Comedias: El Remedio en la Desdicha: El Mejor Alcalde, El Rey by Lope de Vega - HTML preview

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TELL.

¿Cómo

os

llamáis?

LEONOR.

Yo,

Leonor.

PELAYO.

¡Cómo

pescuda

por

ellas,[114]

Y

por

los

zagales

no!

Pelayo,

señor,

soy

yo.

D.

TELL.

¿Sois

algo

de

alguna

dellas?

PELAYO.

Sí,

señor,

el

porquerizo.

D.

TELL.

Marido,

digo,

o

hermano.

NUÑO.

¡Qué

necio

estás!

SANCHO.

¡Qué

villano!

PELAYO.

Así

mi

madre

me

hizo.

SANCHO.

La

novia

y

madrina

vienen.

Salen

FELICIANA

y

ELVIRA.

FELIC.

Hermano,

hacedles

favores,

Y

dichosos

los

señores

Que

tales

vasallos

tienen.

D.

TELL.

Por

Dios,

que

tenéis

razón.

¡Hermosa

moza!

FELIC.

Y

gallarda.

ELVIRA.

La

vergüenza

me

acobarda

Como

primera

ocasión.

Nunca

vi

vuestra

grandeza.

NUÑO.

Siéntense

sus

señorías:[115]

Las

sillas

son

como

mías.

D.

TELL.

No

he

visto

mayor

belleza.

¡Qué

divina

perfección!

Corta

ha

sido

su

alabanza.

¡Dichosa

aquella

esperanza[116]

Que

espera

tal

posesión!

FELIC.

Dad

licencia

que

se

siente

Sancho.

D.

TELL.

Sentaos.

SANCHO.

No,

señor.

D.

TELL.

Sentaos.

SANCHO.

Yo

tanto

favor,

Y

mi

señora

presente.

FELIC.

Junto

a

la

novia

os

sentad;

No

hay

quien

el

puesto

os

empida.

D.

TELL.

No

esperé

ver

en

mi

vida

Tan

peregrina

beldad.

PELAYO.

Y

yo,

¿adónde

he

de

sentarme?

NUÑO.

Allá

en

la

caballeriza

la

fiesta

solenniza.

D.

TELL.

¡Por

Dios

que

siento

abrasarme!—

¿Cómo

la

novia

se

llama?

PELAYO.

Pelayo,

señor.

NUÑO.

¿No

quieres

Callar?

Habla

a

las

mujeres,

Y

cuéntaste

por

dama.

Elvira

es,

señor,

su

nombre.

D.

TELL.

Por

Dios

que

es

hermosa

Elvira,

Y

digna,

aunque

serlo

admira,

De

novio

tan

gentilhombre.

NUÑO.

Zagalas,

regocijad

La

boda.

D.

TELL.

¡Rara

hermosura!

NUÑO.

En

tanto

que

viene

el

cura,

A

vuestra

usanza

bailad.

JUANA.

El

cura

ha

venido

ya.

D.

TELL.

Pues

decid

que

no

entre

el

cura.—

Que

tan

divina

hermosura

Robándome

el

alma

está.

SANCHO.

¿Por

qué,

señor?

D.

TELL.

Porque

quiero,

Después

que

os

he

conocido,

Honraros

más.

SANCHO.

Yo

no

pido

Más

honras,

ni

las

espero,

Que

casarme

con

mi

Elvira.

D.

TELL.

Mañana

será

mejor.

SANCHO.

No

me

dilates,

señor,

Tanto

bien;

mis

ansias

mira,

Y

que

desde

aquí

a

mañana

Puede

un

pequeño

accidente

Quitarme

el

bien

que

presente

La

posesión

tiene

llana.

Si

sabios

dicen

verdades,

Bien

dijo

aquel

que

decía

Que

era

el

sol

el

que

traía

Al

mundo

las

novedades.

¿Qué

yo

lo

que

traerá

Del

otro

mundo

mañana?

D.

TELL.

¡Qué

condición

tan

villana!

¡Qué

puesto

en

su

gusto

está![117]

Quiérole

honrar

y

hacer

fiesta,

Y

el

muy

necio,

hermana

mía,

En

tu

presencia

porfía

Con

voluntad

poco

honesta.—

Llévala,

Nuño,

y

descansa

Esta

noche.

NUÑO.

Haré

tu

gusto.

Vanse

TELLO,

FELICIANA

y

CELIO.

Esto

no

parece

justo.

¿De

qué

don

Tello

se

cansa?

ELVIRA.

Yo

no

quiero

responder

Por

no

mostrar

liviandad.

NUÑO.

No

entiendo

su

voluntad

Ni

lo

que

pretende

hacer:

Es

señor.

Ya

me

ha

pesado

De

que

haya

venido

aquí.

Vase.

