Descripción Geografica, Histórica y Estadística de Bolivia -Tomo 1 by Alcides de Orbigny - HTML preview

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SAN-PEDRO.

Esta mision se encuentra situada en una llanura bastante elevada,cubierta en parte de bañados, que dan orígen á los dos primerostributarios del Machupo, el rio Tamucu y el rio de San-Juan. Losactuales edificios de esta poblacion no son sino provisorios y nadatienen de notable.

Los Jesuitas descubrieron en 1693 la nacion de los Canichanas[1], quehabitaba entónces los bordes del Mamoré y del Machupo. Tres añosdespues, reuniéronse espontáneamente sus naturales para edificar unpueblo, llamando á los religiosos que vinieron á convertirlos alcristianismo. Se ha dicho que eran antropófagos y que continuamentehacian guerra encarnizada á las Cayuvavas y á los Itonamas, para quienesson todavía un objeto de temores tradicionales. Establecieron losJesuitas la mision de San-Pedro en el sitio donde hoy se descubren susruinas: su posicion central la hizo ser bien pronto capital de laprovincia; y concentrando en ella los misionero todos sus tesoros y susgrandezas, San-Pedro llegó á rivalizar, por sus monumentos, por elnúmero de sus estatuas de santos, por las alhajas con que resplandecianlas imágenes de la Virgen y del niño Jesus, por las chapas de plata queadornaban sus altares, y sobre todo, por las ricas esculturas en maderade su iglesia, no solamente con las catedrales de Europa, sino tambiencon los suntuosos templos del Perú. Cuando la mision fué encomendada álos curas en 1767 despues de la espulsion de los Jesuitas seinventariaron ochenta arrobas de plata maciza.

[Nota 1: Véase al P. Eguiluz, págs. 54 y 56, quien los llama

Canicianas

.]

Bajo la direccion de los curas, y mas tarde de los gobernadores, laiglesia de San-Pedro fué perdiendo poco á poco su esplendor: otro tantosucedió bajo el régimen de los administradores. En la guerra de laindependencia víose despojada todavía de una parte de sus riquezas parasostener al ejército español mandado por Aguilera, quien hizo sacar deella veinticinco arrobas de plata.

En 1820, esta mision fué, como ya se dijo, el teatro de una pequeñarevolucion, ocasionada por la muerte que con su propia mano dió elgobernador al cacique Marasa, y cuyas consecuencias fueron el incendiodel colegio y la total destruccion de los preciosos archivos de laprovincia. Algun tiempo despues, transferida su poblacion al lugar dondeactualmente se encuentra, se instaló provisariamente en casuchasconstruidas al efecto. El haber dejado de ser capital, despues de lamuerte de Marasa, para ceder este rango á Trinidad, tantísimasdilapidaciones, y sobre lodo, el cambio de local, han reducido á estamision á la mas lastimosa miseria, siendo indudablemente hoy en dia lamas pobre de todas. Sus habitantes que se hallan cuasi desnudos ycarecen hasta de víveres, se ven obligados á robar; por lo que sontemidos de sus vecinos, cuyos campos devastan y saquean sin hallar quienponga obstáculo á sus rapiñas. Finalmente la industria de este canton sereduce á muy poca cosa, aunque, desde el tiempo de los Jesuitas, se hanreservado sus naturales la fundicion de campanas y de calderas.

