación, en �empo real, de un cuerpo idén�co al propio dentro de otro cilindro, transparente y ver�cal, puesto en el mismo local: una verdadera
“fotocopia” del abducido, comprendidas todas las informaciones contenidas en su cerebro.
La persona involucrada, de frente a semejante visión, perdía la propia iden�dad y tenía frecuentes crisis psicológicas bastante di�ciles de soportar. Parecía evidente que uno de los dos cuerpos venía conservado, por decirlo así, “en la nevera” de los alienígenas en un lugar seguro y representaba el back-up de reserva, mientras el otro venía devuelto a su hábitat natural. ¡Estas operaciones eran realizadas todas en ambiente subterráneo terrestre! (las respuestas a mi disposición sobre los mo�vos por lo que eso sucede son exhaus�vas, pero no es el caso de tratarlo aquí).
La pregunta más importante, a este punto de las inves�gaciones, era: “Qué es lo que traen de vuelta, la copia o el original?”
Nosotros habríamos conservado el original. ¿Y los alienígenas?
Las memorias de la copia y del original eran evidentemente idén�cas en todo y por todo y no había manera de descubrir una diferencia que pudiera indicar la solución del problema. Parecía, sin embargo que los alienígenas tuvieran un punto débil en su procedimiento: el cilindro en donde introducían el pobre desafortunado era (en las primeras descripciones) horizontal, mientras que ese en donde se formaba la copia era ver�cal, por lo tanto si el abducido bajo hipnosis recordaba de haber salido por el cilindro ver�cal, se trataba de la copia. ¡El abducido parecía recordar haber salido por un cilindro por
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donde no era entrado, entonces aparentaba ser una copia!
Era un error, de hecho, descubrí que exis�an cuatro habitaciones de cilindros, cada una con un preciso obje�vo, pero en hipnosis algunos recuerdos se confundían o se superponían; seguidamente veremos por qué.
En realidad volvía siempre el original, como hipnosis más profundas hicieron claramente comprender después.
CUARTO NIVEL DE INTERFERENCIA ALIENIGENA Durante la fase de copiado del cuerpo del abducido prac�cada por los alienígenas sucedía algo muy extraño. El abducido describía una sensación, una especie de vibración que recorría su cuerpo; había mucha luz en el cilindro de metal y luego algo se separaba y vibraba en el aire.
En este punto el abducido describía la escena desde lo alto y veía ambos cilindros, aquel de metal y otro transparente, pero los dos ver�cales, con su original en el primero y alguna otra cosa en el segundo.
¿Qué era esta tercera posición visiva?
A simple vista parecía imposible, aún sin entrar en inú�les detalles de atendibilidad y confiabilidad de las técnicas hipnó�cas, cuando sean realizadas con maestría. Por eso la necesidad de desarrollar
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un set de preguntas de control, para entender quién estaba en realidad respondiendo:
El alienígena con su memoria?
* ¿La copia?
* ¿El original?
* ¿Una de las memorias de los carrier?
El set de preguntas estaba compuesto por estas muy simples, del
�po:
* ¿Cómo te llamas?
* ¿Cuántos años �enes?
* ¿Qué día es?
* ¡Mírate las manos y descríbelas!
Pero las respuestas eran terroríficas!
Pregunta: “¿Estas mirando hacia abajo?”
Respuesta: “…No.”
Pregunta: “Entonces, ¿Cómo haces para ver lo que sucede debajo de �?”
Respuesta: “…No estoy mirando hacia abajo, veo simultáneamente por todos lados...”
Pregunta: “Mírate las manos”
Respuesta: “… No veo las manos”
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Pregunta: “Mírate el cuerpo”
Respuesta: “No tengo cuerpo.” (perplejidad) Pregunta: “¿Cómo te llamas?”
Respuesta: “NOSOTROS no tenemos nombre...”
Pregunta: “¿Cuántos años �enes?”
Respuesta: “¿…Qué significa?”
Pregunta: “¿Cuánto �empo hace que existes?”
Respuesta: “…Desde siempre…”
Emergía así, la existencia de seres que se definían “matriz de puntos de luz” , que vivían “entre un �empo y el otro” y que se autodefinían como el Alma de los seres humanos! Esa cosa que, poseyéndola, confiere la VIDA ETERNA!
¡Ya lo pillo!: justo aquella que buscaban los alienígenas… Ahora todo estaba claro.