SANCHO.

Harto

más

me

pesa

a

mí,

Aunque

lo

he

disimulado.

PELAYO.

¿No

hay

boda

esta

noche?

JUANA.

No.

PELAYO.

¿Por

qué?

JUANA.

No

quiere

don

Tello.

PELAYO.

Pues

don

Tello,

¿puede

hacello?

JUANA.

Claro

está,

pues

lo

mandó.

Vase.

PELAYO.

Pues

antes

que

entrase

el

cura

Mos

ha

puesto

impedimento.[118]

Vase.

SANCHO.

Oye,

Elvira.

ELVIRA.

¡Ay,

Sancho!

Siento

Que

tengo

poca

ventura.

SANCHO.

¿Qué

quiere

el

señor

hacer,

Que

a

mañana

lo

difiere?

ELVIRA.

Yo

no

entiendo

lo

que

quiere,

Pero

debe

de

querer.

SANCHO.

¿Es

posible

que

me

quita

Esta

noche?

¡ay,

bellos

ojos!

¡Tuviesen

paz

los

enojos[119]

Que

airado

me

solicita!

ELVIRA.

Ya

eres,

Sancho,

mi

marido:

Ven

esta

noche

a

mi

puerta.

SANCHO.

¿Tendrásla,

mi

bien,

abierta?

ELVIRA.

¡Pues

no!

SANCHO.

Mi

remedio

ha

sido;

Que

si

no,

yo

me

matara.

ELVIRA.

También

me

matara

yo.

SANCHO.

El

cura

llegó

y

no

entró.

ELVIRA.

No

quiso

que

el

cura

entrara.

SANCHO.

Pero

si

te

persuades

A

abrirme,

será

mejor;

Que

no

es

mal

cura

el

amor

Para

sanar

voluntades.

Vanse, y salen DON TELLO y criados con mascarillas.

D.

TELL.

Muy

bien

me

habéis

entendido.

CELIO.

Para

entenderte,

no

creo

Que

es

menester,

gran

señor,

Muy

sutil

entendimiento.

D.

TELL.

Entrad,

pues,

que

estarán

solos

La

hermosa

Elvira

y

el

viejo.

CELIO.

Toda

la

gente

se

fué

Con

notable

descontento

De

ver

dilatar

la

boda.

D.

TELL.

Yo

tomé,

Celio,

el

consejo

Primero

que

amor

me

dió,

Que

era

infamia

de

mis

celos

Dejar

gozar

a

un

villano

La

hermosura

que

deseo.

Después

que

della

me

canse,

Podrá

ese

rústico

necio

Casarse;

que

yo

daré

Ganado,

hacienda

y

dinero

Con

que

viva,

que

es

arbitrio

De

muchos,

como

lo

vemos

En

el

mundo.

Finalmente,

Yo

soy

poderoso,

y

quiero,

Pues

este

hombre

no

es

casado,

Valerme

de

lo

que

puedo.

Las

máscaras

os

poned.

CELIO.

¿Llamaremos?

D.

TELL.

Sí.

Llaman,

y

sale

ELVIRA

al

paño.

CRIADO.

Ya

abrieron.

ELVIRA.

Entra,

Sancho

de

mi

vida.

CELIO.

¿Elvira?

ELVIRA.

Sí.

CRIADO.

¡Buen

encuentro!

Llévanla.

ELVIRA.

¿No

eres

tú,

Sancho?

¡Ay

de

mí!

¡Padre!

¡Señor!

¡Nuño!

¡Cielos!

¡Que

me

roban,

que

me

llevan!

D.

TELL.

Caminad

ya.

Dentro.

NUÑO.

¿Qué

es

aquesto?

ELVIRA.

¡Padre!

D.

TELL.

Tápala

esa

boca.

NUÑO.

¡Hija,

ya

te

oigo

y

te

veo!

Pero

mis

caducos

años

Y

mi

desmayado

esfuerzo,

¿Qué

podrán

contra

la

fuerza

De

un

poderoso

mancebo,

Que

ya

presumo

quién

es?

Salen

SANCHO

y

PELAYO,

de

noche.

SANCHO.

Voces

parece

que

siento

En

el

valle,

hacia

la

casa

Del

señor.

PELAYO.

Habremos

quedo:[120]

No

mos

sientan

los

criados.

SANCHO.

Advierte

que

estando

dentro

No

te

has

de

dormir.

PELAYO.

No

haré.[121]

Que

ya

me

conoce

el

sueño.

SANCHO.

Yo

saldré

cuando

del

alba

Pida

albricias

el

lucero;

Mas

no

me

las

pida

a

mí,

Si

me

ha

de

quitar

mi

cielo.

PELAYO.

¿Sabes

qué

pareceré

Mientras

estás

allá

dentro?

Mula

de

doctor,