Los indios canichanas, moradores de San-Pedro, que alcanzan hoy en diaal número de mil novecientos treinta y nueve, se asemejan en todo á losindios tobas del Gran-Chaco, y algunas de sus costumbres son enteramenteidénticas. Su exesiva indigencia, haciéndoles arrostrar á veces losmayores peligros, los induce á salir á la caza de tigres, con cuya carnese alimentan: con este mismo fin persiguen cruelmente á los caimanes.Para apoderarse de uno de estos animales, se echa un indio al agua,nadando con un solo brazo y llevando con el otro una vara bastantelarga, en cuyo remate va fijada la estremidad de un lazo de cuero:acercándose luego muy pausadamente al feroz reptil, que se mantieneinmóvil y con los ojos fijos en su presa, procura envolverle el lazoalrededor del cuello; si logra su intento, los indios que están en laorilla teniendo la otra punta del lazo, tiran inmediatamente de él parasacar al animal á tierra; pero si se yerra el golpe, no le queda alcazador otro recurso de salvacion que perseguir al caiman, echándoseleresueltamente encima, para asustarlo y tener tiempo de ganar la orillamientras él se zambulle. Hay otros que cazan el mismo animal con un palocorto, y puntiagudo en ámbas estremidades, en medio del cual estáamarrado el lazo: armados dé este modo salen al encuentro del caiman,que abre su horrenda boca para tragar el brazo del nadador, quienaprovechando de este movimiento introduce perpendicularmente su palo,quedando este clavado en las quijadas que cierra vorazmente el animal.En seguida lo sacan á tierra tirando del lazo. Esta caza es sumamentepeligrosa, y raro es el año en que no ocasione algunas muertes.

Todas las esculturas de la antigua iglesia de los Jesuitas se conservanamontonadas en un galpon. Hay, entre varios otros objetos, un púlpito yun confesonario todavía enteros, y cuya profusion y riqueza deesculturas los harian distinguir ciertamente como bellísimos adornos enlos templos mas notables. Es pues muy sensible que se dejen así perderestas ricas producciones del arte, en vez de hacerlas trasportar á lasgrandes poblaciones, en cuyas catedrales hallarian muy apropiadacolocacion. La iglesia actual de San-Pedro, edificada tambienprovisoriamente, está recargada con demasía de imágenes de santos y deornamentos de plata: se notan empero, entre estos objetos, muchasestatuas de madera, trabajadas en Italia por los mejores maestros delsiglo pasado.

Camino de San-Pedro á San-Ramon.

Hay de veintiocho á treinta leguas, hácia el nornordeste, de la misionde San-Pedro á la de San-Ramon, distancia que en tiempo seco se recorreá caballo, tomando la ribera izquierda del Machupo para no tener queatravesar sus innumerables tributarios orientales. Se han colocado detrecho en trecho, sobre todo el largo de este camino, barracas donde sedetienen á descansar los viageros.

En la estacion de lluvias, ó cuando se llevan mercancias, se baja por elrio de San-Juan, que se encamina al nornordeste, cruzando las llanuras yrecibiendo sucesivamente por el este los rios de Moocho, de Cocharca, deMolino, y en fin el Machupo que le da su nombre. Siguiendo adelanterecibe tambien por el mismo lado, cerca de San-Ramon, el randal del rioChananoca, y ensanchándose tanto como el rio Blanco, lleva su curso poren medio de coposos y altos arbolados. En todo tiempo seria navegableeste rio, hasta mas arriba de San-Ramon, para embarcaciones de vapor;pero en la estacion lluviosa, solamente hasta San-Pedro.

Camino de San-Pedro á Santa-Ana.

