Biografía del Libertador Simón Bolívar , o la Independencia de la América del Sud - Reseña Histórica - Biográfica by L. C. - HTML preview

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CAPITULO PRIMERO

Introduccion.—Causas que influyeron en la sublevacion de la América delSud.—Llegada de unos confinados á presidio.—Primeros movimientosrevolucionarios de Venezuela.—Picton.—Publicidad de los futurosacontecimientos.—Carbonell y Rico.—Medidas represivas.—Expatriacionesy encarcelamientos.—

Vasconcelos.—Actos con que se inauguraba en elmando.—Sus efectos.—Gestiones patrióticas.—

Miranda.—Bolívar, sujuventud, su regreso á Europa.

Entre las nobles y dignas figuras que en el glorioso cuadro de laindependencia se destacan majestuosamente durante la revolucion quedió la libertad á las antiguas colonias españolas de la América Centraly de la América del Sud, la del esforzado caraqueño Simon Bolívar seencuentra en primera línea al lado de las de Miranda, San Martin y Sucre,orlada de inmortal auréola.

El ejemplo de los Estados-Unidos del Norte influyó de una maneraextraordinaria en el porvenir de los pueblos Sud-americanos, que desdemuy atrás venian experimentando la tiránica opresion de los vireyesespañoles, y el eco del santo grito de emancipacion dado por Washingtonen las márgenes del Potomac, poderoso á despertar el entusiasmo patrio,resonó en las del Magdalena, el Orinoco y el Plata, conmoviendo tambienel corazon de los Andes.

Corria el año 1796, cuando en el puerto de la Guaira, remitidos desdeEspaña, desembarcaron Manuel Cortés Campomanes, José Laz, SebastianAndrés y Juan Bautista Picornell con destino á los presidios de América,como cabezas de cierta conspiracion, cuyo fin era dar á la monarquiaespañola una forma democrática despues de derribar el trono de CárlosIV, rey incapaz de alcanzarse por sus actos el buen nombre con que suantecesor habla bajado al sepulcro.

Iniciados estos hombres, como la mayor parte de los españoles ilustradosde su tiempo, en las doctrinas propaladas por la revolucion francesa, seanunciaron desde luego con el carácter de mártires de la causarepublicana, dando pábulo por medio de sus sencillos y fácilesprincipios políticos al entusiasmo liberal que habia principiado ágerminarse en el ánimo fogoso de la juventud.

Conspirábase ya en favor de las nuevas ideas, cuando Sir Tomás Picton,gobernador inglés de la isla de la Trinidad, recibió un despacho en elcual su gobierno le encargaba favoreciese la causa de la independenciaamericana; pues por aquel entonces, rotas las buenas relaciones entreEspaña é Inglaterra, ésta buscaba todos los medios hábiles de hacer laguerra á aquella, y el mencionado despacho, impreso de órden de Picton,circuló con gran rapidez entre todos los venezolanos.

Esta determinacion del gobernador inglés tenia lugar el 26 de Junio, ycerca un año mas tarde, el 4 de igual mes de 1797, los conspiradoresresolvian dar libertad á los encarcelados para que fuesen á buscarauxilios extranjeros, y facilitaban la evasion de todos ellos menos Laz,que habia sido ya remitido á su presidio hacia algun tiempo, sin queeste hecho diese lugar por parte del gobierno á otra cosa que á algunaspobres é infructuosas averiguaciones.

La gestion de aquellos hombres decididos en contra del gobierno que loshabia expatriado, poniendo entre ellos y su suelo natural la inmensidadde los mares, fué bastante activa y produjo algunos buenos resultados,disponiendo favorablemente los ánimos de los americanos residentes enEuropa á la causa de las libertades patrias.

Casi todos los habitantes de la Guaira sabian que por el mes de Enero de1798 un grande acontecimiento tendria lugar en el pais, y hablaban desus planes con poca reserva y sobrado calor.

Era por entonces capitan general Don Pedro Carbonell, en cuyas manosvino la casualidad á poner el hilo de la trama, ó mas bien que lacasualidad la poca discrecion de un comerciante de Carácas, llamado DonManuel Montesinos y Rico, quien deseoso de hacer prosélitos se franqueóá su barbero, mancebo timorato y de pocas luces. Este, despues de haberdescubierto el secreto á otros jóvenes de su clase, y previo acuerdo detodos, fué á consultar el caso con un sacerdote amigo suyo llamado DonDomingo Lander. Por boca de este y de otro clérigo llegó á oidos delprovisor, quien lo notició al capitan general.

Preso Rico y ocupados sus papeles, ofreció Carbonell á los conjurados elperdon y olvido de su delito, siempre que se presentasen en ciertotérmino ante su autoridad. Semejante medida produjo grande alarma entretodos los iniciados, despertando en sus ánimos el temor de versedenunciados unos á otros, y corrieron de tropel á ponerse en manos delas autoridades, con la inocente credulidad de hombres novicios en elarte de conspirar.

Pronto las cárceles se vieron atestadas de venezolanos honrados ylaboriosos. Aun no habia corrido un mes desde la denuncia, cuando ya seoficiaba á la Córte de España diciéndole: "que á excepcion de dos, quehabian buscado amparo en las colonias extranjeras, los demás cómplicesse hallaban presos." Don Manuel Grial, capitan retirado y Don José MariaEspaña eran los referidos prófugos.