El atento análisis de estos eventos me hizo comprender, en el arco de alrededor de un año, que los alienígenas, intentaban capturar nuestra matriz de puntos de luz y trataban de u�lizarla para sus propios fines.
¡TREMENDO! Pero, por fortuna, parecía también, por lo menos en un primer análisis, que no lo lograban, de forma “estable” o “por un largo período”, a causa de una incompa�bilidad de �po biogené�co entre ellos y nuestra Alma. El Alma era perfectamente consciente de estos tenta�vos y no le agradaba para nada, pero no podía, o no quería,
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hacer nada para impedirlos.
Durante la hipnosis emergía la descripción de extraños campos de fuerza, que transportaban el Alma dentro de un cuerpo alienígena, pero la unión duraba un �empo brevísimo, luego se producía la separación total e irreversible, con rela�va frustración del alienígena que no había logrado, una vez más, conectarse permanentemente con la matriz de puntos de luz, transformándose en un todo con ella.
En nuestro ADN existe, de hecho, algo que nos hace compa�bles con nuestra Alma, como aseveran, interrogadas a tal propósito, las mentes alienígenas insertadas en los cerebros de los abducidos: en el fondo sólo se trata de preguntar a las mentes alienígenas, ac�vadas mediante la correcta password, los contenidos de sus memorias. Es como mirar, sin dejarse ver, entre los papeles secretos de los alienígenas.
La compa�bilidad de nuestro ADN con el Alma aclara por qué los alienígenas están tratando, con experimentaciones biogené�cas, de modificar su ADN convir�éndolo similar al nuestro, es decir compa�ble con aquello que comúnmente viene llamado “Alma”
El Alma, al ser interrogada sobre cómo era todo esto, fue clarísima: los abducidos, aparte de otros requisitos, �enen el Alma, que otros seres humanos no poseen. (negritas mía)
¡Además “esa cosa” no la �enen todos los seres humanos sino sólo una minoría de ellos! ( a p r ó x . 2 0 / 2 5 % ) Finalmente se descubría que el Alma, una vez extraída del original, al no ser compa�ble con el cuerpo de los alienígenas, era instalada por pocos segundos en la copia del abducido dentro del cilindro ver�cal y
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luego devuelta al cuerpo original, el único verdaderamente compa�ble durante largo �empo. Por lo tanto el abducido no era despojado, si no por pocos instantes y cada tanto, de su esencia anímica.
“El Alma no se puede copiar” , dicen las matrices de puntos de luz interrogadas por mí en hipnosis.
“Los alienígenas lo saben y es por esto que tratan de usar las vuestras, pero �enen que modificar su ADN, si quieren conectarlas para siempre en sus cuerpos”
Es por esto que los alienígenas hacen experimentos gené�cos sobre la raza humana: sólo para crear una raza “puente” entre nosotros y ellos, una raza que posea aquella parte de ADN conectable al Anima humana. En ese punto, y sólo entonces, podrán arrebatar las Animas a los habitantes de este planeta, y tal vez de otros planetas y se posesionarán de ellas para siempre. Este es el verdadero contenido del plan alienígena. ¡Todos los abducidos decían, las mismas, idén�cas cosas, todos sin ninguna excepción! (negritas y subrayado míos) A este punto se podía empezar a decirle a ellos la verdad.
Este era el secreto del Árbol de la Vida, de la Kabbala hebrea, de la construcción de la copia de los Faraones egipcios, del Kundalini hindú y de la búsqueda del así llamado Santo Grial, perpetuada por tantas sectas más o menos secretas. Todo se volvía muy simple: algo, al interno de nuestro ADN, era la sede de la vida eterna y los alienígenas, deseosos de alcanzarla, la buscaban en nosotros, que no sabíamos ni siquiera que algo por el es�lo pudiera exis�r. El Árbol de la Vida del mí�co Paraíso Terrestre, simbolizado en muchos glifos esculpidos en los campos de
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grano ingleses: esto es lo que buscaban los alienígenas en algunos, y sólo en algunos de nosotros! (o sea los humanos “almados” o “con espíritu” del texto de Montalk_negritas y aclaración mía) ANTECEDENTES
Cuando se trata de abduc�on, se habla siempre mucho de los alienígenas y poco, muy poco, de los abducidos. Esta laguna será ahora colmada. Es necesario que alguien lo haga, porque el fenómeno abduc�on, que es sólo y totalmente real, no viene sabiamente interpretado por los psicólogos, por los psiquiatras, o por los psico-loque-sea.