Hay veinticinco leguas, en línea recta al nordeste, de San-Pedro áSanta-Ana; mas, como allí generalmente se viaja en canoas, los numerososgiros del Mamoré hacen doble la distancia, por cuya razon es menesteremplear en este tránsito dos dias cuando se anda rio abajo, y tres ócuatro cuando se tiene que subir. Saliendo de San-Pedro, se camina háciael este como una legua de llanuras hasta pasar por un puente el arroyode Tamucu, no léjos del cual se encuentra el puerto en un bañadobastante grande, sobre cuyos bordes aparece la casucha del guarda: seandan todavía tres cuartos de legua, cruzando por este bañado hasta quese presenta el Mamoré, el cual se costea hasta la embocadura del rioTijamuchi, situado sobre la ribera izquierda. Este rio, que baja de lascordilleras, tiene como cien varas de ancho y es bastante profundo;circunstancias que lo hacen navegable en todo tiempo hasta para losbarcos de vapor. Por ser su giro demasiado tortuoso, se emplean cinco óseis dias para subir por él hasta San-Ignacio. Algo mas abajo de laembocadura del Tijamuchi, forma el Mamoré un gran recodo, fácil deevitar entrando en un bañado que se presenta sobre la orilla izquierda,y cuyas aguas, casi siempre corrompidas en algunos parages, causanfiebres intermitentes, al paso que ostentan en algunos otros, numerososgrupos de la magnífica planta llamada victoria. A pocas leguas de allí,divídese el Mamoré en tres brazos, que forman islas anegadas, por entrelas cuales se transita con muchísima dificultad, tropezando con árbolesflotantes, arrancados por las corrientes. Algo mas adelante, se pasa poren frente de la arruinada mision de San-Pedro, de la cual no hanquedado mas vestigios que algunos cacahuales. Ya no presentan lasorillas del Mamoré en este punto, esa belleza salvage tan notable cercade la confluencia del rio Iténes. Aparece luego por el este, á unadistancia bastante grande, mas abajo de los tres brazos del Mamoré, laembocadura del rio Aperé, apartado como una jornada de navegacion de sutributario el rio de San-José: ámbos rios son navegables para barcos dealguna carga, hasta el pié de las montañas. Por el mismo lado desembocatres ó cuatro leguas mas abajo el rio Yacuma, tambien navegable como losanteriores, y cuyo profundo álveo tiene como de setenta á ochenta varasde ancho; sus márgenes, guarnecidas de matorrales, no contrastannotablemente con las llanuras circunvecinas, que se hallan cuasidesnudas de boscage: tres cuartos de legua mas adelante, se llega á laconfluencia del rio Rapulo, el que no por ser mas angosto deja deofrecer las mismas facilidades para la navegacion, pues en tiempo de losJesuitas se subia por él hasta la mision de San-Borja. Finalmente unpoco mas arriba de dicha confluencia, se presenta la mision deSanta-Ana, situada entre estos dos últimos rios, un cuarto de leguadistante del Yacuma.

SANTA-ANA.

En 1700, cuando los Jesuitas fundaban la mision de reyes, no léjos delrio Beni, creyeron conveniente formar al mismo tiempo la de Santa-Ana,para fomentar en lo posible la navegacion de aquel rio. Esta mision,poblada por la nacion movima, tuvo su asiento una legua mas al oeste delsitio que actualmente ocupa; y fué transferida, so varios pretextos, entiempo de los gobernadores españoles. Al verla tal cuales hoy dia, desdeluego se conoce que no ha sido obra de los Jesuitas: empero, á pesar desu colocacion en medio de una llanura, y de la temporaria inundacion desus contornos, nada tiene de insalubre. Las casas de los indígenas estánen desórden, y la puerta de la iglesia en vez de dar sobre la plaza,mira hácia el campo.

La industria se encuentra muy poco adelantada; ylos terrenos de cultivo están confinados en el interior de algunosbosquecillos, sobre las riberas del Rapulo y del Yacuma; posee sinembargo esta mision hermosos establecimientos para la cria de ganados.Sus habitantes, que en 1831 ascendian á mil ciento cincuenta y seis, sonmuy notables por sus hermosas proporciones: la vigorosa corpulencia delas mugeres y hasta sus facciones, aun en la juventud, nada tienen defemenino. Entre tanto, el carácter de los Movimas es apreciabilísimo porsu bondad y mansedumbre, calidades que llevan pintadas en el semblantecon signos inequívocos.

La pobreza de los trages de las mugeres pone en manifiesto la grandemiseria de esta mision, donde son rarísimos los terrenos propios para elcultivo del algodon; así es que se ven obligados sus moradores áprocurarse tegidos de lana venidos de Cochabamba para confeccionar sus tipois

.

