Los Desalmados by Daniel Lapazano - HTML preview

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MÁS AYUDA CELESTIAL

Finalmente, en el capítulo CXIX de la misma Crónica del Perú, Pedro Cieza de León escribe:

«Cuando en el Cuzco generalmente se levantaron los indios contra los cris�anos no había más de ciento y ochenta españoles de a pie y de caballo. Pues estando contra ellos Mango inga, con más de doscientos mil indios de guerra, y durante un año entero, milagro es grande escapar de las manos de los indios; pues algunos dellos mismos afirman que vían algunas veces, cuando andaban peleando con los españoles, que junto a ellos andaba una figura celes�al que en ellos hacía gran daño, y vieron los cris�anos que los indios pusieron fuego a la ciudad, el cual ardió por muchas partes, y emprendiendo en la iglesia, que era lo que deseaban los indios ver deshechos, tres veces lo encendieron, y tantas se apagó de suyo, a dicho de muchos que en el mismo Cuzco dello me informaron, siendo en donde el fuego ponían,

Los Desalmados

DANIEL LAPAZANO

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paja seca sin mezcla alguna.»

LA CONSTANTE DE LOS PROTECTORES CELESTES

Finalmente creo interesante para el objeto de este ar�culo, añadir aún algunos casos de manifestaciones de seres sobrehumanos en otras la�tudes del planeta, referidos por cronistas que no tenían conexión con los indios americanos.

Así, por ejemplo, una an�gua narración de la isla de Pohnpei en la Micronesia, cuenta lo siguiente, con mo�vo de haberse enfrentado en combate los habitantes de la región de Palikir con los de Matolenim, en esta minúscula isla del Pacífico:

«En el fragor de la lucha fueron muertos también muchos de los hombres de Palikir. Entonces elevaron oraciones rápidamente a un espíritu llamado Sanoro. Su oración halló eco en el espíritu.

Puesto que cuando sucumbieron en la lucha, el espíritu hizo aparecer rápidamente a una mujer entre los comba�entes de Palikir. La mujer era tremendamente grande. Extendió entonces su cabellera y cubrió con ella a la gente de Palikir. En cuanto los hombres de Matolenim vieron a la mujer que se había alzado entre los de Palikir, los brazos les comenzaron a pesar, y contemplaron extasiados sin poderse mover a la mujer que se encontraba entre la gente de Palikir. Entonces los hombres de Palikir se abalanzaron rápidamente sobre los de Matolenim y los mataron a todos.»