Quien ha estado, como yo en estos años, en contacto con decenas de personas que han manifestado el síndrome de abduc�on, ha percibido, tal vez sólo a nivel emocional, tal vez a nivel empá�co, tal vez en el verdadero sen�do experimental del término, las sensaciones y las comunicaciones de los abducidos. Ellos vienen y dicen:
“Dígame que estoy loco, así me quedo feliz y vuelvo a casa...”
Esta frase la he escuchado muchas veces sea por teléfono, personalmente, por carta o vía email. Cuando yo digo:
“Mire que, para mí, Usted no está para nada loco.”
… y trato de explicar qué es la locura y qué es la normalidad, del otro lado del teléfono se produce un silencio total, un agujero negro en el cual, mientras hablo, tratando de escudriñar, de escuchar un
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respiro… nada. Todo está congelado! Termino de hablar y espero que mi interlocutor, a quien le he dicho todo lo contrario de aquello que quiere escuchar, me diga:
“Nada de eso es cierto, Usted es un payaso con extrañas ideas en la cabeza. Me habían adver�do de no hablar con Usted… “
Contrariamente, luego de una larga respiración, mi interlocutor irrumpe diciendo:
“Lo sabía, sabía que no estaba loco y que aquellos que creía que eran sueños que me han obsesionado toda la vida no eran simplemente sueños, así también mis hijos… entonces es cierto… ¿y cómo puedo defender a mi familia?”
De frente a una repe�da secuencia de personas que respondían de la misma manera a mis objeciones, he decidido hacer algo. Seguro había decidido aplicar la psicología: Era necesario establecer si los fenómenos contados eran verdaderos y si lo eran, en qué medida.
Después de tantos años de trabajo he comprendido que, detrás de las presuntas alucinaciones de los abducidos, hay, en su lugar, sólo verdad. La psicología y la psiquiatría modernas, si de moderno se puede hablar, pensaban de encontrarse frente a sujetos esquizofrénicos, cuya esquizofrenia, manifiesta, era seguramente debida a causa de vivencias familiares para los psicólogos y a causas orgánicas para los psiquiatras.
Los psicólogos �enden siempre a jus�ficar las psicopatologías con las experiencias familiares. Eso no estaría mal si los psicólogos supieran que existe también un fenómeno, dicho abduc�on, en el cual los pacientes, que ellos consideran enfermos, han tenido realmente que
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ver con los alienígenas. Para los psiquiatras, al contrario, la aclaración de este fenómeno está cerrada, porque ellos piensan que todo sea
�sicamente relegado a un mal funcionamiento del sistema percep�vo humano y que el único método para evitar daños mayores consista en narco�zar el paciente, el cual, así, no responderá más de manera indeseable a ciertas pulsiones extravagantes, al contrario, con el paso del �empo no responderá más a nada.
Cassano hace electroshock todos los martes a buenos y malos en su desafortunado reparto. “Después están todos mejor...”
Ya, ¿pero qué quiere decir estar mejor? No romper más la
“paciencia” a los médicos del reparto? Un caso histórico es aquel de un abducido de Livorno, el cual, después de tantos años de decir que hablaba con los alienígenas, fue some�do a una serie de electroshock.
Al final, literalmente perdió el cerebro y la consciencia de sí mismo.
Me ha tocado hablar, durante una conferencia sobre abduc�on, con el Profesor Rossi de la universidad de Génova, reconocido psicoanalista; no teniendo él ninguna noción sobre el problema abduc�on, pero como persona iluminada, habiendo tenido voluntad de escuchar, dice a un cierto punto:
“...emm, sí, también yo, hace diez años, he tenido una paciente la cual, en el manicomio, me perseguía diciendo que había sido contactada por los alienígenas, que le habían me�do algo en la nariz (un microchip, precisamente -nda) y tal vez hoy, habiendo escuchado la conferencia del profesor Malanga, bue … debería revisar algunas cosas...”