Todavía subsisten algunas supersticiones entre estos indios: cuandoenviudan, por ejemplo, creen que hallarán la muerte si van á la caza deltigre, y que se cubrirán de lepra si matan una vivora. Cuéntanse allícomo once mil cuatrocientas once cabezas de ganado vacuno,pertenecientes al Estado, y tres mil ochocientos cinco caballos.

El rio Yacuma abunda en palometas, pescado de forma ancha y algo chata,esmaltado de colores amarillos muy vivos, y cuyos dientes triangulares ycortantes atemorizan á los indios, que no por ello dejan de tentar lapesca con anzuelos fijados en la punta de un alambre. Desde los tiemposmas remotos, los dientes de la palometa han sido las tigeras de losindígenas de aquellas regiones, y aun se sirven de ellos los tejedorespara recortar los hilos[1].

[Nota 1: Véase la lám. 5, fig. 2.]

Camino de Santa-Ana á Exaltacion.

Exaltacion queda al norte de Santa-Ana, distante como quince leguas. Enla estacion de seca este camino se hace atravesando la llanura ácaballo; pero en la época de lluvias es menester bajar en canoa por elrio Yacuma hasta su entrada en el Mamoré, el cual, muy tortuoso en estepunto, enseña sobre sus hermosas riberas infinidad de lagos y bañados,por los cuales se suele pasar para abreviar el camino evitando losrodeos: se llega por último al trapiche de Exaltacion que está unido pormedio de un foso al bañado del puerto. Es menester emplear un dia parahacer este tránsito, y dos cuando se sube de Exaltacion á Santa-Ana.

Camino de Santa-Ana á Reyes.

Para ir á Reyes, se tiene precisamente que pasar por Santa-Ana, de dondese cuentan doce dias de camino, en direccion al oeste. En la estacionseca y cuando se viaja sin equipage, se va por tierra, atravesando ácaballo como setenta leguas por llanadas magníficas, pobladas de ganadossalvages; mas en tiempo de lluvias, ó cuando se llevan mercancias, sesube en canoas el rio Yacuma, hasta encontrar sus primeros tributarios;desde cuyo punto solo faltan ocho leguas de tránsito por la llanura paraponerse en Reyes.

REYES.

Esta mision, una de las últimas que establecieron los Jesuitas, estásituada en una espaciosa llanura, distante algunas leguas del rio Beni,y diez y ocho al este de Isiamas, canton de la provincia de Caupolican.Sus moradores, oriundos de la nacion de los Maropas, tienen el rostroafeminado, bastante regular y muy semejante al de los Mocetenes. Estosindios mascan la coca; y llevan una camiseta mas corta que la de losMoxos.

En 1830 su poblacion constaba de mil y una almas; y poseia la misionsiete mil setecientas veintidos cabezas de ganado vacuno, miltrescientos noventa y nueve caballos y veintitres cerdos. Susalrededores abundan en ganados salvages que seria muy fácil domesticar.

EXALTACION DE LA CRUZ.

Esta mision, que fué fundada por los Jesuitas con los indiosCayuvavas[1], habitantes de las riberas del Mamoré, aun no existia en1696. Edificada sobre una llanura y en medio de bañados, se ve ácubierto contra las avenidas del Mamoré por un dique circular quehicieron construir aquellos misioneros. La plaza, con sus palmeras, suscapillas y las casas de los jueces, se parece á las de las otrasmisiones. La iglesia, construida en el estilo de la edad media, estállena de ornamentos y esculturas del mejor gusto, y sus paredes, hechasde adobe, se ven adornadas con pinturas. El colegio que tiene un pisoalto, no puede estar mejor distribuido.

