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Y si asombrosa es la similitud de esta figura sobrehumana que ayuda a uno de los dos bandos en el otro extremo del Pacífico, con las apariciones sobrehumanas que vimos apostaban por uno de los bandos en las luchas de cris�anos contra indios en América, no menos asombrosa es la constatación de que lejos del Pacífico y de América, en plena Europa, el mismo fenómeno también se prodigaba. Veamos algún ejemplo, si bien insisto en que hay muchísimos más.
Vayamos al Mediterráneo, en donde veremos el mismo fenómeno representado por la popular figura de San Jorge, que pertenece al grupo de los santos caballeros y soldados que desde el cielo ayudaron a los creyentes cris�anos en sus luchas, en especial cuando comba�an a los llamados infieles. Entre ellos hay que contar con San Miguel y San Magín, que tanto protegieron los intereses de Carlomagno. Los guerreros catalanes, antes de emprender alguna lucha, se encomendaban a San Jorge al igual que los guerreros de Palikir se encomendaron a Sanoro, y obtuvieron gran portección —al igual que aquéllos—, par�cularmente en ocasiones en que luchaban contra los musulmanes.
Así, cuando los árabes hubieron conquistado la ciudad de Barcelona y ésta hubo quedado arrasada, el conde Borrell II se reorganiza en la cercana población de Manresa. Con muy exiguas fuerzas decide volver sobre Barcelona, para intentar su reconquista prác�camente imposible. Mas, al llegar, no tardaron en fijarse en un apuesto guerrero que galopaba entre las nubes y que esgrimía un rayo por arma, con el cual sembró la muerte y el terror entre los moros que caían a millares o huían a todo correr. Desaparecido el misterioso caballero, al que nadie conocía, los hombres de Borrell II y Catalunya entera lo tomaron por patrón, y la cruz que lucía en su ves�menta pasó a formar parte del
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escudo de Barcelona y de muchas otras ciudades y pueblos.
En mis libros Las nubes del engaño y El muñeco humano aporto más intervenciones de este caballero que defiende a cris�anos contra moros ayudando a Jaime I el Conquistador en la conquista de Mallorca, y a los alcoyanos en la defensa de su ciudad, amén de otros casos similares, en que determinada aparición celeste o sobrehumana actúa en defensa de determinado bando de la lucha, en dis�ntos lugares y épocas.