Revisar, entonces, algunas cosas. Ya, pero quién puede revisar
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estas “algunas cosas”: ¿los psiquiatras? Ellos creen que el cerebro humano sea una máquina y que si no funciona, se deba intervenir mecánicamente para hacerla funcionar. ¿O los psicólogos? Ellos de frente a una sintomatología que no conocen pueden solamente aplicar los modelos mentales rela�vos a algo muy similar que han aprendido en la escuela. Soy un psicólogo y se me presenta un paciente que dice que ve alienígenas delante de su cama (una vez decía haber visto los diablos, por un condicionamiento histórico-cultural). Yo, como psicólogo, sé que mis modelos mentales me imponen decir que seguramente mi paciente ha tenido una alucinación y trato de mo�var esta alucinación. Así surgen las figuras de los padres “padrone”, de las madres castrantes y de las hermanas-brujas-asesinas. (padrone significa autoritario –Nota mía) El psicólogo, luego, no logra entender por qué el paciente, al cual ha descubierto la naturaleza de la locura que lo aflige, no se cura, a pesar de que se le está dando todas las explicaciones del caso. Y sin embargo está escrito, en los libros de psicología y de psicoanálisis, que, si el paciente reconoce la naturaleza de su turbación, está en el camino de la sanación, a través de un proceso de sublimación y de diges�ón mental de la enfermedad. En cambio, aquí no hay ninguna sanación, al contrario, el sujeto, que ha sen�do decir que se trata de pesadillas debidas a las relaciones falseadas con el padre, cae en un estado de depresión. ¿Cómo es posible? Quizás el paciente, o mejor dicho su inconsciente, �ene perfectamente claro que su interlocutor-curador no ha entendido nada y comienza a creer que restará enfermo por toda la vida?
Por otro lado no está escrito en ninguna parte que existen los alienígenas y que raptan a los humanos. En los libros no está escrito
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y ninguno de los psicólogos del mundo se ha dado cuenta. Increíble pero cierto! El psicólogo o el psiquiatra aplican aquellos que son los así llamados “modelos mentales vigentes” , esos procesos automá�cos que nuestro cerebro ha aprendido a ejecutar porque alguien le ha dicho durante el curso de la vida que estos modelos son confiables. Viene a la mente el caso de Helicobacter Pilori, que ahora muchos �enen en el estómago, pero antes nadie se daba cuenta, simplemente porque no podía exis�r. De hecho, era enseñado, textualmente:
“Ningún bacilo podría vivir jamás en el ambiente ácido del estómago”
En cambio, ¡vive y cómo! De hecho ahora, finalmente, se puede hasta curar.
Existen grandes diferencias metodológicas entre los psicólogos y los psicoanalistas. Alguno de ellos creen, resumidamente, que no �enen que hacer revivir los traumas al paciente, sino sólo hacerle entrever, mientras que otros sos�enen que, para ser reconocido y sublimado, el trauma �ene que ser revivido aún hasta con cierta violencia. En estos úl�mos años he podido además notar, luego de haber hablado con numerosos psicoterapeutas, una cierta tendencia a mezclar las metodologías dictadas por la praxis con nuevas metodologías, condicionadas por la New Age. Todo nace del hecho que, el psicólogo se da perfectamente cuenta de no lograr resolver los problemas simplemente obedeciendo a cuanto está escrito en los libros y así prueba con las Flores de Bach o la Meditación Trascendental y alguno usa hasta estupefacientes, transformando la personalidad del curador en la mente de un brujo que, a golpe de peyote trata de todas maneras
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transmutar una situación para él confusa en algo mís�co.
Para mí el intento es loable y seguramente ofrece más garan�as que aficionarse al Prozac como hace Cassano, sin embargo falta un mínimo de clave de lectura y es, por eso, de todas maneras des�nado a fallar: no se puede, de hecho, curar una enfermedad que enfermedad no es. Los abducidos non son enfermos mentales, pero corren el riesgo de conver�rse en tales si su problema no es reconocido por la sociedad que lo circunda.
PRIMERA HISTORIA INTERESANTE: EL CASO DE ANNA El caso de Anna (Anna es un pseudónimo) lo demuestra.
Conocí esta joven mujer durante un convenio organizado en una ciudadela de montaña, conocida localidad de esquí italiana.
La muchacha, entonces de vein�siete años, era directora en una oficina de turismo. Después de mi conferencia sobre el fenómeno abduc�on me aparta y me cuenta una historia extraña. Había notado que, mientras hablaba de las experiencias de los abducidos, ella había asumido una postura extraña al estar sentada: escuchaba como si estuviera bloqueada en lo que estaba diciendo, se reconocía en aquello que yo estaba diciendo.
No doy nunca la impresión de haber entendido que me podría encontrar ante un abducido totalmente inconsciente del hecho de serlo, pero, en un momento, la muchacha decide de contarme su extraña
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experiencia, que en pocas líneas, deseo ahora proponer.