Los Jesuitas habian trazadosobre las paredes de este edificio el mapa muy detallado de laprovincia, que debieron ellos conocer perfectamente; pero años ha que elcapricho de un administrador hizo desaparecer este monumento precioso,para que ocupasen su lugar caricaturas groseras, ó la representacion,copiada de grabados europeos, de la caza del jabalí y del ciervo.Exaltacion de la Cruz es, por los productos de su industria, una de lasmas ricas misiones; sus tegidos son excelentes, y su cacao no cede acasoen calidad á ningún otro.

[Nota 1: El P. Eguiluz,

Relacion de la mision apostólica de los Moxos

,págs. 35 y 37, cita esta nacion, como la única salvage en 1696.]

Los indios cayuvavas que pueblan esta mision, son sin réplica losmejores hombres de la provincia, tanto por la franqueza que loscaracteriza, como por su sobriedad y amor al trabajo. Sus facciones sonregulares, y sus cuerpos robustos. Remeros infatigables, sus pilotos sonlos mejores prácticos del pais. Entusiastas y atrevidos no dejan por esode ser circunspectos, respetuosos, dóciles y de una complacenciaestremada. Han conservado entretanto algunas supersticiones de su estadoprimitivo, las que se advierten principalmente entre los hombresencargados de cuidar el ganado: así, por ejemplo, cuando un Cayuvavasabe que su muger se encuentra en cierto estado de salud, nunca monta ácaballo, ya sea por temor de dar una caida, ya sea por no comprometer elestado de la enferma. Los que enviudan se encierran durante un mes, yrenuncian á montar á caballo miéntras permanecen viudos, temerosos deespantar al ganado.

En 1830, la poblacion indígena de Exaltacion ascendia á dos mil setentay cinco almas, y estaba dividida en ocho secciones: los

Maisimaees

,los

Maidebochoquees

, los

Maidepurupiñees

, los

Mairoañas

, los

Maiauquees

, los

Maidijibobos

, los

Maimajuyas

y los

Maimorasoyas

.El ganado vacuno llegaba, en el citado año, al número de once mil cientoseis, y el caballar á quinientas veintiseis cabezas.

Una calzada de un cuarto de legua conduce de la mision al puerto,especie de bañado en donde se ven amarradas las canoas, confiadas á lavigilancia de una familia indígena. Este es el parage donde van tambiená bañarse diariamente los indios y las indias, seguros de no sermolestados por los caimanes.

En virtud de sus antiguas supersticiones, toda vez que estos naturalessalen salvos de algun peligro, echan á tierra un espiga de maiz, comopara dar gracias á la providencia de haberlos favorecido con suproteccion.

SAN-RAMON.

La mision de este nombre fué fundada en 1792 por órden delgobernador Zamora, con el sobrante de la poblacion itonama deSanta-María-Magdalena: el pueblo, edificado á imitacion de las misionesde los Jesuitas, pero sin ornamentos, ocupa una posicion deliciosa,estendiéndose sobre un terreno sólido, lleno de hidrato de hierro, ybastante elevado para estar siempre á cubierto contra las avenidas delrio Machupo, que pasa no muy léjos de allí. En sus cercanías se venalgunos plantíos de bananos, mientras que las otras partes cultivadasestán algo distantes, sobre todo, la perteneciente á los indios, que seavecina mas bien al rio Iténes. La industria de esta poblacion no sediferencia en nada de la de Magdalena.