Pero en vez de perdonar y olvidar, conforme á la promesa, en Agosto delmismo año ordenaba la Audiencia que los detenidos fuesen desterrados áperpetuidad y trasladados unos á la metrópoli y otros á Puerto-Rico.

Algunos meses despues, el capitan general era reemplazado por Don Manuelde Guevara Vasconcelos, quien haciendo un uso inhumano de las ámpliasfacultades de que iba investido, condenó á ser ahorcados ydescuartizados á seis de los principales conspiradores. Este inicuo éinjusto proceder exacerbó al pueblo venezolano, tanto mas cuanto que lospromovedores de la conspiracion, Sebastian Andrés y José Laz, á pesar desu mayor delito por esta circunstancia y la de ser reincidentes nomerecieron otra pena que la de reclusion en las provincias de Panamá yPuerto-Cabello.

Asi inauguraba Guevara su entrada en el mando y la del año 1799, en cuyomes de Abril fué apresado Don José Maria España, á quien su malaestrella trajo desde la Trinidad á la Guaira en busca de su esposa; latierna solicitud de esta no bastó á tenerle bien oculto ni defendidocontra las pesquisas de los agentes del gobierno. El 8 de Marzo, estoes, á los nueve dias de su captura, sufrió el desgraciado la pena dehorca y su cabeza, dentro de una jaula de hierro, estuvo expuesta alpúblico en la Guaira, mientras sus mutilados miembros fuerondistribuidos entre varios pueblos y fijados en escarpias al borde delos caminos.

Pero semejantes medidas de terror solo servian para enconar mas y maslos ánimos y excitar el ódio y general descontento de un pueblo digno demejor suerte, tratado con tan cruel manera, como el mas abyecto delos esclavos.

Asi cerraban los desaciertos de España el siglo XVIII, contribuyendo nopoco de este modo á acelerar la emancipacion de Venezuela y la de todaslas otras colonias, cuyos clamores, llevados á Europa por algunos de susmas decididos patriotas, solicitaban de Francia é Inglaterra losnecesarios socorros para emprender la obra santa de su independencia ytratar de sacudir para siempre el pesado, el ominoso yugo ejercido allidesde hacia tres siglos por los españoles con menoscabo, injusticia yfragrante impunidad de los sagrados derechos naturales de aquellos quellevaban su sangre, de aquellos cuyo sudor y afanes no eran aunbastantes á alimentar su insaciable codicia.

Entre los celosos gestores de la mas noble de las causas figuraban elperuano Don José Caro, el granadino Don Antonio Nariño y, con sus vastasrelaciones y gran nombre europeo, el caraqueño Don Francisco Miranda.Llenos todos tres de ardiente patriotismo, todos tres animados delmejor deseo, ponian en juego cuantos medios estaban á su mano paraconcertar en el antiguo continente la manera de cambiar la faz políticade su pais, dándole un gobierno independiente y republicano que guiaselos pueblos á la prosperidad y adelantos que el movimiento general de laépoca y la riqueza de la América reclamaban.

Tal era la situacion de Venezuela al perderse en la inmensidad de lostiempos el siglo último, siglo que, al engendrar un Napoleon y unWashington, hizo participe de una chispa de su génio revolucionario alhombre que mas tarde habia de merecer el glorioso nombre de Libertadorde su pais

, y cuyos altos hechos vendrian á inmortalizar el cincel, elbronce y la pluma. Simon Bolívar pisaba los umbrales de la vida en laciudad de Carácas el dia 24 de Julio de 1783. Nacia adornado de lostalentos y dotes necesarias para consumar la obra de la independenciadel Sud de América, y á ser el reparador de la injusticia que loshombres de otro tiempo habian inferido al intrépido y sábio descubridordel Nuevo Mundo, intentando, con la mas noble elevacion del espiritu almismo tiempo que exponia su vida en los campos de batalla, perpetuar elrecuerdo de Colon en la Confederacion que se esforzó en constituir bajoel título de

Colombia

.

Este probo, inteligente, noble, infatigable y decidido patriota, tuvo ladesgracia de perder sus padres en la mas tierna edad. Estos fueron JuanVicente y Maria de la Concepcion Palacios. Su afecto filial, falto deobjetos tan queridos, rebosaba en su pecho y le consagró lodo entero ásu patria, única madre que el cielo le habia conservado y por la cualmas tarde sacrificaba gustoso su sangre y su fortuna.

Diez años contaba apenas cuando pasó á Europa con la mira de completarsu educacion y perfeccionarse en la carrera de las armas, hácia la cualle llamaba su natural inclinacion, sobreescitada por el mas ardienteamor de gloria. ¿Qué otra aspiracion mas digna y santa podia acariciarun corazon huérfano y un corazon sensible como el suyo?

Despues de haber viajado por Francia é Italia, donde las ideas liberalesy de progreso prestaron á las suyas el calor y solidez que mas tardehabian de producir la independencia de su pais natal, y á poco de haberbuscado entro los brazos de una esposa en la córte de España el amor dela familia, se trasladó á Venezuela. Aqui, trascurridos pocos meses, lacompañera que habia elegido pasó á mejor vida, dejándole de nuevo en laantigua soledad y lleno de tristeza.

Entonces, por segunda vez, se encaminó hácia el Continente Europeo ypresenció la coronacion de Napoleon I, de cuyo génio militar y políticoera apasionado admirador, y cuatro años despues vibraba en sus oidos elgrito de

independencia ó muerte

dado por los españoles al lanzarse alcampo para estorbar por medio de las armas el poderoso vuelo de laságuilas invasoras.