La muchacha me contó que, cuando tenía quince años y se encontraba en un campamento, había sido violada. Había recurrido a su madre y le había contado todo. La madre la había acompañado al ginecólogo el cual no había confirmado su relato.
En este punto la situación se precipitó: la muchacha insis�a en sostener que había sido violada y los padres no le creían. Ella no sabía describir al o los que la habían violado. Este es el antecedente.
La psicóloga a la cual la muchacha fue llevada a la fuerza, sos�ene, además, que el desconocido violador, no es iden�ficable porque su rostro no está visible, �ene, en realidad, la cara del padre de la muchacha: la muchacha se sen�ría violada por el padre, que se opone a sus comportamientos, por lo tanto es su rostro el que resulta cancelado por el inconsciente de la muchacha.
La psicóloga sos�ene que la muchacha odia al padre. La chica no odia en realidad a su padre, cree que, comenzando a odiarlo, saldrá de su problema y sigue el consejo de la psicóloga, pero luego lo abandona, bien sabiendo, dentro suyo, que no ha descubierto la verdad. Al final del relato le pregunto a la chica por qué me ha contado esta historia y qué
�enen que ver los alienígenas, la muchacha sacude la cabeza como para espantar una mosca que le está cosquillando en el interior del cráneo, y me dice:
“No lo sé”
“¡Cómo que no lo sabes! Piensa bien,” le digo yo, “que en realidad lo sabes bien …”
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… y ella me responde, cada vez más perdida y asustada:
“No lo seeeé…”
La muchacha se muestra incapaz de con�nuar a manejar la situación y está por llorar.
Yo eludo la conversación y la lleno de palabras inú�les pero mientras tanto miro lo que hace y cómo se mueve. Finalmente le digo:
“Mira que se puede reconstruir lo que realmente sucedió, porque tu cerebro es como un hard disk a sola escritura: todo aquello que te ha sucedido está registrado. A lo mejor no sabes donde has puesto la grabación, pero si quieres podemos probar a reconstruir la situación, es decir encontrar el registro de aquel acontecimiento…”
Ella me mira, hace una rápida pausa, luego:
“¡Sí, hagámoslo!,” me responde “¿pero, es peligroso?” “¿Qué es peligroso?” le contesto.
“La hipnosis: esa cosa…”
“No es necesaria la hipnosis,” le digo, “se trata de hablar…” y comienzo a hacerle recordar el extraño episodio de la supuesta violencia carnal.
“Cuéntame todo desde el principio” le digo y ella comienza (al principio es importante escuchar al sujeto y luego interactuar con el mismo, sin piedad; se recurre a la Programación Neuro Lingüís�ca, que u�liza los movimientos del cuerpo, la voz, así como las contradicciones y los contrastes de los recuerdos, exaltándolos y poniéndolos a la luz).
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Este es el texto del coloquio:
-Estaba ahí.
-Ahí, ¿dónde?
-En el campamento.
-¿Qué sucedió?
-He sen�do que me tomaba desde atrás y me llevaba a la carpa.
-Me tomaba es en singular: ¿entonces era una sola persona?
-mmmmm, sssí, no lo había pensado antes…
-¿Cómo no lo has pensado? Te han violado y tu ¿no lo habías pensado?
-No sé por qué, pero jamás lo había pensado antes...
-Y en la carpa ¿qué había?
-No sé: no se veía nada.
-¿Pero a él le veías el rostro?
-No, no lo veía.
-¿Estaba obscuro?
-No, no estaba obscuro.
-Entonces ¿por qué no lo veías?
-¡No lo sé! No lo veía, pero no estaba obscuro.
-¿De qué color era la carpa?
-En el exterior era blanca.
-¿Blanca? ¿Una carpa de campamento blanca? Es un color un poco inusual para una carpa: el blanco es un color que se ensucia
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fácilmente y además adentro de una carpa blanca hay mucha luz.
-Extraño, sí no coincide...
-¿Cómo que no coincide?
-No lo sé: hay algo en el recuerdo que no coincide...
-¿En la carpa qué había?
-Una mesa. Me ha acostado sobre una mesa.
-¿Cómo era esa mesa?
-No sé, no lo recuerdo.
-Estaba caliente o fría? (el recuerdo de las sensaciones ac�va el recuerdo de las imágenes- nda)
-Estaba fría. Era de metal.