A distancia de media legua del pueblo hay un hermoso lago; se ve otro deal misma naturaleza á dos leguas: tienen ámbos una forma oblonga, y sudiámetro abraza cuando mas una legua. El pescado que se saca de ellos esmuy esquisito; pero la multitud de caimanes no deja de ser un grandeestorbo para la pesca. Estos feroces anfibios son tambien muy comunes enel rio Machupo, pero el modo de darles caza es diferente del que hemosvisto empleado por los Canichanas de la mision de San-Pedro. Losmoradores de San-Ramon atan un perro á la orilla del rio, colocando pordelante de él una lazada abierta, de manera que el caiman no puedaacercársele sin entrar en ella; dispuesto de tal manera el armadijo, seocultan á poco pasos, teniendo en la mano la otra punta del lazo. A losaullidos del perro no tarda en presentarse algun caiman, mostrandoprimeramente sobre el agua las órbitas salientes de sus ojos y laestremidad del hocico: permanece desde luego algunos instantes enobservacion, y con la vista clavada en su presa; en seguida se zambullepara reaparecer sobre la orilla, donde se arrastra lentamente hácia elpobre perro, que, magnetizado por tan terrible enemigo, queda sinmovimiento, algunas veces tiembla, otras, en fin, hace los mas violentosesfuerzos para romper las cuerdas que lo sugetan, y escapar á lahorrenda boca que se abre para tragarlo. Afortunadamente sus temoresduran poco[1]; pues los indios se apresuran á tirar del lazo y arrastranal caiman, aturdido talmente de verse capturado, que ya ni siquieraintenta defenderse. Como no puede darse vuelta, acercánsele los indiospor detras, y le quitan la vida de dos ó tres hachazos. El tamañoordinario de estos reptiles es de cinco varas; pero en general sonproporcionados á la estension y anchura de los rios en donde moran.Jamas se encuentran grandes caimanes en los riachuelos, ni pequeños enlos grandes rios.

[Nota 1: Véase la lám. 6]

La poblacion de San-Ramon, totalmente itonama, se componia, en 1804, decuatro mil doscientos cinco individuos, en 1808, de cuatro mil cincuentay cinco; pero una peste de viruelas vino á destruir gran parte de ellareduciéndola á solo mil novecientos ochenta y cuatro. El pueblo estádividido en las nueve parcialidades que siguen:

Bechua, Gualane,Guachara, Iaca, Pacasnane, Muchusmo, Morochia, Guacleca y

Yaracaca

.

En 1830 se contaban allí, ocho mil trescientas cabezas de ganado vacunoy mil cuatrocientos caballos, de la propiedad del Estado. Se recogenigualmente en esta mision, el cacao, la cera, el sasafras, el algodon,y se hacen los mismos tegidos que en los otros cantones de la provincia.Sus producciones dieron al Estado, en el citado año de 1830, la cantidadde mil seiscientos noventa y cuatro pesos.

Camino de San-Ramon áMagdalena.

Para ir de San-Ramon á Magdalena, se cuentan veinticinco leguas en líneadirecta hácia el este; mas como se tienen que hacer muchos rodeos, estadistancia se aumenta de una tercera parte. En la estacion de seca setransitan á caballo las dilatadas llanuras, deteniéndose en diferentespuntos donde se han construido cabañas para hospedar á los viageros: seencuentran ademas, en este camino, varias haciendas establecidas sobrelas hermosas llanadas que separan al rio Itonama del rio Machupo. Si hade emprenderse este viage, en la citada estacion, para conducirmercancias, es menester ir embarcado, y entónces la distancia seduplica; pues hay que bajar el rio Machupo hasta su confluencia con elItonama, y subir por este en seguida hasta Magdalena, trazando un ánguloagudo.

