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Para conocer el manejo de los riesgos, idealmente el análisis debería combinar las encuestas de ingreso y gasto así como las de uso del tiempo. En su conjunto, estas encuestas proveen detalles sobre los ingresos, los gastos privados, la inversión pública y la distribución del tiempo. Lamentablemente, solo algunos países cuentan con la primera y de manera esporádica. La segunda es un instrumento sólo recientemente aplicado en América Latina, hasta ahora, en menos de la mitad de los países de la región y con una diversidad de criterios metodológicos que, en muchos casos, dificulta el análisis comparativo (Martínez Franzoni, 2005). Alternativamente, cabría diseñar un instrumento propio, sin embargo, los recursos que exige la realización de este tipo de encuestas, en cada país, son mayores a los disponibles para tales efectos. Al aplicar y explorar el rendimiento analítico del enfoque propuesto a partir de las fuentes 39
El dinero que un ama de casa ahorra o deja de gastar a través de su trabajo ha sido estimado en países como Canadá entorno a un salario profesional de primer ingreso al mercado laboral, y es una estimación que valdría la pena hacer para los países latinoamericanos.
Segunda parte • Hallazgos
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ya existentes, se crean condiciones para futuras réplicas y ajustes, incluyendo creación de fuentes.
Así, la reconstrucción de los mundos se basa en las encuestas de hogares. En Chile fue la encuesta de Caracterización Socio-Económica Nacional (CASEN) del año 2003; en Costa Rica la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHPM) del 200; en Ecuador la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo en el Área Urbana y Rural de Ecuador (ENEMDUR) del 2001; y en Nicaragua la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) del 2001. Dado que necesariamente debíamos recurrir a las encuestas de hogares, una vez identificadas las fuentes, determinamos los indicadores disponibles para cada una de las tres dimensiones de análisis empleadas a lo largo del trabajo: mercantilización, desmercantilización y familiarización del bienestar. Como veremos, estas encuestas presentan algunas fortalezas e importantes limitaciones para aprehender el manejo de los riesgos0.
El cuadro 5.3 sintetiza las dimensiones e indicadores disponibles para valorar los mundos del bienestar en cada país. El grado de mercantilización depende de varios factores, incluyendo los salarios aunque también el patrimonio familiar, los ahorros y la capacidad de endeudamiento del hogar. Las encuestas hacen una medición de los ingresos del hogar que permite estimar los ingresos por persona, además permiten
0
Adicionalmente, las encuestas de hogares se enfocan en hogares y no en familias. Por eso la unidad de observación es el hogar, es la unidad de asignación de los recursos, en la que confluyen las relaciones de interdependencia mediadas o no por el parentesco, lo cual vuelve el análisis más amplio. A la vez, las encuestas dejan por fuera las prácticas de asignación de los recursos, que siendo familiares, trascienden al hogar.
Por ejemplo, la hija (que vive en su propio hogar) que todas las semanas recoge a su madre para comprar medicinas o llevarla al médico, asigna horas de trabajo no remunerado a una integrante de la familia que no es parte del hogar. Estas relaciones de interdependencia quedan fuera de la medición de las encuestas de hogares.
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Domesticar la incertidumbre en América Latina un acercamiento a la capacidad de intercambiar mercantilmente, antes que al intercambio mercantil que efectivamente realizan los hogares, el cual está sujeto además a las dimensiones normativas y culturales que moldean las visiones de lo deseable1.
El grado de desmercantilización se establece a partir de los principales programas públicos. Se deberían además considerar aquellos mecanismos no estatales de distribución, tanto a nivel local como internacional, que lamentablemente no se encuentran registrados en las encuestas de hogares y que necesitan valorarse a través de otro tipo de instrumentos.
El grado de familiarización requiere considerar el uso del tiempo, tanto aquel destinado al trabajo remunerado como al no remunerado2, fundamental para el manejo de los riesgos. De acuerdo a las encuestas de uso del tiempo (EUT) entre las actividades no remuneradas, deberíamos de distinguir entre aquellas directamente involucradas en la producción del bienestar (producen bienes y servicios en el ámbito de la familia propiamente dicha) y actividades orientadas a la articulación de las prácticas de asignación de los recursos.
Dado que las encuestas de este tipo no existen para los cuatro países considerados, exploramos esta dimensión a partir de los indicadores indirectos (“proxy”).
También sería deseable considerar el papel de las redes comunitarias (como las asociaciones formales o informales de vecinos/as) y las múltiples relaciones de
1
Para ver hasta que punto la mercantilización efectiva tiene lugar en aspectos centrales de la vida de las personas, como la valoración del ejercicio de la maternidad, ver Martínez Franzoni y Ramírez (2006).
2
No se trata del tiempo “libre”, el cual, como lo muestran las investigadoras feministas, es marginal en el conjunto de las actividades remuneradas y no remuneradas. Por eso, las encuestas de uso del tiempo determinan las distintas categorías de las actividades en las que tanto hombres y mujeres reparten sus horas, entre ellas están las destinadas al ocio y a la recreación, que sí corresponden al “tiempo libre”.
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de
a
relativo
en
riesgo
extrema
primaria
anejo del
m
secundaria.
Población
condiciones
pobreza
Asistencia
escuela
y
país
de
en
del
de
cada
peso
hogar
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de
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total
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dedicadas
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ingresos
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tareas
dentro
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demanda
Ingresos,
y
total
Hogares
ingresos
Pensión
subsidios
relativo
ingresos
Jefatura
mujeres
a
hogar;
hogar;
la
cuidados
y
a
bienestar
de
y
educación
trabajo
indicador
acceso