-¿Una mesa de metal en una carpa de un campamento?
-Ya; no lo había pensado antes.
-¿Qué estaba haciendo ese que te había llevado (no digo ni él ni ella ni el alienígena ni el asesino; digo “ese” y basta -nda)
-Me había bloqueado.
-Entonces, ¿te había puesto las manos en algún lado para inmovilizarte?
-No, no me tocaba.
-Y entonces ¿cómo hacías para estar inmóvil en aquella camita de hierro en una carpa blanca que no permi�a pasar la luz; quién te tenía?
-Alguien me tenía por la espalda... eran dos.
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-¿Eran altos o bajos?
-Eran bajos.
-¿Entonces los has visto?
-No,no, no los he visto, eran obscuros.
-Pero si sabes que eran obscuros quiere decir que los has visto.
¿Y las manos cómo eran?
-Tenían los dedos largos (la mujer se sacude como si tuviera un escalofrío).
-¿Qué olor había? (reconstrucción del recuerdo de las sensaciones -nda)
-Apestaban, apestaban fuerte (con asombro)
-Pero aquella carpa blanca ¿cómo estaba hecha, vista desde el exterior?
La mujer se gira como si estuviera ahí, como si su inconsciente recordase los movimientos que había hecho entonces.
-Pero no es una carpa, parece algo redondo, ahora que la veo bien (la muchacha está u�lizando el presente: ahora que la veo bien...-nda)
-¿Pero tu estás en un campamento?
-Estaba en Francia.
-¿En Francia?
-Sí, estaba en Francia de vacaciones.
-¿Y tu mamá?
-Se había quedado en Italia.
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-Pero entonces ¿cómo has hecho para avisarle a tu madre, como me dijiste antes?
-No sé, entonces … no sé. Tal vez no era aquella vez... (extravío y falta de recuerdo temporalmente coherente)
-¿Te decía algo ese de la carpa?
-Sí, me decía que me quedara tranquila
-¿Y cómo te lo decía?
-No lo sé, pareciera que no sin�era aquellas palabras con los oídos, sino en la cabeza.
-¿Y tu lo entendías?
-Sí.
-¿Qué idioma hablaba?
-Francés.
-¿Y tú lo entendías?
-Sí, sí: conozco bien el francés...
Bloqueo esta primera parte del recuerdo y le digo:
-¿Pero cómo? ¿No recuerdas que estabas en Francia cuando ésto sucedió?
La muchacha, extraviada, dice que no lo recuerda muy bien, ahora, pero antes creía que todo hubiera sucedido en Italia, en su casa.
Sin embargo, de hecho, ninguno de los de su casa había ido nunca de campamento: ella, en toda su vida, había estado en un campamento solamente, y en Francia.
La mente de esta muchacha había hecho un involuntario intento
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de pegar, encolar, los recuerdos: había pensado que aquello blanco fuese una carpa, por lo tanto tendría que estar en un campamento. El supuesto violador no estaba solo y hablaba telepá�camente en francés, pero la muchacha no lo había relacionado con el hecho de estar en Francia.
Ella, luego de algún �empo, al regreso de las vacaciones, se había, como por reflejo condicionado, recordado de algo que había sucedido en meses anteriores, pero para ella era como si hubiese sucedido en ese preciso momento. No había sabido colocar lo acontecido ni espacial ni temporalmente y por lo tanto se salía de los modelos mentales del cuerdo. Por la tanto la muchacha estaba loca y su locura era causada por su padre, que según la psicóloga, la muchacha tendría que haber odiado. Odiar para sanar: he aquí el consejo de la psicóloga.
Luego del coloquio relatado arriba, la muchacha recuperó la verdadera naturaleza de sus recuerdos y no odió más a su padre, que no tenía nada que ver con toda la historia. La muchacha comprendió qué había detrás de aquella experiencia y resolvió instantáneamente sus problemas de relación con los otros.
Para resolver el problema de las relaciones con los alienígenas el discurso tendría que haber sido, en cambio, muy diferente y habría requerido un úl�mo y largo esfuerzo de voluntad. En este caso no me fue posible obtenerlo. Como es obvio la muchacha respondía posi�vamente a muchas preguntas del Test de Autoevaluación (TAV), además su gra�a indicaba que era absolutamente normal y no esquizofrénica, así como su comportamiento, en los pocos días en que nos hemos frecuentado, mostraba una clara capacidad de relacionarse perfectamente con los
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demás.