En tiempo de lluvias este camino se abrevia, atravesando en canoa lasllanuras inundadas. Se bajan entónces por el rio Machupo como tresleguas, hasta entrar por la derecha en un arroyo, muy incómodo para lanavegacion, por estar guarnecido de árboles, entre los que es menesterabrirse paso con hacha en mano y luchando contra una corrienterapidísima: pero muy luego las ondas se aquietan, el arroyo se ensancha,sus ribazos se despejan del arbolado, viniendo por último á formar unalaguna de medio cuarto de legua de ancho y de una legua de largo. De laotra parte de esta laguna, las aguas, que se mantienen un momentoparadas, cambian de direccion; así es que en vez de proseguir aguasarriba, se sigue el curso natural de la corriente. Se advierteentretanto que el mencionado lago, cuyas ondas se encaminan por un ladoal este, en direccion al rio Huarichona, y por el otro al oeste, háciael rio Machupo, representa la altura de separacion de aquellas dosvertientes; disposicion que es muy notable. Avanzando camino, se bajantodavía cuatro leguas por el mismo arroyo, que primeramente se presentabastante ancho, y va luego angostándose cada vez mas, hasta versenuevamente guarnecido de ramages, continuando así para ir á reunirse conotro brazo. Este arroyo, que tiene el mismo nombre del rio Huarichona,es navegable solamente en tiempo de lluvias, y desagua en el rioItonama, diez leguas mas abajo del punto de su reunion con el nuevobrazo indicado, por el cual es menester subir como dos leguas,prosiguiendo el viage á Magdalena.

Los ribazos de este segundo arroyo seencuentran tambien guarnecidos, como los del anterior, de árboles taninmediatos los unos á los otros, que con dificultad se abren paso lascanoas por en medio de ellos, sobre todo, hallándose las aguas casi á laaltura de sus copas. Terminado este arroyo, se entra en una llanurainundada, navegando por ella como dos leguas, en cuyo tránsito sedescubren cerca de un bosque las chozas de parada de la travesía portierra. Despues de haber dejado atras dos boscages aislados, escentos deinundacion, se sigue bogando por la llanura en direccion alestesudeste, hasta llegar á un arroyo, llamado Chunanos, por el que sebaja hasta la primera encrucijada, atravesando dos bosquecillos cerca delos cuales aparece sumergida en el agua otra choza de alto para laestacion de seca. Hay luego que subir por otro brazo hasta desembocarnuevamente en la llanura, donde el pobre viagero tiene que pasar unajornada, espuesto á los ardores de un sol abrasador ó á los impetuososaguaceros. La inundacion general de toda esta comarca prueba el perfectonivel de sus terrenos y la ausencia total de puntos culminantes entrelas diversas corrientes: por todos lados no se ve mas que agua; perosucede muchas veces que no hay la suficiente para poder bogar, siendoentónces forzoso arrastrar las canoas. Estas llanadas están cubiertas enalgunos parages de grandes yerbas, cuyas penachos, que salen fuera delagua, sustentan unos pelotones rojizos, formados por las hormigas; lasque no pudiendo vivir sodre la tierra anegada, se agrupan de este modo,para esperar durante dos ó tres meses el retorno de la seca: mas almenor choque suelen deshacerse tales grupos, desparramándose lashormigas, cuando no en el agua, adentro de las canoas; lo cual se agregaá las otras molestias del viagero navegante.

Terminada la llanura, se baja por un arroyo hasta llegar á la estanciade San-Cárlos. Apartándose de esta, se continúa en descenso por el mismoarroyo (cuyas orillas empiezan á cubrirse desde allí de matorrales casienteramente anegados), hasta desembocar en el rio Itonama. Para ponerseen Magdalena es necesario navegar todavía cinco leguas subiendo por esterio, el cual baja con alguna rapidez hácia el noroeste, atravesando unallanura inundada y desnuda de arbolado, para ir á reunirse con elMachupo.

Camino de San-Ramon á San-Joaquin.

Este tránsito por tierra es de ocho leguas hácia el norte, y de doceyendo por el rio Machupo, cuya corriente, tortuosa y muy profunda portodas partes, se halla guarnecida de hermosos boscages: hay en este riomuchedumbre considerable de bufeos. En la estacion de seca se atraviesaá caballo la llanura sin la menor dificultad tomando la ribera izquierdadel rio.

SAN-JOAQUIN.

Esta mision fué fundada por los Jesuitas al este del rio Blanco y á unadistancia muy apartada del sitio que actualmente ocupa, en una épocaposterior á 1700. En marzo de 1796, so pretesto de que los indiosBaures, que componian su poblacion bajo el régimen de losadministradores, se veian continuamente perseguidos y robados por lossalvages, fué trasferida al lugar donde se encuentra, es decir, sobreuna ligera plataforma rodeada de bañados y situada en la riberaizquierda, á un cuarto de legua del Machupo. Los edificios provisoriosdel pueblo, al que se sube por una calzada, son de construccion sencillay de un solo piso. Por lo demás, nada tiene de notable esta mision; cuyaindustria no se diferencia de la de las otras misiones. El punto queocupa San-Joaquin está cubierto de mineral en pepitas de hierrohidratado. Los campos cultivados por cuenta del gobierno, y que seencuentran á una legua del pueblo, en el interior de un bosque, abrazanun grande espacio de terreno, donde crecen plantas llenas de vigor: elplátano, la caña-dulce, el cacao, la mandioca y el maiz son de exelenteproduccion. Como media legua distante de la mision hay una hermosalaguna que nunca está seca. Se encuentra tambien á la parte nordeste,despues de haber cruzado un pantano de una legua de ancho, un terrenoseco, muy notable por la gran cantidad de pepitas de hierro hidratadoque cubren el suelo, y de las que se podria sacar un pingüe provechopara el establecimiento de herrerías catalanas ó de altas fraguas,hallándose poblados de bosque todos sus contornos. Es muy estraño quelos Jesuitas, tan sumamente industriosos, no hayan beneficiado estasriquezas mineralógicas que habrian duplicado sus recursos, y dado unagrande impulsion al adelanto de aquellas comarcas. Estas capashorizontales y á descubierto, se estudien como dos leguas, siemprecircundadas por bosques, como si la naturaleza hubiese colocado depropósito, al lado de las minas, los medios de practicar su laboreo.

La vegetacion de las inmediaciones de San Joaquin es maravillosa. Se venen los bosques árboles gigantescos y de un follage el mas variado:distínguense allí entre los motacúes y otras plantas conocidas, unashermosas palmas, llamadas de

rosario

[1], por servir sus cocos parahacer cuentas de rosarios. Esta palmera, cuyo tronco liso y derecho estácoronado de grandes hojas graciosamente arqueadas, es sin disputa una delas mas elegantes. El suelo se ve cubierto por todas partes demagníficos helechos, en tanto que los gajos de los árboles sostienen lostallos crecidos de una especia de

Palma christi

, cuyo fruto es diezveces mayor que el de la especie ordinaria. Nótanse ademas en lasorillas de los bosques otras dos especies de palmas; la una muy elevaday que sostiene sus hojas en una sola línea repartida á los dos ladosdel tronco, formando un abanico de verde hermosísimo[2] y la otra,espinosa[3]

y de hojas semejantes, aunque mas pequeñas, á las de lapalma real de Chiquitos. Algo mas cerca de la mision, se cria un frutosilvestre de la forma de una pera, que solo se come cuando está negro demaduro: su sabor es semejante al del níspero, y sus pepitas tienen muchaanalogía con las de la pera.

[Nota 1: La

Euterpe precatoria

]

[Nota 2: La

Oenocarpea tarampabo

.];

[Nota 3: La

Mauritia armata.

]

La poblacion de San-Joaquin se componia en 1823 de setecientos sesenta yseis indios baures; pero los estragos causados en 1832 por las viruelasy el sarapion, la redujeron al número de seiscientas noventa almas. Elpueblo consta de cinco parcialidades, conocidas bajo los nombres de Paschiono, Caparebocono, Tacarano, Abeabano

y

Tocono

.

El ganado vacuno de la propiedad del Estado ascendia, en 1830, á tresmil ochocientas ocho cabezas, y el caballar á trescientas treinta ycinco. En el citado año el producto de la mision fué de seiscientossetenta pesos.

Caminos de San-Joaquin á Exaltacion.